L’hydre-Univers tordant son corps écaillé d’astres
La vanidad es la más pequeña de nuestras pasiones; pero donde quiera que se presenta ejerce la soberanía. Aprovechando la mayoría de edad de la Anglogalician Cup, ahora ya puede votar, conducir y decir la verdad, la invitamos a unas pintas de cerveza para que no nos aclare ninguna duda.
Sea sincera, ¿Qué futuro le espera al Descomunal Aparato Mediático?
Este blog es un zombi. Los últimos meses estamos dando vueltas innecesarias alrededor de la nada. Creo que su única motivación es llegar a los 100.000 comentarios y después estallar y dejar un bonito cadáver. El facebook se mantiene con cierta dignidad a pesar de la hostilidad del algoritmo, en torno a las 18.000 bayonetas, y la X marca el lugar donde está actualmente nuestro trono. Los demás asteroides del sistema se han perdido en un agujero negro de lenidad.
Con 18 años y el carné recién aprobado, dime, ¿The Anglogalician conduce por la izquierda o por la derecha?
La competición circula por la derecha en Galiza y por la izquierda en el Reino Unido. Si lo preguntas por nuestras redes sociales, te diría que la casta es zurda y los comentaristas son diestros.
El partido en si, ¿Es de fútbol o es rugby?
Sólo un melón puede preguntar eso después de tanto tercer tiempo.
Van XIX Ediciones disputadas. Refréscame el palmarés, por favor. Tengo entendido que los gallegos están tomando demasiada ventaja pero igual sólo son pinos rumorosos.
Os Porcos Bravos han ganado 12 veces la Cup. Los Sheffield Stags tienen 7. Teniendo en consideración que 10 partidos se han disputado en Inglaterra, donde en teoría el equipo local juega con ventaja, la cosa no pinta nada bien en esta década para la cruz de San Jorge.
¿Ganar la Anglogalician Cup equivale a ganar la Copa de Europa?
Indudablemente. Hay quien empieza a ponerse nervioso.
¿Por qué existen dos Copas físicas?
Realmente existen 3. Pero no alarguemos la ceremonia de la confusión. La que está de forma perenne en O Grifón, Pontevedra, es la copa que se quedó en propiedad Porcos Bravos, por ser el equipo que más victorias sumó al cabo de 10 ediciones. Como se llegó con empate a 5, tuvieron que esperar a la XI. La que está en vigor ahora, se la quedará el que más triunfos tenga entre la XII y la XXV.
Si una noche de Samaín un viajero me pregunta eso de brunas o blondas, ¿Qué le contesto?
Que la ocasión la pintan calva.
¿Y lo de blades u owls?
Que son dos calvos peleando por un peine. Pero tienes que elegir entre Sheffield United o Sheffield Wednesday. No te queda otra.
¿Y lo de tractores y huérfanas?
Nunca aparques detrás de un orfanato.

¿Cómo empezó todo el chorromoco?
En 2007, con dos despedidas de soltero. Hay una placa en el pub Fat Cat de Sheffield que lo explica mejor que nadie.
La soteriología dice que no hay salvación lejos del Main. ¿Qué hay de cierto en los rumores sobre purgas, venganzas y ejecuciones a orillas del río Bann?
No creo que el Main apruebe ni ese término de origen griego ni la pregunta.
Lo cierto es que mucha gente se quedó por el camino...
Un minuto de silencio por los caídos, una amapola en el ojal y a otra cosa.
¿Son os Porcos bravos el equipo más inglés de la competición? No sé si me explico bien.
No mucho. Los dos equipos tienen una cultura atlántica muy parecida pero distintas formas de beber y de encarar sus viajes al territorio rival.
Hablando de viajes, ¿Qué hostias pasó en Yardley Gobion?
Tres personas pueden guardar un secreto si dos de ellas están muertas.
Sospecho que la participación de mujeres en esta competición está vetada de forma más o menos velada. De ser cierto, me parecería rancio, vomitivo y carpetovetónico, ¿Es cierto?
No.
¿Qué nos dices a los románticos que echamos de menos los conciertos?
Que nunca hemos dejado de cazar.
¿Y a los que te acusan de ser una secta que se expresa en enoquiano para celebrar un ritual nihilista que enmascara el vacío?
Se equivocan de idioma. Hablamos en aklo con los micólogos.
El indiscutible éxito de la Anglogalician Cup en todos los niveles, ¿No debería ser rentabilizado económicamente?
No. Nunca. Estos son mis principios, si no te gustan, no tengo otros.

¿Te ves celebrando el cuarto de siglo?
E mil primaveras máis.
Nautron respoc lorni virch.

209 comentarios:
«A máis antiga ‹Máis antiga 1 – 200 de 209 Máis recente › A máis nova»
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La cosmovisión chamánica del orín de renos y del muscimol
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30 de outubro de 2025, 20:26
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La cosmovisión chamánica del orín de renos y del muscimol
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30 de outubro de 2025, 20:27
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Jorge Alay Ladreda
dixo...
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30 de outubro de 2025, 21:46
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Jorge Alay Ladreda
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30 de outubro de 2025, 21:46
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Blake Absenta o el celebérrimo * Roberto Tumbas en todas las resacas
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30 de outubro de 2025, 22:14
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Y todo allí se fue tornando más y más extraño
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30 de outubro de 2025, 22:18
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Bimbo
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31 de outubro de 2025, 00:11
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J. Prends
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31 de outubro de 2025, 10:05
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Ernst Fake
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31 de outubro de 2025, 10:14
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Halloween
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31 de outubro de 2025, 13:20
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Menelao Virgilio Eiroa Rábago
dixo...
