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Tabardos E Cervexa. Salomas Distópicas Para Entrar En Combate

Contra viento y marea

La Tradición es la memoria de los muertos.
Somos puntos de la circunferencia de una rueda.
Sólo id a los cruces de camino y dibujad las líneas necesarias.
Invocad a los espíritus animales.
Recitad los nombres bárbaros.
Avivad los fuegos que otros encendieron.
Y entenderéis mi Canto.

Cuando era joven
seguí el redoble de tambor desde una ciudad portuaria
hasta al Norte de nuestro Norte.
Me alisté por no ir a beber todos los días a la misma tasca.
No lo podía saber aún, pero aquella fue la Primera Campaña.
Eramos pocos y pioneros
aventureros sin uniforme
puta banda de salvajes.
"Cada gallego vale por diez ingleses", nos dijeron cuando llegó el día.
Pasó que la proporción era de 20 a 1
pero aún no conocíamos la cobardía
y estuvimos a un metro de coronar Pickett Hill.
Allí nos detuvo la metralla enemiga.

No hay nada como una derrota épica
para empalmar las almas celtas.
Los supervivientes volvimos a casa como héroes.
Ciegos de euforia, nos descubrimos organizando la Segunda.
Llegaron nuevos reclutas
mendigos de la fortuna
y llegaron los primeros trajes gremiales.
Aparecieron en escena dos bestias totémicas
que hunden sus pezuñas en los lodos noreuropeos.
Bajo el estandarte del Jabalí
volvimos a las Islas
exultantes y armados hasta los dientes
pero flaqueamos por el flanco.
Nos derrotaron de nuevo.

Ya no hubo que preguntar por una Tercera
el chorromoco corría con nuestra sangre.
Seguimos cosechando más hombres
sedientos de gloria.
Dispuestos a dejarlo todo por ser porcos bravos.
La antorcha no se apagaba
así que subimos otra vez
a donde la distancia se pierde
en lo azul de la distancia.
Esta vez dividimos la Manada en dos grupos salvajes
asolamos los alrededores y
nos reagrupamos en Bramall Lane Burn.
La táctica resultó.
Tuvo que ser a la tercera
que siempre es la vencida.
Ganamos.
El júbilo es indescriptible
y quisimos más.

Habíamos cabalgado el Dragón.
Pero nunca fuimos ángeles
y el ángel es el peor de los dragones.
En la siguiente Campaña
llegamos con el alba
a Yardley Gobion.
¿Qué sucedió en Yardley Gobion?
El pueblo entero era un laberinto de fosas comunes,
un crepúsculo de cadáveres
cuando nos alejamos.



En la IV Campaña
empezaron los grandes cambios.
Muchos veteranos criaban toxo en suelo inglés
otros no superaron las voces de Yardley Gobion.
E iban descolgándose de las listas
los llamados originales.
El niño juglar perdió su arpa pero
había que alimentar a la Bestia
cubrir bajas, formar a los neófitos.
Por tanto seguimos.
Nos vistieron por primera vez de negro
y nos sometimos lentamente a una sola Voz.
Una Manada, Un Destino, Una Causa.
Bajo el perenne cielo gris luchamos de nuevo
otra derrota por estrecho margen
suficiente para desatar los temores
pues demasiados reveses pueden matarte.
Se exigieron cambios internos.
La necesidad de un New Model Army
de purgas y extracciones
impuso su Lógica Blanca.

En tiempo de magostos
llegó la V Campaña.
Nuestras incursiones se habían hecho tan famosas
que gozábamos del mimo mediático
que ensucia los egos.
Reunimos a nuestros mejores hombres
dentro de nuestras posibilidades
Nos dijeron que era imposible perder
con tanto valiente
y con esa sensación embarcamos.
Mas el ascenso del Mal no se detuvo.
A orillas del Mar Germano
en ceremonia entre lo solemne y la pantomima
lo proclamaron Main.
Un Main, Un Hato, Una Causa.
A veces no ves venir las cosas
hasta que te atropellan.
Yo bajé la cabeza y pensé
"No era esto, no era esto"
y repetí gesto después del encuentro.
Habiendo recibido por todas partes
pensé que nunca viviría una derrota más dura.
Me equivoqué.

Sopesé abandonarlo todo.
La Manada devino La Causa
y la Razón se sometió a un Caudillo.
Mandamientos grabados a cuchillo en peltre.
Demasiados pubs en el hígado
demasiados camaradas caídos en la orange plank road
demasiados recuerdos.
Nuevas caras, hábitos nuevos.
Los tiempos estaban cambiando.
Yo no.
Entonces clavaron la bandera al lado del viejo fresno
y llamaron de nuevo a las armas
y tuve que acudir
porque lo llevaba en las venas.



