Guía para aguantar este 3 a o cero de la XV
dixo...
Así que reuní sobre el escritorio un vaso de agua, una lámpara de alcohol, una cuchara, una botella de alcohol de farmacia y un poco de algodón absorbente. Busqué en el cajón del buró y saqué una jeringuilla y unas tabletas de morfina de un frasquito de bencedrina. Partí una de las tabletas por la mitad con una navaja, medí el agua con la jeringa, y eché en el agua de la cuchara una tableta y media. Sostuve la cuchara sobre la llama de la lámpara de alcohol hasta que las tabletas quedaron totalmente disueltas. Dejé enfriarse la solución y luego la absorbí con la jeringa, coloqué la aguja y me puse a buscar una buena vena en el brazo. Al cabo de un rato encontré una, la aguja entró, la sangre salió, y la volví a meter con todo el resto. Casi inmediatamente me invadió de arriba abajo una relajación completa
No dejéis solos a los niños o celebrarán rituales sádicos y crueles. No los dejéis solos o arañarán las paredes con sus pequeños dientecitos llenos de odio y se clavarán agujas en los genitales y darán de comer insectos a sus muñecas y les arrancarán la cabeza. No dejéis solos a los niños o jugarán a ser adultos y les daréis asco y pena.
Os P3rc0s Br3v0s aceptan gustosos este orden de cosas. Los stags no viajan y pierden, tiempo precioso para reconstruir la manga de gordos vagos que avergüenzan al equipo
un pato de más o menos un kilo; también puede ser e silvestre o pato bravío
doscientos gramos de tocino trescientos gramos de lomo de cerdo
un cuarto de vino licoroso (oporto, madera o marsala) un poco de vino blanco seco dos vasitos de coñac o de buen brandy tres o cuatro hígados de pollo un poco de caldo de cubito tomillo, laurel, zanahoria
una trufa
una latita de hígado de ganso un huevo
aceite, sal y pimienta
Para la pasta del paté: trescientos gramos de harina trescientos gramos de manteca dos huevos
Y, por fin: lo necesario para hacer una gelatina de medio litro.
Y ahora:
deshuesen el pato y coloquen en una cacerola los huesos, en un bol, la carne y en un platito los filetes de la pechuga, el hígado del pato y los menudos de pollo que marinarán, durante una noche, con parte del vino dulce y un vasito de coñac o de brandy. Agreguen al bol de la carne, la carne de cerdo cortada en cubitos, el tocino en pedacitos, las hierbas aromáticas (tomillo y laurel), y rocíen con abundante vino blanco, el resto del vino licoroso, un vasito de coñac o de brandy. Dejen marinar durante una noche mientras duermen tranquilamente. Al día siguiente, preparen un caldo con los huesos de la cacerola, la pequeña zanahoria, los cubitos de caldo, un poco de aceite, sal y pimienta. Reduzcan el caldo durante unas tres horas, a fuego lento, hasta obtener una cazuela de "caldo concentrado".
Mientras, preparen la masa de páté haciendo un hojaldre con la harina, los dos huevos, la manteca derretida, la sal y un poco de agua. Dejen descansar la masa un par de horas, envuelta en un repasador húmedo.
Tomen la carne marinada (no los filetes ni los menudos) y pásenla dos veces por la máquina de picar carne. Aparten la marinada y, después de volver a poner la carne picada en el bol, agréguenle, con prudencia, un poco de caldo de los huesos y la marinada pasada por un tamiz. Dije "con prudencia" para que la mezcla no se diluya demasiado.
Ahora estiren el hojaldre hasta obtener un rectángulo que forme en el molde del páté (es prudente contar con uno de esos que se "desenganchan") un casquete que sobrepase en un par de centímetros el borde. Estiren otro rectángulo más de hojaldre para "tapa" del páté. Depositen sobre el fondo un estrato de picadillo (más o menos la mitad), coloquen encima los filetes del pato escurridos, el hígado del pato y los menudos del pollo, mezclados con el hígado de ganso, y emparejen bien. Pongan encima el resto del picadillo y cubran todo con la "tapa" de masa. En el centro practiquen un agujero en el que ensartarán un embudito de "papel de aluminio" que sirva de respiradero. Batan un huevo y pinten con él la superficie de la "tapa" de masa. Pongan al horno, a 150 0 más o menos, y cocinen alrededor
de una hora, cuidando de que no se queme la costra. Antes de abrir el molde, dejen enfriar el páté, y luego guárdenlo en la heladera durante varias horas, después de haber realizado esta última operación: diluyan la gelatina con unas gotas de vino licoroso y deslícenla delicadamente por el agujero de la tapa del paté. Sáquenlo del molde media hora antes de ir a la mesa, sírvanlo en rodajas de pan de molde tostado y rulitos de manteca aparte.
Advertencia útil:
Es más rápido tomar un avión hasta Paris, ir a Fochon y regresar con el páté ya preparado.
Aunque nos pueda parecer remontarnos muy en el pasado, el origen de las diferencias entre escoceses e ingleses habría que buscarlo en el año 84 DC. Ese año el general romano Julio Agrícola es llamado de vuelta a Roma por el emperador Domiciano tras una larga serie de éxitos en Britania; así ha logrado pacificar totalmente el oeste (Gales) sur y centro de la isla, e incluso se había impuesto a las tribus caledonias penetrando en lo que hoy conocemos como Escocia. Sin embargo, sus sucesores fueron mucho menos eficaces y poco a poco las fortalezas y posiciones construidas en el norte fueron siendo abandonadas culminando este repliegue con la construcción de la impresionante Muralla de Adriano, un largo muro que hoy sirve de frontera histórica entre Escocia e Inglaterra. Con esta renuncia de los romanos (o incapacidad según se mire) a someter a las belicosas tribus caledonias se estaba marcando ya una clara diferencia entre escoceses e ingleses. Así, mientras que en Escocia el elemento celta con sus tradiciones y cultura pervivió, en Inglaterra hubo una intensa romanización que, pese a perderse parcialmente en el siglo V con las invasiones germánicas de los anglos y los sajones, ya marcaba una clara diferencia entre ambos pueblos.
Así, para los britanos romanizados desde sus avanzadas ciudades, los caledonios primero y sus sucesores los pictos después eran pueblos atrasados, que vivían sólo de la ganadería trashumante y de una agricultura de subsistencia y con costumbres bárbaras como tatuarse la piel o la costumbre de sus mujeres de escoger ellas a sus esposos. Así, los pictos aparecen en la leyenda artúrica como enemigos de este rey civilizado y sus sucesores, los escotos (un pueblo gaélico originario de Irlanda), es el pueblo bárbaro que arrasa el norte de Britania antes de asentarse en Scotia, las tierras del norte.
Sin embargo, durante la Alta Edad Media podemos decir que Escocia e Inglaterra vivieron de espaldas. En el sur los 7 reinos anglosajones (Heptarquía) luchaban constantemente entre sí y, cuando por fin dejaron de hacerlo y se unieron, bastante tuvieron con resistir las acometidas de los vikingos daneses y noruegos primero ante de sucumbir a manos de los normandos. Mientras tanto, en Escocia fue consolidándose una suerte de monarquía feudalizada (el Reino de Alba) que fue desarrollándose sobre un claro substrato celta y gaélico a diferencia del romano y germano del sur.
Es en la Baja Edad Media cuando escoceses e ingleses empezaron a colisionar. Por un lado, los reyes escoceses, tratando de crear instituciones más modernas y de fundar ciudades o Burgos amurallados (caso de Edimburgo), recurrieron a monjes ingleses y franceses, penetrando de la mano de estos el inglés en Escocia, rompiéndose así la uniformidad lingüística del país. Por otro, entre la debilidad de la monarquía escocesa (continuamente enfrentados entre sí) y la aparición de una monarquía fuerte Normanda en Inglaterra en la figura de Eduardo I desembocará en el intento de este de someter a vasallaje a los reyes escoceses. Es en este contexto en el que se desarrolla la figura conocida de William Wallace (el conocido Braveheart de la mierda de Mel Gibson) o el mucho más decisivo y ya citado Robert Bruce, quien vence a los ingleses en Bannockburn y restaura el reino de Escocia.
Desde este momento de recobrada independencia la dinastía de los Estuardo que regía los destinos de Escocia siempre miro con resquemor a sus vecinos del sur y ante un nuevo posible intento de absorción por su parte. Estos intentos de unificación tuvieron todas las modalidades posibles, desde matrimonios entre ambas casas reales (como el fallido intento de casar a María Estuardo con Eduardo VI, hijo de Enrique VIII) o la introducción de la reforma protestante calvinista-presbiteriana en Escocia para separarla de la iglesia Católica impulsada por la figura de John Knox (figura apoyada por la reina Isabel I de Inglaterra) conflictos estos en los que los escoceses buscaron reiteradamente el apoyo de Francia como contrapeso de los belicosos ingleses.
Sin embargo, Escocia logró mantener una renqueante independencia hasta finales del siglo XVII ya que, aunque los Estuardo eran reyes de Inglaterra y Escocia a la vez, los escoceses mantenían una total y absoluta independencia de gobierno respecto de los ingleses. Este estado de cosas acabó a finales del siglo XVII con dos hechos decisivos; de un lado la denominada revolución gloriosa de 1688 derribaba al último monarca Estuardo (Jacobo II bajo la acusación de ser católico) y suponía la subida al trono de su hermana María y su esposo Guillermo de Orange. Decididos estos a unir ambos reinos y coronas, aprovecharon tanto las dificultades financieras escocesas como la desidia o el soborno de los nobles escoceses contrarios a la unificación, lograron que el Parlamento Escocés aprobase la Acta de Unión de 1707 por la que Escocia perdía su autogobierno (salvo en materia religiosa) al fusionarse ambos parlamentos en beneficio de uno común en Westminster, Londres creándose así el Reino de Gran Bretaña.
Es en este tratado donde se sitúa el origen de los actuales agravios de los escoceses respecto a Inglaterra. Así, el tratado nunca fue popular en Escocia, con manifestaciones y protestas por todo el país de forma inmediata y multitudinaria. Por si fuera poco, los Estuardo, apoyados por Luis XIV de Francia, se mostraban activos en pos tanto de recuperar el trono inglés como en devolverle la independencia a Escocia, contando con amplios apoyos entre la nobleza de las highlands escocesas. Hubo varios levantamientos jacobitas siendo todos reprimidos por los ingleses siendo su más grave derrota la batalla de Culloden (1746) en la que muchos nobles escoceses de los diferentes clanes fueron masacrados.
Esta resistencia armada y social dio la excusa perfecta los ingleses para imponer su autoridad en Escocia, la ley marcial y la ocupación militar del país; muchos habitantes de las highlands fueron desplazados, sus tierras repartidas entre nobles ingleses, llegándose incluso a prohibir el uso de las tradicionales faldas (kilt), tejidos de cuadros (tartán) y gaitas escocesas. Además diferentes leyes británicas como la de traición o la de tenencias acabaron con las estructuras de los clanes escoceses, prohibiéndose la religión presbiteriana, mayoritaria en Escocia; sucesivos impuestos empobrecieron y arruinaron a muchos escoceses.
Sin embargo, contra lo que pudiéramos pensar, lo cierto es que Escocia encontró un rápido acomodo en el Reino Unido; en el siglo XVIII la cultura escocesa se abrió al mundo y floreció (Edimburgo se convirtió en la llamada “Atenas del Norte” albergando a destacadas figuras de la ilustración como Adam Smith, Walter Scott, James Watt o David Hume). Además, finalizadas las guerras con Inglaterra, la economía escocesa creció al invertirse sus recursos en la industria y el comercio que ahora se le abría por todo el Imperio Británico. Durante la revolución industrial Glasgow creció espectacularmente como puerto y núcleo industrial y las universidades escocesas se convirtieron en punteras en la investigación científica y técnica.
Así pues Escocia durante el siglo XIX y buena parte del XX no reivindicó más que un autogobierno en el seno del Reino Unido, siendo el independentismo una opción minoritaria. Estas aspiraciones supo capitalizarlas el Partido Laborista después de la Primera Guerra Mundial cimentándose Escocia como uno de sus principales graneros de voto. Tras la segunda guerra mundial (donde numerosos soldados escoceses lucharon y murieron por el Reino Unido en los campos de batalla del norte de África, Italia y Norte de Europa) el independentismo permaneció languideciente hasta el descubrimiento del petróleo en el Mar del Norte que reanimó este sentimiento tanto porque hacía posible la viabilidad de una Escocia independiente como por el sentimiento de que su explotación y riqueza era en realidad aprovechada por Inglaterra. Así, aunque los gobiernos laboristas en los 70, John Major por los conservadores en los 90 o Tony Blair a comienzos de siglo trataron de domesticar el resurgido nacionalismo escocés con mayores cuotas de autonomía, la concesión de un parlamento propio o actos simbólicos como la devolución desde Londres de la piedra Scones de los reyes escoceses a Edimburgo, lo cierto es que esta oleada iba incremento hasta que el primer ministro conservador David Cameron quiso abortarlo de raíz con un referéndum consentido y pactado en el convencimiento de que, derrotado en el mismo el independentismo como señalaban las encuestas, el problema escocés quedase desactivado como quedó la cuestión de Quebec en el Canadá.
Dear Strange dedica un tema al perro que escucha el concierto desde la primera fila. En el bar pido un zumo de kiwi y ahí nadie pilla la broma. El perro ladra entusiasmado durante el estribillo.
Yo no sé hacer otra cosa que el estilo británico, así que sería una tontería explorar nuevos caminos. No obstante, el estilo británico actual no es el de hace un siglo, hay que modernizarlo y adaptarlo"
O microcosmos de pesadelo que foi a XV, como os canons de normalidade que xera a Anglogalician xorden de verdadeiras fosas sépticas ideolóxicas e, como, sen pretendelo, os monicreques que dan vida a esta constelación de mistificaciones, gozan dunha vida de luxos e beneficios materiais á conta de carecer dunha vida merecedora de tal nome.
Qué terrible mi tiempo! Y sin embargo, fue mi tiempo. No lo impuse yo, tan sólo me tocó hundir mis pasos en su vientre y caminar con el fango hasta el alma, llenarme la cara de lodo, entubiarme la pupila con el agua sucia y marchar hacia la orilla futura dejando una huella horripilante que hederá para todos los tiempos. Y sin embargo, fue mi tiempo. Pustolento. Perruno. Horrendo. Creado por el ciervo gay, en verdad. Sufrido por el hombre, a verdad. Destruido con odio y muerte en nombre del amor y la vida. ¡Qué terrible mi tiempo! Y sin embargo, fue mi tiempo. Porco Bravo del futuro, cuando penséis en nuestro tiempo, no penséis en los porcos bravos, pensad en las bestias que fuimos mordiéndonos a dentelladas homicidas los pedazos de alma que tuvimos,pero pensad también que en este combate entre animales se murieron las bestias para todos los siglos y nació el MAIN, lo único bueno de mi tiempo. Y que en medio de todo, algunos vimos, llenos de telarañas y de polvo genésico, cómo el bravo porco fue venciendo a la bestia. Y cómo el futuro se acercaba con una estrella en los cabellos, cuando moría la bestia bajo el peso del hombre.
Penalizaciones: stop and go de tres minutos por esconder la bola o por algunas agresiones fuera de jugada. Pérdida de un jugador de campo tres minutos al pasar de las tres vueltas sin anotar.
Todo el mundo dijo que me guardaría las espaldas Cuando el juego se hiciera violento Pero fui yo quien salió perdiendo Ni siquiera hubo alguien para contestar mi farol
Olvidarlo todo: seguir ganando 3 a 0. Olvidar la arena o el vacío. Pensar asfalto, elefantes de niebla en la boca: el desierto es un laberinto sin forma (y no está aquí). Olvidar, por ejemplo, a los pensadores esclavos (y sus consignas: las consecuencias de su labor hipnótica). Recorrer la ciudad, sentirla no por primera vez. Mil veces ya. Ver cómo pasa todo: las imágenes, el tiempo o los coches.