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31 de outubro de 2025, 18:47
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Menelao Virgilio Eiroa Rábago
dixo...
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31 de outubro de 2025, 18:50
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Menelao Virgilio Eiroa Rábago
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31 de outubro de 2025, 18:52
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Bruja Avería
dixo...
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31 de outubro de 2025, 20:23
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El Heterodoxo
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31 de outubro de 2025, 20:26
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Don Juan
dixo...
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31 de outubro de 2025, 20:28
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Don Juan
dixo...
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31 de outubro de 2025, 20:30
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Don Juan
dixo...
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31 de outubro de 2025, 20:36
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La historia de Don Juan no puede tener final, y esto, lo digo y lo escribo, es la definitiva y verdadera historia de Don Juan.
dixo...
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31 de outubro de 2025, 20:45
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Aparcando detrás del orfanato
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31 de outubro de 2025, 20:46
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Monigote
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31 de outubro de 2025, 21:51
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Hallow's Eve
dixo...
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31 de outubro de 2025, 21:54
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Semónides Amorgos
dixo...
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31 de outubro de 2025, 21:57
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Semónides Amorgos
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31 de outubro de 2025, 21:59
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O BichoBola
dixo...
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31 de outubro de 2025, 23:25
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O BichoBola
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31 de outubro de 2025, 23:30
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Calacú
dixo...
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31 de outubro de 2025, 23:33
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Tolo Stia
dixo...
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1 de novembro de 2025, 12:19
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Felador de nabos
dixo...
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1 de novembro de 2025, 21:59
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Gallo
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2 de novembro de 2025, 10:59
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Tuercebotas Taciturno Que Toca La Tercerola
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2 de novembro de 2025, 11:22
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Tuercebotas Taciturno Que Toca La Tercerola
dixo...
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2 de novembro de 2025, 11:23
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Tuercebotas Taciturno Que Toca La Tercerola
dixo...
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2 de novembro de 2025, 11:24
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Tuercebotas Taciturno Que Toca La Tercerola
dixo...
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2 de novembro de 2025, 11:24
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:12
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:12
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:13
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:13
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:14
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Full English Breakfast
dixo...
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2 de novembro de 2025, 12:15
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Los dos detenidos son hombres de nacionalidad británica y nacidos en el Reino Unido. Uno tiene 35 años y es de raza negra. El otro, de 32, es "caribeño".
dixo...
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2 de novembro de 2025, 17:21
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Juan Tenorio
dixo...
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2 de novembro de 2025, 21:08
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100.000 comentarios
dixo...
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2 de novembro de 2025, 21:31
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Triada
dixo...
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2 de novembro de 2025, 23:29
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Mike Barja
dixo...
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2 de novembro de 2025, 23:32
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El bien se reconoce tras haber paseado, una temporada, por la maldad.
dixo...
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2 de novembro de 2025, 23:33
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The Fuck
dixo...
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3 de novembro de 2025, 08:10
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Alberto Olmos
dixo...
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3 de novembro de 2025, 08:23
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Andar por los puertos es una de la formas de pereza que enriquece más
dixo...
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3 de novembro de 2025, 14:32
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Hicks McTaggart
dixo...
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3 de novembro de 2025, 19:39
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La luz que ilumina tu coño
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3 de novembro de 2025, 19:41
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Elon
dixo...
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3 de novembro de 2025, 20:46
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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3 de novembro de 2025, 22:01
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Perra en celo
dixo...
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4 de novembro de 2025, 12:58
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El dardo en el culo
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4 de novembro de 2025, 19:04
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Benjamin Constant
dixo...
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4 de novembro de 2025, 19:08
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Una aproximación gnoseológica a los diseños de investigación cuantitativo y cualitativo
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4 de novembro de 2025, 19:12
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Bárbaro
dixo...
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4 de novembro de 2025, 19:16
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campeonatos de nada.
dixo...
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4 de novembro de 2025, 19:17
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No me acuerdo si tu crueldad era gratuita o encima había que mantenerla
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4 de novembro de 2025, 19:24
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Nosotros nos hicimos protestantes solo porque Enrique no podía controlar su pene.
dixo...
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4 de novembro de 2025, 19:29
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Cid
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:15
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un vaivén frenético
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:20
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Juntos, mas no nosotros
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:23
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¿Dónde están el fútbol, los bares, las risas, el humor pesado, las peleas por motivos estúpidos, los vaciles?
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:44
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Memorias de un Imperio
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:46
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un fundador, un líder o demiurgo
dixo...
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4 de novembro de 2025, 22:50
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Roncerdo
dixo...
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5 de novembro de 2025, 08:00
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Z
dixo...
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5 de novembro de 2025, 12:25
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Hew Dalrymple
dixo...
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5 de novembro de 2025, 19:13
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Las nuevas tetas de la Biles
dixo...
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5 de novembro de 2025, 19:39
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O Xoves Hai Cocido
dixo...
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6 de novembro de 2025, 19:54
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O Xoves Hai Cocido
dixo...
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6 de novembro de 2025, 19:55
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O Xoves Hai Cocido
dixo...
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6 de novembro de 2025, 19:57
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O Xoves Hai Cocido
dixo...
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6 de novembro de 2025, 20:02
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O Xoves Hai Cocido
dixo...
