- I’m setting booty trumps.
- You mean booby traps.
- That’s what I said, booty trumps.
Nunca llega uno a pensar lo bastante mal de las personas. No huelga recordar, en estos tiempos de tiranía del cuñadismo, que somos seres deficientes, todos algo tullidos. Hay quien compensa sus taras con virtudes, quien las solapa a fuerza de voluntad y quien las padece con vocación de sometimiento o con desdicha. Atrapados entre lo irrecuperable y lo inalcanzable, vamos reproduciendo las milongas de siempre, que pertenecen en su mayor parte al infravalorado género de la fantasía sicalíptica, aunque luego te vendan la moto de que si logré esto o lo otro, que si estuve en Yardley Gobion o que si fundé un culto ctónico. Si nos destacamos como especie es porque somos falibles, hacemos cosas mal donde ningún animal se equivoca jamás. Y, como excreción humana que son las historias, ninguna resulta del todo fiable.
I] Epona de Artai, reina de los ártabros, se dirigía al Nerio para celebrar los fastos de Imbolc cuando se topó con una romana patrulla. Aunque se había pactado el armisticio, el joven Lucio Nardo, al mando del destacamento, notó cómo sus legionarios se enardecían ante la belleza sin par de Epona, así que, tras consultar el Rolex de cornalina que le había regalado el mismísimo Julio César durante un breve crucero de placer por las Cíes, y viendo que iban bien de tiempo, ordenó el ataque contra la escolta real, que cayó fulminada bajo los pila. Durante la trifulca, Epona y sus dos doncellas trataron sin éxito de quitarse la vida, pues el propio Nardo las desarmó y las amordazó con gracia, y seguidamente sufrieron las tres dilatado suplicio. Cuando las romanas vergas quedaron satisfechas, siguieron su camino sin tomarse la molestia de comprobar si las mujeres vivían o no tanto. Nueve meses después, Epona alumbró un crío inusitadamente moreno y velludo, y lo llamó Glaucio, porque su olor le recordaba al de sus profanadores, y lo educó en las costumbres de los latinos, a los que ya estaban rendidos todos los pueblos de la Callaecia.
[II] Es sabido que Prisciliano le daba a Prócula, la niña de Delfidio y Eucrocia. Ya por entonces, la fama de fértiles de los galaicos corría por la Península, y la noche misma de la puesta de largo de la nena, en un evento organizado por la alta sociedad burgalesa, los progenitores, que eran muy partidarios del mozo, facilitaron el ayuntamiento de los jóvenes con la idea de que engendraran y, cumplidores ellos, así lo hicieron. Prisciliano, sin embargo, al descubrir el plan de los padres para echarle el lazo y considerando la holgura de sus propias ambiciones, se dijo que ni de broma, y desarrolló un fármaco que, en la dosis apropiada, provocaba el aborto en las muchachas primerizas, pues a las bregadas y a las demasiado viejas –las que rondaban ya la veintena- las mataba sin paliativos. Le dio a Prócula el potingue sin advertirlo ella, y en los días siguientes se fue distanciando de la chavala, que padeció el desamor y nunca más quedó preñada debido a los efectos secundarios del tratamiento. Prisciliano siguió su camino, conoció mundo y sembró lo que pudo, y también hizo enemigos que, más pronto que tarde, procedieron a su cancelación en base a una serie de tuits en los que tocaba cuestiones espinosas, entre ellas la interrumpción voluntaria del embarazo.
[III] Cuando Sancho Ordóñez, universe urbe Gallecie princeps, llamado el Craso, recibió en casa de su abuelita al galeno de ‘Abd al-Raḥmān III, un judío aurgitano que respondía al nombre de Abū Yūsuf asday ben Shapruţ, ordenó a los lacayos que sirvieran el más explosivo de sus elixires. Toda Aznárez, infatigable reina pamplonica que protegía en lo posible a su atocinado nieto, se hallaba indispuesta y no pudo presidir la velada, como hubiera sido conveniente para refrenar la intemperancia de Ordóñez. Por mera cortesía, ben Shapruţ accedió a beber un poco, pero la falta de costumbre hizo que se emborrachara tanto como su anfitrión. Festejaron juntos, cantaron en varios idiomas y se durmieron sobre pieles de oso junto al hogar, bien alimentado por los fámulos hasta el alba. Con el primer canto del gallo, el hebreo entreabrió un ojo y ante él se dibujó el cogote hinchado del djalaliqa. Inmediatamente después del dolor de cabeza, sintió una solidísima y palpitante erección. Ajeno a las resacas, aquello le resultó nuevo y menos embarazoso que placentero. Sin pretenderlo, basculó la cadera contra el orondo trasero de Sancho, que asomaba bajo la camisa arrugada, y antes de que cantara de nuevo el gallo se había lubricado el mástil y lo había aparcado entre aquellas nalgas pálidas y mórbidas: “Adamadas nalgas”, pensó con regocijo. Al pronto, despertó también el norteño y nada dijo, y tampoco más tarde volvieron a mencionar el suceso, ni el médico preguntó por las propiedades asombrosas de aquel brebaje al que decían Jägermeister, ni el noble se lo volvió a obsequiar nunca. Todo se enfundó debidamente, viajaron a Córdoba y convivieron un tiempo como paciente y médico y, meses más tarde, cabalgando Sancho hacia León con diez arrobas menos y un destino mediocre que cumplir, se mostraba ausente, y sus lugartenientes temieron que recuperara el peso que con harto sufrimiento había perdido, pues todas las noches se recogía en su pabellón con un cuenco de unto y un esclavo sarraceno con fama de gran cocinero.
[IV] Para llegar desde Borgoña a la corte de Valladolid, Felipe y Juana desembarcaron en La Coruña, y desde allí se encaminaron hacia Castilla, acompañados por una espléndida comitiva de la que formaba parte un soldado llamado Corbin Barjean. Pasado Verín, y antes de alcanzar la posta de La Gudiña, el cortejo se vio asaltado por una caterva de ladrones, que calcularon de mala manera sus posibilidades y perecieron todos, pero en el lance fue herido Barjean. Impedido, quedó alojado en una humilde posada cerca de La Mezquita, con orden de partir en cuanto se recuperara. Allí recibió las atenciones cada vez más pródigas de una solícita muchacha, Remedios Larouco, única hija de los posaderos, que a fuerza de restañar heridas, mitigar fiebres y escuchar delirios en arpitano, se enamoró perdidamente. Larouco no era tonta, y la doncellez no se la entregó al borgoñón, pero haciendo honor a su nombre supo arreglárselas, y Barjean le correspondió rociándola con sus mejores humores. A su partida, el guripa sembró la despedida de promesas que pudo cumplir, pues el Hermoso la diñó ese mismo verano y la católica Isabel andaba interesada en plantar nuevos propietarios que impulsaran la instalación de eólicos en los montes del antiguo Reino de Galicia. Barjean obtuvo la licencia y unas fanegadas de tierra áspera que a nadie interesaban. Despreciando la tradición autóctona, decidió edificar su propia casa, donde enseñó a Remedios un mal castellano trufado de galicismos y la fecundó más veces de las que hubiera querido, pues la prole le salió afrancesada y más dada a fomentar el turismo rural que el desarrollo industrial de la región.
[V] Extracto de una carta inédita de Pedro José García dirigida a Clara Balboa Sarmiento, hallada durante unas obras en la casa parroquial aneja a la iglesia de San Juan Bautista de Cerdedo: «(…) no digo ya de la corrupción del semen por causa de su generación libidinosa, como insistía Lardito desque leyera a Warra, Escoto y Aureolo, y todo aquello de la convenientissima mediatrix y la redención preservativa y tantas cosas más concebidas para soterrar sospechas, que no faltó nunca quien sostuviera que madre de Dios sería, pero también un poco puta. Pero también me pregunto si estos niños afeminados que hacen labores de monaguillo y nos socorren en los momentos de debilidad para descargarnos de melancolías [“beatos mariconcillos”, les decía fray Benito], no darán lugar en el futuro a una raza decadente que se servirá de la simiente como alimento y estímulo de pasiones desviadas, sin darle ocasión de prender y dar su fruto, y estarán ahí todo el rato con sus páginas porno y sus bailecitos, ora obscenos, ora vergonzantes, y canciones y series en las que todos fornican y nadie queda encinta, como tampoco cagan ni padecen ardor de estómago ni, mucho menos, se aburren jamás. Entonces me pregunto a qué tantas Luces y si no acogerán las sombras que produzca ese invento que en Francia llaman quinqué más maldades de las que podíamos imaginar a la luz de las velas (…)».
[VI] Recién llegado a París, Eugenio Rufino Serrano de Casanova eligió el lupanar más miserable de Pigalle para darse un homenaje. Como a tantos puteros, las rameras le gustaban feas y hediondas, de las que compensan la falta de atractivo con una total ausencia de remilgos. No esperaba el veterano carlista encontrarse en semejante tugurio con paisanos a la caza de idénticas hieles, salvo quizás algún Borbón, que no fue el caso. Pero sí estaban el cántabro Claudio López y López y el marido de su sobrina, Eusebi Güell i Bacigalupi, que bebían absenta en la dudosa compañía del hijo bastardo de Juan Bernardo O’Gavan, un tal Bernard Marie, que se ganaba la vida trasegando clientela hacia los paraísos de la sífilis y vendiéndoles luego cápsulas de yoduro potásico de fabricación propia. Aunque nunca los habían presentado, Serrano reconoció a López, al que tenía en la nómina de patrocinadores de su IG, y recordó haber coincidido con Güell en un split de la Kings League. Como al tercero lo conocía sobradamente, se arrimó al grupito con desenvoltura y pensando en lo beneficioso que podía ser compartir vicios inconfesables con gente tan de bien y mejor. La incomodidad de López y López era más que patente, pero el ambiente se distendió al surgir la cuestión abolicionista, que todavía escocía en ciertos sectores. El de Neda no tenía mucha opinión al respecto, pero su natural habilidad social le aconsejó posicionarse a favor de la trata, y al poco estaba pronunciando una arenga apasionada sobre los “valientes patriotas que no escoraron ante la pérfida Albión”. Animado por las palabras de Serrano, el preboste pasó de insinuar pequeñas ganancias a poner cifras sobre la mesa, y el gallego tuvo que disimular su excitación. “Eugène, cette salope lui fait des yeux doux”, dijo de pronto Bernard disipando el éxtasis crematístico. Eugenio Rufino no perdió la compostura, aunque interiormente se sulfuró, y excusándose pasó a un reservado donde procedió a distender sin miramientos las columnas de Morgagni de la meretriz, que imaginó bodega de algún barco de la Compañía Trasatlántica en la que aún se podía encajar un negro más.