En los brazos desnudos de los fuegos y las derrotas, con todos los infantes trepando por los amaneceres de una / polla aparece la voz del Lérez derramado y agrietado. Aparece la sombra que no es sombra del 3 a 0
Your parents took yours to the circus, where you saw that powerful elephants were confined only by a tether attached to a small stake in the ground. Since the elephants had been tied up like that since they were small, it didn't even occur to them to try to escape when they were grown. See, it's an allegory, you guys! We all wear chains attached to tiny stakes, maaaan. Geez, this dorm room is getting crowded. Fuck porcos
¿Quiénes eran los enemigos, qué guerra libraban, cuyas salvajes pisadas hollarían así el húmedo terreno y lo convertiría en un marjal? Sapos en un pozo envenenado, o gatos salvajes en una jaula de hierro ardiente.
La Bestia se adentra en nuestra percepción por lo común tan queda e inadvertidamente como una catarata de imágenes mágicas. Después, en sus figuras, danzas y juegos nos ofrecen representaciones de una índole sumamente enigmática y poderosa. Parece que a cada imagen animal le corresponde una señal en nuestro interior que un 3 a 0 no es alimento suficiente para ella
Aquella que ha nacido para ser edición única y tiene catorce hermanas, esto es lo que debe hacer.
No, a fin de cuentas no le aconsejo nada. Si me cagó, ya lo sabe, conoce la vida plástica. La verdadera vida plástica. ¡14 ediciones! ¡Qué oportunidad con tantos enemigos siempre a su alcance!
Pero tal vez no lo haya dicho todo sobre la Anglogalician. Deben saber que no tengo la reputación que merezco como ejecutor del Rodillarato. Lo cual no obedece a las declaraciones asqueadas que llegué a hacer sobre los otros lansquenetes cuyas lamidas de culo percibo como… pero no tratemos de calificarlas… porque no las percibo. Es innegable que ellos trabajan, pero nunca percibo sus vejaciones.
Esa pobre gente trabaja una materia ingrata, ingrata y terriblemente lenta en tomar forma. 3-0 y sin jugar.
You're half of nothing! Nothing's parasite! A big fat pilot fish that feeds on nothing. A bloody nobody! The forgotten man! History's fucking afterthought!
3-0 por eso narrarnos por el gusano en el madero pox el viento en el madero por el semen en el madero por el polvo en el madero por la corrupción en el madero sólo por eso vamos a narrar un 3 -0
There was a young fellow named fucker Who, instructing a novice cocksucker, Said, "Don't blow out your lips Like an elephant's hips; The boys like it best when you pucker."
Dicen que de las nostalgias, una de las peores es la añoranza de situaciones que nunca transcurrieron. La otra es idealizar lo que ya no existe, sentimiento alentado por la inocente ignorancia de muchas personas que no se percatan de lo prescindible de su existencia ante la evolutiva codicia racional. Estas nostalgias más dos o tres terquedades, un par de paradojas, una pizca de rabia y de rebeldía, un manojo de frustración y sueños a gusto son los componentes del guiso identitario que ronda la cultura de los que viven en el desierto de la XV con su falso 3 a 0. Y recalquemos que sólo se vive o sobrevive, porque habitar es estar en una relativa comunión con el entorno entendiendo, medianamente, el origen y la pertenencia, y aquí eso todavía no se fragua
El Juego de Pelota era escenario de un rito en el que el victorioso ganaba la muerte por decapitación. Pero se corre el riesgo de no comprender su sentido si se olvida que este rito era efectivamente un juego. En todo rito hay un elemento lúdico. Inclusive podría decirse que el juego es la raíz del rito. La razón está a la vista: la creación es un juego; quiero decir: lo contrario del trabajo. Los dioses son, por esencia, jugadores. Al jugar, crean. Lo que distingue a los dioses de los hombres es que ellos juegan y nosotros trabajamos. El mundo es un juego cruel de los dioses y nosotros somos sus juguetes. En todas las mitologías el mundo es una creación: un acto gratuito. Los hombres no son necesarios; no se sostienen por sí mismos sino por una voluntad ajena: son una creación, un juego. El rito, destinado a preservar la continuidad del mundo y de los hombres, es una imitación del juego divino, una representación del acto creador original. La frontera entre lo profano y lo sagrado coincide con la línea que separa al rito del trabajador, a la risa de la seriedad, a la creación de la tarea productiva. En su origen todos los juegos fueron ritos y hoy mismo obedecen a un ceremonial; el trabajo rompe todos los rituales: durante la faena no hay tiempo ni espacio para el juego. En el rito reina la paradoja del juego: de la nada, la vida se gana con la muerte; en la esfera del trabajo no hay paradojas: ganarás el pan con el sudor de tu frente, cada hombre es hijo de sus obras. Hay una relación inexorable entre el esfuerzo y su fruto: el trabajo, para ser costeable, debe ser productivo; la utilidad del rito consiste en ser un inmenso desperdicio de vida y tiempo para asegurar la continuidad cósmica. El rito asume todos los riesgos del juego y sus ganancias, como sus pérdidas, son incalculables. El sacrificio se inserta con naturalidad en la lógica del juego; por eso es el centro y la consumación de la ceremonia: no hay juego sin pérdida ni rito sin ofrenda o víctima. Los dioses se sacrifican al crear el mundo porque toda creación es un juego.
Aquí los espero en plena erección dispuesto a todo. A construir ciudades del sol o de las tinieblas. A salir a la calle y descargar sobre la plebe las ametralladoras. Al exterminio de cualquier raza de astados. A volar en pedazos el planeta a crucificar nuevamente al dios bastardo de los ciervos en la esvástica del 3 a 0
Duermevela. La fisiología del amor. La ballena con su pene de dos metros en reposo. El murciélago... penis Ubre. Animales con un hueso en el pene. De ahí viene eso de tener un hueso… ¿El elefante? ¿ la tiene grande? 1"Afortunadamente -dice un stag contento con el 3 a 0- la estructura ósea se ha perdido en el hombre." ¿Afortunadamente? Sí, afortunadamente. Imaginaos a la raza humana caminando por ahí con un hueso en ese sitio. El canguro tiene un doble pene: uno para los días de entre semana y otro para las fiestas. Duermevela. Una carta de una huérfana que me pregunta si he marcado el jat tric de la XV. ¿Un hat trick? Claro que sí: Adorables lesbianas inglesas.
Encaramados a todos los símbolos, feas bestias, negras bestias nos arrojan fruta podrida, cocos de tontos y obscurasimágenes hediondas, y los degeneras de verla, vestidos de perras, hijos de cienmil putas largan amarga baba de lacayos sobre nosotros; es, amiga, la familia del mundo enfermo, del 3 a 0 canalla
Una desesperada volandería de mitades llena de mañanas el mundo.
dixo...
La luz es eso que las bestias gritan el bramido del elefante amputado del pulmón de la noche el grito con que se alumbra el zorro la risa con que se desclava de sus huesos la hiena y el rugido de cada rotación del mundo en el león. El día no tiene tiempo. El mismo instante que aísla el sueño de la jirafa hechiza el oído del elefante; se templa en el búfalo la hora que martiriza al buitre aquí pesa más la sangre que la muerte.
Ya de noche, lo que se oye y brilla son fiebres el elefante grita como un árbol, como un humillado la hiena y una ola lejos del mar clama en los leones.
Todos deformándose hasta desterrarse. Pero vuelve la luz y con la luz el tacto y el esperma y la sed y la sombra y el hambre entonces cambian el color y son el pasto y la arena y la rama y la lluvia y nada puede detener el mundo mientras dure el quebranto del primer día del mundo.
lo mejor será que nos sometamos todos a un curso acelerado de cómo aliviar a un elefante para calmarle los ánimos y, de paso, recoger una muestrecillas de esperma, que nunca vienen mal. Como veis, antes de estimular su próstata, es importante vaciar completamente el colon para poder maniobrar con soltura en las extrañas del paquidermo. Es desagradable, sí, pero más aún tiene que serlo morir aplastado por un 3 a 0, ¿no?
…hay más provincias negras de noche que las que he encontrado en la quince pero ninguna tiene la posibilidad de redimirse a través de la palabra del Main
Coliflor sangrienta que intentas en vano regresar a las nubes perpetuas que consumen al dios amorfo que desfallece con mi verga ¡desciende hacia el averno de mi 3 a 0!
A riesgo de ser tildado de chivato, de metemierda, de enterado, denuncio en público que vengo de comprobar en el facebook que el Main se ha atribuido en la lista de goleadores los 3 goles del resultado.
No sólo se cansó de vociferar exabruptos, sino que empezó a mostrar la bandera de San Jorge (la de Inglaterra) y exclamó: "Este es un país de fascistas. Sólo lo van a salvar la democracia y la bandera".
cualquier cosa que no te conduzca hacia el suicidio, difícilmente merece ser hecha
dixo...
ningún hombre que no haya ido a la guerra a caballo y se haya follado a una yegua por 3 a 0 puede comprender realmente al caballo y añado que aunque espero que esto no sea así, así es en realidad
Cada vez que dices «literalmente» cinco iguanas blancas matan a cinco palomas verdes de un colazo, seis mendigos se ganan la lotería en países de Latinoamérica, siete osamentas son robadas por niñas para probarse sus dientes de oro. Cada vez que dices «literalmente» ocho prótesis de brazos de algodón se colocan a ocho leprosos que no son afines a la Madre Teresa de Calcuta, nueve prostitutas retiradas desfilan como madrinas en las escuelas de sus nietos, diez hippies viajan en elefantes rosados a Vietnam para traficar pistolas de silicona.
Hay que inventar nuevos ciervos de peltre para poder hacer de nuestra vida un extenso y luminoso día de caza, y para poder decretar que somos cazadores por 3 a 0
Dicen que van a cazar conejos, pero se van de pic-nic. Bailan alrededor de una vieja victrola, se besan ocultos tras los árboles, pescan o fingen pescar mientras dormitan; comen y beben, cantan cuando vuelven al castillo en un ómnibus alquilado que siempre resulta demasiado pequeño para todos. Los conejos aprovechan los restos de comida. También es frecuente que los falsos cazadores, borrachos, olviden su victoria. Entonces los conejos bailan hasta el amanecer, a la luz de la luna, al son de esa música alocada y antigua.
Mi padre bajó, entró en la habitación, y se quedó de pie delante de mí, entre la tele y yo, sin decir nada, y yo tampoco dije nada. Sin decir palabra, se sacó la polla y empezó a meneársela delante de mi cara. No recuerdo que hubiera nadie más en casa. Creo que era invierno porque recuerdo que hacía frío en la sala de estar y yo estaba tapado con la manta de punto que usaba mi madre para ver la tele. En parte el incidente de mi padre meneándose la polla allí conmigo resulta grotesco porque no dijo nada en ningún momento (lo recordaría si hubiera dicho algo), y tampoco me ha quedado ningún recuerdo acerca de qué había en su cara, de cuál era su expresión. Ni siquiera recuerdo si me miró. Lo único que recuerdo es la polla. La polla, por decirlo de algún modo, acaparó mi atención. Estaba allí meneándosela delante de mi cara, sin decir nada ni hacer ningún comentario, meneándosela como uno se la menea en el retrete, como cuando te la estás cascando, pero recuerdo que también había algo amenazador y vagamente bravucón en el modo en que lo hacía, como si la polla fuera un puño que me estaba poniendo en la cara desafiándome a que dijera algo, y recuerdo que yo estaba tapado con la manta de punto y no me podía levantar ni apartarme de la polla, y lo único que recuerdo haber hecho era mover la cabeza en todas direcciones, intentando quitármela de delante de la cara (la polla). Fue uno de esos incidentes totalmente grotescos que resultan tan extraños que parece que no están sucediendo incluso mientras están sucediendo. Hasta aquel momento solamente le había visto la polla a mi padre en los vestuarios. Recuerdo que yo movía la cabeza en todas direcciones, torciendo el cuello, y la polla me seguía todo el tiempo, y mientras tanto me pasaban por la cabeza toda clase de ideas raras, como por ejemplo: «Estoy moviendo la cabeza como si fuera una serpiente». Mi padre no la tenía dura. Recuerdo que su polla era un poco más oscura que el resto de su piel, era grande y tenía una vena grande y fea en un lado. El agujero de la punta tenía forma de raja y se abría y se cerraba ligeramente mientras mi padre se meneaba la polla y la mantenía junto a mi cara en gesto amenazador sin importar que yo apartara la cabeza en todas direcciones. En esto consistía mi recuerdo. Después de tenerlo (el recuerdo), yo iba por casa de mis padres completamente aturdido, o sea, como si flotara en las nubes, absolutamente alucinado, sin contárselo a nadie y sin preguntar nada. Yo sabía que aquella había sido la única vez que mi padre había hecho una cosa así. Aquello sucedió mientras yo estaba haciendo las maletas y yendo por las tiendas en busca de cajas viejas para hacer el traslado. A veces caminaba por casa de mis padres en estado de shock y sintiéndome completamente extraño. No me quitaba de la cabeza aquel recuerdo inesperado. Iba al dormitorio de mis padres y luego a la sala de estar. El equipo de televisión de la sala de estar era nuevo, pero la manta de punto de mi madre seguía allí, extendida sobre el respaldo del sofá cuando nadie la usaba. Era la misma manta que en mi recuerdo. No paré de preguntarme por qué mi padre había hecho una cosa así, y en qué podría haber estado pensando, o sea, qué podía significar aquello, e intenté recordar si había habido alguna clase de emoción en su cara mientras lo hacía.
Allá van, entre la espesa bruma, doblando el Cabo Udra, los gallardos navíos de su Majestad, y el viento trae el eco de las voces de mando...Tooodo a babooor...
Enseguida descubrí que el elefante era una trituradora que lo que consumía delante lo evacuaba por detrás casi automáticamente. Sus deyecciones, constantes, caían con el sonido de las bombas sobre el terreno y los riachuelos. Era una perfecta maquinaria de comer y cagar, sin detenerse. Todo obstáculo vegetal que pillaba a su paso desaparecía después de violentos y sabios trompazos. En ocasiones la cerrada vegetación nos sumía en la oscuridad pero nuestro ‘bulldozer’ mantenía su marcha regular. Desde ese día mi admiración por los elefantes no tiene límites
El hijo del elefante en tiempos remotos, hijo mío, el elefante no tenía trompa. Sólo poseía una nariz oscura y curvada, del tamaño de una bota, que podía mover de un lado a otro pero con la que no podía agarrar nada. Existía, también, otro elefante, un nuevo elefante, hijo del anterior, que tenía una insaciable curiosidad por todas las cosas, lo que significaba que, en todo momento, estaba haciendo preguntas. Vivía en Galizalbion y a todos molestaba con su insaciable curiosidad acerca del fenómeno del 3 a 0.
adentro del sueño tremendo, hablo sueño, canto sueño y el sueño del mundo gotea desde mi fuente incendiada de infinito, sueño, y desde él emergen los pálidos antepasados, atropellándose, al aullido de los cementerios, a su gran manada de elefantes innumerables, al fantasma negro de ellos, contesta una gran luna degollada, rugiendo encima de los suburbios y los escombros, y todos los muertos, de todos los tiempos, de todos los pueblos del universo, se levantan de la eternidad, lloviendo, al viento los crecidos pelos, rotos los puestos remotos, en los que brama el gusano final, retumbando, perdido el sentido de los huesos,
Que os quede muy clarito, vienen a decirnos, que el deporte es nuestra herramienta fundamental para la consolidación de rebaños y no vamos a prescindir de ella pase lo que pase. Y que os quede muy clarito, sobre todo, que hay rebaños buenos y malos: el rebaño bueno es el nuestro y malos los que proponen los demás.
y el Main enseñándole urbanidad a mi heroísmo, como un elefante que le tirase la barba al mundo, la suegra peluda y metafórica como el patíbulo del Bann donde van los ciervos que no se presentan
Si no les gusta el clima del lugar donde vives no tires tu dinero: en 400 años se han comido un millón de personas y no todos han sido aldeanos desnudos, incluso coroneles británicos que van sobre elefantes y prefieren la jungla a sus esposas han terminado siendo apenas mal aliento para los treinta dientes que ahora puedes comprar en línea.