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6 de novembro de 2025, 20:05
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O Xoves Hai Cocido
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6 de novembro de 2025, 20:07
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ser, estar, follar
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6 de novembro de 2025, 21:52
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Una herrada de tomates
dixo...
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6 de novembro de 2025, 22:16
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Dragón
dixo...
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6 de novembro de 2025, 23:57
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Orson (Falstaff at Midnight)
dixo...
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7 de novembro de 2025, 00:00
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Orson (Falstaff at Midnight)
dixo...
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7 de novembro de 2025, 00:02
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Hater
dixo...
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7 de novembro de 2025, 19:14
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Häglundd
dixo...
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7 de novembro de 2025, 22:14
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Mike Barja
dixo...
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7 de novembro de 2025, 23:55
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Cartagenero
dixo...
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7 de novembro de 2025, 23:59
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Cormoran
dixo...
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8 de novembro de 2025, 08:49
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Mi número favorito
dixo...
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8 de novembro de 2025, 09:34
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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9 de novembro de 2025, 09:45
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Blas Trallero Lezo
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9 de novembro de 2025, 09:45
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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9 de novembro de 2025, 09:46
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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9 de novembro de 2025, 09:46
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Blas Trallero Lezo
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9 de novembro de 2025, 09:46
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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9 de novembro de 2025, 09:47
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Blas Trallero Lezo
dixo...
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9 de novembro de 2025, 09:47
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Doctor Pyg
dixo...
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9 de novembro de 2025, 11:47
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Mary Wollstonecraft Godwin
dixo...
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9 de novembro de 2025, 19:39
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La luz eléctrica nos robó el sueño
dixo...
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9 de novembro de 2025, 19:40
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La luz eléctrica nos robó el sueño
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9 de novembro de 2025, 19:51
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os voy a dar diez hostias al cuadrado a cada uno, o sea cien hostias.
dixo...
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9 de novembro de 2025, 19:59
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101st Airborne Division
dixo...
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9 de novembro de 2025, 21:50
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Las fuentes de Él
dixo...
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10 de novembro de 2025, 07:45
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Viv Anderson
dixo...
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10 de novembro de 2025, 07:57
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The Shaggy Sodden King of that Kingdom
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10 de novembro de 2025, 08:52
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Manrique
dixo...
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10 de novembro de 2025, 09:51
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Porno Bravo
dixo...
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10 de novembro de 2025, 14:30
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Pregunta
dixo...
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10 de novembro de 2025, 14:42
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Putero
dixo...
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10 de novembro de 2025, 17:10
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El día que se me olvide la frase, denme cicuta. Con un cubo.
dixo...
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10 de novembro de 2025, 17:12
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Mike Wokes
dixo...
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10 de novembro de 2025, 17:50
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Planet Barack
dixo...
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10 de novembro de 2025, 18:45
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el ortograma imperial
dixo...
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10 de novembro de 2025, 18:47
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guerrillero patriota
dixo...
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10 de novembro de 2025, 18:50
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Mike Barja
dixo...
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10 de novembro de 2025, 20:44
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Valerio Catulo Marco Tulio Lépido Diocleciano
dixo...
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10 de novembro de 2025, 20:49
-
Un oráculo y una bestia
dixo...
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10 de novembro de 2025, 21:01
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Segismundo Jung
dixo...
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10 de novembro de 2025, 21:26
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Orígenes de la hiperestesia
dixo...
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10 de novembro de 2025, 21:33
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Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
dixo...
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10 de novembro de 2025, 21:38
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Harry Cain
dixo...
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11 de novembro de 2025, 08:32
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11 November
dixo...
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11 de novembro de 2025, 08:32
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Petete
dixo...
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11 de novembro de 2025, 09:21
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El Fulano Ulano Ufano
dixo...
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11 de novembro de 2025, 09:27
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Veterano Porco Bravo
dixo...
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11 de novembro de 2025, 09:37
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Ricardo Velarde
dixo...
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11 de novembro de 2025, 09:52
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Esopo Peye
dixo...
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11 de novembro de 2025, 12:12
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La mano izquierda de la oscuridad
dixo...
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11 de novembro de 2025, 15:13
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San Martín
dixo...
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11 de novembro de 2025, 15:26
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Ray Barriga
dixo...
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11 de novembro de 2025, 17:19
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Peneculo
dixo...
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11 de novembro de 2025, 17:45
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El Filibustero de los Ojos Grises del Destino -uno de los pioneros-.
dixo...
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11 de novembro de 2025, 19:47
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más viejo que Matusalén
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11 de novembro de 2025, 21:16
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Aquel gol en París en el año 1981.
dixo...
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12 de novembro de 2025, 18:37
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Mac Latha
dixo...
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12 de novembro de 2025, 18:52
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Mi único prisionero es el arrepentimiento
dixo...
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12 de novembro de 2025, 18:56
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No Cometa los errores de Halley
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12 de novembro de 2025, 18:58
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No Cometa los errores de Halley
dixo...
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12 de novembro de 2025, 18:59
-
el hedonismo, la farra y el alcohol
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12 de novembro de 2025, 19:26
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PERGUNTAS DUMA MULHER QUE LÊ
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12 de novembro de 2025, 19:29
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Dfw
dixo...
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12 de novembro de 2025, 21:22
-
Full English Breakfast
dixo...
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12 de novembro de 2025, 22:11
-
Full English Breakfast
dixo...
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12 de novembro de 2025, 22:14
-
Full English Breakfast
dixo...
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12 de novembro de 2025, 22:22
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Vate woke con un bate
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12 de novembro de 2025, 22:37
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Sísifo
dixo...