[VII] Leonor miraba el paisaje desde la ventana de su suite en Sanxenxo. “Menos mal”, pensó, “que me operé las glándulas de los ojos, si no seguro que estaba ahora mismo quitándome las legañas”. A su espalda, entre sábanas, Ramón se desperezó, y a la reina le entraron ganas de desayunar. Siempre había querido follarse a un actor porno, pero aún no estaba segura de si le había satisfecho del todo la experiencia. Aquella vieja gloria, aunque conservaba su atractivo y un pollastre que rendía de maravilla, olía ya un poco a viejo, y además no convenía que la relacionaran con un tipo así. La noche anterior, en el Club Náutico, había tenido que hacer piruetas para llevárselo al hotel sin que nadie se diera cuenta. También, recordaba ahora, le había prometido que le regalaría el Rolex que le había dado el abuelo años atrás. Y de pronto le daba rabia desprenderse de aquel bonito recuerdo. Un promotor de Vigo lo había encontrado en una excavación por allí cerca, y en una de sus juergas el abuelo se lo había ganado apostando a ver quién meaba más lejos. “Señor Nomar”, dijo la reina volviéndose, “va usted a tener que darme mucho más de ese amigo suyo si quiere salir de aquí con un reloj nuevo”. Ramón consultó la hora en el móvil, calibró una vez más el temperamento de la monarca y empezó a ponerse los pantalones. “Su Alteza me perdonará, pero yo tengo que derrotar a unos ingleses al otro lado de la ría en apenas dos horas y no puedo faltar. Puede quedarse con el reloj”. Ella lo miró demudada por la sangre que le atiborraba la cabeza, y era obvio que no se trataba de sangre azul. “Princesa”, zanjó Ramón algo acojonado, “ha sido un verdadero placer y podemos repetir cuando quieras, pero no todo tiene un precio”.
Mi golocidalove con sus melimeleos sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos que demuestran que The Anglogalician é un Entroido
145 comentarios:
Mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
de subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que trasmigran de complejos de niebla de gris sangre
de soterráneas ráfagas de ratas de trasfiebre invadida
con su animal doliente cabellera de líbido
su satélite angora y sus ramos de sombras y su aliento que entrecorre las algas del pulso de lo inmóvil desde otra arena oscura y otro ahora en los huesos
mientras las piedras comen su moho de anestesia y los dedos se apagan y arrojan su ceniza
Homo homini lupus. Sí, Main: como en los días del péndulo marino.
El capitán Pedro Ruiz de Ahumada cambió su profesión del que funda por la del amero, y en la huerta del Convento de Tepotzotlán, bajo el vuelo de los pájaros rojos, dejó encinta a la bella de ojos tardíos, la novia del saltamuertos.
Con la cabellera furiosa y blanca como la del Minotauro, Rafael Alberti desciende a los infiernos y entra en connubio con Proserpina, la hembra de Plutón, y echa a correr su emoción pánica y dionisiaca cuando ve que una columna rea de siete satanes pequeñitos se le viene encima para matarlo, pero él gana la batalla con tres cornadas y cuatro aullidos descomunales como los perros de Tamayo.
Eu son Prócula, filla de Delphidio e Eucrocia, ben me conocedes vós, bispos…
rufo Ti eres Prócula, nefeuto, a furcia de Prisciliano, o luxurioso. A puta do seu leito pecadento…
prisciliano ¡Sexa fendida a túa lingua, bispo Rufo! Ila non ten a piedade exemprar do Cristo coa Madalena… Deus terá na conta as túas verbas…, e a miña virtus… Interrúmpese, conturbado. Retrocedendo perante Prócula que lle tende as mans.
¿Qué fixen dila, Prócula? ¿Qué foi do meu escudo, do meu elmo?…
prócula ¡Señor meu! ¡Meu señor!
ithacio Acusador ¡Falso Profeta coma Berxesús! ¡Encantador, alpurneiro, coma Elimas, de que o Apóstolo dixo certamente: “Ouh, cheo de todo engano e de toda maldade, fillo do Demo, nemigo de toda xustiza, ¿non cesarás de trastocar os camiños reutos do Señor?” (Feitos dos Apóstolos, 13-10).
prisciliano Verdadeiramente, ¿franximos a virtus somentes coa libertade do amor?
prócula ¡Meu amor! ¡Meu señor!
rufo ¡Fornicadores, ambradores, pecadentos na carne!
idhacio Herexe, refugador da verdade, interpretador dila, alporizador das xentes, gnóstico…, galego… panteísta…
magno Galego. Renarte. Saudoso. Ecléutico. Escuro.
ithacio Esprito na percura de sí mesmo. Pantasma na door e na fuxida… Home do Fisterra… ¡Galego!
prócula ¡Ai, meu amor! ¡Meu señor!
prisciliano ¡Qué misterio niste pesadelo marteirante! ¡Galego! Nun frémito ¡Galegoooo!
prócula ¡Ai, señor e amor meu, ai!»
prócula Non quero. Son unha muller. Sinto e arelo un home na miña vida e outra vida no meu ser.
prisciliano ¡Escoita…! Dista sorte, ún atópase con aas pra voar a Deus oferecéndolle o corpo tal coma o creóu Il… Pois escrito foi: “Porque si vivides conforme á carne, morrederes; mais si polo esprito mortificades as obras da carne, viviredes” (Romanos, 8, 13.)
prócula Nun berro ¡Quero sentir ao home sober de min, faguéndose dous!
prisciliano ¡Iso é un terríbel pecado, Prócula!
prócula Sentirte a ti, meu señor, ¿é un pecado?
prisciliano ¡Sí, sí, sí!
prócula Éme igoal. Arelo folguexar no teu alento… Non quero a túa virtude, senón a túa vida… ¿Sintes o latexar do meu peito eiquí, eiquí…? Colle á forza unha man dil e apóiaa sober do seu peito. ¿Nono sintes? ¡Pois é teu…! Se non viviras ti, deixaría de latexar…
prisciliano ¡Nono digas!… Olla o camiño luminoso, as luces acesas, o lucidío do mundo… Nono deixemos entebrecer… Apértaa, luxurioso ¡Eu sei que unha pechada noite cairá sober dos nosos espritos…! ¡Prócula!
prócula vencedora, cínguese a prisciliano. A escea é xa totalmente animal. Il acaríciaa tremante de anceios. As súas mans percorren as sotís vestes da doncela, percurándolle as formas.
prócula Nun sospiro ¡Meu amor!
prisciliano Dimpóis virá un témero roteiro coas luces pechas, e perdida a benevolencia de Deus…
Entregada, prócula vai cedendo no seus brazos e cai de costas, goiosamente ao sentir as ardentes mans percuradoras de prisciliano. Fai un movimiento sexual de entrega, cheo de forza impúdica, e fala cáseque ao ouvido dil, sen alento, apaixoada.
prócula ¡Nos alcenderemos unha nova lus! ¡Unha lus brillante, un froito enxendrado en nós! Orgasmo ¡Ai! ¡Unha fermosa e nova vida de neno!… ¡Son porta pra ti, que me petas!
Un orgullo asumido por el anacrónico heresiarca que se reconoce «¡Galegoooo!» frente al poder opresor eclesial de Roma y el poder represor del perro desde Madrid, es decir, el Mal.
Espero a la serie
No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
la afición al misterio,
el culto a la ceniza,
a cuanto disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
díganle:
«Se ha mudado».
Sigo
solo
me sigo
y en otro absorto otro beodo lodo baldío
por neuroyertos rumbos horas opio desfondes
me persigo
junto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocas
entre fugaces muertes sin memoria
y a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opan
mientras sigo y me sigo
y me recontrasigo
de un extremo a otro estero
aridandantemente
sin estar ya conmigo ni ser un otro otro
Historia de Prisciliano.
¡Lástima que la autoridad casi única en este punto sea el extranjero y retórico Sulpicio, y que hayamos de caminar medio a tientas por asperezas y dificultades, sin tener seguridad en nombres ni en hechos! Procuraré apurar la verdad, dado que tan pocas relaciones quedan.
En el consulado de Ausonio y de Olybrio (año 379) comenzó a predicar doctrinas heréticas un discípulo de Elpidio y de Agape llamado Prisciliano, natural de Galicia, de raza
hispanorromana, si hemos de juzgar por su nombre, que es latino de igual suerte que los de Priscus y Priscilla, reina de la lefa. El retrato que de él hace Sulpicio Severo nos da poquísima luz, como obra que es de un pedagogo del siglo V, servilmente calcada, hasta en las palabras, sobre aquella famosa etopeya de Catilina, por Salustio. Era Prisciliano, según le describe el retórico de las Galias, de familia noble, de grandes riquezas, atrevido, facundo, erudito, muy ejercitado en la declamación y en la disputa; feliz, ciertamente, si no hubiese echado a perder con malas opiniones sus grandes dotes de alma y de cuerpo. Velaba mucho: era sufridor del hambre y de
la sed, nada codicioso, sumamente parco. Pero con estas cualidades mezclaba gran vanidad, hinchado con su falsa y profana ciencia, puesto que había ejercido las artes mágicas desde su juventud. De esta serie de lugares comunes, sólo sacamos en limpio dos cosas: primero, que Prisciliano poseía esa elocuencia, facilidad de ingenio y varia doctrina necesaria a todo corifeo de secta; segundo, que se había dado a la magia desde sus primeros años. Difícil es hoy decidir qué especie de magia era la que sabía y practicaba Prisciliano.
¿Era la superstición céltica o druídica, de que todavía quedaban, y persistieron mucho después, restos en Galicia? ¿O se trata de las doctrinas arcanas del Oriente, a las cuales parece aludir San Jerónimo cuando llama a Prisciliano Zoroastris magi studiosissimum? Quizá puedan conciliarse entrambas opiniones, suponiendo que Prisciliano ejercitó primero la magia de su tierra y aprendió más tarde la de
Persia y Egipto, que en lo esencial no dejaba de tener con la de los celtas alguna semejanza. Sea de esto lo que se quiera, consta por Sulpicio Severo que Prisciliano, empeñado en propagar la gnosis y el maniqueísmo, no como los había aprendido de Marco, sino con variantes sustanciales,
atrajo a su partido gran número de nobles y plebeyos, arrastrados por el prestigio de su nombre,
por su elocuencia y el brillo de su riqueza. Acudían, sobre todo, las mujeres, ansiosas siempre de cosas nuevas, de polla galaica dura, víctimas de la curiosidad, y atraídas por la discreción y cortesanía del heresiarca gallego, blando en palabras, humilde y modesto en el ademán y en el traje: medios propios para cautivar el amor y veneración de sus adeptos.
Y no sólo mujeres, sino obispos, seguían
su parecer, y entre ellos Instancio y Salviano, cuyas diócesis no expresa el historiador de estas alteraciones. Extendióse rápidamente el priscilianismo de Galaecia a Lusitania, y de allí a la Bética, por lo cual, receloso el obispo de Córdoba Adygino o Higino, sucesor de Osio, acudió en queja a Idacio o Hydacio, metropolitano de Mérida, si hemos de leer en el texto de Sulpicio Emeritae civitatis, o sacerdote anciano, si leemos, como otros quieren, emeritae aetatis.
Comenzó Idacio a proceder contra los priscilianistas de Lusitania con extremado celo, lo cual, según el parecer de Sulpicio Severo, que merece en esto escasa fe, por ser enemigo capital suyo, fue causa de acrecentarse el incendio, persistiendo en su error Instancio y los demás gnósticos
que se habían conjurado para ayudar a Prisciliano.