En la VI Campaña
tuvimos banda sonora
trovadores pendencieros, buskeristas del folk-punk.
También se incorporaron otros veteranos
guerreros forjados en mil descontentos
que equilibraron las corrientes internas.
Además, nos trajeron suerte
soltamos nervios en las Marcas Galesas
balaban sus ovejas que nunca nos olvidarían
y en Sheffield solo hubo color negro.
Ganamos por segunda vez.
Algunos se bebieron los cinco ríos
ahora que sabían que no tenía mar.

Para cuando acordamos la Séptima
con la seguridad que te da el éxito
ya había quien no salía en la foto.
Purga ya era más que una palabra
y los méritos eran estar callado.
Una enorme Máquina de Propaganda
nos hacía vivir en 1984.
Las cosas ya no eran nuestros recuerdos
eran lo que nos decían que había sido.
Ficciones de la repetición
con los carteles de Cisco&Miño señalando objetivos.
Atravesamos un país en llamas
para volver al Mar Germano.
En el Nuevo Castillo
el Main se hizo coronar
ante el salvaje jolgorio de los que aman el abismo
vitoreado por los cachorros recién incorporados
prole que coqueteó sin rubor con el desastre.
Tanto fasto nos distrajo del verdadero objetivo.
En la ciudad del Acero
la Masacre fue total.
En Crookes Road una generación enterró su corazón.
Desfeita eterna.
Nada volvería a ser lo mismo.

En los prolegómenos de la Octava
el Main pidió poderes absolutos.
"Es por vuestro bien".
Agradeció los servicios prestados a los veteranos
dándoles tierras en zonas fronterizas.
Cambiamos el negro por el rojo
y el estandarte del Jabalí se hizo más teutón.
Había runas por todas partes.
Volvimos al Norte de Su Norte
que siempre nos había sido gafe.
El Main viajó por su cuenta.
Arropado por pretorianos y lansquenetes
blancos, heterosexuales, cerveceros.
"No ganaremos de verdad en Inglaterra
hasta que lo hagamos desde Northumbria".
Molimos nuestras almas
hasta manar sangre.
Contra pronóstico,
aplastamos a los casacas rojas.
No hubo cuartel.
Un negro relámpago ascendente
iluminó nuestra victoria.

Convertidos en celebridades mundiales
preparamos la Novena Campaña.
En la resaca de la anterior
se había producido la Gran Limpieza.
No más delfines, ni pingüinos, ni sapoconchos,
solo uno escapó
para convertirse en el Mo Johnston galego.
También los jóvenes fueron aleccionados
ahora ya sabían distinguir colores
sus padres lloraban cuando partían hacia el gulag.

De la Primera Campaña solo quedábamos tres primigenios
y UNO ya no contaba.

No protesto: pisamos Escocia, Gales, Irlanda, Isla de Man.
Nos fue permitido viajar con familia por vez primera
y que cada uno lo hiciese por su cuenta.
Así la batalla fue una especie de picnic Bull Run
y como adoramos las flores frescas
ganamos otra vez
aunque a muchos de los míos los conocí en la misma mañana.
Por eso ya no consideré esta victoria como mía.
Ya no pude.
Demasiados soldados profesionales.
Demasiada élite.
Demasiada logística.
¿Dónde estaba la verdadera Manada?
¿Era esto lo que queríamos cuándo empezamos?
¿Turismo, familias, desconocidos que se presentaban como hermanos?

Así en el Tercer Tiempo de la Novena Campaña
en el Crazy Bird
pintas, huérfanas y tractores
solo para hombres
porque los viejos hábitos tardan en desvanecerse
todo lo que tenía dentro estalló
y pedí audiencia al Main.
-¿Puedo ser sincero?
- Claro, habla sin miedo. Eres de los pocos "Primeros" que permanecen.
Lo hice.
Hasta quedarme a gusto.
Hasta hacer harapos de mi voz.
- Te agradezco tus palabras.
- Las tomaré en cuenta.
- Te prometo que no te pasará nada.
- Eres un ejemplo para todos.
- Te voy a nombrar nuevo Willy Hagen.
- Vas a ser el Mariscal en la Décima.
- Prefiero que no me toques.
Estuvo así media hora.
Le creí.
El Main gana en las distancias cortas.
La brizna de hierba no carece
de lealtad que jamás fue contemplada.

Ahora mi Guardia ha terminado.
Agradezco la brisa y el balanceo.
No tanto el cuervo que me está quitando el ojo.
El Río Bann es un dios pardo y fuerte
hosco, indómito, intratable.

Ahora mi Guardia ha terminado.
El río evoca el ritual aciago del adios.
Hermanos, yo os lo juro, en esto no hago burlas;
más bien, rogad al Main que nos absuelva a todos.