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12 de novembro de 2025, 22:38
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Sandía
dixo...
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12 de novembro de 2025, 22:41
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Tampoco los años son números.
dixo...
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13 de novembro de 2025, 00:03
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Mighty Main
dixo...
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13 de novembro de 2025, 08:58
-
Mike Stevenson
dixo...
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13 de novembro de 2025, 09:37
-
Full English Breakfast
dixo...
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13 de novembro de 2025, 09:48
-
toda fruta madura termina por caer.
dixo...
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13 de novembro de 2025, 18:08
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Hammer Of Gods
dixo...
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13 de novembro de 2025, 18:10
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Adán
dixo...
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13 de novembro de 2025, 19:19
-
unha cabicha atopada en haxix
dixo...
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13 de novembro de 2025, 21:36
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Andar por los puertos es una de la formas de pereza que enriquece más
dixo...
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14 de novembro de 2025, 09:39
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La Bestia
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14 de novembro de 2025, 11:59
-
RODILLO
dixo...
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14 de novembro de 2025, 21:42
-
Amapola en el ojete
dixo...
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15 de novembro de 2025, 09:40
-
El bardo bastardo
dixo...
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15 de novembro de 2025, 16:27
-
Gordos Bravos
dixo...
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15 de novembro de 2025, 16:29
-
Odio los números capicúas
dixo...
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15 de novembro de 2025, 16:32
-
Burning
dixo...
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15 de novembro de 2025, 18:06
-
Lord Cundy
dixo...
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15 de novembro de 2025, 18:23
-
Mafalda
dixo...
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15 de novembro de 2025, 18:30
-
Mike Barja
dixo...
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15 de novembro de 2025, 18:34
-
Zaštitnik Bitingkerbs
dixo...
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15 de novembro de 2025, 20:41
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Cold Lefa
dixo...
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15 de novembro de 2025, 21:03
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Pink Panther
dixo...
-
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15 de novembro de 2025, 21:05
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Negreira
dixo...
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15 de novembro de 2025, 21:08
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Emilio "Mapache"
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15 de novembro de 2025, 21:10
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Emilio "Mapache"
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15 de novembro de 2025, 21:10
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El Maizal de Sombras de Juan Fake
dixo...
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16 de novembro de 2025, 14:07
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El Maizal de Sombras de Juan Fake
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16 de novembro de 2025, 14:08
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El Maizal de Sombras de Juan Fake
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16 de novembro de 2025, 14:09
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El Maizal de Sombras de Juan Fake
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Blas Trallero Lezo
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16 de novembro de 2025, 14:38
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RODILLO
dixo...
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16 de novembro de 2025, 18:34
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El discurso científico, inapelable, reciente encarnación de la verdad como lo fuera el dogma religioso, es hecho talco en el cuento-informe del “Síndrome de la vagina frottage”
dixo...
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16 de novembro de 2025, 18:36
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La prensa inglesa catalogó a Radiohead como “una imitación cobarde de una banda de rock”.
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16 de novembro de 2025, 18:54
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Necesitamos un Mistagogo que aleccione al Cardumen y adoctrine al Hato
dixo...
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16 de novembro de 2025, 19:00
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Las luces de Vigo
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16 de novembro de 2025, 22:13
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Rommell
dixo...
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17 de novembro de 2025, 08:13
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Reverendo Hunter
dixo...
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17 de novembro de 2025, 08:57
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Barrabás Balarrasa
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17 de novembro de 2025, 18:03
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Brumas/tinieblas/sombras/brujas/pestes/guerras
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:27
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Serviré con devoción en la orden de los pájaros.
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:29
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No confíes en un amigo sin defectos y ama a una mujer, no a un ángel.
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:30
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rodeada está la noche por miles de cipreses.
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:34
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Beatrice Lafoyet
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:40
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hoy había dieciocho milanos
dixo...
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17 de novembro de 2025, 21:58
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Soy acero, ascendente amianto
dixo...
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17 de novembro de 2025, 22:02
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Una disyuntiva que es una PUTADA en mayúsculas.
dixo...
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17 de novembro de 2025, 22:49
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Owen
dixo...
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17 de novembro de 2025, 23:57
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Alan Moore
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:03
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Nemo mamada
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:22
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Alan Moore está de cumpleaños
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:26
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El weird [raro] simbolizado por el pulpo y lo Hauntological [una palabra compuesta inventada con la raíz haunt, atormentar o embrujar. ed.] simbolizado por la calavera.
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:30
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el sastre de Teherán
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:31
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130 infracciones
dixo...
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18 de novembro de 2025, 09:32
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¿Por qué la pionta 200 no tiene un avatar ad hoc?
dixo...
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18 de novembro de 2025, 11:06
«A máis antiga ‹Máis antiga 1 – 200 de 209 Máis recente › A máis nova»Nadie respondió. Tal vez nadie se atrevió a responder. Iban pertrechados sus militares con armas y armaduras y, como grupo, superaban ampliamente en número al comandante. Podrían haber acabado con él en el acto, o encarcelarlo. Obligarlo, en definitiva, a cumplir sus órdenes. Pero era su rey y habían jurado seguirle, un soberano que contaba con su lealtad, su respeto e incluso su amor. A pesar de todas las demandas agotadoras e irrazonables que les había hecho, y de las airadas frustraciones confesadas en susurros los unos a los otros, aquellos hombres dudaron ante la idea de una abierta desobediencia. En cambio, algunos de ellos —soldados duros, aguerridos y a menudo brutales— se deshicieron en lágrimas.