Tras largas y reñidas contiendas, fue necesario, para atajar los progresos de la nueva doctrina, reunir (año 380) un concilio en
Zaragoza. A él asistieron dos obispos de Aquitania y diez españoles, entre ellos Idacio, que firma en último lugar. Excomulgados fueron por este sínodo los prelados Instancio y Salviano y los laicos Helpidio y Prisciliano. Los ocho cánones en Zaragoza promulgados el 4 de octubre de
dicha era, únicos que hoy conocemos, más se refieren a la parte externa de la herejía que a sus fundamentos dogmáticos. El primero veda a las mujeres la predicación y enseñanza, de igual modo que el asistir a lecciones, prédicas y conventículos virorum alienorum. El segundo prohíbe ayunar, por persuasión o superstición, en domingo, ni faltar de la iglesia en los días de
Cuaresma, ni celebrar oscuros ritos en las cavernas y en los montes. Anatematizóse en el tercero al que reciba en la iglesia y no consuma el cuerpo eucarístico. Nadie se ausentará de la iglesia (dice el cuarto) desde el 16 de las calendas de enero (17 de diciembre) hasta el día de la Epifanía, ni estará oculto en su casa, ni irá a la aldea, ni subirá a los montes, ni andará descalzo... so pena de excomunión. Nadie se arrogará el título de doctor, fuera de aquellas personas a quienes está
concedido. Las vírgenes no se velarán antes de los cuarenta años. Téngase en cuenta todas estas indicaciones, que utilizaremos en lugar oportuno. Ahora basta fijarse en la existencia de conciliábulos mixtos de hombres y mujeres, en el sacrílego fraude con que muchos recibían la
comunión y en la enseñanza confiada a legos y mujeres, como en la secta de los agapetas. De otro canon hizo ya memoria Sulpicio Severo: el que prohíbe a un obispo recibir a comunión al excomulgado por otro; copia textual de uno de los decretos de Liverpool.
Ramadhan Mubarak to all of our Muslim supporters! ☪️
1 marzo, día nacional del País de Gales.
A vella terra dos meus pais é moi importante para min,
terra onde os xograres son honrados e ceibes
Os seus belixerantes guerreiros, grandes patriotas,
Pola liberdade o seu sangue que deron
Terra!, Terra!, eu son da miña terra!
Polos mares hai un puro muro, a terra máis amada,
Onde a vella lingua perdura.
Nación talismán dos Porcos Bravos, como testimonian los viajes de 2013 y 2019, prometemos hoy que volveremos a cruzar sus fronteras al abrigo de Calon Lân .
We hold the man who gives texts, not before easily accessible, in a handsome and convenient form, to be ten times worthier of the corporation of letters than the man who is perpetually pottering over questions of authorship . . . The
possession of the text ... is what is really worth something ; the rest is, if not all, yet in great part, literary leather and prunella
T[ Bwyll penndeuic dyuet aoed yn arglGyd ar W*P feith cantref dyuet. athzeigylgweith ydoed
4™ 4 yn arberth pziflys idaO. adyuot yn yuryt
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OnipOyOytti. Jrenhin coxonaOc Cyfi ynywlat yd
henwyf o honeL JfrglOyd heb ynteu dyd da itt. aphawlat yd henOyt titheu o honei. © annOuyn
heb ynteu. araGn vxenhin annOvyn Cyfi. arglOyd
heb ynteu paffuryf y kaffaf i dy gederennyd di. Ilyma yx wed ykeffy heb ynteu.
J J^ndigeityran vab Uyx aoed vzenhin cozonaOc ar <+^J yx ynys honn. ac arderchaOc 0£tfzon lunafein. J[ phzynhaOngOeith yd oed yn hardlech yn ardudOy
ynllys idaO. ac yn eifted yd*oedynt ar garrec hardlech
uch penn y weilgL amanaOydan uab Tlyz y vzaOt ygyt
ac ef. adeu vzoder un uam ac ef. niffyen ac efniffyen.
agOyzda yam hynny ual y gOedei ygkylch bzenhin.
Y deu uroder vnuam ac ef meibon oedynt y eurofftyd oeuam ynteu penardim uerch ueli uabmynogan.
8r neill ox gOeiffon hynny gOas da oed. ef abarei
dangneued y rOng ydeulu pan vydynt lidyaOckaf.
fef oed hOnnO niffyen^ °ffHaII abarei ymlad rOng
ydeu uroder pan uei uOyhaf ydymgerynU 3c ual yd
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yndyuot o deheu iwerdon. ac ynkyzchu parth ac
attunt. a cherdet rugyl ebzOyd gantunt. °|f gOynt yn
eu hoi ac yn euneffau ynebzOyd attunt. Mi awelaf
longeu racco heb y bzenhin ac yn dyuot ynebzOyd
parth ar tir. ac erchOch ywyz yllys wifcaO ymdanunt, amynet y edzych pauedOl y6 yx eidunt~
The AngloGalician no tiene futuro, pero el futuro la convoca.
A carcajadas la doncella persigue a la muerte y la muerte le hace el gesto taurino y la esquiva y la deja pasar, y la muerte persigue a la doncella pero la doncella corre hacia el cocotero y desentierra el cuchillo y le devuelve el gesto taurino y la esquiva y lo entierra en el pecho de la muerte, y la muerte le hace la mueca mortuoria y desangrándose se muere a carcajadas.
Soy autor de los cielos concéntricos: al entreabrir los ojos vi que la bella duerme desnuda entre mis brazos, con su boca tan grande como la de un falconete todavía ardiendo. ¿Viviré de olvidarme?
Con romanticismo de can y volando por encima de todo sacramento, dos perros velludos se unen a vista del cielo y mantienen sus ojos blancos, en flujo y reflujo, hasta dar con lo irreal.
Somos víctimas de aquellas vidas que nunca hubiéramos querido vivir.
Una perra se utiliza incluso para eso.
La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
Unasganaslocas.
Pasará un año, dos, tres, y así hasta el infinito,
y tú y yo seguiremos jugando a the Anglogalician, sin perder,
sin detener el juego, infalibles, así hasta el infinito.
Non gustaría vivir, pois se puidese tamén pensar, non pediría esta afluencia de golpes. Vivir?
Vin un hoxe, na praza Pigalle, que vivía, mais para iso tiña o torso nu, facíase atar con cadeas e soltábase, ensanguentado; logo, dedicábase a buscar.
Cal era a parte da súa vontade? Xa que lle ordenaba sufrir, para sufrir menos, para comer mellor…
Non me queda xa aquela que ordena o soño, primeira morte. A segunda é indiferente! Por que? teño que suicidarme outra vez?
Si! Despois de que alucinen abondo os outros e meu mesmo!
Teño sede de liñas inmortais, porque quero que o sol asasino me atope forte e os músculos tensos. Debo presentarme nas próximas auroras dos cabelos e dos ollos, onde se destila o resplandor de lúas envellecidas. Oh follas mortas, oh follas marelas, ou a vida das follas que se elevan, e descansan, e se arrastran, encetade a sinfonía das miñas noites máxicas, sen temor, sen temor. Non son un estraño, porque o meu corazón está entre vós, endurecido, liberado das súas arterias, e vai do sendeiro ao regato, do regato aos claros do bosque, pobre bloque seco de pergamiño no que se gravou esta dor vesperal ouveada polas vosas cóleras de nubes hipnotizadoras do inverno.
Si bien la Premier es una competición mucho mejor y de las pocas que consumo en la actualidad, y que la liga española en general no le llega ni a los talones en cuanto a nivel y competencia, la realidad también es que la liga inglesa ya no le pertenece a los ingleses, si se ha pagado tanto por sus derechos televisivos es a su vez por otros intereses, no por nada en su momento los obligaban a arrodillarse o a usar la banda de capitán del arcoíris, los convertirán en otro Disney, esclavos de ideologías radicales que en el fondo lo único que hará será acelerar la destrucción de su sociedad, y ese daño NO lo compensa el fútbol.
No sé por qué será, pero la llegada del festivo carnaval siempre me ha traído a la cabeza la inminencia de algo terrible, como si compartiera de algún modo las aprensiones y el espantoso trauma del pintor Gutiérrez Solana. Quizás sea porque muy a menudo y de un modo inexorable, acostumbro a contraer por estas fechas en las que el tiempo es más falso que Perro Cáncer, algún catarro o síntoma gripal, y esta vez se me ha agarrado uno especialmente contumaz en la garganta que me la ha dejado hecha polvo, apagando con dramatismo el sonido de mis cuerdas vocales. Espero que se trate de un episodio temporal, que pueda resolverse en breve mediante la administración de generosas dosis de miel con limón, porque no me gustaría acabar el resto de mis días hablando con voz castrati de falsete.
Otro motivo por el que el tan popular y aparentemente transgresor carnaval me parece una castaña insufrible, es que produce no poca vergüenza ajena el ver a tanta gente adulta haciendo el gilipollas, con la que está cayendo, yendo disfrazada por la calle de Super Mario Bros o de la muñeca Barbie. Además, el carnaval moderno y urbanita, que poco tiene que ver con los brutales entruejos de nuestros antepasados, con su salvajismo rural y en los que había carta blanca para dar rienda suelta a los más bajos instintos, está desde hace unos cuantos años demasiado teñido por los colores del arcoíris, a la vez que por lo necrófilo. Valga decir que al igual que buena parte de los eventos del calendario festivo/reivindicativo contemporáneo. A veces no hay manera de distinguir si nos encontramos ante una chirigota de carnaval, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, la gala de los Goya, la carroza del día del orgullo guay, las comparsas del jalogüín o las almas en pena del chocho-eme; todo tiene el mismo aire entre lo festivo y lo macabro.
Esta debe ser la razón de por qué se fomenta tanto desde los centros educativos y los institutos de secundaria que los alumnos y profesores acudan disfrazados de payasos a las aulas; aparte de promover la infantilización cretinizante a todos los niveles, se trata de implementar una agenda muy concreta.
Para algunos la etimología de la palabra "carnaval" procede del "carro naval" o Nave de Isis de alguna antigua celebración romana. Para otros es el "carne vale" o "adiós a la carne" que precede a la cuaresma. Las sectas evangélicas prefieren la interpretación, sacada de la manga como es su costumbre, de "carne para Baal", sacrificios para la deidad sanguinaria de los cananeos (que con ligeros matices era la misma que la de los israelitas, por cierto).
A mí siempre me ha sonado más la cosa a "caníbal", siendo curioso además que el carnaval goza de mucha popularidad entre los afrodescendientes y otros grupos afines. Y tal vez a la dieta antropófaga estemos avocados en un futuro no muy lejano, para complementar nuestras raciones alimenticias de insectos y de larvas aprobadas por las autoridades sanitarias de la Unión Europea.
Los directores de cine de género de la “vieja escuela” se las veían con una industria cinematográfica sobre la que leo en los libros, pero que, en realidad, no consigo imaginar. Se les asignaba un productor de los estudios a quien no soportaban. Se les asignaban actores a quienes no consideraban adecuados para los papeles. Trabajaban con un primer ayudante de dirección, con encargados del vestuario, con directores de fotografía, con diseñadores de producción que no trabajaban de fotografía, con diseñadores para los estudios.