Ahora bien: si se trata de un elefante, habrá que escribir:
El romo y grácil pájaro que el circo Presta verdor de yermo populoso.
De este modo, como el paquidermo no es pájaro, ni grácil, ni mucho menos romo, ni verde, nadie entenderá de lo que se trata y el puto lector quedará en plena libertad para imaginar lo que quiera.
Algún día los hombres descubrirán que el sueño vino después. Main no duerme, entonces no duerme The Anglogalician. Los infusorios no duermen, ni el diplodoco podía. El elefante duerme dos horas y el perro todas las que puede. No digo más. El hombre duerme para olvidar sus pecados; cada día más, a medida que ha conquistado la noche. No digo más. Los muertos no duermen. Yo, tampoco. Al que duerme, matarlo.
3 a 0 Evidencia de hoy, imaginación de ayer. La rata, el ratón, la zorra y el conejo cuidan de las raíces; el león, el tigre, el caballo, el elefante, de los frutos. La cisterna contiene; la fuente rebosa. Un pensamiento llena la inmensidad. Está pronto a decir siempre tu opinión, y el ruin te evitará. Todo lo creíble es una imagen de la verdad. tres cero
Hay partidos que son trampas para elefantes plantadas en medio del callejón de la droga. Crees que sales a fumarte un canuto y echarte unas risas con un toyboy que acabas de conocer y cuando te das cuenta estás amordazado en un sótano con dos travelos negros enmascarados que están a punto de darte lo tuyo, sea lo que sea lo tuyo.
Cuando niño no podía correr ni jugar. Ya de adulto, no podía beberme la taza, sorberla nada más. Porque la escarlatina me enfermó el corazón. Pero aquí yazgo sosegado por un secreto que solo Mary sabe: hay un jardín de acacias, con catalpas y árboles que adornan las enredaderas —allí, en aquella tarde de junio, yo al lado de Mary— besándola con el alma en los labios, ella echó a volar.
Ida Chicken Tras asistir a tantas conferencias en nuestro Chautauqua, y estudiar francés por treinta años, y conocerme la gramática casi de memoria, pensé en dar un viaje a París y terminarme de pulir. Así que fui a Peoria a sacar el pasaporte— (Thomas Rhodes iba en el tren esa mañana). Y allí el oficial de la corte del distrito me hizo jurar que apoyaría y defendería la Constitución— ¡sí, me hizo jurar, a mí, que no podría defenderla o apoyarla para nada! ¿Y qué creen ustedes? ¡Esa misma mañana el juez federal, en la sala vecina a la de mi juramento, decidía que la Constitución eximía a Thomas Rhodes del pago de impuestos por el servicio de aguas de Spoon River.
El secreto de las estrellas: la gravitación. El secreto de la tierra: los estratos de rocas. El secreto del suelo: recibir la semilla. El secreto de la semilla: la germinación. El secreto del hombre: la siembra. El secreto de la mujer: el suelo. Mi secreto: bajo un montículo que jamás hallarás.
Ya me había parecido escucharlos antes, ahora sé que ellos son los que han estado observándonos toda la noche. Son elefantes los que nos observan, elefantes con monóculos, elefantes con levita, elefantes con birrete, elefantes con pipas y elefantes con chisteras, elefantes paternales que llevan al pequeño elefantin a divertirse, elefantes solitarios que tienen miedo a payasos humanos, elefantes africanos y elefantes asiáticos, elefantes de carga, elefantes de descarga y elefantes de paseo, elefantes de caza, elefantes de batalla, semidioses elefantes, elefantes grises, azules, blancos y no del color que estás pensando, elefantes cazadores de elefantes…
Y juzgan mientras observan. Y sus miradas inquietan.
Un elefante recuerda.
No debería extrañarme. Elefantes dominan el mundo ahora. Pero son elefantes tristes a los que no le queda fuego para encender su crueldad.
¿Mariposeaba mi viuda de Mackinac a Los Ángeles, reposando y bañándose y sentándose una hora o más a la mesa para la sopa y las carnes y los dulces finos y el café? Me troncharon en la flor de la vida el trabajo en exceso y la ansiedad. Siempre pensé, pase lo que pase mantendré mi seguro al día y en el banco siempre habrá algo, y un pedazo de tierra en Manitoba. Pero mientras caía tuve una visión de último delirio: me vi acostado y lavado en una caja de corbata blanca y flor en la solapa y a mi mujer sentada ante la ventana mirando el mar en un lugar lejano; se veía reposada, rubicunda y gorda aunque de pelo blanco. Y ella sonreía y le decía a un mesonero negro: “Otra rodaja de rosbif, George. Y ten cinco centavos para tu problema”.
¡Harry Wilmans! Tú que caíste en un pantano cerca de Manila ( o Yardley Gobion) , siguiendo a la bandera, no fuiste herido por la grandeza de un sueño, o destruido por una labor inútil, o llevado a la insania por tropiezos diabólicos, ni te destrozó el mal de nervios, ni llegaste a la vejez cubierto de heridas. No moriste de hambre, porque el gobierno te alimentaba. No padeciste el grito de “adelante” a un ejército que encabezabas contra un enemigo de sonrisa burlona más aguda que las bayonetas. No te aniquilaron bombas invisibles. No te rechazaron quienes te vencieron. No comiste el pan insípido que una alquimia miserable cuece con los ideales. Tú fuiste a Manila, Harry Wilmans, y yo me alisté en el ejército destartalado de divinos jóvenes de mirada brillante que avanzamos en oleada, que nos hicieron retroceder y caer, enfermos, quebrados, llorosos, despojados de fe, siguiendo la bandera del Reino de los Cielos. Tú y yo, Harry Wilmans, caímos cada uno a su manera, sin distinguir el bien del mal, la derrota de la victoria, ni cuál es esa cara que sonríe tras la máscara demoníaca.
Vese el otro pobre condenado toreador de a pie embestido del toro, vuélvese para huir, túrbase o no salen los pies con presteza y por no salir ellos presto degárrale el toro el pobre culo.
T. Barnum la mamá de Dumbo meciendo al cachorro a través de los barrotes de una cárcel con ruedas
Tito Livio en sus Décadas de la historia romana
wikipedia
cualquier otra siniestra criatura que hoy le informa a este mundo hacia dónde sopla el nudo corredizo: yo no sé cómo amar a un elefante.
He cambiado. He cambiado un spot por una quemadura.
La quemadura es el lenguaje con que juro, manos abiertas sobre el hielo. La quemadura máquina de guerra, huellas de paquidermo sobre la nieve de los Alpes.
Soy un guardián y dos cabezas.
Con la primera perdí dos guerras púnicas. Con la segunda triunfé en la batalla de Cannas.
Sueño todas las noches con mi hijo. Yace sumergido en su madre; es un gladius o un diente empollado o una bolsa de transfusión.
Sueño que una serpiente de leche bronca y sombrero duerme debajo de mi studio couch.
Sueño estúpidos colibríes secuestrados por el ámbar tragaluz de una mansión en ruinas.
Sueño que un sacerdote encapuchado de gangsta lo besa y lo amaga empuñando una Uzi.
Sueño que juntos apedreamos a una adúltera llamada Escipión el Africano.
Mi hijo, rayo púrpura en la mano de Baal, atraviesa la nieve armado de su lanza y montando un elefante.
Yo lo espero en el quirófano: cuatro cambios de ropa, toallas húmedas, una mantilla blanca…
Y ahora el circo: grandes masas de carne machacada en Sagunto, Iliberis, Ruscinón.
Y ahora precipicios: las piernas de mi mujer abiertas a la masacre.
Y ahora –me indica lo que llaman el destino (voz en off; locutor; una antístrofa)– el mensaje de nuestros patrocinadores:
Según algunos, habiendo reunido a los elefantes en la ribera del Ródano, irritado el más furioso de ellos con su conductor, le persiguió en el agua, por lo que el hombre huía a nado, de modo que arrastró dentro del cauce a todos; ahora bien, en cuanto cada uno de estos animales –que tanto temen al agua profunda– perdió pie, la misma corriente le llevó a la otra orilla.
Turba de aminoácidos tu nombre, Aníbal, yerno de Asdrúbal, hijo de Amílcar Barca. ~
No cunde mucho el pánico, nuestros primates son hoy estoicos y eslavófilos. Por mi parte, aprovecho la confusión para dirigirme hacia la mademoiselle cuyo irónico rictus había interpretado yo como calabazas y, aprovechando que ésta sigue incólume, con las no escasas nalgas bien aposentadas, la enfrento cuan largo soy y le hago visajes y cuchufletas. Se ríe. Me río. Somos, sospecho, folladores en seco.
En la mucosidad que se mamosa, además, en la gárgara; en la también glacial amígdala; en el florete que no se succiona con fruición porque guarda una orla de caca; en el escupitajo que se estampa como sobre en un pijo, en la saliva por donde penetra un elefante, en esos chistes de la hormiga, Hay un tres a cero y Gordon Milk de portero.
Los muslos se encienden. Los pechos se encienden. Y los miembros. Te penetro y un torrente de lava nos invade. Te penetro en el calabazar El napalm arde a 3000° C. Nosotros ganamos tres cero. La más pequeña gota arde durante media hora. Brasas que no se apagan. Cuerpos que se consumen extasiados. Mientras arde libera gases tóxicos que afectan la respiración. Los gases tóxicos sacan a las personas de sus refugios subterráneos. Tu lengua hierve en mi sexo. La supervivencia es prácticamente imposible en un radio de ochenta metros. Piel con piel, anudados, llamaradas de polen nos renuevan. La piel se quema, y la mayoría de las veces, la carne también se quema hasta los huesos. Prácticamente es imposible sofocarlo. Es fuego en las entrañas. Ahí donde estuvo hay cenizas. Cuando el napalm-B arde –una nueva fórmula– no puede retirarse de la piel. El napalm-B también arde sobre el agua. El elefante no hace nada de eso. Y lso ciervos se van a desangrar hasta 2030
Surcantes elefantes, batiendo colmillos de marfil Que parecían piedra blanca Detrás de las manos de un artista. Venados en rodada, con las cornamentas enroscadas: Parecían abrazados en antiguos coitos, En tironeantes ardores y adulterios. Los ríos se lanzaban al mar: ¿Parecía? La mano de uno estrangulaba el cuello del otro.
Buscas también el elefante y la caja de clicks de colores. Los que tenían peluca, los feos, el del vestido azul.
Un día un manco se lo lleva todo. Incluso el libro del ojo que hablaba de un hombre que hablaba de un libro con un ojo. Todo. Ojo, hilo, casa, perra, hermano, dique, triciclo y barriga fría contra el suelo, mientras preparas otra edición.
Imagino entonces un ese elefante terco transportando el mundo a lomos, con lo que tiene que pesar el mundo. O esa primera conversación entre el Zorro y la Mangosta y cómo, tras la pelea, los animales se separaron como lo hacemos tú y yo ahora o cualquier pareja a lo largo de la historia.
Imagino a todos esos animales humanizados y a la Rata enseñando a engendrar a parir a la mujer. Diciéndole: primero sale una rata chiquitita y tienes que tirar con cuidado de la cabeza porque si no, si no la ratita se rompe o se engancha y desgarra... e imagino cómo sería ese lenguaje inicial de las bestias si, realmente, las bestias fueran sólo eso; animales salvajes enfrentados, deseando, hincando los colmillos en la Tierra.
Dejarte hundir con tus antepasados; como el elefante que entró a remojar en agua y lodo sus dientes cariados para aliviarlo. Mi mensualidad también apacigua el trabajo que (no es marfil pero) se apaga.
no preferiste nada neutro en fila de sísi nos te isieron sicofante. Elefante de lus, calbo de espuerto, energúmeno, arrós que come i caya, Conosiste la tarde de diez puertos qe te isieron amar una metralla; Pero se estrella el mar en tu aposento
Junto a la casa había, por último, un elefante de tamaño natural sobre el que aparecía un persa sentado: de día el elefante arrojaba agua de la trompa, por la noche nafta en llamas
Como los elefantes, la mujer se inquieta ante los huesos de su especie, mueve nerviosamente la cabeza, se extravía y tropieza en su dolor. Los esqueletos largos, mascarones que arrojaron el mar y el pleistoceno para dormir, lavados por el agua hasta volverse láminas de luz, son una herida abierta y silenciosa que los grandes mamíferos levantan con tal delicadeza, con colmillos en su arabesco y su melancolía. Porque los elefantes, la mujer, elevan la osamenta de los suyos y los acunan con sus grandes dientes, los mecen con pasión y con trastorno. Como los elefantes, la mujer cubre su piel de arena y de termitas, arroja a sus costillas, su espaldar la tierra de sus muertos, se recubre de su aspereza seca, ventolera o ráfaga de tiempo calcinado y canta lentamente una canción que en su baja frecuencia, solo escuchan congéneres lejanos, primordiales. Cuando pinta sus dientes de marfil, dentina opaca y blanca, romboidal que prestigia su boca y su alegría, la mujer talla en ellos la aflicción preciosa, endurecida como laja que atraviesa la luz y la somete.
Los elefantes se golpeaban con sus colmillos de modo que parecían piedra blanca bajo la mano de un artista. Los ciervos entrelazaban sus cuernos de modo que parecía que los uniese un antiguo matrimonio con mutuos arrebatos y mutua infidelidad. Los ríos desembocaban en el mar de modo que parecía la mano de uno sofocando el cuello de otro.
¿Quién reconoce las huellas propias y las ajenas? ¿Quién guarda la memoria de todas y de todos? ¿Quién emite esas señales que los humanos no sabemos escuchar ni descifrar? ¿Esas señales que alarman o ayudan o amenazan o saludan a más de veinte kilómetros de distancia? Es ella, la elefanta mayor. La más vieja, la más sabia. La que camina a la cabeza de la manada de hijos bastardos que ganan 3 a 0 sin jugar.
Llegó el circo y armó su carpa en los terrenos del ferrocarril, a un costado de la estación. Tardaron tres días enteros en armarla. Enseguida trazaron un gran círculo sobre la tierra y alisaron el piso, esa sería la pista. Después acomodaron las casillas y los carromatos y las jaulas con los leones y los tigres alrededor de ese círculo. Bastante alejadas. El segundo día clavaron estacas durante toda la mañana; el pueblo se llenó de ruido a martillazos. Durante la tarde levantaron los mástiles. Muchos hombres asieron una soga gruesa y tiraron, gritando acompasados. Los dirigía un viejo en camiseta. El poste central se alzó hasta quedar perpendicular al suelo. El último día cubrieron los mástiles con las lonas y la carpa tomó forma. Mientras tanto, las mujeres escuálidas que en la función volarían por los aires leían revistas junto a sus casas rodantes y tendían ropa sobre las ramas de los árboles. Desde lejos podía verse al hombre de goma acostado sobre el techo de su casilla, tomando sol vestido solo con un slip diminuto, y al mago puliendo una inmensa caja de cristal. La gente del pueblo encerró a sus perros y a sus gatos, porque se decía que los del circo eran capaces de robarlos para alimentar a sus animales. Las madres tampoco dejaban acercarse a sus hijos al baldío por miedo a que los raptaran o se los llevaran al partir, convertidos en saltimbanquis o en malabaristas. Igual, muchos se escapaban de la escuela para ver cómo les daban de comer a los leones y se quedaban mirando desde la calle las cosas del circo. Habían monos que se rascaban las pulgas. Había perros saltarines que corrían desesperados tras un señor que les tiraba galletas. Había dos caballos blancos, uno con una cola larga hasta el piso. Y había un elefante. Gris. Perfecto. Alto. Un poco triste. La primera función fue un lleno total. La gente del pueblo hablaba de las maravillas que había visto: el hombre bala, la pirámide humana, la mujer que galopaba sobre los caballos y lanzaba fuego por la boca, el domador y los leones, un tigrecito al que le habían puesto un sombrero y actuaba con los payasos. Los que no habían asistido esperaban ansiosos el siguiente fin de semana. Los que sí fueron, caminaban inflados de orgullo.