Se entra en cada edad de la vida como se entra en un cambio de clima, en una nueva estación. El calor o el frío llegan de un modo al que tardamos un tiempo en adaptarnos. Hay esos entretiempos confusos en los que nunca acertamos con la ropa: optamos por la manga corta y pasamos frío, escogemos la manga larga y pasamos calor. Así aprende el ya no joven a ser adulto o el ya no adulto a ser viejo: con torpezas; con resfriados y sofoquinas. Porque a veces nos empeñamos en seguir siendo jóvenes, pero pasa, también, que porfiemos en ser mayores antes de tiempo.
El punto de inflexión de la historia llegaría al final. Era una culminación, algo que sería necesario incitar para que retrocediese ‒¿o quizá para que avanzase?‒. Mirar fijamente a una invisibilidad cegadora: esa era la cuestión. Una oscuridad animada que se aproximaba a él a través de un campo de calabazas sumido en la penumbra.
Había sido un sueño exquisito en su horror. Al regresar, unas noches después, los bordes de su luminosidad sin luna permanecían intactos. Después de eso sólo un sueño frívolo, durante más de una semana. Seguía sin escribir nada. Para el momento de la tercera aparición estaba totalmente descompuesto, reducido a jirones negros por el delirio, desgarrado por la negligencia. Despertó en un caos sudoroso de sábanas enredadas y recuerdos obstinados. Presa del pánico, intentó retenerlo, aunque ya era demasiado tarde.
Los detalles se habían erosionado hasta convertirse en un núcleo febril de urgencia inarticulada. Aturdido, comprendió que el único sentido de su carrera ‒y por ende de su vida‒ estaba enterrado en las ruinas de una pesadilla sin explorar, ahogado por la confusión y un miedo creciente. Todo lo que alguna vez había querido decir le había sido susurrado, pero había desperdiciado aquel inestimable don en el olvido. Un trozo irregular de inexistencia le había sido arrojado a través del desierto de la noche límbica. Con cada ciclo de recuerdos, aquello se retraía aún más tras una estela de códigos de referencia inescrutables. El extraño relato que le habían ofrecido se había reducido a una historia de fantasmas sin hilvanar, degenerando a cada minuto en un parloteo sin sentido, envuelto entre rumores de secretos prohibidos.
Nadie podría confundir su vida con otra cosa que no fuera una catástrofe fútil y lenta. Su carrera literaria había sido un aborto parcial de singular crudeza. Los fragmentos que de vez en cuando emergían, aún convulsos, no tardaban en expirar entre gemidos patéticos. Ahora todo se derrumbaba por completo.
Visto fríamente, en el morboso resplandor del amanecer, de repente pareció evidente que las botellas de whisky vacías y los ceniceros rebosantes eran los restos de un ritual olvidado. Había sido una invocación del todo incompetente. Si se repetía de forma mecánica, se estropearía aún más. La alternativa era hacerlo bien. Como recordatorio, pegó una nota adhesiva en la pantalla del ordenador con una única palabra: Invocar. Y se fue a la cama. Sus sueños fueron discretos, como si estuvieran sepultados.
Satanás no tenía nada que ofrecerle, a no ser indirectamente y de forma muy poco convincente. La inspiración luciférica no lograría prosperar. En cambio, el Príncipe Oscuro, desplomado en una lasitud reptiliana en el trono de la perdición, y manifiestamente aburrido por la conversación desde el primer momento, se limitó a burlarse de su apego a las ideas convencionales. Un pie con garras se escabulló momentáneamente entre el montón de cráneos apilados. «¿De verdad has sacado tu lista de contactos de una novela de Willy Sifones?», susurró el viejo Señor del Engaño con lánguido desprecio. No había nada más que decir.
Era un circuito que lo bloqueaba. Para acceder al nombre, necesitaba saber a quién llamar. Toda su nube impregnada de incienso y drogas extrañas chocaba contra un dique de silencio. El callejón sin salida de cada noche desperdiciada; y lo único que importaba estaba cada vez más lejos, más recóndito en el palimpsesto entrecruzado de la memoria. El misil no interceptado del olvido alejándose de su vida, siguiendo un rumbo impensable.
«Necesitas ayuda», le dijo el joven en la calle, ofreciéndole un panfleto toscamente impreso.
«Jesucristo es tu salvador —leyó él, pronunciando las palabras con cuidado—. Creo que no.»
El evangelista callejero lo observó durante unos segundos interminables, sin decir palabra.
«¿Qué es lo que buscas?», preguntó finalmente.
«¿No lo ves? —dijo él riéndose. Había un punto de histeria en su voz, todavía sumido en la decadencia mental del insomnio—. Estoy persiguiendo al sueño.»
«¿Le darías la espalda a la paz?», insistió el joven con tristeza.
«Si tan sólo supiera dónde está la espalda, me tiraría de cabeza…»
El abandono de toda esperanza lo llevó a dar paseos largos y sinuosos por el campo. Una sensación mecánica y estúpida emborronaba la condenación de los nombres desconocidos. El otoño lo envolvía en la bruma y en una mohosa infertilidad. Iba arrastrándose sin propósito entre las hojas podridas.
Para cuando llegó al perímetro distante, todo se había ido al traste. El día, el año y su existencia entera se desmoronaban a la vez. La luz se había reducido a un juego de sombras. Miró de reojo y, sobresaltado, salió de su ensoñación con un repentino reconocimiento. Este era el lugar. Su familiaridad lo dejó embelesado. La comprensión fue instantánea y lo absorbió todo. A medida que se abrían las puertas, el recuerdo lo inundaba y se hacía indistinguible de la percepción. De repente, de manera inesperada, había llegado el momento.