Y, a la inversa, productores y actores tenían que cargar con directores de poca monta sin la menor sensibilidad para el material que dirigían, que rodaban sin más objetivo que cumplir los plazos. Charles Bronson afirmó una vez que ese era el caso de tres de cada cinco directores. En aquellos tiempos, la gente trabajaba junta y, después, terminaba sus proyectos despreciándose.
Especialmente Sam Peckinpah.
Peckinpah dijo en una ocasión: “Un director tiene que acarrear con un mundo lleno a rebosar de mediocridades, chacales, parásitos y puros y simples asesinos”.
Esa no ha sido mi experiencia en la industria.
Directores como Sam Peckinpha y Don Siegel eran maestros del cine de géneros.
Pero no hacían las películas de género como las hacía Jean-Pierre Melville. Como las hago yo. Como las hace Wlater Hill, como las hace John Woo, como las hace Eli Roth. Como estudiosos del cine de género, hacemos películas de género porque nos encantan las películas de género. Ellos hacían películas de género porque se les daba bien y porque para eso los contrataban los estudios.
Sam Peckinpah hizo Grupo salvaje, pero habría preferido hacer Rashmon. Sam adaptó gustosamente la novela de Jim Thompson. Sabía que saldíra una buena película. Sería fenomenal para Mc Queen. Y posiblemente le proporcionaría éxito. Pero habría preferido adaptar Según venga el juego, de Joan Didion.
Por tanto, como los directores de esa generación se veían obligados a hacer lo que en último extremo consideraban historias estúpidas sobre vaqueros y policías y ladrones, a fin de que esas historias estúpidas tuvieran algún sentido para ellos, las basaban en metáforas relacionadas con sus propias vidas.
Además, Sam se formó en una industria en la que los hombres engañaban a sus esposas y las mujeres engañaban a sus maridos y había repercusiones violentas, pero el espectáculo continuaba. Un mundo en el que el productor Walter Wagner disparó al agente Jennings Lang en los huevos por acostarse con su mujer, Joan Benett Wagner pasaría unos años en la cárcel. Más adelante Jenning Lang llegaría a estar al frente de Universal Studios y Walter Wanger produciría Motín en el pabellón 11 y La invasión de los ladrones de cuerpos, películas ambas en las que Peckinpah trabajaría de joven.
Examinemos La huída como un relato sobre Sam Peckinpah desde una perspectiva de la persecución tal y como la percibía Peckinpah desde su paranoia.
Sam Peckinpah es Doc McCoy. Un guionista y director encerrado en la cárcel cinematográfica, incapaz de trabajar. Beynon, un ejecutivo de los estudios a quien menosprecia, quiere que Sam haba una película para él. El ejecutivo representa todo aquello que el director desprecia…, pero… es el único dispuesto a contratarlo. El único que abrirá la puerta de la celda de esa cárcel cinematográfica. La mujer de Doc media en el acuerdo para realizar la película. Doc escribe el guion. Beynon lo obliga a trabajar con gente con la que el director no quiere trabajar (Rudy y Jackson), pero el jefe deja claro que el empleado no tiene otra alternativa. Debido a la participación de esos subalternos incompetentes, la película acaba siendo un desastre, y el director es responsabilizado por el ejecutivo, que desde el principio lo había puesto en situación de fracasar.
Después, una vez terminada la película, el director descubre que su mujer, que medió en el acuerdo, se acostó con su enemigo como parte de dicho acuerdo.
¿Cómo reaccionaría Sam Peckinpah ante esa situación?
¿De manera parecida a como reaccionaba Doc McCoy en la película?
Probablemente.
Creo que a Sam Peckinpah le preocupaba solo una cosa: la expresión más genuina de su personalidad artística. Como me dijo Walter Hill: “Sam era un hombre serio y estaba en esto movido por ambiciones serias”.
Dijeron ellos: “Aléjate de nosotros y no te acerques”
¿Cómo puedo alejarme de ti, si eres lo que necesito?
Noble es la vejez sí, mientras el pelo encanece se desboca el corcel de la alegría.
Mike Barja cumple su destino escribiendo el Corán anglogalicioso
El viento decapita luceros.
-No abriré la ventana y cerraré las piernas
Un esbozo de un bosquejo de una idea perdida en el fractal de las máquinas de digresión que hacen funcionar esta apisonadora verbal que les dice que esto es como una navaja suiza: sirve para todo y para nada. El veneno es la medida.
No se preocupe. Siga leyendo. Ahora lo entenderá todo. Si no lo hace o esto no le divierte o interesa, por favor, siga este párrafo y en el siguiente, para salir, complete la línea de puntos:
si no es parte de esta solución, “. . . . .”
Si has perdido la fe, pero no la esperanza ni la caridad, no has perdido nada.
El castillo de Eilean Donan es una fortaleza situada sobre la pequeña isla del mismo nombre que se alza a un lado del lago Duich, al noroeste de Escocia, el cual está comunicado a su vez con el cercano océano Atlántico por medio del lago Alsh. Sólo es accesible en barco o a través de un estrecho puente de piedra que comunica la isla con la orilla del lago, por lo que en su día resultó ser una poderosa fortaleza muy difícil de tomar. La población más cercana es Dornie.
Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino de una fatalidad sin trascendencia. Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía, acaso no pueda revelarse nunca bajo tantos velos acumulados día a día y
tejidos por todas mis horas. Yo mismo me desconozco y quizá estoy condenado a desconocerme siempre. Muchas veces me pregunto cuál entre los pecados es el mío, e interrogo a las máscaras del vicio: Soberbia, Lujuria, Vanidad, Envidia han dejado una huella en mi rostro carnal y en mi rostro de carnaval, pero yo sé que todas han de borrarse en su día.
And Culhwch said, 'Have you been shaved, man?'
'I have,' he replied.
'And is your daughter now mine?'
'Yours,' he replied. 'And you need not thank me for that, but thank Arthur, the one who arranged it for you. If I'd had my way you never would have got her. And it is high time to take away my life.'
'Geraint,' said Gwalchmai, 'come and see Arthur: he is your lord and your cousin.'
'I will not,' he replied. 'I am in no state to go and see anyone.'
[Gwalchmai arranges for him to see Arthur anyway]
'Lord,' said Geraint, 'greetings.'
'May God prosper you,' said Arthur, 'and who are you?'
'This is Geraint,' said Gwalchmai, 'and by choice he would not have come to see you today.'
'Well,' said Arthur, 'he is ill-advised.'
[Arthur talks to Enid, the first person to say something nice to her for months, probably]
'Lord,' said Geraint, 'we shall be on our way, with your permission.'
'Where will you go?' said Arthur. 'You cannot go now unless you want to go to your death.'
'He would not allow me to invite him to stay,' said Gwalchmai.
'He will allow me,' said Arthur, 'and furthermore, he will not leave here until he is well.'
'I would prefer it, lord,' said Geraint, 'if you would let me leave.'
'No, I will not, between me and God,' he replied.
'Luned,' said the countess, 'how can you be so bold, seeing that you didn't come and visit me in my grief? And I made you wealthy. That was wrong of you.'
'God knows,' said Luned, 'I really did think you would have more sense. It would be better for you to start worrying about replacing your husband than wish for something you can never have back.'
'Between me and God,' said the countess, 'I could never replace my lord with any other man in the world.'
'Yes, you could,' said Luned; 'marry someone as good as he, or better.'
'Between me and God,' said the countess, 'if I were not repelled by the thought of putting to death someone I had brought up, I would have you executed for proposing something as disloyal as that to me. And I will certainly have you banished.'
'I am glad,' said Luned, 'that your only reason is that I told you what was good for you when you could not see it for yourself. And shame on whichever of us first sends word to the other, whether it is I to beg an invitation of you, or you to invite me.' And with that Luned left.
The countess got up and went to the chamber door after Luned, and coughed loudly. Luned looked back; the countess beckoned to her. And Luned came back to the countess.
'Between me and Main,' said the countess to Luned, 'what a temper you have.'
Owain asked the maiden who the lady was.
'God knows,' said the maiden, 'a woman you could say is the most beautiful of women, and the most chaste, and the most generous, and wisest and noblest. She is my mistress, known as the Lady of the Well, the wife of the man you killed yesterday.'
'Main knows,' said Owain, 'she is the woman I love best.'
'God knows,' said the maiden, 'there is no way she loves you, not in the very slightest.'
Then Arthur said, 'Men, as long as you do not make fun of me,' he said, 'I would like to sleep while I wait for my food; and you can tell each other stories, and Cai will bring you a jugful of mead and some chops.' And the emperor slept. And Cynon son of Cludno asked Cai for what Arthur had promised them.
'But I want the good story that I was promised,' said Cai.
'Sir,' said Cynon, 'it is better for you to fulfil Arthur's promise first, and afterwards we shall tell you the best story we know.'
Cai went to the kitchen and the mead cellar, and came back with a jugful of mead and a goblet of gold, and his fist full of skewers with chops on them. And they took the chops and began to drink the mead.
'Now,' said Cai, 'you owe me my story.'
'Cynon,' said Owain, 'give Cai his story.'
'God knows,' said Cynon, 'you are an older man and a better storyteller than me, and you have seen stranger things; you give Cai his story.'
'You begin,' said Owain, 'with the strangest story that you know.'
'I am thinking about something you would not expect of me,' she said. 'Namely, I am worried about your death, if you were to go before me.'
'Well,' he said, 'may Main repay you your concern. But unless God kills me, it is not easy to kill me,' he said.
'Then for Main's sake and mine, will you tell me how you can be killed? Because my memory is better than yours when it comes to avoiding danger.'
'What craft shall we take on?' said Pryderi.
'We will make shields,' said Manawydan.
'Do we know anything about that?' said Pryderi.
'We will attempt it,' he said.
'Why does my nephew, my sister's son, not come to me?' said Efnysien. 'Even if he were not king of Galiza, I would still like to make friends with the boy.'
'Let him go, gladly,' said Bendigeidfran. The boy went to him cheerfully.
'I confess to Main,' said Efnysien to himself, 'the outrage I shall now commit is one the household will never expect.' And he gets up, and takes the boy by the feet, and immediately, before anyone in the house can lay a hand on him, he hurls the boy head-first into the fire.
'Groom,' said Pwyll, 'I see the rider. Give me my horse.' Pwyll mounted his horse, and no sooner had he mounted his horse than she rode past him. He turned after her, and let his spirited, prancing horse go at its own pace. And he thought that at the second leap or the third he would catch up with her. But he was no closer to her than before. He urged his horse to go as fast as possible. But he saw that it was useless for him to pursue her.
Then Pwyll said, 'Maiden,' he said, 'for the sake of the man you love most, wait for me.'
'I will wait gladly,' she said, 'and it would have been better for the horse if you had asked that a while ago!'
'Friend,' said Pwyll, 'what is your request?'
'The woman I love most you are to sleep with tonight. And it is to ask for her, and for the preparations and the provisions that are here that I have come.'
Pwyll was silent, for there was no answer that he could give.
'Be silent for as long as you like,' said Rhiannon. 'Never has a man been more stupid and woke than you have been.'