El dueño del circo tenía un hijo y lo mandó a la escuela para que tomara clases mientras el circo estuviera en el pueblo. Iba a sexto grado. Sus compañeros lo rodearon esperando que contara miles de aventuras porque pensaba que la vida en el circo debía ser extraordinaria, pero el chico se negó a hablar de eso. Era un chico huraño y de ojos duros, impiadosos. Odiaban que lo vieran como a un fenómeno. No salía en los recreos y se quedaba en su banco, mirando por la ventana hacia fuera, a la calle. A la salida lo venían a buscar en un Rastrojero cargado con dos parlantes que anunciaban las próximas funciones. A medida que la voz grabada del payaso se acercaba gritando la publicidad, el chico del circo se ponía más y más colorado. Después, solo quedaba formar y arriar la bandera.
Una tarde, una de las compañeras del chico del circo entró corriendo al aula antes de que sonara la campana y le dio un rápido beso en los labios. Después la chica intentó escaparse, pero el chico del circo la sostuvo por el pelo y la obligó a darle otro beso. Abrió grande la boca, como si se la fuera a tragar, y empujó con la lengua hasta que los labios de la chica cedieron. El chico del circo metió entonces la lengua dentro y dejó allí depositado, en la concavidad rosa, un chicle de menta ya desabrido y sin color. Cuando el resto del curso entró al aula, la chica lloraba sentada en su banco, con las dos piernas muy juntas y el delantal estirado sobre las rodillas. El chico del circo seguía mirando por la ventana. Al poco tiempo corrió un rumor entre los cursos más bajos. Decían que el chico del circo había arrastrado a una de sus compañeritas hacia el hueco que se formaba debajo de las enredaderas del patio y la había obligado a desnudarse. Aseguraban que habían hecho caca juntos. La directora desestimó lo cuchicheos, pero igual llamó al chico del circo a su oficina y mantuvieron una extensa entrevista en la que lo interrogó acerca de cómo se sentía en su nueva escuela y si creía que se estaba integrando bien al resto del grupo. El chico del circo habló poco y nada.
Un día, sin previo aviso, y después de dos exitosos fines de semana, el circo se fue y el chico no volvió a la escuela. El baldío en el que se había asentado la carpa amaneció liso y vacío. Solo quedaba, en una esquina, el elefante parado, alto y triste, con su grillete en la pierna y una cadena que lo ataba a su estaca. La policía hizo averiguaciones. Dijeron que los del circo no tenían los papeles del animal en regla y que por eso lo habían dejado. Vino el veterinario y revisó al elefante. Este animal está muy enfermo, dijo. Está a un pie de la muerte, dijo. Todos se pusieron muy tristes. ¿No se puede hacer nada?, ¿no hay modo de salvarlo?, preguntaron. El veterinario respondió que no, que solo era cuestión de horas. ¿Y qué vamos a hacer con un elefante muerto?, preguntaron.
No tengo ni idea, dijo el veterinario. Los chicos, mientras tanto, rodeaban al elefante y corrían entre sus piernas. El desafío era pasar bajo la panza del animal sin que este lo advirtiera. Más tarde se colgaron de su cola y también uno, el maás sabandija de todos, se le subió al lomo. Después de un rato de saludar desde allí, bajó sin pena ni gloria. El elefante, parado en medio de los terrenos del ferrocarril, apenas si movía las orejas para espantar las moscas. No comía. La trompa le caía derecha y arrastraba por el suelo. Tenía los ojos lagañosos y entrecerrados. Dos días más tarde, se murió. Nadie sabía qué hacer con el elefante muerto. Cortaron el candado que ataba el grillete a la pata y, con una pala excavadora y la ayuda de muchos hombres, lo subieron al camión de la municipalidad y lo llevaron al basural. Allí lo dejaron. Algunos chicos todavía fueron un tiempo más a jugar sobre el elefante. Un día dejaron de ir. Había olor. Cuando ya era una montaña reseca e informe, el intendente recordó al elefante muerto y comenzó a hacer gestiones. Logró venderle el esqueleto a un Museo de Ciencias Naturales de Formosa. Fue un buen ingreso para las arcas municipales. Vinieron tres técnicos y se pasaron dos días blanqueando huesos y embalándolos en cajas de cartón. Al terminar la tarea cargaron todo en una furgoneta destartalada y partieron. El museo tenía un gran hall de ingreso, un poco oscuro pero majestuoso, y el elefante sería toda una atracción puesto allí, en el centro. Tardaron un año y medio en armarlo. Día tras días engarzaban huesos en un firme y secreto soporte de hierro. Consultaban, para hacerlo, una vieja enciclopedia de zoología y observaban en detalle cada parte, cada articulación, cada pequeñez. Lentamente, el elefante tomaba forma. Ya estaba casi completo cuando advirtieron que faltaba una diminuta vértebra de la cola. Según el libro debía haber diecinueve y en la caja de las vértebras había solo dieciocho.
Durante un tiempo la buscaron en las otras cajas, hasta que se dieron por vencidos. Se dijeron a sí mismos que seguramente el huesito había quedado olvidado en el pueblo, perdido entre cáscaras de papas, bolsas de nylon y botellas rotas. Pero no era así. Lo tenía, en realidad, la chica aquella que había besado al hijo del dueño del circo. Caminó entre sombras una noche de verano para robar la vértebra, en medio del basural crujiente y tembloroso, sin que nadie lo advirtiera. La escondió en un cajón secreto, en el fondo de su cómoda, junto al diario íntimo y al lado del chicle reseco y desvaído, envuelta con una cinta rosa. Era su souvenir.
Muy pura cuerda que va desde los acerolos hasta ese trofeo de orejas de elefante al que se parece la higuera... Luego, las pinzas tutelares... Y, finalmente, sobre ese flotante candor, los sutiles lingotes del sol virgen...
Esto nos quisieron significar aquellos antiguos sabios, cuando pintaron una hormiga con un caduceo encima, que creció a elefante, y un elefante con una espada desenvainada sobre las espaldas, que se disminuyó hasta el tamaño de hormiga
El espejo donde decrépito el animal se rinde el cementerio de elefantes en que el hueso es el templo donde el sueño es el templo que el aire atraviesa arpista arpegiando la canción de la memoria muerta del elefante que se pudre en dirección al templo
Un gran caballo, un elefante tremendo, un coloso, una puerta magnífica con sus medidas y sus ornamentos, un espanto, los cinco sentidos en cinco ninfas, un baño egregio, fuentes, el palacio de la reina que es el libre albedrío, un banquete regio y superexcelente; la diversidad de joyas o piedras preciosas y su naturaleza; un juego de ajedrez a modo de baile con tres medidas de sonido. Tres jardines: uno de vidrio, uno de seda, uno en forma de laberinto, que es la vida humana. Un peristilo de ladrillo, en cuyo centro estaba representada la Trinidad en figuras jeroglíficas, es decir, sagrados relieves egipcios.
El elefante combina la astucia con la fuerza. Pero no es esa astucia mezquina que basta para rehuir una asechanza o agenciarse la comida sin llamar la atención, sino la astucia que dispone de la fuerza para realizar grandes empresas. Dondequiera que haya estado este animal deja una amplia huella. Pero es bondadoso y entiende las bromas. Es un buen amigo, como también un buen enemigo. Ser tan grande y pesado no le impide ser veloz. Su trompa lleva hasta su enorme corpachón los alimentos más menudos, incluso las nueces. Sus orejas son intercambiables: sólo escucha lo que le conviene. También alcanza una edad provecta. Y es un animal sociable, no sólo con los elefantes. En todas partes es tan amado como temido. Cierta ironía ha hecho posible que hasta pueda ser objeto de veneración. Tiene una piel muy gruesa, en la que los cuchillos se quiebran. Pero su temperamento es tierno. Puede entristecerse y encolerizarse. Le gusta bailar. Es fiel al Main. Muere en la espesura. Ama a los niños y a otros animales pequeños. Es gris y sólo llama la atención por su corpulencia. No es comestible. Sabe trabajar bien. Le gusta beber cerveza alemana y se alegra. Y algo hace por el arte: suministra marfil.
Los elefantes de un circo que llegaban a la ciudad de México se escaparon en la estación y, espantados con los pitos de las locomotoras, se echaron a correr por las calles, enfurecidos, haciendo destrozos. Un pobre señor salía con su mujer y su niña de alguna comida con amigos y traía su par de copas. Al pasar junto a él, a la elefanta le tiraron de la cola. El animal se volvió, lo levantó con la trompa, lo aplastó en el suelo y lo pisoteó. Me parece todavía más horrible el dolor de la viuda y la hija, porque no pueden ni contar de qué murió el pobre hombre. Si dicen “Lo mató una elefanta”, todo el mundo se echa a reír.
A fifteenth I know, which Folk-stirrer sang, the dwarf, at the gates of Dawn; he sang strength to the gods, and skill to the elves, and wisdom to Main who utters.
Y si lloviese tierra partida de pronto los elefantes caerían despacio desde sus nidos y se balancearían inconformes los caballos que tragan la sal de la salina
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Park the bus Mourinho, park the bus
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Pateti tu p.m. ciervo
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10 de xaneiro de 2019, 21:12
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Radical Porco Bravo
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12 de xaneiro de 2019, 19:15
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En Resumen
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12 de xaneiro de 2019, 19:21
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loyalist Stag
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12 de xaneiro de 2019, 20:06
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loyalist Stag
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12 de xaneiro de 2019, 20:10
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Zaštitnik Bitingkerbs
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13 de xaneiro de 2019, 19:46
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Un Héroe Trapacero
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13 de xaneiro de 2019, 21:24
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The Blood of Ægir
dixo...
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15 de xaneiro de 2019, 18:36
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La XV
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16 de xaneiro de 2019, 18:04
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Tolo Stia
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16 de xaneiro de 2019, 18:56
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Ahora siente que su título le cuelga flojo, como manto de gigante sobre un ladrón enano
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16 de xaneiro de 2019, 22:20
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Chamán de la calabaza
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17 de xaneiro de 2019, 11:21
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Dice un jugador de los stags de Sheffield
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17 de xaneiro de 2019, 16:07
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León Saint-Just
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18 de xaneiro de 2019, 15:41
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Handicap Salazar
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19 de xaneiro de 2019, 10:44
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Eire Brezal
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20 de xaneiro de 2019, 14:03
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Hud Bannon
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21 de xaneiro de 2019, 10:22
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Raveneau De Truessan
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21 de xaneiro de 2019, 21:36
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Abrenuntio Sandieces
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21 de xaneiro de 2019, 23:58
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Viendo elefantes rosas en una pared turquesa
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22 de xaneiro de 2019, 16:14
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Major Tom
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22 de xaneiro de 2019, 18:22
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¿De dónde vienes, digno Thane?
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22 de xaneiro de 2019, 18:29
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Vou ó Carniceiro
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23 de xaneiro de 2019, 12:40
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Tenemos la Copa
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23 de xaneiro de 2019, 16:34
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Rusty Malaparte
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23 de xaneiro de 2019, 21:43
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Roger De Ira
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Radical Porco Bravo
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la "Banda Negra" de Bacalao
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Evita las corrientes de aire frío
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The Carteiro
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Wojciech Szczesny
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Xandor Korzybskin
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Fu Manchú
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basta para evitar las largas y plúmbeas encíclicas pastorales disfrazadas de e-mails con los que nos atormentas,
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Alan Goad
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cualquier cosa que no te conduzca hacia el suicidio, difícilmente merece ser hecha
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Un Atildado Harponneur que bevat sulfieten
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Skurekail Villsvinhode
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Eugene Philip Coetzee
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Buskerista Zanfogriento
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Elmer Gruñón Egghead Fuck
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Aleister Saint Germain
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21 de maio de 2019, 20:49
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Elmer Gruñón Egghead Fuck
dixo...
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28 de maio de 2019, 16:00
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527 pollas duras
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29 de maio de 2019, 19:42
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Elmer Gruñón Egghead Fuck
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5 de xuño de 2019, 13:29
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Miquiztli
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6 de xuño de 2019, 15:31
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Cebola Cebolla Onion
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Elmer Gruñón Egghead Fuck
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23 de xuño de 2019, 10:31
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Vate con un bate
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30 de xuño de 2019, 23:05
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Juan Caboto
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11 de xullo de 2019, 21:47
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Orson (Falstaff at Midnight)
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18 de xullo de 2019, 23:24
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Elmer Gruñón Egghead Fuck
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20 de xullo de 2019, 09:48
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No soy él
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20 de xullo de 2019, 19:21
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Red Sox
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Quevedo y sus paquidermos
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8 de agosto de 2019, 18:06
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Emilio "Mapache"
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8 de agosto de 2019, 22:06
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Segismundo Malatesta
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Profanador de ojetes
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31 de agosto de 2019, 18:10
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Macedonio Fernández
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15 de outubro de 2019, 18:37
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Mandragora Bardot
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Elefante
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Cosaco Dipsómano
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Hog Faisán Blood
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Javier Villafañe
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Javier Villafañe
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8 de febreiro de 2021, 22:13
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León Saint-Just
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Joe Carroll
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Mira que trompa tengo
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3 de decembro de 2022, 21:37
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la Hypnerotomaquia
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9 de decembro de 2022, 22:26
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Mr K
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De La Rey
dixo...
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16 de outubro de 2023, 21:59
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Skurekail Villsvinhode
dixo...
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29 de marzo de 2024, 19:49
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Triplete del Alfa y Omega del chorromoco.
dixo...
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16 de outubro de 2024, 09:47
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Alicia y sus humedades
dixo...
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16 de outubro de 2024, 19:49
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Sombras de lefa
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12 de decembro de 2024, 01:06
«A máis antiga ‹Máis antiga 401 – 579 de 579 Máis recente › A máis nova»La XV se jugarà el 8 el 9 o el 28 de Diciembre
Vampiros, nazis, porcos bravos. Todos los malos molan a la chusma aunque no todos ganan 3 a 0
Así que reuní sobre el escritorio un vaso de agua, una lámpara de alcohol, una cuchara, una botella de alcohol de farmacia y un poco de algodón absorbente. Busqué en el cajón del buró y saqué una jeringuilla y unas tabletas de morfina de un frasquito de bencedrina. Partí una de las tabletas por la mitad con una navaja, medí el agua con la jeringa, y eché en el agua de la cuchara una tableta y media.
Sostuve la cuchara sobre la llama de la lámpara de alcohol hasta que las tabletas quedaron totalmente disueltas. Dejé enfriarse la solución y luego la absorbí con la jeringa, coloqué la aguja y me puse a buscar una buena vena en el brazo. Al cabo de un rato encontré una, la aguja entró, la sangre salió, y la volví a meter con todo el resto. Casi inmediatamente me invadió de arriba abajo una relajación completa
Nada quedará en pie ante la carcajada vaginal, ni siquiera el hormigón armado
El adiestramiento de mi hígado está comprometido con la tarea del riñón
Hay que follarse al monstruo, lamer la piel escamada de la sombra,
de su nombre besar el centro oscuro, desear el puñal, arrojarse al 3-0
No dejéis solos a los niños
o celebrarán rituales
sádicos y crueles.
No los dejéis solos
o arañarán las paredes
con sus pequeños dientecitos
llenos de odio
y se clavarán agujas
en los genitales
y darán de comer insectos
a sus muñecas
y les arrancarán la cabeza.
No dejéis solos a los niños
o jugarán a ser adultos
y les daréis asco
y pena.
To quote Freddie Mercury - The Show Must Go On...…..
Os P3rc0s Br3v0s aceptan gustosos este orden de cosas. Los stags no viajan y pierden, tiempo precioso para reconstruir la manga de gordos vagos que avergüenzan al equipo
INGREDIENTES (para diez personas)
un pato de más o menos un kilo; también puede ser e silvestre o pato bravío
doscientos gramos de tocino trescientos gramos de lomo de cerdo
un cuarto de vino licoroso (oporto, madera o marsala) un poco de vino blanco seco dos vasitos de coñac o de buen brandy tres o cuatro hígados de pollo un poco de caldo de cubito tomillo, laurel, zanahoria
una trufa
una latita de hígado de ganso un huevo
aceite, sal y pimienta
Para la pasta del paté: trescientos gramos de harina trescientos gramos de manteca dos huevos
Y, por fin: lo necesario para hacer una gelatina de medio litro.