La escena regresó y era cautivadora. Cada detalle se ensamblaba a la perfección. Avanzó despacio, pero sin vacilar, hacia lo que una vez pensó (una vez soñó) que sólo podía ser una pesadilla. Había una porción arrancada de su mente que coincidía con un agujero en el espacio: como un diente caído, simplemente ya no estaba. Buscó a tientas, lo que significaba dar otro paso adelante. Lo que fuera que nunca llegaría a ser, llegaría pronto. Esa era la única certeza y la penúltima cerveza.
Otros niegan que Áyax se suicidara y dicen que, como era invulnerable al acero, los troyanos, por consejo de un oráculo, lo mataron con terrones de arcilla. Pero quizá se trataba de otro Áyax.
Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber
El pan sube con la levadura.
¿Cuánta gente vale la hostia y no tiene una oportunidad?. Si no voy a un puticlub a la una de la mañana no firmo contratos. Ahí si tengo una oportunidad. A ver si tenéis cojones a publicar esto.
¿A nadie le hace falta uno? Es que me quita el tabaco y se queja de no haya "alvatras cantidades de hada verde"... Jodido órfico
Fíate en la Virgen y no corras
Los Reyes Magos son mejores que Papá Noel. Los huevos de Pascua, una birria comparada con el bacalao y el potaje de Semana Santa. ¿Y Halloween? Una atrocidad moderna sin la profundidad del Día de todos los Santos.
El Main avanza de frente al sol, al aire, a la lluvia, a la soledad, buscando al hombre, su compatriota actual y coetáneo, con sus días y sus noches difíciles, sus gozos y sus enfermedades, hombres que también conocen la soledad
Me basta con dejar constancia de que en uno de esos pendulares extremos -ni más ni menos importante, desde el punto de vista de su autenticidad- habita el apunte carpetovetónico: como un pajarraco sarnoso, acosado y fieramente anglogalicioso
Me encanta el otoño. Significa que se acerca Halloween, mi fiesta preferida. Creo que me gusta tanto porque esa noche puedo convertirme en otra persona, o en otra cosa. Es el único día del año en el que no tengo que ser la chica de barbilla puntiaguda que realmente soy.
Ante las herejías, los nuevos modos aconsejan una conducta que antaño hubiera resultado escandalosa: no darse por enterado. Nada más fácil después de 18 años. A mí, personalmente, no me cogerá de sorpresa.
Yo tuve en mis primeros años una vieja criada que, cuando no podía dormir, me hacía cosquillas en la pijita y los cojones o incluso me chupaba suavemente la pija. Incluso recuerdo que un día me puso sobre su vientre desnudo y me dejó un buen rato allí. Pero, como esto ocurrió en una época muy lejana, sólo me acuerdo vagamente.
Mis ojos no podían desviarse de su desnudez. Veía, en el lugar donde su bajo vientre se unía a sus muslos, una protuberancia extraña, una gran mota en forma de triángulo sobre la cual se veían algunos pelos rubios. Casi en el punto en que los muslos se unían, la mota era compartida por una gruesa raja de cerca de tres centímetros y dos labios se abrían a derecha y a izquierda de la raja. Vi el punto donde terminaba esa raja cuando mi hermana se esforzó por levantarse.
Es probable que no tuviese idea de su desnudez, ya que de otro modo se habría bajado primero la ropa. Pero, bruscamente, abrió los muslos juntando los pies. Entonces vi cómo los dos labios cuyo comienzo ya había visto cuando tenía los muslos apretados, continuaban para unirse cerca de su culo.
Durante su rápido movimiento, había entreabierto la raja que, en esta época, podía tener de siete a ocho centímetros de largo; durante este momento, yo había podido ver la carne roja del interior, mientras que el resto de su cuerpo era de un color de leche. Hay que exceptuar sin embargo la entrepierna que, cerca de los labios, era un poco roja. Pero esta ligera rojez procedía, sin duda, del sudor o de los meados.
Entre el final de su coño, cuya forma era bastante parecida a la de la raja de un albaricoque, y su culo, había una distancia de algunos dedos. Allí se encontraba el agujerito huérfano, que se me apareció en el momento en que habiéndose vuelto mi hermana, me tendía el culo. Este agujero no era mayor que la punta de mi dedo meñique y tenía un color más oscuro. Entre las nalgas, la piel estaba ligeramente roja a causa del sudor provocado por el calor de este día.
Se descubrió completamente el glande, sacudió la polla para hacer caer las últimas gotas, dobló un poco las rodillas hacia delante para hacer entrar todo el paquete en el pantalón y, al mismo tiempo, soltó un pedo claro y sonoro mientras lanzaba un «¡Aaah!» de satisfacción. Entonces se produjo entre las sirvientas un estallido de risas y burlas.
Había perdido el primer set por un contundente 6-2 , y, en el segundo, aunque el saque le correspondía, ya se había descolgado de su rival, que caminaba sin vacilaciones hacia el triunfo. En los descansos entre juego y juego, nuestra tenista se quejaba de una dolencia cuyo nombre no llegaba a pronunciar, de un escozor lacerante que no la dejaba correr por la pista y devolver convenientemente las bolas. Entre el público comenzaron a cruzarse conjeturas, hipótesis, disparates diversos sobre el mal que entorpecía su juego. Sólo yo, que he seguido su carrera a través de las pistas de cuatro continentes (porque en África nuestra tenista nunca disputa torneos, temerosa de la raza negra, a la que considera, creo que erróneamente, más lúbrica que las demás), sabía cuál era la razón de su escaso rendimiento.