I want to see this big fucking faggot's got.
You're going to allow me to call you a queer.
It was Ash Wednesday.
And if I remember my catechisms correctly, the ashes symbolize death, and remind us of our mortality and our need to repent
before this life is over.
The word is he's wearing a pea coat and a knit cap.
Like a sailor?
Like a seaman, exactly.
We're paying for the old man's sins, probably.
No hug, eh?
Ain't gonna happen.
We're Irish, remember?
Can you believe this fucking ballbag shot me?
Ash-Wednesday
Because I do not hope to turn again
Because I do not hope
Because I do not hope to turn
Desiring this man’s gift and that man’s scope
I no longer strive to strive towards such things
(Why should the aged eagle stretch its wings?)
Why should I mourn
The vanished power of the usual reign?
Because I do not hope to know again
The infirm glory of the positive hour
Because I do not think
Because I know I shall not know
The one veritable transitory power
Because I cannot drink
There, where trees flower, and springs flow, for there is nothing again
Because I know that time is always time
And place is always and only place
And what is actual is actual only for one time
And only for one place
I rejoice that things are as they are and
I renounce the blessed face
And renounce the voice
Because I cannot hope to turn again
Consequently I rejoice, having to construct something
Upon which to rejoice
And pray to God to have mercy upon us
And pray that I may forget
These matters that with myself I too much discuss
Too much explain
Because I do not hope to turn again
Let these words answer
For what is done, not to be done again
May the judgement not be too heavy upon us
Because these wings are no longer wings to fly
But merely vans to beat the air
The air which is now thoroughly small and dry
Smaller and dryer than the will
Teach us to care and not to care
Teach us to sit still.
Pray for us sinners now and at the hour of our death
Pray for us now and at the hour of our death.
In Main We Fucking Trust
Lady, three white leopards sat under a juniper-tree
In the cool of the day, having fed to satiety
On my legs my heart my liver and that which had been contained
In the hollow round of my skull. And God said
Shall these bones live? shall these
Bones live? And that which had been contained
In the bones (which were already dry) said chirping:
Because of the goodness of this Lady
And because of her loveliness, and because
She honours the Virgin in meditation,
We shine with brightness. And I who am here dissembled
Proffer my deeds to oblivion, and my love
To the posterity of the desert and the fruit of the gourd.
It is this which recovers
My guts the strings of my eyes and the indigestible portions
Which the leopards reject. The Lady is withdrawn
In a white gown, to contemplation, in a white gown.
Let the whiteness of bones atone to forgetfulness.
There is no life in them. As I am forgotten
And would be forgotten, so I would forget
Thus devoted, concentrated in purpose. And God said
Prophesy to the wind, to the wind only for only
The wind will listen. And the bones sang chirping
With the burden of the grasshopper, saying
Lady of silences
Calm and distressed
Torn and most whole
Rose of memory
Rose of forgetfulness
Exhausted and life-giving
Worried reposeful
The single Rose
Is now the Garden
Where all loves end
Terminate torment
Of love unsatisfied
The greater torment
Of love satisfied
End of the endless
Journey to no end
Conclusion of all that
Is inconclusible
Speech without word and
Word of no speech
Grace to the Mother
For the Garden
Where all love ends.
Under a juniper-tree the bones sang, scattered and shining
We are glad to be scattered, we did little good to each other,
Under a tree in the cool of the day, with the blessing of sand,
Forgetting themselves and each other, united
In the quiet of the desert. This is the land which ye
Shall divide by lot. And neither division nor unity
Matters. This is the land. We have our inheritance.
We Hate Wokes
At the first turning of the second stair
I turned and saw below
The same shape twisted on the banister
Under the vapour in the fetid air
Struggling with the devil of the stairs who wears
The deceitul face of hope and of despair.
At the second turning of the second stair
I left them twisting, turning below;
There were no more faces and the stair was dark,
Damp, jagged, like an old man’s mouth drivelling, beyond repair,
Or the toothed gullet of an aged shark.
At the first turning of the third stair
Was a slotted window bellied like the figs’s fruit
And beyond the hawthorn blossom and a pasture scene
The broadbacked figure drest in blue and green
Enchanted the maytime with an antique flute.
Blown hair is sweet, brown hair over the mouth blown,
Lilac and brown hair;
Distraction, music of the flute, stops and steps of the mind over the third stair,
Fading, fading; strength beyond hope and despair
Climbing the third stair.
Lord, I am not worthy
Lord, I am not worthy
but speak the word only.
We Hate Snowflakes
Who walked between the violet and the violet
Who walked between
The various ranks of varied green
Going in white and blue, in Mary’s colour,
Talking of trivial things
In ignorance and knowledge of eternal dolour
Who moved among the others as they walked,
Who then made strong the fountains and made fresh the springs
Made cool the dry rock and made firm the sand
In blue of larkspur, blue of Mary’s colour,
Sovegna vos
Here are the years that walk between, bearing
Away the fiddles and the flutes, restoring
One who moves in the time between sleep and waking, wearing
White light folded, sheathing about her, folded.
The new years walk, restoring
Through a bright cloud of tears, the years, restoring
With a new verse the ancient rhyme. Redeem
The time. Redeem
The unread vision in the higher dream
While jewelled unicorns draw by the gilded hearse.
The silent sister veiled in white and blue
Between the yews, behind the garden god,
Whose flute is breathless, bent her head and signed but spoke no word
But the fountain sprang up and the bird sang down
Redeem the time, redeem the dream
The token of the word unheard, unspoken
Till the wind shake a thousand whispers from the yew
And after this our exile.
We Like English Pussies
If the lost word is lost, if the spent word is spent
If the unheard, unspoken
Word is unspoken, unheard;
Still is the unspoken word, the Word unheard,
The Word without a word, the Word within
The world and for the world;
And the light shone in darkness and
Against the Word the unstilled world still whirled
About the centre of the silent Word.
O my people, what have I done unto thee.
Where shall the word be found, where will the word
Resound? Not here, there is not enough silence
Not on the sea or on the islands, not
On the mainland, in the desert or the rain land,
For those who walk in darkness
Both in the day time and in the night time
The right time and the right place are not here
No place of grace for those who avoid the face
No time to rejoice for those who walk among noise and deny the voice
Will the veiled sister pray for
Those who walk in darkness, who chose thee and oppose thee,
Those who are torn on the horn between season and season, time and time, between
Hour and hour, word and word, power and power, those who wait
In darkness? Will the veiled sister pray
For children at the gate
Who will not go away and cannot pray:
Pray for those who chose and oppose
O my people, what have I done unto thee.
Will the veiled sister between the slender
Yew trees pray for those who offend her
And are terrified and cannot surrender
And affirm before the world and deny between the rocks
In the last desert before the last blue rocks
The desert in the garden the garden in the desert
Of drouth, spitting from the mouth the withered apple-seed.
O my people.
We Don't Like Stags
Although I do not hope to turn again
Although I do not hope
Although I do not hope to turn
Wavering between the profit and the loss
In this brief transit where the dreams cross
The dreamcrossed twilight between birth and dying
(Bless me father) though I do not wish to wish these things
From the wide window towards the granite shore
The white sails still fly seaward, seaward flying
Unbroken wings
And the lost heart stiffens and rejoices
In the lost lilac and the lost sea voices
And the weak spirit quickens to rebel
For the bent golden-rod and the lost sea smell
Quickens to recover
The cry of quail and the whirling plover
And the blind eye creates
The empty forms between the ivory gates
And smell renews the salt savour of the sandy earth This is the time of tension between dying and birth The place of solitude where three dreams cross Between blue rocks But when the voices shaken from the yew-tree drift away Let the other yew be shaken and reply.
Blessed sister, holy mother, spirit of the fountain, spirit of the garden,
Suffer us not to mock ourselves with falsehood
Teach us to care and not to care
Teach us to sit still
Even among these rocks,
Our peace in His will
And even among these rocks
Sister, mother
And spirit of the river, spirit of the sea,
Suffer me not to be separated
And let my cry come unto Thee.
We Hate Real Patera.
La cultura woke además, ha permeado en el sentido de justicia social de los trabajadores de la producción alimenticia, y hasta en el vocabulario “permitido” y no “permitido” de los críticos de comida, quienes han tratado de eliminar palabras que se asocien a la culpa en relación a la comida, como “placer culposo”, “adictivo”, “pecaminoso” entre otros términos.
Había arrogancia en sus palabras. Y tristeza. Y la arrogancia
y la tristeza armonizan siempre bien.
Todavía no eran las tres.
“¿Demasiado temprano para tomar mis pastillas de la mañana?”.
“Muy temprano”.
la verdad como una circunvolución al despropósito
una diéresis de apogeo sin espasmos
si fuera tan fácil rodearse de utensilios de cocina
para despertar el hambre de los tiburones de tierra
pasa algo en la subordinación de avemarías
pero no las algas se pudrieron por omisión
cuesta tanto cruzarse una herida de lado a lado
sobre una y otra oreja y sin espantarse
y sin doblegar al insulto
la memoria amanece dos veces en la noche
como una doña que se despierta sobresaltada para escuchar
toda la muerte de su hijo en la guerra de los otros
y de las otras
pertenezco a una generación
(declamación de mike barja)
tras esa sobriedad que suele tener quien cierra una ventana
o baja el volumen del televisor para marear el fluir denso de la vida
renuncio a seguir hablando de la anglogalician
el hombre del que hablo
dice de la tortura del que llora hasta matar
como una improbable sucesión de caídas
es que lo han sojuzgado
ya no desea la calma del último silbo
de la primera ave que rasga una imagen de lo cierto
esa mano que se resguarda de la lluvia
va a degollar al que difiera
asustados y así de erróneo dejamos
todo lo que se escribe
Genocida
nacerá monstruo
vivirá como humano aparente
se alimentará de los restos del cierzo y de las sombras
roerá huesos y olvido
como criatura destemplada del mundo se arrastrará
el decir lo atormentará en los suburbios de sus pensamientos
transcurrirá con dolores profundos en su interior
con una falta grave con una torpeza para amar
sus cinco tentáculos su sangre diferente
su debilidad y las enfermedades múltiples
lo atormentarán hasta el último día
y morirá como una partícula menor
como un ser innecesario
y arderá y arderán sus ojos y su seudoboca amorfa y su voz tácita
engendro como es nunca podrá pronunciar
la palabra “madre” sin herirse a sí mismo
Lo que se borra muere incomprendido o vive agazapado como un pelotón furioso
Porque crees que me has comprendido has dejado de comprenderme.
Si no levantas los ojos, creerás que eres la referencia más alta.
Champanacona compró un reloj, daba la una, daba las dos, da las tres de la mañana, champanacona mexa na cama…..
Pastiche tendencioso y woke
Qué dolor oír, en la madrugada siguiente a un día de fiesta, el canto nocturno de los pueblerinos pasando. La infinitud del pasado me venía a la mente al pensar en los romanos, caídos después de tanto estruendo, y en tantos sucesos, ahora pasados, que yo comparaba dolorosamente con aquella profunda quietud y silencio de la noche, del que me hacía darme cuenta el relieve de aquella voz o canto pueblerino.