Y ahora:
deshuesen el pato y coloquen en una cacerola los huesos, en un bol, la carne y en un platito los filetes de la pechuga, el hígado del pato y los menudos de pollo que marinarán, durante una noche, con parte del vino dulce y un vasito de coñac o de brandy. Agreguen al bol de la carne, la carne de cerdo cortada en cubitos, el tocino en pedacitos, las hierbas aromáticas (tomillo y laurel), y rocíen con abundante vino blanco, el resto del vino licoroso, un vasito de coñac o de brandy. Dejen marinar durante una noche mientras duermen tranquilamente. Al día siguiente, preparen un caldo con los huesos de la cacerola, la pequeña zanahoria, los cubitos de caldo, un poco de aceite, sal y pimienta. Reduzcan el caldo durante unas tres horas, a fuego lento, hasta obtener una cazuela de "caldo concentrado".
Mientras, preparen la masa de páté haciendo un hojaldre con la harina, los dos huevos, la manteca derretida, la sal y un poco de agua. Dejen descansar la masa un par de horas, envuelta en un repasador húmedo.
Tomen la carne marinada (no los filetes ni los menudos) y pásenla dos veces por la máquina de picar carne. Aparten la marinada y, después de volver a poner la carne picada en el bol, agréguenle, con prudencia, un poco de caldo de los huesos y la marinada pasada por un tamiz. Dije "con prudencia" para que la mezcla no se diluya demasiado.
Ahora estiren el hojaldre hasta obtener un rectángulo que forme en el molde del páté (es prudente contar con uno de esos que se "desenganchan") un casquete que sobrepase en un par de centímetros el borde. Estiren otro rectángulo más de hojaldre para "tapa" del páté. Depositen sobre el fondo un estrato de picadillo (más o menos la mitad), coloquen encima los filetes del pato escurridos, el hígado del pato y los menudos del pollo, mezclados con el hígado de ganso, y emparejen bien. Pongan encima el resto del picadillo y cubran todo con la "tapa" de masa. En el centro practiquen un agujero en el que ensartarán un embudito de "papel de aluminio" que sirva de respiradero. Batan un huevo y pinten con él la superficie de la "tapa" de masa. Pongan al horno, a 150 0 más o menos, y cocinen alrededor
de una hora, cuidando de que no se queme la costra. Antes de abrir el molde, dejen enfriar el páté, y luego guárdenlo en la heladera durante varias horas, después de haber realizado esta última operación: diluyan la gelatina con unas gotas de vino licoroso y deslícenla delicadamente por el agujero de la tapa del paté. Sáquenlo del molde media hora antes de ir a la mesa, sírvanlo en rodajas de pan de molde tostado y rulitos de manteca aparte.
Advertencia útil:
Es más rápido tomar un avión hasta Paris, ir a Fochon y regresar con el páté ya preparado.
¡Pues reina es The Anglogalicia de todas las cosas/ en la turbonada y la tempestad,/ e impera en el océano violento y vasto!
Aunque nos pueda parecer remontarnos muy en el pasado, el origen de las diferencias entre escoceses e ingleses habría que buscarlo en el año 84 DC. Ese año el general romano Julio Agrícola es llamado de vuelta a Roma por el emperador Domiciano tras una larga serie de éxitos en Britania; así ha logrado pacificar totalmente el oeste (Gales) sur y centro de la isla, e incluso se había impuesto a las tribus caledonias penetrando en lo que hoy conocemos como Escocia. Sin embargo, sus sucesores fueron mucho menos eficaces y poco a poco las fortalezas y posiciones construidas en el norte fueron siendo abandonadas culminando este repliegue con la construcción de la impresionante Muralla de Adriano, un largo muro que hoy sirve de frontera histórica entre Escocia e Inglaterra. Con esta renuncia de los romanos (o incapacidad según se mire) a someter a las belicosas tribus caledonias se estaba marcando ya una clara diferencia entre escoceses e ingleses. Así, mientras que en Escocia el elemento celta con sus tradiciones y cultura pervivió, en Inglaterra hubo una intensa romanización que, pese a perderse parcialmente en el siglo V con las invasiones germánicas de los anglos y los sajones, ya marcaba una clara diferencia entre ambos pueblos.
Así, para los britanos romanizados desde sus avanzadas ciudades, los caledonios primero y sus sucesores los pictos después eran pueblos atrasados, que vivían sólo de la ganadería trashumante y de una agricultura de subsistencia y con costumbres bárbaras como tatuarse la piel o la costumbre de sus mujeres de escoger ellas a sus esposos. Así, los pictos aparecen en la leyenda artúrica como enemigos de este rey civilizado y sus sucesores, los escotos (un pueblo gaélico originario de Irlanda), es el pueblo bárbaro que arrasa el norte de Britania antes de asentarse en Scotia, las tierras del norte.
Sin embargo, durante la Alta Edad Media podemos decir que Escocia e Inglaterra vivieron de espaldas. En el sur los 7 reinos anglosajones (Heptarquía) luchaban constantemente entre sí y, cuando por fin dejaron de hacerlo y se unieron, bastante tuvieron con resistir las acometidas de los vikingos daneses y noruegos primero ante de sucumbir a manos de los normandos. Mientras tanto, en Escocia fue consolidándose una suerte de monarquía feudalizada (el Reino de Alba) que fue desarrollándose sobre un claro substrato celta y gaélico a diferencia del romano y germano del sur.
Es en la Baja Edad Media cuando escoceses e ingleses empezaron a colisionar. Por un lado, los reyes escoceses, tratando de crear instituciones más modernas y de fundar ciudades o Burgos amurallados (caso de Edimburgo), recurrieron a monjes ingleses y franceses, penetrando de la mano de estos el inglés en Escocia, rompiéndose así la uniformidad lingüística del país. Por otro, entre la debilidad de la monarquía escocesa (continuamente enfrentados entre sí) y la aparición de una monarquía fuerte Normanda en Inglaterra en la figura de Eduardo I desembocará en el intento de este de someter a vasallaje a los reyes escoceses. Es en este contexto en el que se desarrolla la figura conocida de William Wallace (el conocido Braveheart de la mierda de Mel Gibson) o el mucho más decisivo y ya citado Robert Bruce, quien vence a los ingleses en Bannockburn y restaura el reino de Escocia.
Desde este momento de recobrada independencia la dinastía de los Estuardo que regía los destinos de Escocia siempre miro con resquemor a sus vecinos del sur y ante un nuevo posible intento de absorción por su parte. Estos intentos de unificación tuvieron todas las modalidades posibles, desde matrimonios entre ambas casas reales (como el fallido intento de casar a María Estuardo con Eduardo VI, hijo de Enrique VIII) o la introducción de la reforma protestante calvinista-presbiteriana en Escocia para separarla de la iglesia Católica impulsada por la figura de John Knox (figura apoyada por la reina Isabel I de Inglaterra) conflictos estos en los que los escoceses buscaron reiteradamente el apoyo de Francia como contrapeso de los belicosos ingleses.
Sin embargo, Escocia logró mantener una renqueante independencia hasta finales del siglo XVII ya que, aunque los Estuardo eran reyes de Inglaterra y Escocia a la vez, los escoceses mantenían una total y absoluta independencia de gobierno respecto de los ingleses. Este estado de cosas acabó a finales del siglo XVII con dos hechos decisivos; de un lado la denominada revolución gloriosa de 1688 derribaba al último monarca Estuardo (Jacobo II bajo la acusación de ser católico) y suponía la subida al trono de su hermana María y su esposo Guillermo de Orange. Decididos estos a unir ambos reinos y coronas, aprovecharon tanto las dificultades financieras escocesas como la desidia o el soborno de los nobles escoceses contrarios a la unificación, lograron que el Parlamento Escocés aprobase la Acta de Unión de 1707 por la que Escocia perdía su autogobierno (salvo en materia religiosa) al fusionarse ambos parlamentos en beneficio de uno común en Westminster, Londres creándose así el Reino de Gran Bretaña.
Es en este tratado donde se sitúa el origen de los actuales agravios de los escoceses respecto a Inglaterra. Así, el tratado nunca fue popular en Escocia, con manifestaciones y protestas por todo el país de forma inmediata y multitudinaria. Por si fuera poco, los Estuardo, apoyados por Luis XIV de Francia, se mostraban activos en pos tanto de recuperar el trono inglés como en devolverle la independencia a Escocia, contando con amplios apoyos entre la nobleza de las highlands escocesas. Hubo varios levantamientos jacobitas siendo todos reprimidos por los ingleses siendo su más grave derrota la batalla de Culloden (1746) en la que muchos nobles escoceses de los diferentes clanes fueron masacrados.
Esta resistencia armada y social dio la excusa perfecta los ingleses para imponer su autoridad en Escocia, la ley marcial y la ocupación militar del país; muchos habitantes de las highlands fueron desplazados, sus tierras repartidas entre nobles ingleses, llegándose incluso a prohibir el uso de las tradicionales faldas (kilt), tejidos de cuadros (tartán) y gaitas escocesas. Además diferentes leyes británicas como la de traición o la de tenencias acabaron con las estructuras de los clanes escoceses, prohibiéndose la religión presbiteriana, mayoritaria en Escocia; sucesivos impuestos empobrecieron y arruinaron a muchos escoceses.
Sin embargo, contra lo que pudiéramos pensar, lo cierto es que Escocia encontró un rápido acomodo en el Reino Unido; en el siglo XVIII la cultura escocesa se abrió al mundo y floreció (Edimburgo se convirtió en la llamada “Atenas del Norte” albergando a destacadas figuras de la ilustración como Adam Smith, Walter Scott, James Watt o David Hume). Además, finalizadas las guerras con Inglaterra, la economía escocesa creció al invertirse sus recursos en la industria y el comercio que ahora se le abría por todo el Imperio Británico. Durante la revolución industrial Glasgow creció espectacularmente como puerto y núcleo industrial y las universidades escocesas se convirtieron en punteras en la investigación científica y técnica.
Así pues Escocia durante el siglo XIX y buena parte del XX no reivindicó más que un autogobierno en el seno del Reino Unido, siendo el independentismo una opción minoritaria. Estas aspiraciones supo capitalizarlas el Partido Laborista después de la Primera Guerra Mundial cimentándose Escocia como uno de sus principales graneros de voto. Tras la segunda guerra mundial (donde numerosos soldados escoceses lucharon y murieron por el Reino Unido en los campos de batalla del norte de África, Italia y Norte de Europa) el independentismo permaneció languideciente hasta el descubrimiento del petróleo en el Mar del Norte que reanimó este sentimiento tanto porque hacía posible la viabilidad de una Escocia independiente como por el sentimiento de que su explotación y riqueza era en realidad aprovechada por Inglaterra. Así, aunque los gobiernos laboristas en los 70, John Major por los conservadores en los 90 o Tony Blair a comienzos de siglo trataron de domesticar el resurgido nacionalismo escocés con mayores cuotas de autonomía, la concesión de un parlamento propio o actos simbólicos como la devolución desde Londres de la piedra Scones de los reyes escoceses a Edimburgo, lo cierto es que esta oleada iba incremento hasta que el primer ministro conservador David Cameron quiso abortarlo de raíz con un referéndum consentido y pactado en el convencimiento de que, derrotado en el mismo el independentismo como señalaban las encuestas, el problema escocés quedase desactivado como quedó la cuestión de Quebec en el Canadá.
Una AlbaGaliza Cup al alba sería lo más nuestro
Ingleses, ¿para qué?
Dear Strange dedica un tema al perro que escucha el concierto desde la primera fila. En el bar pido un zumo de kiwi y ahí nadie pilla la broma. El perro ladra entusiasmado durante el estribillo.
¡Os maldigo por ladrar tan bajo!
y me ha hecho recordar
ediciones pasadas
reencarnaciones ficticias
de mí mismo en una competición que nunca jugué.
El club entiende que la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su ticket y afecta la igualdad de condiciones
Estamos contra la falsía de las buenas conciencias que hacen cómodas denuncias sin arriesgar nada.
El mejor programa oficial para nada
Térnopil, Lemberg, Sokal y la XV
Yo no sé hacer otra cosa que el estilo británico, así que sería una tontería explorar nuevos caminos. No obstante, el estilo británico actual no es el de hace un siglo, hay que modernizarlo y adaptarlo"
O microcosmos de pesadelo que foi a XV, como os canons de normalidade que xera a Anglogalician xorden de verdadeiras fosas sépticas ideolóxicas e, como, sen pretendelo, os monicreques que dan vida a esta constelación de mistificaciones, gozan dunha vida de luxos e beneficios materiais á conta de carecer dunha vida merecedora de tal nome.
REANUDO mi día de conejo mi noche de elefante en descanso.
Qué terrible mi tiempo!
Y sin embargo, fue mi tiempo.
No lo impuse yo, tan sólo
me tocó hundir mis pasos
en su vientre
y caminar con el fango
hasta el alma,
llenarme la cara de lodo,
entubiarme la pupila
con el agua sucia
y marchar
hacia la orilla futura
dejando una huella
horripilante
que hederá
para todos los tiempos.
Y sin embargo, fue mi tiempo.
Pustolento. Perruno. Horrendo.
Creado por el ciervo gay, en verdad.
Sufrido por el hombre, a verdad.
Destruido con odio y muerte
en nombre del amor y la vida.
¡Qué terrible mi tiempo!
Y sin embargo, fue mi tiempo.
Porco Bravo del futuro, cuando
penséis en nuestro tiempo,
no penséis en los porcos bravos,
pensad en las bestias
que fuimos mordiéndonos
a dentelladas homicidas
los pedazos de alma
que tuvimos,pero pensad también
que en este combate
entre animales
se murieron las bestias
para todos los siglos
y nació el MAIN,
lo único bueno de mi tiempo.
Y que en medio de todo,
algunos vimos,
llenos de telarañas
y de polvo genésico,
cómo el bravo porco
fue venciendo a la bestia.
Y cómo el futuro
se acercaba
con una estrella
en los cabellos,
cuando moría
la bestia
bajo el peso
del hombre.
No quería sólo esto. Quería continuar, ir más allá, comerme a otra generación, volverme perenne como una colina
En vuestro culo porcobravo, el futuro es antiguo
Woodpecker... Gingivitis... Cuntpop... Do you wanna build a snowman?
Grey haired little poxbag with a face like a flatulent baboon’s arse dunked in vinegar. But as a coach? Maximum respect
You’re thinking his days must be numbered.
–No nos hace falta retrovisor –comentó mientras abandonábamos el complejo–. Nada puede adelantarnos, ¿para qué mirar el pasado entonces?
El juego pertenece a Aquel a quien pertenece la Eternidad, y la Eternidad a Aquel a quien pertenece el juego
Acaba de fichar por los stags
Penalizaciones:
stop and go de tres minutos por esconder la bola o por algunas agresiones fuera de jugada. Pérdida de un jugador de campo tres minutos al pasar de las tres vueltas sin anotar.
¡Nadie ganará este juego!”, y el otro le responda a voz en grito: ¡¿Juego?! ¡Jamás se pretendió que esto fuera un juego! ¡Jamás!
I'm Mr. England and don't you forget it, you fucking pig
Creo que deberían darle a Fernando el Larry Bowles de la XV
como porco bravo
que ignora
el futuro
atento
solo
a la pelota
al amigo
al abrazo
de la madre.
Reír
a contramano
cuando de veteranos
nos hiela la sangre
la miseria.
Reír
al compás
de cada golpe.
Y devolverlos.
Uno
por
uno.
Hay un hondonada con un nido de bestias blancas.
Todo el mundo dijo que me guardaría las espaldas
Cuando el juego se hiciera violento
Pero fui yo quien salió perdiendo
Ni siquiera hubo alguien para contestar mi farol
one of those bonanza days
Son las reglas,carnal
Lo importante en el fútbol acaece allí donde no está el balón ni el rival.
3-0
La profesionalidad es el refugio de los vencidos.
Musgo entre los dedos de los pies, lefa seca y sangre incrustada entre los greñudos pelos del culo.