Bajo la faldita plisada, bajo las bragas sudorosas y ceñidas a las nalgas, nuestra tenista padecía un herpes de coño, que es el herpes más molesto de cuantos existen. Si me calzaba los prismáticos en los descansos entre juego y juego, podía vislumbrar, en la cara interna de sus muslos, una zona de piel escareada, preludio de una insufrible picazón. Nuestra tenista, antes de que el juez de silla ordenara la reanudación del partido, apuraba el tiempo para abanicarse el coño, para darse friegas y masajes, para humedecerlo con paños mojados, todo ello por encima de las bragas, porque los reglamentos del tenis internacional prohíben la exhibición de partes pudendas. El coño de nuestra tenista, que yo sólo conocía por referencias, arrastraba estos picores desde principios de temporada, y todos los esfuerzos de su equipo de masajistas y médicos habían sido en vano: nuestra tenista se había probado bragas fabricadas con los materiales más dispares (desde la licra al algodón, discurriendo por la seda y la estameña), se había untado con pomadas y linimentos, incluso se había hecho depilar el pubis, en prevención de posibles infecciones capilares, sin resultado positivo. Ahora, en el partido final de este importante torneo, nuestra tenista estaba padeciendo un auténtico calvario: sus saques se estrellaban en la red, sus restos excedían las dimensiones de la pista, sus voleas y reveses resultaban inofensivos, y sus passingshots, esa arma antaño arrolladora, de tan tímidos y femeninos, apenas si inquietaban a la adversaria. Cuando concluyó el partido, después de la entrega de trofeos y del protocolo establecido, nuestra tenista se internó en el corredor de vestuarios con una expresión abatida, al borde del sollozo. Algunos periodistas atribuyeron este desconsuelo a la derrota, pero sólo yo sé su verdadera causa.
Probablemente, mientras escribo estas líneas, nuestra tenista ya se habrá despojado de las bragas, se habrá metido en la ducha, y con un gesto de alivio y liberación, se estará frotando el coño con una esponja, en medio de una cascada de agua, rascándose el coño con efusivo empeño, en una lucha soterrada con esos picores tan pertinaces. A pesar de este impedimento, nuestra tenista sigue siendo la número uno.
El coño de las menopáusicas
Ese coño tiene la ventaja sobre los otros de no quedarse preñado, pero tiene el inconveniente de la nostalgia, el sambenito manriqueño de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Yo, que he frecuentado el coño de las menopáusicas, yo, tratadista del coño a quien asiste un argumento de autoridad, he de resaltar aquí las virtudes de este coño por encima de su tristeza intrínseca. El coño de las menopáusicas es un coño esmaltado de flujos, prolijo de recovecos, que, de repente, recupera su niñez primitiva, y esto es traumático para su propietaria, que, de pronto, se siente inservible y quiere extirparse todas las vísceras genitales. El coño de las menopáusicas, ese coño que ya no volverá a menstruar, guarda en su capilla interior un coágulo de sangre que le sirve de reliquia y recordatorio. El coño de las menopáusicas, huérfano de flores rojas, necrófago de sí mismo, aprende a convivir con una esterilidad que no entorpece sus orgasmos, e idea argucias para resucitar o rejuvenecerse. La menopausia es una vuelta a la infancia, una vuelta nada inocente, desde luego, puesto que quien regresa es una mujer zurrada por los desengaños de la madurez. El coño de las menopáusicas debe aprovecharse de ese retorno ficticio y saborear la impunidad que proporciona el pecado sin castigo ni penitencia. Todas estas reflexiones procuro inculcárselas a mis amantes menopáusicas, para restar dramatismo a nuestras fornicaciones y rodeadas de un cierro prestigio transgresor. Entro en el coño de las menopáusicas sin precauciones, rebosante de semilla, y me voy yendo en larguísimas vegadas, entre esos cuatro labios un poco ásperos (con la menopausia, llegan las asperezas) que añaden al placer un estigma de dolor apenas perceptible. El coño de las menopáusicas es un guante de forro algo picajoso y, sin embargo, benefactor, un coño inútil para la procreación, y, por lo tanto, más bello que los otros, puesto que utilidad y belleza siempre anduvieron reñidas.
A mis amantes menopáusicas les ablando las asperezas del coño con mucho acopio de saliva.
Soy el taxidermista de sus coños, el restaurador de ese animal que todavía late, a pesar de haberse desangrado.
Amén de hacer de plañidera cuando se lo indican, ¿para qué sirve el Rey?