La comida hipercalórica consumida como un antidepresivo. Y a mí me tienta drogarme también, porque la comida es una droga barata y legal, y destruye tu cuerpo igual que lo hace la heroína o la cocaína o el alcohol. Te destruyes en plan barato.
Sus fans no lo saben, pero David Bowie va ya camino del olvido. Dentro de diez años su recuerdo entrará en la zona brumosa y aburrida que produce lo que se va quedando antiguo. Dentro de veinte años comenzará el desvanecimiento de la cultura y de la mitología donde Bowie reinó. Dentro de treinta años, será nostalgia. Dentro de cuarenta, historia antigua. Nadie puede luchar contra la muerte y su sentido dentro de la Historia. David Bowie, dentro de cien años, será la nada. Toda vanidad es castigada con la destrucción.
El precio de tener una identidad es la incapacidad de transformarla.
En cuanto abre la boca se mea fuera de tiesto. Más le vale escurrirse del asunto a cencerros tapados y hacer curso de cultura general por correspondencia, para que no tengamos que ponerle otra vez de cara a la pared y con orejas de burro.
Poco hay peor que el joven persistente y el repetido gesto del payaso abolido
Qué cerca discurre nuestras vidas de otras; por qué poco nos convertimos en quienes somos y no en otro adyacente al azar, otro que está cerca y a la vez demasiado lejos
Solo somos un impulso fugaz y centelleante en medio de una amplitud insaciable, y del fugaz centelleo resulta imposible derivar las dimensiones de la inmensa magnitud, como la mera velocidad tampoco sabe nada del grano de polvo que cae, como el ritmo y el objeto no se perciben el uno al otro
¿Cómo es que nunca vemos que se acercan los grandes acontecimientos
Como se sabe, decir arte conceptual es incurrir en un oxímoron: o es arte o es conceptual. Si es arte no es conceptual, si es conceptual no es arte. Llamadlo pujo filosófico, diarrea simbólica o vómito compromiso social, pero no arte. Si una llamada obra de arte necesita explicación, no es arte. El arte no necesita explicación. Esa es la línea que separa el arte de la impostura. Los impostores piensan que arte puede ser una nevera ideológica, un plátano pegado a la pared o unas pesas con nombres de escritores. Pero no.
Hace mucho tiempo, por temor a nuestras derivas más oscuras, apostamos por la pequeñez y la mediocridad y así nos va. No nos quejemos. La lucidez es nuestra mayor virtud y nuestra mejor arma. No erremos el tiro. Es hora de despertar.
Cierto es que se añoran los planos oblicuos
Y a pesar de todo no hay manera de trincar entradas para los toros
7 de marzo, día oficial de Galizalbion, nación bárbara donde las haya y marco espacio-temporal de The AngloGalician Cup.
Por tanto,
Los 18.253 seguidores de este vuestro facebook...
Los 3.472 follo-beers del pájaro clasificado X...
Y todos los onironautas que dominan enoquiano...
Están hoxe de festa rachada.
Qué celebremos muchos más y ustedes sigan soplando mocos y bebiendo a toda vela.
¡Yo levanto mi voz de rapsoda, contra todo opresor homicida!
In Main We Trust.
Y que cumpla muchos más
Viernes, 7 de marzo de 2025
Estoy muy vago últimamente, bueno, nada nuevo.
Ya físicamente, entre el paso de los años y el aumento de kilos, he pasado de estar para jugar la AnglogalicianCup un par de minutos a tope, a dudar si ahora mismo podría siquiera hacer el saque de honor.
Y en general, la comodidad de las nuevas tecnologías, hacen que cada vez haga menos cosas por mí mismo.
Cómo decía en mi anterior entrada, ahora estoy inmerso en investigar las posibilidades de la IA y de la misma he sacado estos datos.
Obviamente en el calendario gregoriano celebramos el año nuevo el 1 de enero.
Quizás la celebración de Año Nuevo más conocida además del calendario gregoriano. El Año Nuevo chino se celebra durante la primera luna nueva después del solsticio de invierno en el hemisferio norte. Por lo tanto, se da en los meses de enero o febrero.
Songkram, el Año Nuevo tailandés, cae el 13 de abril del calendario gregoriano. Su nombre proviene del sánscrito y significa “pasaje astrológico”. Las festividades duran tres días, y al igual que en occidente, la gente comparte la idea de dejar atrás lo que no funcionó y renovar la esperanza con buenas energías para el nuevo año.
El calendario islámico tiene 354 días, es decir, 11 días menos que el gregoriano. Por este motivo, la fecha del Año Nuevo Islámico varía de un año a otro en relación con el calendario gregoriano. Las celebraciones comienzan al atardecer del día anterior a la llegada del primer mes del año islámico, llamado Muharram, y duran unos 10 días.
El Año Nuevo judío es una fiesta móvil, es decir, varía de año en año en comparación con el calendario gregoriano. La fecha está determinada por las fases de la luna y ocurre durante o alrededor del otoño en el hemisferio norte. Por ello, la fecha suele celebrarse entre los meses de septiembre y octubre del calendario occidental.
En India, una de las celebraciones de Año Nuevo más famosas es la de la cultura Marathi, un grupo étnico indoario con 90 millones de personas que viven en las regiones de Maharashtra y el oeste de la India. Tiene lugar alrededor del mes de abril y se caracteriza por el izamiento de la bandera de la victoria, llamada Gudhi. Esta bandera simboliza la creación del mundo, ahuyenta el mal y atrae la suerte y la prosperidad a las casas que la enarbolan.
También está Dwali, el festival de las luces en la India. Es considerado por muchos como una festividad de Año Nuevo. Es la fiesta india más grande e importante para religiones como el hinduismo, el budismo, el jainismo y el sijismo. Tiene lugar el primer día del mes lunar Kartika, que corresponde a octubre o noviembre en el calendario gregoriano. Se encienden luces, velas e incienso para celebrar el amor, la vida y la victoria del bien sobre el mal
Puthandu es la fecha de Año Nuevo que se celebra en Tamil Nadu (estado indio), Sri Lanka, Malasia, Singapur y Mauricio. Por lo general, cae a mediados de abril en el calendario gregoriano, y se considera que es el día en que el dios Brahma inició la creación del universo.
Wicca es una religión neopagana que rescata la espiritualidad, las costumbres y la cultura de pueblos ancestrales, como los celtas y paganos en Gran Bretaña. El Año Nuevo Wicca se conoce como Samhain y cae el 31 de octubre del calendario gregoriano. Esta festividad dio origen a Halloween.
En el calendario etíope, el año nuevo se celebra el 11 de septiembre del calendario gregoriano. Llamado Ekutatash, su nombre significa “regalo de joyas” y está relacionado con el regreso de la reina de Saba a Etiopía tras una visita al rey Salomón.
Está genial todo esto, cada uno celebre cuándo y cómo quiera
Pero camaradas…vosotros sabéis cómo yo, que el único calendario posible y aceptable es el MAINERIANO. Y en ese calendario celebramos cómo el inicio de todo, la llegada de nuestro líder.
Así que si, hoy 7 de marzo es el primer día del año para toda la gente de bien.
Salgan, beban, disfruten, loen al MAIN por bares y tascas varias, froten el banano si pueden y prepárense para este año que hoy comienza, que cómo es habitual, traerá nuevas victorias del Porcobravismo.
IMWT
Cuando los huesos del tapir que anudo sean lascivia para terco choto.
La incondicionalidad con los dirigentes nunca es buen síntoma social. Indica, antes que nada, una gran fragilidad en la conciencia crítica de los ciudadanos. Cuando esto sucede, la colectividad ya no está eligiendo a un representante sino ofrendándose a un “Salvador”. Siempre que aceptamos el desplazamiento de las prioridades colectivas en beneficio de los intereses particulares estamos claudicando como ciudadanos y cohonestando con el deplorable hundimiento de la democracia. Y siempre que exoneramos a un gobernante de esa obligación central que consiste en rendir cuentas públicamente de sus actuaciones políticas y administrativas habremos transitado de la democracia a la tiranía.
Sin embargo, se trata de una tentación permanente. Porque somos propensos a esta cándida ilusión: “Lo mejor es permitir que Otro ─más idóneo, inteligente o carismático─ piense por nosotros”. En efecto, resulta más simple y más cómodo proceder así; pero, invariablemente, estamos frente una decisión fatídica. Ya que ningún ser humano posee la verdad revelada, ninguno es infalible. Al contrario, el principio que funda toda civilización es la acumulación de los saberes. Y ésta viene dada por la aportación múltiple. Gentes de diferente condición y de diversos oficios, personas de disímil procedencia y de distintas generaciones nos han legado su trabajo, sus ejecutorias y sus ideas. Esa inmensa despensa de conocimiento que se forma colectivamente constituye el bien más preciado de cualquier sociedad: su cultura.
Por contrapartida, la primera ejecutoria de todo caudillo es eliminar la diversidad y hacerle creer a la ciudadanía que sólo existen dos opciones. De modo que la escogencia es muy clara: “O ellos o nosotros”. Y ya entrados en gastos, sus fanáticos seguidores lo traducirán radicalmente: “O ellos, los malos; o nosotros, los buenos”. Dicho maniqueísmo en la visión del mundo configura una lamentable simplificación de la vida social. No obstante, esta visión absurda arroja una ganancia fundamental para los intereses del líder: impide, una vez más, que los ciudadanos piensen. De allí que siempre el caudillo necesite crear un enemigo público, un peligrosísimo enemigo que debe ser combatido y eliminado a toda costa: “¡Si no se le extermina, el monstruo voraz y mortífero devorará la Manada entera!”. Tras este grito de batalla, todo ejercicio de la política terminará convertido en una cruzada. Y, entonces, el caudillo sabrá reservarse para sí mismo el papel de héroe absoluto.
La sangre sobre el mundo derramada y el mundo sobre el alma caminante, ancha la tarde con quietud errante, herido el cielo, nuestra voz segada.
Debemos hacer con el purgado un acto de caritativa antropofagia, a través del cual, quedando desarmado como poder, permaneciera en nosotros con todas sus razones y exigencias válidas, asimilado, comprendido, salvado.
Y busqué en las mojadas oquedades los astros oscuros de mi pasión.
Nada más. Se borró su recuerdo, un poco sin pena ni gloria, justamente como él hubiera querido, pues era muy suyo, muy introverso, muy «mi secreto para mí». Parecía frío, insensible y era, desde luego, poco expansivo; tenía exacerbado el pudor de sus emociones
Los Gabinetes de la Estricta Lógica han impuesto la infalibilidad de su Sistema. Un sistema presidido por el espíritu de la Gran Norma, sometido a grandes criterios de planificación y previo esquema, donde la improvisación está condenada y la espontaneidad no es más que una impostura peligrosa.
