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Bait The Creel In Na Tithe Uaimh.

 


Empecemos con una obviedad. Vivimos en una sociedad global, ya sea en el decadente mundo occidental, en las megalópolis asiáticas, africanas o americanas o en la última esquina planetaria a la que llegue una conexión a Internet, y los espectáculos, atracciones y demás parafernalia, llamémosle ocio, cultura o divertimento, son comunes a todo el planeta. Es una mancha de aceite que lo invade todo, en cada instante, el trending topic en Tokio llega en minutos a Nicaragua, y en pocos días, una persona anónima puede pasar a ser conocida por millones de desconocidos espectadores por todo el planeta.

Uno de los protagonistas indiscutibles de este circo global hunde sus raices en la evolución histórica desde hace cientos de años: la monarquía británica. Cualquier cotilleo, cualquier foto, noticia, vídeo, filtración de la vida de Charles, Camilla, William, Harry, …, se trasmite al momento como si fuera un folletín en vivo, con guionistas inventándose tramas y diálogos en tiempo real sobre la marcha para el consumo de la masa global, ávida de nuevos episodios de su serie favorita. Pero, ¿de dónde viene esta familia, de donde viene su poder, cual es su origen? Todo comenzó en Wessex.

Poco podía imaginar Cerdic el sajón la que iba a liar cuando en el siglo V cruzó el mar del Norte con sus huestes desde la costa de los Paises Bajos hasta la parte inglesa de la Isla para fundar lo que acabaría siendo esa misma monarquía británica. Estableció su dominio al paso de oca sobre lo que se llamó a partir de ahí la “tierra de los sajones del oeste”, Wessex, y esas tierras han sido desde entonces el germen germano y el núcleo del surgimiento de un reino y una nación. Aunque a pesar de vaivenes históricos ni siquiera albergan a la capital, toda la herencia legendaria del reino de los sajones primero y después de los ingleses, reside en estas tierras, entre sus lugares míticos, leyendas y catedrales.

Mucho antes de la llegada de Cerdic y sus sajones, los romanos ya tenían en estas tierras uno de sus lugares favoritos, con sus villas, sus anfiteatros, sus templos y sus termas: Bath. Hoy en día podemos sentirnos como un tribuno del Senado romano disfrutando y bañándonos en la reconstrucción de sus termas por el módico precio de 24 pounds, y si preferimos algo más contemporáneo podemos sentirnos un noble georgiano del siglo XVIII paseando por el Royal Crescent de manera totalmente gratuita. Pero ya que hemos llegado hasta aquí, más nos vale hacer como poco un trío de pubs. Es imprescindible visitar “The Old Green Tree”, situado en un pequeño local con 2 estancias, totalmente tradicional, tanto la decoración como los parroquianos, y pedir alguna “cask ale” o alguna sidra de producción local. Seguramente el landlord o cualquiera de los “locals” situados estratégicamente en la barra nos aconsejarán cual pedir. Pasear por la calles victorianas de Bath es como ser un extra de “Downtown Abbey” paseando por un catálogo de joyerías y tiendas de anticuarios que seguramente no podemos permitirnos. Si queremos comer algo, callejeamos hasta “The Raven”, un nombre tan anglogalicioso, y nos pedimos una pinta de bitter y un “pie” de stag. Para rematar ensayamos en el "Coeur de Lion", el pub más pequeño en tamaño de la ciudad, y que encantó al Porcobravismo rampante en 2013. Después de disfrutar de la suntuosidad imperial romana y de los Tudor, nos vamos de ruta de catedrales medievales: Salisbury, Wells y Glastonbury.