3-0
Olvidarlo todo: seguir ganando 3 a 0. Olvidar la arena o el vacío. Pensar asfalto, elefantes de niebla en la boca: el desierto es un laberinto sin forma (y no está aquí). Olvidar, por ejemplo, a los pensadores esclavos (y sus consignas: las consecuencias de su labor hipnótica). Recorrer la ciudad, sentirla no por primera vez. Mil veces ya. Ver cómo pasa todo: las imágenes, el tiempo o los coches.
es como si te jodieran: te acuestas y te abres de piernas.
Horrible haircuts, horrible kits
Aunque posiblemente se le agracie
Con un cinturón de cuero,
Al término de una mañana
Éste le será ocho veces arrebatado
y los porcos ganarán 3 a 0
En los brazos desnudos de los fuegos y las derrotas, con todos los
infantes trepando por los amaneceres de una
/ polla
aparece la voz del Lérez derramado y agrietado.
Aparece la sombra que no es sombra del 3 a 0
«_ ¿Y quién es ella?_ preguntó bisoño del coño
«_ Ella es la Bestia_ dijo el 3-0
Os Porcos 3
Porcobardía Nil
3-0
all the cloak-and-dagger bullshit
Your parents took yours to the circus, where you saw that powerful elephants were confined only by a tether attached to a small stake in the ground. Since the elephants had been tied up like that since they were small, it didn't even occur to them to try to escape when they were grown. See, it's an allegory, you guys! We all wear chains attached to tiny stakes, maaaan. Geez, this dorm room is getting crowded. Fuck porcos
¿Quiénes eran los enemigos, qué guerra libraban, cuyas salvajes pisadas hollarían así el húmedo terreno y lo convertiría en un marjal? Sapos en un pozo envenenado, o gatos salvajes en una jaula de hierro ardiente.
La cobardía es un escudo de hojalata
Placeres violentos tienen finales violentos
3 a 0
¡Un embutido de ángel y bestia!
XV, el orégano de las victorias te destina sus augustas admoniciones.
Cuando a ello te atrevías, fuiste entonces hombre
La Bestia se adentra en nuestra percepción por lo común tan queda e inadvertidamente como una catarata de imágenes mágicas. Después, en sus figuras, danzas y juegos nos ofrecen representaciones de una índole sumamente enigmática y poderosa. Parece que a cada imagen animal le corresponde una señal en nuestro interior que un 3 a 0 no es alimento suficiente para ella
Any player who came out as gay, they’d have my full support and respect ����. But the rumour isn’t true ��
Aquella que ha nacido para ser edición única y tiene catorce hermanas, esto es lo que debe hacer.
No, a fin de cuentas no le aconsejo nada. Si me cagó, ya lo sabe, conoce la vida plástica. La verdadera vida plástica. ¡14 ediciones! ¡Qué oportunidad con tantos enemigos siempre a su alcance!
Pero tal vez no lo haya dicho todo sobre la Anglogalician. Deben saber que no tengo la reputación que merezco como ejecutor del Rodillarato. Lo cual no obedece a las declaraciones asqueadas que llegué a hacer sobre los otros lansquenetes cuyas lamidas de culo percibo como… pero no tratemos de calificarlas… porque no las percibo. Es innegable que ellos trabajan, pero nunca percibo sus vejaciones.
Esa pobre gente trabaja una materia ingrata, ingrata y terriblemente lenta en tomar forma. 3-0 y sin jugar.
Los stags son el Reus de la Anglogalician Cup
Persuasión de la pureza: Bestia, ángel, 3 a 0.
You're half of nothing! Nothing's parasite! A big fat pilot fish that feeds on nothing. A bloody nobody! The forgotten man! History's fucking afterthought!
3-0
por eso narrarnos
por el gusano en el madero
pox el viento en el madero
por el semen en el madero
por el polvo en el madero
por la corrupción en el madero
sólo por eso
vamos a narrar un 3 -0
There was a young fellow named fucker
Who, instructing a novice cocksucker,
Said, "Don't blow out your lips
Like an elephant's hips;
The boys like it best when you pucker."
No me gusta el proceso
ni mucho tampoco el resultado.
-Yo en la Tierra. De vuelta a la madre Tierra a quince mil kilómetros por hora,
Arderé como una cerilla.
Dicen que de las nostalgias, una de las peores es la añoranza de situaciones que nunca transcurrieron. La otra es idealizar lo que ya no existe, sentimiento alentado por la inocente ignorancia de muchas personas que no se percatan de lo prescindible de su existencia ante la evolutiva codicia racional. Estas nostalgias más dos o tres terquedades, un par de paradojas, una pizca de rabia y de rebeldía, un manojo de frustración y sueños a gusto son los componentes del guiso identitario que ronda la cultura de los que viven en el desierto de la XV con su falso 3 a 0.
Y recalquemos que sólo se vive o sobrevive, porque habitar es estar en una relativa comunión con el entorno entendiendo, medianamente, el origen y la pertenencia, y aquí eso todavía no se fragua
Era pingüín que pingaba e veu funguín que fungaba a comer a pingüín que pingaba e logo tamén veu rapín que rapaba e comeu a funguín que fungaba
Y El Gordo, inconmensurable, con su mole pesada (elefante unos días, hipopótamo otros) siguiendo adelante con sus trancas de aurora
El Juego de Pelota era escenario de un rito en el que el victorioso ganaba la muerte por decapitación. Pero se corre el riesgo de no comprender su sentido si se olvida que este rito era efectivamente un juego. En todo rito hay un elemento lúdico. Inclusive podría decirse que el juego es la raíz del rito. La razón está a la vista: la creación es un juego; quiero decir: lo contrario del trabajo. Los dioses son, por esencia, jugadores. Al jugar, crean. Lo que distingue a los dioses de los hombres es que ellos juegan y nosotros trabajamos. El mundo es un juego cruel de los dioses y nosotros somos sus juguetes. En todas las mitologías el mundo es una creación: un acto gratuito. Los hombres no son necesarios; no se sostienen por sí mismos sino por una voluntad ajena: son una creación, un juego. El rito, destinado a preservar la continuidad del mundo y de los hombres, es una imitación del juego divino, una representación del acto creador original. La frontera entre lo profano y lo sagrado coincide con la línea que separa al rito del trabajador, a la risa de la seriedad, a la creación de la tarea productiva. En su origen todos los juegos fueron ritos y hoy mismo obedecen a un ceremonial; el trabajo rompe todos los rituales: durante la faena no hay tiempo ni espacio para el juego. En el rito reina la paradoja del juego: de la nada, la vida se gana con la muerte; en la esfera del trabajo no hay paradojas: ganarás el pan con el sudor de tu frente, cada hombre es hijo de sus obras. Hay una relación inexorable entre el esfuerzo y su fruto: el trabajo, para ser costeable, debe ser productivo; la utilidad del rito consiste en ser un inmenso desperdicio de vida y tiempo para asegurar la continuidad cósmica. El rito asume todos los riesgos del juego y sus ganancias, como sus pérdidas, son incalculables. El sacrificio se inserta con naturalidad en la lógica del juego; por eso es el centro y la consumación de la ceremonia: no hay juego sin pérdida ni rito sin ofrenda o víctima. Los dioses se sacrifican al crear el mundo porque toda creación es un juego.
Aquí los espero en plena erección dispuesto a todo. A construir ciudades del sol o de las tinieblas. A salir a la calle y descargar sobre la plebe las ametralladoras. Al exterminio de cualquier raza de astados. A volar en pedazos el planeta a crucificar nuevamente al dios bastardo de los ciervos en la esvástica del 3 a 0
Duermevela. La fisiología del amor. La ballena con su pene de dos metros en reposo. El murciélago... penis Ubre. Animales con un hueso en el pene. De ahí viene eso de tener un hueso… ¿El elefante? ¿ la tiene grande?
1"Afortunadamente -dice un stag contento con el 3 a 0- la estructura ósea se ha perdido en el hombre." ¿Afortunadamente? Sí, afortunadamente. Imaginaos a la raza humana caminando por ahí con un hueso en ese sitio. El canguro tiene un doble pene: uno para los días de entre semana y otro para las fiestas. Duermevela. Una carta de una huérfana que me pregunta si he marcado el jat tric de la XV. ¿Un hat trick? Claro que sí: Adorables lesbianas inglesas.
Bestias de niebla, su morfología se evada, cuando se persigue.
Detesto el jodido fútbol televisado. Es como follar con un puto Durex puesto. Puto sexo seguro. Puto fútbol seguro
Encaramados a todos los símbolos,
feas bestias, negras bestias nos arrojan fruta podrida, cocos de tontos y obscurasimágenes hediondas, y los degeneras de verla,
vestidos de perras, hijos de cienmil putas largan amarga baba de lacayos sobre nosotros;
es, amiga, la familia del mundo enfermo, del 3 a 0 canalla
Clasificación actual
Porcos Bravos 25 puntos
Stags de Sheffield 19 puntos
The XV, empolladora de todos los huevos podridos del gallinero de gallipavos nonatos
they might just as well pless a tligger against their own blains!
La luz es eso que las bestias gritan
el bramido del elefante
amputado
del pulmón de la noche
el grito con que se alumbra el zorro
la risa
con que se desclava de sus huesos la hiena
y el rugido
de cada rotación del mundo en el león.
El día no tiene tiempo.
El mismo instante
que aísla
el sueño de la jirafa
hechiza
el oído del elefante;
se templa en el búfalo
la hora
que martiriza al buitre
aquí
pesa más la sangre que la muerte.
Ya de noche, lo que se oye y brilla
son fiebres
el elefante grita como un árbol,
como un humillado
la hiena
y una ola lejos del mar
clama en los leones.
Todos deformándose
hasta desterrarse. Pero vuelve la luz
y con la luz
el tacto
y el esperma y la sed y la sombra y el hambre
entonces
cambian el color
y son el pasto
y la arena y la rama y la lluvia
y nada puede detener el mundo
mientras dure el quebranto
del primer día del mundo.
lo mejor será que nos sometamos todos a un curso acelerado de cómo aliviar a un elefante para calmarle los ánimos y, de paso, recoger una muestrecillas de esperma, que nunca vienen mal. Como veis, antes de estimular su próstata, es importante vaciar completamente el colon para poder maniobrar con soltura en las extrañas del paquidermo. Es desagradable, sí, pero más aún tiene que serlo morir aplastado por un 3 a 0, ¿no?
Mujer que al mantener contubernio carnal con el príncipe-sacerdote llamado La Bestia dará paso a un nuevo Eón o era de Conciencia Absoluta.
…hay más provincias negras de noche que las que he encontrado en la quince pero ninguna tiene la posibilidad de redimirse a través de la palabra del Main
Coliflor sangrienta que intentas en vano regresar a las nubes perpetuas que consumen al dios amorfo que desfallece con mi verga ¡desciende hacia el averno de mi 3 a 0!
A riesgo de ser tildado de chivato, de metemierda, de enterado, denuncio en público que vengo de comprobar en el facebook que el Main se ha atribuido en la lista de goleadores los 3 goles del resultado.
sueño de un grupo de amigos que montan una banda y triunfan 3 a 0 contra un enemigo imaginario
Por lo que un hombre acaba de mendigo, de borracho o de monstruo, es por la luz. Y la luz no es nuestra aunque el 3 a 0 tampoco
No sólo se cansó de vociferar exabruptos, sino que empezó a mostrar la bandera de San Jorge (la de Inglaterra) y exclamó: "Este es un país de fascistas. Sólo lo van a salvar la democracia y la bandera".
ningún hombre que no haya ido a la guerra a caballo y se haya follado a una yegua por 3 a 0 puede comprender realmente al caballo y añado que aunque espero que esto no sea así, así es en realidad
Cada vez que dices «literalmente»
cinco iguanas blancas matan a cinco palomas verdes de un colazo,
seis mendigos se ganan la lotería en países de Latinoamérica,
siete osamentas son robadas por niñas para probarse sus dientes de oro.
Cada vez que dices «literalmente»
ocho prótesis de brazos de algodón
se colocan a ocho leprosos que no son afines
a la Madre Teresa de Calcuta,
nueve prostitutas retiradas desfilan como madrinas
en las escuelas de sus nietos,
diez hippies viajan en elefantes rosados a Vietnam
para traficar pistolas de silicona.
Hay que inventar nuevos ciervos de peltre para poder hacer de nuestra vida un extenso y luminoso día de caza, y para poder decretar que somos cazadores por 3 a 0
15
Dicen que van a cazar conejos, pero se van de pic-nic. Bailan alrededor de una vieja victrola, se besan ocultos tras los árboles, pescan o fingen pescar mientras dormitan; comen y beben, cantan cuando vuelven al castillo en un ómnibus alquilado que siempre resulta demasiado pequeño para todos. Los conejos aprovechan los restos de comida. También es frecuente que los falsos cazadores, borrachos, olviden su victoria. Entonces los conejos bailan hasta el amanecer, a la luz de la luna, al son de esa música alocada y antigua.
Mi padre bajó, entró en la habitación, y se quedó de pie delante de mí, entre la tele y yo, sin decir nada, y yo tampoco dije nada. Sin decir palabra, se sacó la polla y empezó a meneársela delante de mi cara. No recuerdo que hubiera nadie más en casa. Creo que era invierno porque recuerdo que hacía frío en la sala de estar y yo estaba tapado con la manta de punto que usaba mi madre para ver la tele. En parte el incidente de mi padre meneándose la polla allí conmigo resulta grotesco porque no dijo nada en ningún momento (lo recordaría si hubiera dicho algo), y tampoco me ha quedado ningún recuerdo acerca de qué había en su cara, de cuál era su expresión. Ni siquiera recuerdo si me miró. Lo único que recuerdo es la polla. La polla, por decirlo de algún modo, acaparó mi atención. Estaba allí meneándosela delante de mi cara, sin decir nada ni hacer ningún comentario, meneándosela como uno se la menea en el retrete, como cuando te la estás cascando, pero recuerdo que también había algo amenazador y vagamente bravucón en el modo en que lo hacía, como si la polla fuera un puño que me estaba poniendo en la cara desafiándome a que dijera algo, y recuerdo que yo estaba tapado con la manta de punto y no me podía levantar ni apartarme de la polla, y lo único que recuerdo haber hecho era mover la cabeza en todas direcciones, intentando quitármela de delante de la cara (la polla). Fue uno de esos incidentes totalmente grotescos que resultan tan extraños que parece que no están sucediendo incluso mientras están sucediendo. Hasta aquel momento solamente le había visto la polla a mi padre en los vestuarios. Recuerdo que yo movía la cabeza en todas direcciones, torciendo el cuello, y la polla me seguía todo el tiempo, y mientras tanto me pasaban por la cabeza toda clase de ideas raras, como por ejemplo: «Estoy moviendo la cabeza como si fuera una serpiente». Mi padre no la tenía dura. Recuerdo que su polla era un poco más oscura que el resto de su piel, era grande y tenía una vena grande y fea en un lado. El agujero de la punta tenía forma de raja y se abría y se cerraba ligeramente mientras mi padre se meneaba la polla y la mantenía junto a mi cara en gesto amenazador sin importar que yo apartara la cabeza en todas direcciones. En esto consistía mi recuerdo. Después de tenerlo (el recuerdo), yo iba por casa de mis padres completamente aturdido, o sea, como si flotara en las nubes, absolutamente alucinado, sin contárselo a nadie y sin preguntar nada. Yo sabía que aquella había sido la única vez que mi padre había hecho una cosa así. Aquello sucedió mientras yo estaba haciendo las maletas y yendo por las tiendas en busca de cajas viejas para hacer el traslado. A veces caminaba por casa de mis padres en estado de shock y sintiéndome completamente extraño. No me quitaba de la cabeza aquel recuerdo inesperado. Iba al dormitorio de mis padres y luego a la sala de estar. El equipo de televisión de la sala de estar era nuevo, pero la manta de punto de mi madre seguía allí, extendida sobre el respaldo del sofá cuando nadie la usaba. Era la misma manta que en mi recuerdo. No paré de preguntarme por qué mi padre había hecho una cosa así, y en qué podría haber estado pensando, o sea, qué podía significar aquello, e intenté recordar si había habido alguna clase de emoción en su cara mientras lo hacía.