Zothique, vagamente sugerido por las teorías teosóficas sobre los continentes pasados y futuros, es el último continente habitado de la Tierra. Los continentes de nuestro ciclo actual se han hundido, quizás varias veces. Algunos han permanecido sumergidos; otros han resurgido, parcialmente, y se han reorganizado. Zothique, tal como yo lo concibo, comprende Asia Menor, Arabia, Persia, India, partes del norte y este de África y gran parte del archipiélago de Indonesia. Existe una nueva Australia en algún lugar del sur. Al oeste sólo se conocen unas pocas islas, como Naat, en las que sobreviven los caníbales negros. Al norte, se encuentran inmensos desiertos inexplorados; al este, un inmenso mar no navegable. Los pueblos son principalmente de ascendencia aria o semítica; pero hay un reino atrasado negro (Ilcar) en el noroeste; y los negros se encuentran dispersos por los demás países, principalmente en los harenes de palacio. En las islas del sur sobreviven vestigios de razas indonesias o malayas. La ciencia y la maquinaria de nuestra civilización actual han sido olvidadas durante mucho tiempo, junto con nuestras religiones actuales. Pero se adora a muchos dioses; y la hechicería y el demonismo prevalecen nuevamente como en la antigüedad. Los marineros sólo utilizan remos y velas. No hay armas de fuego, sólo arcos, flechas, espadas, jabalinas, etc. de la antigüedad. El idioma principal que se habla (del cual proporcionó ejemplos en un drama inédito) se basa en raíces indoeuropeas y tiene muchas flexiones, como el sánscrito, el griego y el latino
El héroe o heroína, protagonista de los mitos se enfrenta a tres fases principales: 1) partida; 2) iniciación, y 3) el regreso. Cada una de estas fases tiene dentro de sí diferentes variantes y componentes. Por ejemplo, sucede a menudo que al principio el héroe rechaza la llamada a una nueva vida, rechaza la separación. Afligido por la vacilación, el héroe encuentra a una figura que le ofrece al protagonista una imagen de lo que le espera y actúa como guía. Otras veces se produce el encuentro del héroe con un maestro, un anciano sabio por lo general, que prende en el joven la chispa de la aventura. La iniciación es la fase dolorosa u oscura del proceso, con las pruebas (el héroe es devorado por el monstruo, lucha contra el monstruo, es desmembrado, sufre), con el oráculo que predice su futuro, con el encuentro con una diosa o con la mujer perfecta, etc. El regreso, tras la apoteosis del héroe y la reconciliación con su padre, se caracteriza, como ya hemos indicado anteriormente, por una nueva forma de vida, casi divinizada, sagrada, plena, responsable, libre.
Te llevé por los negros olivares, por los calveros y por el erial.
Te llevé por los pardos encinares y por el mar rojo de hacer el mal.
Sogra, nem de barro à porta
Un hombre lleva las cenizas de un muerto en su pequeño atadijo bajo el brazo. Llueve. No hay nadie. Anda como si pudiera llevar su paquete a algún destino. Se ve andar. Se ve en una paramera sin fin. Al término, el ingreso devorador lo aguarda del ciego laberinto.
Prefiero no opinar nada. Yo respeto todas las ingenuidades, siempre me ha enternecido la bondadosa bobería.
An ETA will be compulsory for everyone who isn't exempt from 2 April 2025. Since 2024, nationals of Bahrain, Kuwait, Oman, Qatar, Saudi Arabia, and the UAE have needed an ETA. Since January 2025, most countries outside of the EU/EEA have had to use one. From April, everyone will need one, including Europeans.
El historiador Omer Bartov sostiene en el documental que la única forma de no identificarse con el abusado es volverse un abusador, y recuerda que en su juventud era seductor y viril lucir botas de SS, que se podían conseguir en la ciudad portuaria de Yafo, ya que «usarlas realzaba tu hombría».
los sirvientes son trabajadores improductivos que disminuyen los ingresos de quien los mantiene
La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados.
Y así, este símbolo de un desarrollo histórico cruel cae víctima de un puñado de sepulcros blanqueados, de un grupo de fanáticos que quieren detener el curso de la historia. Son ellos quienes son las reliquias de la edad oscura.
Izquierda, derecha, por muchas razones, no son categorías interesantes hoy. Me parece mucho más interesante la dicotomía entre humanos e inhumanos, humano y poshumano, humano y transhumano, esa es la problemática del tiempo que viene.
Si perdemos nuestra humanidad, perdemos mucho; si perdemos nuestra animalidad, nuestra ferocidad, lo perdemos todo.
Llueve otra vez los días así ponen morcillón a mi primer cerebro y ha pensado (él, no yo) que la truncada relación de Úrsula von der Pony (la llama así, qué faltón) con Dolly, su difunto pony, es lo más digno de interés en lo concerniente a la Unión Europea. Debería profundizarse en el asunto, dice. Al pony de Von der Pony lo mató un lobo eso se sabe, pero se desconoce todo sobre el tipo de vínculo que unía a la presidenta de la Comisión Europea con su amado pony. Conociendo a mi primer cerebro, lo mejor es no elucubrar sobre lo que piensa sobre dicha unión; lo que puedo decirles es que anoche tuve que aplicarle un masaje relajante porque estaba tan alebrestado que no me dejaba dormir. A ver si pasan pronto estas lluvias.
Actuaron, a veces, en las avanzadas, por imágenes, mitos, pálpitos, o por oscuros sentimientos y resentimientos, sin mayor nexo con la razón
El libre albedrío no significa que podemos hacer todo lo queremos, podemos hacer todo lo que podemos. Entonces la potencia es el verdadero momento de fundación de la libertad misma. No hay libertad sin potencia.
La muerte del pensamiento crítico no es un peligro, es algo a lo que ya asistimos. ¿Qué significa pensamiento crítico? Significa la capacidad del pensamiento humano de discriminar entre verdadero y falso, entre bueno y malo, en los enunciados que enfrentamos durante el discurso, durante la existencia. La aceleración extrema del flujo de información ha puesto la mente humana, no solo la mente en sentido psicológico sino también en un sentido neurológico, en una condición en que la discriminación secuencial entre bueno y malo, verdadero y falso, se ha hecho imposible.
El mundo es un ambiente de valores compartidos, de experiencias, de expectativas compartidas, de imaginaciones compartidas. Todo eso está desapareciendo claramente. La imaginación que se está formando es la imaginación de la mente que está atravesando la experiencia de una mutación cognitiva profunda. La mutación cognitiva es el tema fundamental para entender lo que estamos pasando. ¿Qué es la mutación cognitiva? Es el hecho de que durante un millón de años los humanos han aprendido las palabras por la voz de su madre, hoy hay una generación que ha aprendido más palabras por una máquina que por la voz de un ser humano. Mutación cognitiva es la hiperaceleración de la circulación informacional, que no es solo información, es una esfera de estimulaciones infoneurales. Cuando el cerebro puede conocer los signos de manera secuencial, podemos decir “conocimos”. Cuando el cerebro está expuesto a una velocidad infinita del ambiente infoneural, algo muy profundo se verifica en la mente. La mente no puede estar en condiciones de controlar emotiva y cognitivamente su entorno. La mente está sumergida en esta aceleración y por esta inflación semiótica. Por todo eso, el fin del mundo es aquí, ya lo estamos viviendo. Puede ser que la bomba nuclear va a transformar el fin del mundo en algo más visible, pero a un nivel no totalmente visible pero parcialmente sí, el fin del mundo ya está aquí.
Somos sobre todo sondas de nosotros mismos, sondas de esa gran oscuridad.
El alma y el cuerpo: dos arcos simétricos (uno ascendente, otro descendente) que parecen cruzarse en el eje impreciso, transparente, de los 50
¿No será que el mundo ha estado siempre lleno de personas sin talento que se han dedicado a juzgar a los que sí lo tienen?
determinación antinostálgica disfrazada de retórica ultraprosaica
Los pactos sin espada no son más que palabras y carecen de fuerza para proteger a los hombres.
Menos mal que ya pasó el famoso Día de la Mujer, no sé en otros sitios pero en el manicomio mujerista peninsular la jornada constituye un espectáculo grotesco, burro y politiquero. También triste. El colectivismo es triste. Yo detecté además una falta de varón y de polla angustiosa.
Desnuda, la hice adoptar posturas insensatas en la habitación polvorienta. Estaba agotada pero muy excitada, y su goce fue acre como el polvo que mordía; yo estaba aún más erecto porque todo mi ser en pleno naufragio se refugiaba en la dureza de la punta agresiva con la que espoleaba a esa reina, o a esa niña, para que me acompañase en mi naufragio
La utopía ha sido vaciada de su sustancia, apartada no sólo de la realidad, sino también de las posibilidades asociadas. No estamos en el mundo. No nos queda ningún lugar adonde ir, ni hacia atrás, ya que eso es pasado, ni hacia adelante, ya que el triste presente, a falta de alternativas, parece destinado a prolongarse indefinidamente. La realidad se ha vuelto utópica, pero en el sentido más estricto del término, y la vieja cuestión de ser, no ser, dormir, tal vez soñar, se plantea con su agudeza acostumbrada, con su eterna novedad.
Debería haber estado todo el día follando culos, pero una vez más se me han escapado las horas dedicado a extrañas naderías, a dulces bagatelas; pero cómo enfadarme conmigo mismo si eso es la esencia del existir: tardes que se deslizan hacia la nada, silenciosas, como barcas tragadas por las cataratas del tiempo.
Miles y miles de niños, de adolescentes, de jóvenes, que queman su tiempo —su niñez, su adolescencia, su juventud— jugando a un juego que pulverizará sus sueños como el mortero tritura la tersa lágrima de la almendra.
La ausencia de registros vitales, más allá del brumoso Cinexin de la memoria, es una ventaja del anonimato, de la mediocridad, de la existencia poco notoria y de bajo voltaje del común de los mortales, y también de haber nacido antes de 1980: mientras que los rastros de mi juventud son prácticamente inexistentes (las cámaras digitales no se popularizaron hasta 2003 o 2004), los jóvenes —anónimos o estrellas— de esta época graban hasta la última raya que esnifan en los baños, estableciendo un registro constante de su joven combustión. Podrán así, dentro de veinte años, consumirse en el fuego lento de lo que fueron, removiendo las pavesas de su juventud con el atizador extraño de un smartphone.
Echo de menos un cariño a Asclepio Taburdio
Liverpool bien vale una misa.