En Salisbury tenemos la más grande de las catedrales medievales inglesas, y en esta catedral guardan una copia de la Carta Magna, una de las piedras fundacionales del sistema político que acabaría dando lugar al parlamentarismo inglés en el siglo XVII y que es un tratado entre Juan I y sus barones en el siglo XIII. Este tratado fue refrendado por todos los reyes ingleses hasta la aparición de las leyes y disposiciones modernas del XVII. La ciudad se asienta sobre varios ríos, uno de ellos el Avon, y bien merece un paseo y una visita a su mercado. Pub local recomendado: Wyndham Arms. Si estamos en Salisbury, hay que ir hasta Stonehenge, aunque no nos guste el tema de las piedras antiguas y todo eso. Te cuentan que hay algo especial, aquí, donde las corrientes telúricas y los 7 chakras planetarios organizan una orgía, y al final tienes que creértelo. Tú llegas al círculo y troquelas un pugilato de piedras. Las piedras no ofenden, nada codician.

Wells es un pueblo pequeño con una catedral enorme. El pueblo es una especie de parque de atracciones medieval lleno de anticuarios (otra vez) y “charitys” de segunda mano. La población local se compone básicamente de jubilados, turistas accidentales y colegialas uniformadas. Todos los pubs van a cumplir con un nivel medio de satisfacción, pero a ninguno lo vas a recordar la semana siguiente. Un vistazo como una catedral y rumbo a Glastonbury.

Y finalizamos la ruta de las catedrales con una trampa, Glastonbury no tiene catedral, tuvo una abadía, pero la tiraron cuando todo aquello del follón de Enrique VIII con Roma y que yo me monto mi Iglesia propia. Lugar de culto desde los celtas, con los romanos, con los sajones y con los normandos, y bonus track, lugar de reposo de los restos del rey Arturo y Ginebra. Y en las inmediaciones del pueblo tenemos una colina cónica, el Tor, que según la mitología celta es Ávalon, la entrada al mundo de las hadas, coronada por una torre medieval donde se ejecutaba a los reos. Jackpot, aquí tenemos a toda la mitología inglesa metida y mezclada. A todo esto añádele el mayor festival de música británico en verano, no va más. Con todo este background, Glastonbury está lleno de hippies, místicos y fumados varios, a los que hay que añadir a los visitantes rezagados del festival, lo que nos resulta el vecindario más variopinto y random de aquí a Londres. Este espíritu entre místico, mitológico y new age está perfectamente representado en el “The George and the Pilgrims” donde tomarse unas pintas entre tableros pintados con guerreros cruzados e imaginería mística celta es obligado al pasar por este epicentro del imaginario inglés. De Cerdic a Charles III pasando por Brideshead Revisited, y los iracundos Gallagher cantando Wonderwall encima de la tumba del rey Arturo. Not bad.

 

Al llegar a este punto, muchos estáis ya pensando que sí, mucho folclore, pero aquí se viene a escribir y leer de cervezas y de pubs (y alguna vez de football), y por ahora en esta entrada hay demasiada historia y poco pub, pues vamos a hablar de pubs con historia, de los que podrían ser los más antiguos de Inglaterra, y tenemos 3 candidatos en uno de los 5 burgos, en las Midlands orientales, en una ciudad llamada Nottingham. Pasamos pues del país de los sajones al país de los vikingos, de Wessex al Danelaw. Como en Inglaterra es imperativo moverse en tren, subimos hasta Bristol y nos dirigimos a la estación de Temple Meads, parando antes en el “Knights Templar” para la consabida pinta previa. Salimos de Bristol dirección Birmingham. La estacion de Birmingham es una aberración postmoderna parecida a un aeropuerto plantado en el centro de la ciudad rodeada del consabido centro comercial. Nada que ver aquí, lo mejor es embarcar rapidamente camino al norte del centro. Nos recibe la estación de Nottingham. La estación es un edificio clásico recientemente (bien) restaurado y como toda estación inglesa que se precie, con su pub adosado, el “BeerheadZ”, que está situado justo junto a la puerta de salida, y ocupa una sala en la que antiguamente los conductores de carruajes podían descansar sin tener que, irónicamente, meterse en ningún pub, para no pasar frío. Pequeño pero matón, 3 o 4 grifos de cask ale y otros tantos de breweries locales.