Allá van, entre la espesa bruma, doblando el Cabo Udra, los gallardos navíos de su Majestad, y el viento trae el eco de las voces de mando...Tooodo a babooor...
Y el neumococo los acompaña.
That's right, woodchuck-chuckers - it's... GROUNDHOG DAY in 3-0!
When the forward commander
Was told to shit tight
Stags lost 3-0
Good for the game
Un resultado tan inapelable que al Main se la pela no dar explicaciones sobre la crónica basura que se ha marcado (otro gol a añadir a su hat-trick)
Enseguida descubrí que el elefante era una trituradora que lo que consumía delante lo evacuaba por detrás casi automáticamente. Sus deyecciones, constantes, caían con el sonido de las bombas sobre el terreno y los riachuelos. Era una perfecta maquinaria de comer y cagar, sin detenerse. Todo obstáculo vegetal que pillaba a su paso desaparecía después de violentos y sabios trompazos. En ocasiones la cerrada vegetación nos sumía en la oscuridad pero nuestro ‘bulldozer’ mantenía su marcha regular. Desde ese día mi admiración por los elefantes no tiene límites
Perder las cuentas de mármol
Being openly gay has held my career back
Los cazadores rojos descienden de los bosques.
!Ay, la mirada musgosa de las bestias!
El hijo del elefante en tiempos remotos, hijo mío, el elefante no tenía trompa. Sólo poseía una nariz oscura y curvada, del tamaño de una bota, que podía mover de un lado a otro pero con la que no podía agarrar nada. Existía, también, otro elefante, un nuevo elefante, hijo del anterior, que tenía una insaciable curiosidad por todas las cosas, lo que significaba que, en todo momento, estaba haciendo preguntas. Vivía en Galizalbion y a todos molestaba con su insaciable curiosidad acerca del fenómeno del 3 a 0.
No puedes ni imaginarte la cantidad de problemas que da el hacerte cargo de un elefante muerto
adentro del sueño tremendo, hablo sueño, canto sueño y el sueño del mundo gotea desde mi fuente incendiada de infinito, sueño,
y desde él emergen los pálidos antepasados, atropellándose,
al aullido de los cementerios, a su gran manada de elefantes innumerables, al fantasma negro de ellos, contesta una gran luna degollada, rugiendo encima de los suburbios y los escombros, y todos los muertos, de todos los tiempos, de todos los pueblos del universo, se levantan de la eternidad, lloviendo, al viento los crecidos pelos, rotos los puestos remotos, en los que brama el gusano final, retumbando, perdido el sentido de los huesos,
Que os quede muy clarito, vienen a decirnos, que el deporte es nuestra herramienta fundamental para la consolidación de rebaños y no vamos a prescindir de ella pase lo que pase. Y que os quede muy clarito, sobre todo, que hay rebaños buenos y malos: el rebaño bueno es el nuestro y malos los que proponen los demás.
y el Main enseñándole urbanidad a mi heroísmo,
como un elefante que le tirase la barba al mundo,
la suegra peluda y metafórica como el patíbulo del Bann donde van los ciervos que no se presentan
Fuí alero izquierdo en el onceno de “foot–ball” llamado el invicto de “Cocojondo” allá por la XV
Si no les gusta el clima del lugar donde vives
no tires tu dinero:
en 400 años se han comido un millón de personas
y no todos han sido
aldeanos desnudos,
incluso coroneles británicos que van sobre elefantes
y prefieren la jungla
a sus esposas
han terminado siendo apenas mal aliento
para los treinta dientes que ahora
puedes comprar en línea.
Primer año con VAR en la Europa y el trampas al carrer a las primeras de cambio.
Ajax lava más blanco
Dai? Your gays have arrived.
la escuela dramática del patito de goma pare un 3 a 0 que ya es imparable
Un elefante blanco alude a empresas imposibles o incordiosas, pero tiene además la contundencia y la gracia de lo que nos evoca.
«aquello fue como disfrazar a los enanos del bombero torero de David Bowie». La movida del 3 a 0 no fue más que la mitificación de lo mediocre.
Ahora bien: si se trata de un elefante, habrá que escribir:
El romo y grácil pájaro que el circo
Presta verdor de yermo populoso.
De este modo, como el paquidermo no es pájaro, ni grácil, ni mucho menos romo, ni verde, nadie entenderá de lo que se trata y el puto lector quedará en plena libertad para imaginar lo que quiera.
15. Callado y sensato el hijo de rey y bravo en la guerra sea; contento y gozoso esté todo hombre hasta el día en que muera.
Nosotros hemos descubierto la felicidad, nosotros sabemos el camino, nosotros encontramos la salida de milenios enteros de laberinto
Algún día los hombres descubrirán que el sueño vino después. Main no duerme, entonces no duerme The Anglogalician. Los infusorios no duermen, ni el diplodoco podía. El elefante duerme dos horas y el perro todas las que puede. No digo más. El hombre duerme para olvidar sus pecados; cada día más, a medida que ha conquistado la noche. No digo más. Los muertos no duermen. Yo, tampoco. Al que duerme, matarlo.
3 a 0
Evidencia de hoy, imaginación de ayer.
La rata, el ratón, la zorra y el conejo cuidan de las raíces; el león, el tigre, el caballo, el elefante, de los frutos.
La cisterna contiene; la fuente rebosa.
Un pensamiento llena la inmensidad.
Está pronto a decir siempre tu opinión, y el ruin te evitará.
Todo lo creíble es una imagen de la verdad.
tres cero
Y los viejos recordaron un elefante entre el polvo y la neblina.
Hay partidos que son trampas para elefantes plantadas en medio del callejón de la droga. Crees que sales a fumarte un canuto y echarte unas risas con un toyboy que acabas de conocer y cuando te das cuenta estás amordazado en un sótano con dos travelos negros enmascarados que están a punto de darte lo tuyo, sea lo que sea lo tuyo.
Francis Turner
Cuando niño
no podía correr ni jugar.
Ya de adulto, no podía beberme la taza,
sorberla nada más.
Porque la escarlatina me enfermó el corazón.
Pero aquí yazgo
sosegado por un secreto que solo Mary sabe:
hay un jardín de acacias,
con catalpas y árboles que adornan las enredaderas
—allí, en aquella tarde de junio,
yo al lado de Mary—
besándola con el alma en los labios,
ella echó a volar.
15. Me he ocultado tras una máscara: Soy un irascible y terrible Main
Ida Chicken
Tras asistir a tantas conferencias
en nuestro Chautauqua, y estudiar francés
por treinta años, y conocerme la gramática
casi de memoria,
pensé en dar un viaje a París
y terminarme de pulir.
Así que fui a Peoria a sacar el pasaporte—
(Thomas Rhodes iba en el tren esa mañana).
Y allí el oficial de la corte del distrito
me hizo jurar que apoyaría y defendería
la Constitución— ¡sí, me hizo jurar,
a mí, que no podría defenderla o apoyarla para nada!
¿Y qué creen ustedes? ¡Esa misma mañana
el juez federal, en la sala vecina a la de mi juramento,
decidía que la Constitución
eximía a Thomas Rhodes del pago de impuestos
por el servicio de aguas de Spoon River.
15. Los únicos privilegiados son los libertinos.
La señora Sibley
El secreto de las estrellas: la gravitación.
El secreto de la tierra: los estratos de rocas.
El secreto del suelo: recibir la semilla.
El secreto de la semilla: la germinación.
El secreto del hombre: la siembra.
El secreto de la mujer: el suelo.
Mi secreto: bajo un montículo que jamás hallarás.
Ya me había parecido escucharlos antes, ahora sé que ellos son los que han estado observándonos toda la noche. Son elefantes los que nos observan, elefantes con monóculos, elefantes con levita, elefantes con birrete, elefantes con pipas y elefantes con chisteras, elefantes paternales que llevan al pequeño elefantin a divertirse, elefantes solitarios que tienen miedo a payasos humanos, elefantes africanos y elefantes asiáticos, elefantes de carga, elefantes de descarga y elefantes de paseo, elefantes de caza, elefantes de batalla, semidioses elefantes, elefantes grises, azules, blancos y no del color que estás pensando, elefantes cazadores de elefantes…
Y juzgan mientras observan. Y sus miradas inquietan.
Un elefante recuerda.
No debería extrañarme. Elefantes dominan el mundo ahora. Pero son elefantes tristes a los que no le queda fuego para encender su crueldad.
quince
bienvenido a la fiesta de las citas
y los rebuscados epígrafes
la Anglogalician esta demasiado epigrafiada
Batterton Dobyns
¿Mariposeaba mi viuda
de Mackinac a Los Ángeles,
reposando y bañándose y sentándose una hora
o más a la mesa para la sopa y las carnes
y los dulces finos y el café?
Me troncharon en la flor de la vida
el trabajo en exceso y la ansiedad.
Siempre pensé, pase lo que pase
mantendré mi seguro al día
y en el banco siempre habrá algo,
y un pedazo de tierra en Manitoba.
Pero mientras caía tuve una visión
de último delirio:
me vi acostado y lavado en una caja
de corbata blanca y flor en la solapa
y a mi mujer sentada ante la ventana
mirando el mar en un lugar lejano;
se veía reposada, rubicunda y gorda
aunque de pelo blanco.
Y ella sonreía y le decía a un mesonero negro:
“Otra rodaja de rosbif, George.
Y ten cinco centavos para tu problema”.
Nuestras almas son elefantes, pensé,
aisladas tras estrechos barrotes,
con trompas que asomadas fisgonean
y sobre la realidad se abalanzan;
y cada cual según su dulce antojo
se apodera del pastel que más le gusta
dejando atrás los demás.
Y la crónica está allí, desde el principio, amenazando la claridad de esas fronteras
Con qué la cerilla que se apaga el precio demasiado alto para volver a encenderse
Godwin James
¡Harry Wilmans! Tú que caíste en un pantano
cerca de Manila ( o Yardley Gobion) , siguiendo a la bandera,
no fuiste herido por la grandeza de un sueño,
o destruido por una labor inútil,
o llevado a la insania por tropiezos diabólicos,
ni te destrozó el mal de nervios,
ni llegaste a la vejez cubierto de heridas.
No moriste de hambre, porque el gobierno te alimentaba.
No padeciste el grito de “adelante”
a un ejército que encabezabas
contra un enemigo de sonrisa burlona
más aguda que las bayonetas. No te aniquilaron
bombas invisibles. No te rechazaron
quienes te vencieron.
No comiste el pan insípido
que una alquimia miserable cuece con los ideales.
Tú fuiste a Manila, Harry Wilmans,
y yo me alisté en el ejército destartalado
de divinos jóvenes de mirada brillante
que avanzamos en oleada, que nos hicieron retroceder y caer,
enfermos, quebrados, llorosos, despojados de fe,
siguiendo la bandera del Reino de los Cielos.
Tú y yo, Harry Wilmans, caímos
cada uno a su manera, sin distinguir
el bien del mal, la derrota de la victoria,
ni cuál es esa cara que sonríe
tras la máscara demoníaca.
Jattric de Edgar Dixon por la puerta de atrás
The score says it all.
DECIMOQUINTA
Vese el otro pobre condenado toreador de a pie embestido del toro, vuélvese para huir, túrbase o no salen los pies con presteza y por no salir ellos presto degárrale el toro el pobre culo.
Menuda trompa el bicho rosa
Yo no sé cómo amar a un elefante.
Me da igual si lo dijo Daktari
Yvonne Elliman
T. Barnum
la mamá de Dumbo meciendo al cachorro a través de los barrotes de una cárcel con ruedas
Tito Livio en sus Décadas de la historia romana
wikipedia
cualquier otra siniestra criatura que hoy le informa a este mundo hacia dónde
sopla el nudo corredizo:
yo no sé cómo amar a un elefante.
He cambiado.
He cambiado un spot por una
quemadura.
La quemadura es el lenguaje con que juro, manos abiertas sobre el hielo.
La quemadura máquina de guerra,
huellas de paquidermo sobre la nieve de los Alpes.
Soy un guardián y dos cabezas.
Con la primera perdí dos guerras púnicas.
Con la segunda triunfé en la batalla de Cannas.
Sueño todas las noches con
mi hijo. Yace
sumergido en su madre; es
un gladius o un diente empollado
o una bolsa de transfusión.
Sueño que una serpiente de leche bronca y sombrero duerme debajo de mi studio couch.
Sueño estúpidos colibríes secuestrados por el ámbar tragaluz de una mansión en ruinas.
Sueño que un sacerdote encapuchado de gangsta lo besa y lo amaga empuñando una Uzi.
Sueño que juntos apedreamos a una adúltera llamada Escipión el Africano.
Mi hijo, rayo púrpura en la mano de Baal,
atraviesa la nieve
armado de su lanza y montando un elefante.
Yo lo espero en el quirófano: cuatro cambios
de ropa, toallas húmedas, una
mantilla blanca…
Y ahora el circo: grandes masas de carne machacada en Sagunto, Iliberis, Ruscinón.
Y ahora precipicios: las piernas de mi mujer abiertas a la masacre.
Y ahora –me indica lo que llaman
el destino (voz en off; locutor; una
antístrofa)–
el mensaje de nuestros patrocinadores:
Según algunos, habiendo reunido a los elefantes en la ribera del Ródano, irritado el más furioso de ellos con su conductor, le persiguió en el agua, por lo que el hombre huía a nado, de modo que arrastró dentro del cauce a todos; ahora bien, en cuanto cada uno de estos animales –que tanto temen al agua profunda– perdió pie, la misma corriente le llevó a la otra orilla.
Turba de aminoácidos tu nombre,
Aníbal,
yerno de Asdrúbal, hijo
de Amílcar Barca. ~
15
la mariposa recordará por siempre que fue gusano
Una canción sobre un elefante feliz resuena a través de una nueva mancha de niebla gris en los canales
que sólo pueden afrontar los hombres de guerra, sobre un castillo encima de un elefante.
Y el arte es eso: escuchar atentamente la piel del sombrero hasta sentir el barritar de tus propios elefantes.
Primer año triunfal del calabazar
Eh eh, eh, chiki wa, wa wau.
Chuku funk chuku, tututá.
Ai wont wont ai, ai, badabing.
Yeah yeah.
Eh, eh, follamadres.
Mi trompa desea entra en tu calabaza.
No cunde mucho el pánico, nuestros primates son hoy estoicos y eslavófilos. Por mi parte, aprovecho la confusión para dirigirme hacia la mademoiselle cuyo irónico rictus había interpretado yo como calabazas y, aprovechando que ésta sigue incólume, con las no escasas nalgas bien aposentadas, la enfrento cuan largo soy y le hago visajes y cuchufletas. Se ríe. Me río. Somos, sospecho, folladores en seco.
Sigue la calabaza para beber porque el elefante te está esperando
para llevarte a la libertad
En la mucosidad que se mamosa, además, en la gárgara; en la también glacial amígdala; en el florete que no se succiona con fruición porque guarda una orla de caca; en el escupitajo que se estampa como sobre en un pijo, en la saliva por donde penetra un elefante, en esos chistes de la hormiga,
Hay un tres a cero y Gordon Milk de portero.
Los muslos se encienden. Los pechos se encienden. Y los miembros.
Te penetro y un torrente de lava nos invade.
Te penetro en el calabazar
El napalm arde a 3000° C.
Nosotros ganamos tres cero.
La más pequeña gota arde durante media hora.
Brasas que no se apagan. Cuerpos que se consumen extasiados.
Mientras arde libera gases tóxicos que afectan la respiración.
Los gases tóxicos sacan a las personas de sus refugios subterráneos.
Tu lengua hierve en mi sexo.
La supervivencia es prácticamente imposible en un radio de ochenta metros.
Piel con piel, anudados, llamaradas de polen nos renuevan.
La piel se quema, y la mayoría de las veces, la carne también se quema hasta los huesos.
Prácticamente es imposible sofocarlo.
Es fuego en las entrañas. Ahí donde estuvo hay cenizas.
Cuando el napalm-B arde –una nueva fórmula– no puede retirarse de la piel.
El napalm-B también arde sobre el agua.
El elefante no hace nada de eso.