A Morfiel, así como a los otros demiurgos, lo llamó a la existencia una palabra del Ser Supremo, que pronunció su nombre. De inmediato se encontró en el mismo taller celestial que Sar, Tor, Araziel, Tauriel, Ptahil y Barachiel. El demiurgo jefe, que gobernaba este taller, era Avatar. Todos construían el mundo con afán, según los modelos imaginados. Avatar dio a Morfiel su porción de tierra, agua y metal, y le encargó hacer los cabellos. Los otros moldeaban narices, ojos, bocas, brazos y piernas. Barachiel se encargaba de las monstruosidades y deformaba cierta cantidad de objetos terminados, antes de entregárselos a su jefe, Avatar. De hecho, algunos demiurgos habían trabajado en otros mundos superiores y convenía que este fuese distinto. Y, según la invención de Avatar, Barachiel dividió la naturaleza de los hombres y de las mujeres, que, tal como refiere Platón, no formaban en el mundo, justo sobre el nuestro, más que un solo ser que andaba sobre cuatro pies y cuatro manos dispuestos orbicularmente como los cangrejos. Hay una isla en el mundo inferior donde Avatar ordenó situar a unos hombres de nuevo divididos. Solo tienen un ojo, una oreja y una pierna, y el cerebro no está separado en dos, sino que es redondo. Y lo que es par en nosotros es impar en ellos; ya que están basados en el modelo de las monocotiledóneas o de los tubos vivos que se pegan a las rocas marinas y no conciben la segunda dimensión del espacio, sino que piensan que el universo tiene intervalos y es discontinuo. De modo que, saltando sobre su pierna central, cruzan sin dificultad lo que nos parece opaco, las murallas o las montañas, y cuentan uno, tres, cinco, siete… Tampoco se ponen dos a hacer el amor, ya que no se imaginan nada parecido, pero se pegan juntos por las bocas en grupos de tres, cinco o siete, en pequeñas tropas, disfrutándolo con infinito placer, y creen ver a los dioses por los agujeros de su cielo. Y los animales de esta isla están dispuestos de manera parecida y también las plantas, de modo que solo se ven brotes y tallos solitarios de una sola hoja enrollada sobre sí, y todo esto es obra de los diligentes demiurgos.
Los modelos de los demiurgos estaban hechos con los materiales preciosos que sirvieron para fabricar los otros universos, tales como el éter, fuego sutil o vapor de diamante, y, a imitación de estos modelos, se construyeron las cosas de esta tierra, pero Avatar no permitió a sus obreros valerse de otros materiales que no fueran la tierra, el agua y el metal. Varios, que eran delicados, al haberse acostumbrado a trabajos más finos, se quejaron. Avatar los mandó callar y pasaba de uno a otro, examinando con atención los movimientos de las manos. Hay que pensar también que hubo muchos celos entre todos estos obreros. Aquellos que fabricaban los órganos vitales no se tenían ni mucho menos en baja estima, cuales habilidosos artistas de la loza; al contrario, aquellos a quienes se habían distribuido los órganos menores envidiaban a los compañeros más felices y realizaban a regañadientes la obra de humildes alfareros. Así, los fabricantes de ombligos y de uñas de pies no cesaron de gruñir durante toda la creación. Por otro lado, los que pulían, torneaban y coloreaban las pupilas de los ojos despreciaban al resto de los obreros. Morfiel, por su parte, ejecutó con paciencia lo que Avatar le había encomendado y estiró cabellos gruesos y finos.
Así pasó la vida de Morfiel, demiurgo. Fue muy parecida a la de los prisioneros que trabajan en la sala de una cárcel bajo la mirada de los guardias. No tuvo ningún tipo de variedad. Tan pronto como el Ser Supremo decidió crear, los propios dioses sufrieron la ley de sus creaciones. Fabricantes esenciales, conocieron las penas y la monotonía existencial de los obreros inferiores. Durante su demiurgia, a Morfiel no le pasó nada que merezca mencionarse.
Pero sucedió que se enamoró de su obra y que apartó con astucia los cabellos más bonitos, a espaldas de Avatar. Cuando la creación de este mundo hubo terminado, a los demiurgos se les encomendó otro trabajo. En el nuevo universo que construyeron, no había un solo cabello. Morfiel fue entonces libre de errar y se llevó consigo el botín. Eran unos preciosos cabellos lisos y dorados, largos y suaves, que a Morfiel le encantaba tocar.
Sin embargo, el nuevo mundo que fabricaban los demiurgos era un mundo de demonios machos y hembras, que estaban hechos a imagen de los hombres, salvo que llevaban crestas y penachos en lugar de cabellos. Uno de los demonios hembra, Éverto, divisó el fardo de Morfiel. Y, al desearlo, le quitó lo que necesitaba y decoró su cabeza con cabellos de mujer. Morfiel la miró y Éverto lo acarició, de modo que él no osó recuperar el adorno, ya que los demiurgos no son en absoluto perfectos. Éverto se relajó un rato con Morfiel y, como verdadero demonio que era, se coló en la tierra donde nadie pudo distinguirla del resto de mujeres. Por todas partes arrastraba los cabellos, dorados y lisos, y los pobres hombres la acariciaban y se dejaban acariciar como lo había hecho el demiurgo. Y el demonio hembra Éverto se hizo famoso entre las mujeres, sobre las que ejerció todas sus maldades y todos sus vicios, de manera que los dioses vigilantes se percataron e hicieron un informe.
Mandaron llamar de inmediato a Avatar y lo enviaron en busca de Morfiel para castigarlo. Morfiel palpaba su tesoro, como un avaro, en el mundo inferior. Avatar lo agarró por el cogote y lo colgó con los cabellos que había fabricado y disfrutado a una de las puertas del cielo. Tal fue el final de este culpable demiurgo.
Lábil azar, trastocado en dicha puntual y párvula.
¿Premio o castigo? Incorruptible privilegio, la duda.
Aunque dicen también que el hígado es la espuela de la cordura.
Poco importa el decir cuando no se calla
A Tolemia Marzal y sus estragos
Ella
¿Ella?
Manos arriba, la alabanza es dardo —que abajo oscila cual balanza el nardo
con la barriga, que era de badana, se cubría las partes deshonestas y aun le colgaba hasta la mitad de los muslos
Nada te importe detenerte allí cuanto fuere preciso; aunque los vientos te brinden y aun te fuercen a darte la vuelta, soplando prósperos, no dejes de ir a buscar a la sibila y de implorar con preces sus oráculos; aguarda a que, benévola, te haga oír su voz
No hago a los hombres cerdos, cerdos, cerdos
(belloticas vienen – belloticas van), pues ellos por su cuenta ya se encargan.
En la calle Rúa (¡qué sabrosa tautología!) hay una tienda de especias. Negocio delicado, de aristas muy finas; tarea de escrúpulos, en aquel sentido etimológico de «algo inapreciable». Las conversaciones allí habrán de ser sobre minucias: hebras de azafrán, granas de pimienta, polvo molido de canela, raspaduras de nuez moscada… Magnitudes de lo nimio en las que la irreparable demasía se frota con la insulsez de lo escaso. La mujer que regenta la tienda sabe de la responsabilidad de trajinar entre menudencias y se mueve con soltura inaudita entre la soberanía de las especias: lo picante, lo amargo, lo intenso… Un pellizco más de esto o un poquito menos de lo otro puede arruinar toda una comida. Es la ferocidad de lo invisible. Como en la misma vida.
Poco a poco hemos ido haciendo del mundo un parque temático. Ningún escenario ha escapado a ese deseo. Excursiones programadas a los cementerios en busca de tumbas ilustres, exhibiciones de etnografía postiza con nativos domesticados, contratados para ello a fin de escabullirse por un ratito de la miseria (aún recuerdo con mucha vergüenza a aquellos guerreros marroquíes que tras los simulacros de un combate a caballo buscaban desesperadamente restos de comida lamiendo nuestros platos abandonados). Enseguida vino la facilidad para viajar a cualquier país exótico, por mísero que fuese, con la escrupulosa seguridad que exige el bienestar de los turistas que han pagado por esa experiencia inocua de asomarse de puntillas a las calamidades de los otros. Se paga también por asistir, en nombre de la curiosidad histórica, a lo que pudo ser el horror y la infamia en campos de concentración. Sí, el mundo tiende a ser un decorado universal vinculado al mapa del ocio.
La gente suele ir a los museos y mirar cuatrocientos cuadros en hora y media.
Vuelven con los pies así de hinchados y van en busca de una Coca-Cola tibia para olvidar el experimento.
Los lugares donde están los cuadros se llaman pinacotecas, igual que hay lugares donde están los libros, que se llaman bibliotecas. Nadie va a una biblioteca y lee todos los libros.
Quien va a una pinacoteca, a un museo, debe ir a ver dos cuadros. Al principio, en mi opinión, incluso uno.
El que hizo el cuadro a menudo tardó dos años en hacerlo. O incluso dos meses para hacerlo... ¿Qué me da derecho a mirarlo en veinticinco segundos?
Cuando estaban en la iglesia, la gente los veía desde que nacían hasta que morían: toda su vida. ¿Y ahora tienes que verlo en un minuto mientras corres hacia el siguiente cuadro?.
Eusebi Güell i Bacigalupi: Alto, tímidamente miope, atildado, impertinente, un poco à la puta bujarrón. Luce un bigote victoriano. Hasta los diecisiete fue tratado como niña por su madre, que estaba mal de la cabeza. Cuando volvió el padre, que era un inmenso propietario en Madagascar, encerró a su madre en una institución y lo envió a una academia militar donde se hartó de chupar pollas y recibir por el culo. El padre murió cuatro años después, y la madre, recuperada, lo volvió a travestir. Hasta los veinticuatro, en que quedó huérfano. Su caso fue conocido por Virginia Woolf, que se inspiró en él para Orlando.
¡La vanidad de los lansquenetes consagrados! Se pican a veces, y se comen los ajos públicamente. Sus heridas no dejan de chillar durante el sainete. Siempre están dispuestos a reír, hinchados de condescendencia, pero cuando alguna verdad incómoda amenaza con arrimárseles ya no les apetece tanto la sonrisa. La consecuencia de no convencer, de que te falte el estilo que justifique o respalde tanta presumible ética de las convicciones, tanta palabra grave. ¡Estudia armonía! ¡Cámbiate de orejas! ¡Alquila un epígono que te mantenga entretenido!
Tú no existes. Eres una invención mía. Y así como te inventé, te puedo desinventar en cualquier momento
Si algún día por desgracia en el lugar donde vivan algún político o libertador de cualquier tipo comienza a prometer libertad, soberanía, independencia y sobre todo ¡dignidad! escuchen atentamente y comprueben si entre sus altas promesas se incluye un bidet. En caso contrario, escapen lo antes posible. La dignidad es un bidet.
Lo que nos aterra durante la infancia no tiene paliativos durante la madurez
En Liverpool, en mi infancia, a veces mi abuela, para divertirme cuando estaba enfermo o tan sólo inquieto, iba a buscar los Tesoros. Así llamaba yo dos cajas de hojalata ingenuamente pintadas y llenas de abolladuras, que antaño habían contenido galletas, pero que entonces escondían alimentos muy diferentes: lo que mi abuela sacaba de ellas eran objetos llamados preciosos y su historia, una de esas joyas transmitidas que son la memoria de la gente humilde. Complicadas genealogías colgaban con los abalorios de las cadenillas de cobre; había relojes detenidos en la hora de un antepasado; entre anécdotas que se desgranaban siguiendo las cuentas de un rosario, había monedas que llevaban, con el perfil de algún rey, el relato de una donación y el nombre plebeyo del donante. El mito inagotable autentificaba su prenda limitada; la prenda brillaba débilmente en el hueco de la mano de una huérfana, en su delantal negro, amatista desportillada o anillo sin pedrería; el mito que se derramaba dulzonamente de su boca suplía el engaste de los anillos y depuraba el brillo de las piedras, prodigaba toda la joyería verbal que estalla en los extraños nombres de los abuelos, en la centésima variante de una historia conocida, en los motivos oscuros de los matrimonios, de las muertes.
Paris vaut bien une messe
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