Nos dirigimos entonces al triángulo de la discordia, los tres pubs que proclaman ser el más antiguo de Inglaterra. Primera parada en el city centre, en el mismo Old Market Square desde donde nos vigila el City Hall y la estatua del más grande, Brian Clough. Allí se sitúa el “Bell Inn”. El pub consta de una gran estancia principal, y 2 más pequeñas, la Isabelina y la estilo Tudor. A pesar de pertenecer al grupo de Greene King tiene una amplia oferta de cervezas locales y cask ales, y su situación en el cogollo de la ciudad le proporciona un ambiente animado durante todo el día. Sus dueños reclaman el título de más antiguo por tener las referencias escritas y documentadas de haber estado en funcionamiento ininterrumpido desde 1437.

Ya que estamos en el centro de Nottingham, hay que recomendar la visita a un pequeño pub muy cerca del “Bell Inn”, salimos y cogemos la primera calle a mano izquierda y llegamos a “The Dragon”, un pub alargado y estrecho con un patio al fondo, con buena cerveza y muy buena música, pinchada en vinilo por las noches y fines de semana. Si echas de menos O'Grifón y estás por estas tierras, este es tu sitio. 

Los otros dos contendientes se encuentran en las cercanías del Castillo de Nottingham. Hay que aclarar primero que no busqueis un castillo porque no lo hay, en su sitio se construyó una mansión y sus jardines y es lo que hoy se puede visitar, pero esa zona de la ciudad se sigue conociendo como The Castle, pues así son los ingleses

Casi llegando al Castle el primer pub al que llegamos es “Ye Olde Salutation Inn”, en medio de unos feos edificios de hace 40 o 50 años vemos una edificación pseudomedieval, de estilo mock-tudor (ya que es de principios del siglo XX) y que nos promete ser el pub más antiguo de Inglaterra, WTF! En su interior y en los sótanos sí que tiene partes de construcción medieval, del siglo XIII, y a eso es lo que se agarran para mantener su candidatura a pub más antiguo. Además está construido sobre unas cuevas datadas en el siglo noveno que ya se usaban como graneros cuando los vikingos pasaron por aquí para clavar el estandarte del Cuervo. El pub presenta la típica y tradicional decoración inglesa y es conocido también por pinchar rock clásico y ser punto de encuentro de moteros. Saliendo del Salutation casi de frente nos tropezamos con la consabida estatua de Robin Hood (otro asunto polémico) rodeada de turistas haciéndose selfis, y un poco más abajo, el más famoso de los 3 pubs en discordia: “Ye Old Trip to Jerusalem”.

Se sitúa encima de la roca sobre la que se alzaba el castillo normando y encima también de una serie de cuevas (cellars) que forman parte del pub. Consta de una serie de estancias, pasadizos y cuevas donde se van situando las mesas y las barras del pub. A pesar de ser también de la cadena de Greene King suele contar con varios tiradores de cask ale locales, alguno con cerveza hecha expresamente para ellos. El ambiente suele ser la peor parte del pub, de nuevo mucho puto turista haciendo fotos, revolviendo y molestando por todas partes y esa decoración que no te acaba de convencer que sea todo un fake atrapa-pardillos. La mejor opción suele ser pedir tu pinta y salirte con ella a las mesas de fuera si el tiempo te lo permite. Ellos establecen su fundación en tiempos de la tercera Cruzada, con Ricardo Corazón de León, allá por 1189, pero tampoco hay documentación que lo avale, ni siquiera minimamente. No es cuestión de cruzarse con el tema de cual es el pub más antiguo de Inglaterra. Sólo el giste de los siglos, los cuervos de la Torre y los anillos de Saturno conocen la verdad. Lo nuestro es ir y beber.



A veces no nos dan a escoger entre la risa y las lágrimas, sino sólo entre las risas, y entonces hay que saberse decidir por las más hermosas y las más sinceras.