Y lso ciervos se van a desangrar hasta 2030
15. WE ARE ENTERING A NEW ERA/ AND NOTHING WILL BE THE SAME IN THE STORM// (WRITTEN WHILE THAT STORM WAS/ BLOWING// (POST POST MODERN)
Surcantes elefantes, batiendo colmillos de marfil
Que parecían piedra blanca
Detrás de las manos de un artista.
Venados en rodada, con las cornamentas enroscadas:
Parecían abrazados en antiguos coitos,
En tironeantes ardores y adulterios.
Los ríos se lanzaban al mar:
¿Parecía? La mano de uno estrangulaba el cuello del otro.
Buscas también el elefante y la caja de clicks de colores. Los que tenían peluca, los feos, el del vestido azul.
Un día un manco se lo lleva todo. Incluso el libro del ojo que hablaba de un hombre que hablaba de un libro con un ojo. Todo. Ojo, hilo, casa, perra, hermano, dique, triciclo y barriga fría contra el suelo, mientras preparas otra edición.
Imagino entonces un ese elefante terco transportando el mundo a lomos, con lo que tiene que pesar el mundo. O esa primera conversación entre el Zorro y la Mangosta y cómo, tras la pelea, los animales se separaron como lo hacemos tú y yo ahora o cualquier pareja a lo largo de la historia.
Imagino a todos esos animales humanizados y a la Rata enseñando a engendrar a parir a la mujer. Diciéndole: primero sale una rata chiquitita y tienes que tirar con cuidado de la cabeza porque si no, si no la ratita se rompe o se engancha y desgarra... e imagino cómo sería ese lenguaje inicial de las bestias si, realmente, las bestias fueran sólo eso; animales salvajes enfrentados, deseando, hincando los colmillos en la Tierra.
Dejarte hundir con tus antepasados; como el elefante que entró a remojar en agua y lodo sus dientes cariados para aliviarlo.
Mi mensualidad también apacigua el trabajo que (no es marfil pero) se apaga.
no preferiste nada neutro en fila de sísi nos te isieron sicofante.
Elefante de lus, calbo de espuerto, energúmeno, arrós que come i caya,
Conosiste la tarde de diez puertos qe te isieron amar una metralla;
Pero se estrella el mar en tu aposento
porque tudo parece ser importante para el uniberso: la bosta del santo papa – la bosta de los elefantes –
Junto a la casa había, por último, un elefante de tamaño natural sobre el que aparecía un persa sentado: de día el elefante arrojaba agua de la trompa, por la noche nafta en llamas
Como los elefantes, la mujer se inquieta ante los huesos de su especie, mueve nerviosamente la cabeza, se extravía y tropieza en su dolor.
Los esqueletos largos, mascarones que arrojaron el mar y el pleistoceno para dormir, lavados por el agua hasta volverse láminas de luz, son una herida abierta y silenciosa que los grandes mamíferos levantan con tal delicadeza, con colmillos
en su arabesco y su melancolía.
Porque los elefantes, la mujer, elevan la osamenta de los suyos
y los acunan con sus grandes dientes, los mecen con pasión y con trastorno.
Como los elefantes, la mujer cubre su piel de arena y de termitas,
arroja a sus costillas, su espaldar la tierra de sus muertos, se recubre de su aspereza seca, ventolera o ráfaga de tiempo calcinado y canta lentamente una canción que en su baja frecuencia, solo escuchan congéneres lejanos, primordiales.
Cuando pinta sus dientes de marfil, dentina opaca y blanca, romboidal que prestigia su boca y su alegría, la mujer talla en ellos la aflicción preciosa, endurecida como laja que atraviesa la luz y la somete.
He marveled at the elephant, calling the creature “marvelous.”
te pedí un halo sucio de esperanza
dijiste quizá algún día exista el amor entre una elefanta y un perro
Los elefantes se golpeaban con sus colmillos
de modo que parecían piedra blanca
bajo la mano de un artista.
Los ciervos entrelazaban sus cuernos
de modo que parecía que los uniese
un antiguo matrimonio
con mutuos arrebatos y mutua infidelidad.
Los ríos desembocaban en el mar
de modo que parecía
la mano de uno sofocando el cuello de otro.
Sigo sin entender porqué le anularon el gol a Apichatpong Weerasethakul.
¿Quién reconoce las huellas propias y las ajenas?
¿Quién guarda la memoria de todas y de todos?
¿Quién emite esas señales que los humanos no sabemos escuchar ni descifrar?
¿Esas señales que alarman o ayudan o amenazan o saludan a más de veinte kilómetros de distancia?
Es ella, la elefanta mayor. La más vieja, la más sabia.
La que camina a la cabeza de la manada de hijos bastardos que ganan 3 a 0 sin jugar.
La mujer dijo que no me engañaba con un elefante pero se le notaba el moco.
Llegó el circo y armó su carpa en los terrenos del ferrocarril, a un costado de la estación. Tardaron tres días enteros en armarla. Enseguida trazaron un gran círculo sobre la tierra y alisaron el piso, esa sería la pista. Después acomodaron las casillas y los carromatos y las jaulas con los leones y los tigres alrededor de ese círculo. Bastante alejadas. El segundo día clavaron estacas durante toda la mañana; el pueblo se llenó de ruido a martillazos. Durante la tarde levantaron los mástiles. Muchos hombres asieron una soga gruesa y tiraron, gritando acompasados. Los dirigía un viejo en camiseta. El poste central se alzó hasta quedar perpendicular al suelo. El último día cubrieron los mástiles con las lonas y la carpa tomó forma. Mientras tanto, las mujeres escuálidas que en la función volarían por los aires leían revistas junto a sus casas rodantes y tendían ropa sobre las ramas de los árboles. Desde lejos podía verse al hombre de goma acostado sobre el techo de su casilla, tomando sol vestido solo con un slip diminuto, y al mago puliendo una inmensa caja de cristal. La gente del pueblo encerró a sus perros y a sus gatos, porque se decía que los del circo eran capaces de robarlos para alimentar a sus animales. Las madres tampoco dejaban acercarse a sus hijos al baldío por miedo a que los raptaran o se los llevaran al partir, convertidos en saltimbanquis o en malabaristas. Igual, muchos se escapaban de la escuela para ver cómo les daban de comer a los leones y se quedaban mirando desde la calle las cosas del circo. Habían monos que se rascaban las pulgas. Había perros saltarines que corrían desesperados tras un señor que les tiraba galletas. Había dos caballos blancos, uno con una cola larga hasta el piso. Y había un elefante. Gris. Perfecto. Alto. Un poco triste. La primera función fue un lleno total. La gente del pueblo hablaba de las maravillas que había visto: el hombre bala, la pirámide humana, la mujer que galopaba sobre los caballos y lanzaba fuego por la boca, el domador y los leones, un tigrecito al que le habían puesto un sombrero y actuaba con los payasos. Los que no habían asistido esperaban ansiosos el siguiente fin de semana. Los que sí fueron, caminaban inflados de orgullo.
El dueño del circo tenía un hijo y lo mandó a la escuela para que tomara clases mientras el circo estuviera en el pueblo. Iba a sexto grado. Sus compañeros lo rodearon esperando que contara miles de aventuras porque pensaba que la vida en el circo debía ser extraordinaria, pero el chico se negó a hablar de eso. Era un chico huraño y de ojos duros, impiadosos. Odiaban que lo vieran como a un fenómeno. No salía en los recreos y se quedaba en su banco, mirando por la ventana hacia fuera, a la calle. A la salida lo venían a buscar en un Rastrojero cargado con dos parlantes que anunciaban las próximas funciones. A medida que la voz grabada del payaso se acercaba gritando la publicidad, el chico del circo se ponía más y más colorado. Después, solo quedaba formar y arriar la bandera.
Una tarde, una de las compañeras del chico del circo entró corriendo al aula antes de que sonara la campana y le dio un rápido beso en los labios. Después la chica intentó escaparse, pero el chico del circo la sostuvo por el pelo y la obligó a darle otro beso. Abrió grande la boca, como si se la fuera a tragar, y empujó con la lengua hasta que los labios de la chica cedieron. El chico del circo metió entonces la lengua dentro y dejó allí depositado, en la concavidad rosa, un chicle de menta ya desabrido y sin color. Cuando el resto del curso entró al aula, la chica lloraba sentada en su banco, con las dos piernas muy juntas y el delantal estirado sobre las rodillas. El chico del circo seguía mirando por la ventana. Al poco tiempo corrió un rumor entre los cursos más bajos. Decían que el chico del circo había arrastrado a una de sus compañeritas hacia el hueco que se formaba debajo de las enredaderas del patio y la había obligado a desnudarse. Aseguraban que habían hecho caca juntos. La directora desestimó lo cuchicheos, pero igual llamó al chico del circo a su oficina y mantuvieron una extensa entrevista en la que lo interrogó acerca de cómo se sentía en su nueva escuela y si creía que se estaba integrando bien al resto del grupo. El chico del circo habló poco y nada.
Un día, sin previo aviso, y después de dos exitosos fines de semana, el circo se fue y el chico no volvió a la escuela. El baldío en el que se había asentado la carpa amaneció liso y vacío. Solo quedaba, en una esquina, el elefante parado, alto y triste, con su grillete en la pierna y una cadena que lo ataba a su estaca. La policía hizo averiguaciones. Dijeron que los del circo no tenían los papeles del animal en regla y que por eso lo habían dejado. Vino el veterinario y revisó al elefante. Este animal está muy enfermo, dijo. Está a un pie de la muerte, dijo. Todos se pusieron muy tristes. ¿No se puede hacer nada?, ¿no hay modo de salvarlo?, preguntaron. El veterinario respondió que no, que solo era cuestión de horas. ¿Y qué vamos a hacer con un elefante muerto?, preguntaron.
No tengo ni idea, dijo el veterinario. Los chicos, mientras tanto, rodeaban al elefante y corrían entre sus piernas. El desafío era pasar bajo la panza del animal sin que este lo advirtiera. Más tarde se colgaron de su cola y también uno, el maás sabandija de todos, se le subió al lomo. Después de un rato de saludar desde allí, bajó sin pena ni gloria. El elefante, parado en medio de los terrenos del ferrocarril, apenas si movía las orejas para espantar las moscas. No comía. La trompa le caía derecha y arrastraba por el suelo. Tenía los ojos lagañosos y entrecerrados. Dos días más tarde, se murió. Nadie sabía qué hacer con el elefante muerto. Cortaron el candado que ataba el grillete a la pata y, con una pala excavadora y la ayuda de muchos hombres, lo subieron al camión de la municipalidad y lo llevaron al basural. Allí lo dejaron. Algunos chicos todavía fueron un tiempo más a jugar sobre el elefante. Un día dejaron de ir. Había olor. Cuando ya era una montaña reseca e informe, el intendente recordó al elefante muerto y comenzó a hacer gestiones. Logró venderle el esqueleto a un Museo de Ciencias Naturales de Formosa. Fue un buen ingreso para las arcas municipales. Vinieron tres técnicos y se pasaron dos días blanqueando huesos y embalándolos en cajas de cartón. Al terminar la tarea cargaron todo en una furgoneta destartalada y partieron. El museo tenía un gran hall de ingreso, un poco oscuro pero majestuoso, y el elefante sería toda una atracción puesto allí, en el centro. Tardaron un año y medio en armarlo. Día tras días engarzaban huesos en un firme y secreto soporte de hierro. Consultaban, para hacerlo, una vieja enciclopedia de zoología y observaban en detalle cada parte, cada articulación, cada pequeñez. Lentamente, el elefante tomaba forma. Ya estaba casi completo cuando advirtieron que faltaba una diminuta vértebra de la cola. Según el libro debía haber diecinueve y en la caja de las vértebras había solo dieciocho.
Durante un tiempo la buscaron en las otras cajas, hasta que se dieron por vencidos. Se dijeron a sí mismos que seguramente el huesito había quedado olvidado en el pueblo, perdido entre cáscaras de papas, bolsas de nylon y botellas rotas. Pero no era así. Lo tenía, en realidad, la chica aquella que había besado al hijo del dueño del circo. Caminó entre sombras una noche de verano para robar la vértebra, en medio del basural crujiente y tembloroso, sin que nadie lo advirtiera. La escondió en un cajón secreto, en el fondo de su cómoda, junto al diario íntimo y al lado del chicle reseco y desvaído, envuelta con una cinta rosa. Era su souvenir.
las paredes son de carne humana los hongos tienen voz de trueno
y enarbolan espadas enormes contra los ratones ancestrales
con colmillos de elefante
el moridero de elefantes de las revoluciones no es la contrarrevoluciòn, sino la mediocridad
Muy pura cuerda que va desde los acerolos hasta ese trofeo de orejas de elefante al que se parece la higuera...
Luego, las pinzas tutelares...
Y, finalmente, sobre ese flotante candor, los sutiles lingotes del sol virgen...
Esto nos quisieron significar aquellos antiguos sabios, cuando pintaron una hormiga con un caduceo encima, que creció a elefante, y un elefante con una espada desenvainada sobre las espaldas, que se disminuyó hasta el tamaño de hormiga
El espejo donde decrépito el animal se rinde
el cementerio de elefantes en que el hueso es el templo
donde el sueño es el templo que el aire atraviesa arpista
arpegiando la canción de la memoria muerta
del elefante que se pudre en dirección al templo
Un gran caballo, un elefante tremendo, un coloso, una puerta magnífica con sus medidas y sus ornamentos, un espanto, los cinco sentidos en cinco ninfas, un baño egregio, fuentes, el palacio de la reina que es el libre albedrío, un banquete regio y superexcelente; la diversidad de joyas o piedras preciosas y su naturaleza; un juego de ajedrez a modo de baile con tres medidas de sonido. Tres jardines: uno de vidrio, uno de seda, uno en forma de laberinto, que es la vida humana. Un peristilo de ladrillo, en cuyo centro estaba representada la Trinidad en figuras jeroglíficas, es decir, sagrados relieves egipcios.
El elefante combina la astucia con la fuerza. Pero no es esa astucia mezquina que basta para rehuir una asechanza o agenciarse la comida sin llamar la atención, sino la astucia que dispone de la fuerza para realizar grandes empresas. Dondequiera que haya estado este animal deja una amplia huella. Pero es bondadoso y entiende las bromas. Es un buen amigo, como también un buen enemigo. Ser tan grande y pesado no le impide ser veloz. Su trompa lleva hasta su enorme corpachón los alimentos más menudos, incluso las nueces. Sus orejas son intercambiables: sólo escucha lo que le conviene. También alcanza una edad provecta. Y es un animal sociable, no sólo con los elefantes. En todas partes es tan amado como temido. Cierta ironía ha hecho posible que hasta pueda ser objeto de veneración. Tiene una piel muy gruesa, en la que los cuchillos se quiebran. Pero su temperamento es tierno. Puede entristecerse y encolerizarse. Le gusta bailar. Es fiel al Main. Muere en la espesura. Ama a los niños y a otros animales pequeños. Es gris y sólo llama la atención por su corpulencia. No es comestible. Sabe trabajar bien. Le gusta beber cerveza alemana y se alegra. Y algo hace por el arte: suministra marfil.
Los elefantes de un circo que llegaban a la ciudad de México se escaparon en la estación y, espantados con los pitos de las locomotoras, se echaron a correr por las calles, enfurecidos, haciendo destrozos. Un pobre señor salía con su mujer y su niña de alguna comida con amigos y traía su par de copas. Al pasar junto a él, a la elefanta le tiraron de la cola. El animal se volvió, lo levantó con la trompa, lo aplastó en el suelo y lo pisoteó. Me parece todavía más horrible el dolor de la viuda y la hija, porque no pueden ni contar de qué murió el pobre hombre. Si dicen “Lo mató una elefanta”, todo el mundo se echa a reír.
A fifteenth I know, which Folk-stirrer sang,
the dwarf, at the gates of Dawn;
he sang strength to the gods, and skill to the elves,
and wisdom to Main who utters.
Hat- trick du Main.
El truco del conejo del Main nos señala el camino.
Y si lloviese tierra partida de pronto
los elefantes caerían despacio desde sus nidos y se balancearían
inconformes los caballos que tragan la sal de la salina
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