Nuestros muertos, en cambio, no son útiles porque nuestra historia ya no se urde con el pasado, sino con el futuro, un futuro inmediato, vacío aunque gesticulante, un futuro de camuflaje en el que nos enfundamos, como niños que juegan a creerse inmortales. La nuestra es una sociedad infantil que erradica la muerte de su horizonte convirtiéndola en tema de noticiario o en asunto de estadística. Asunto, siempre, de «los otros», por supuesto (son ellos los que mueren). Una sociedad de este tipo es extremadamente vulnerable pues cualquier acontecimiento inesperado que la sacuda la proyecta en una pesadilla. Lo que las culturas tradicionales está integrado en la vida diaria surge en la nuestra como estados de excepción. Hemos ordenado nuestra vida con detalle horario, pero en él el tiempo de los muertos no se computa
Cuando la Anglogalician topa con sus propios límites, la conciencia se contempla a sí misma y es presa del vértigo. Y con el vértigo, el terror, pero también el gozo. Toda experiencia mística se caracteriza por el gozo en la experiencia de la resolución última. En este caso, ocurre por la palabra. La razón vuelta sobre sí misma: re-flexionada, cae en la cuenta de la naturaleza lógica de toda metafísica. El germen del logos: el verbo sin conjugar. En el principio fue el verbo, sí, mas siempre que se lo entienda como simple posibilidad del decir. En los límites. La razón en los límites descubriéndose en el hálito del decir, autodefiniéndose (poniéndose límite) en los términos (en los límites) del decir. Pero no puede sostenerse allí; nadie puede sostenerse en el vértigo. Entonces vuelve a hablar. Vuelve a creer en la palabra. El paso de la nada (apenas des-velada) a la existencia (re-velada) es inevitable. Entonces hace uso del logos; conjuga el verbo. Construye. El místico deja de serlo. Re-vela la nada que vislumbró. Construye otra metafísica. Inventa una teología. Habla.
El vagabundo que es, sin haber tenido en ello arte ni parte, un viejo occidental, antepone, ¡y qué le va a hacer!, la calma a la mecánica, aunque sabe bien que sus ideas, si es que esto son ideas, están llamadas a ser no más cosas que históricas y enmohecidas piezas de museo; el mundo, cada día que pasa más cercano a su aburrido final, tiende hacia las máquinas y las estadísticas, aún a trueque de olvidar los bellos nombres de las estrellas, la delicada color de las florecillas silvestres y el sabor del aire cuando Main amanece sobre el campo abierto
Oigamos, con un escalofrío, la voz de la resignación humana de las gentes, transidas de lo falaz y caduco de la existencia, siempre una suave burla orillando su gesto fatigado
mendigos rezadores
y frailes pordioseros,
boteros, tejedores,
arcadores, perailes, chicarreros,
lechuzos y rufianes,
fulleros y truhanes,
caciques y tahúres y logreros
No quiero decir, claro es, que el conjunto de almas en pena, encrucijada al canto y Santa Compaña desfilando entre la niebla, sea la exteriorización más íntima de la vida galaica, sino que llamo la atención sobre la gustosa complacencia con que la mentalidad gallega se deja influir por el mundo sobrenatural.
Haciendo cagadas se abona la Anglogalician
Todos los caminos conducen a la autoflagelación. Es la única forma progresista de redención.
No bollocks no running not a tackle between em
En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado, no tengo muy presente en qué artículo escribí (en los tiempos en que yo escribía) que vivía en un perpetuo asombro de cuantas cosas a mi vista se presentaban. Pudiera suceder también que no hubiera escrito tal cosa en ninguna parte, cuestión en verdad que dejaremos a un lado por harto poco importante en época en que nadie parece acordarse de lo que ha dicho ni de lo que otros han hecho. Pero suponiendo que así fuese, hoy, día de difuntos de 1836, declaro que si tal dije, es como si nada hubiera dicho, porque en la actualidad maldito si me asombro de cosa alguna. He visto tanto, tanto, tanto... como dice alguien en El Califa. Lo que sí me sucede es no comprender claramente todo lo que veo, y así es que al amanecer un día de difuntos no me asombra precisamente que haya tantas gentes que vivan; sucédeme, sí, que no lo comprendo.
En esta duda estaba deliciosamente entretenido el día de los Santos, y fundado en el antiguo refrán que dice: Fíate en la Virgen y no corras (refrán cuyo origen no se concibe en un país tan eminentemente cristiano como el nuestro), encomendábame a todos ellos con tanta esperanza, que no tardó en cubrir mi frente una nube de melancolía; pero de aquellas melancolías de que sólo un liberal español en estas circunstancias puede formar una idea aproximada. Quiero dar una idea de esta melancolía; un hombre que cree en la amistad y llega a verla por dentro, un inexperto que se ha enamorado de una mujer, un heredero cuyo tío indiano muere de repente sin testar, un tenedor de bonos de Cortes, una viuda que tiene asignada pensión sobre el tesoro español, un diputado elegido en las penúltimas elecciones, un militar que ha perdido una pierna por el Estatuto, y se ha quedado sin pierna y sin Estatuto, un grande que fue liberal por ser prócer, y que se ha quedado sólo liberal, un general constitucional que persigue a Gómez, imagen fiel del hombre corriendo siempre tras la felicidad sin encontrarla en ninguna parte, un redactor del Mundo en la cárcel en virtud de la libertad de imprenta, un ministro de España y un rey, en fin, constitucional, son todos seres alegres y bulliciosos, comparada su melancolía con aquella que a mí me acosaba, me oprimía y me abrumaba en el momento de que voy hablando.
Volvíame y me revolvía en un sillón de estos que parecen camas, sepulcro de todas mis meditaciones, y ora me daba palmadas en la frente, como si fuese mi mal de casado, ora sepultaba las manos en mis faltriqueras, a guisa de buscar mi dinero, como si mis faltriqueras fueran el pueblo español y mis dedos otros tantos gobiernos, ora alzaba la vista al cielo como si en calidad de liberal no me quedase más esperanza que en él, ora la bajaba avergonzado como quien ve un faccioso más, cuando un sonido lúgubre y monótono, semejante al ruido de los partes, vino a sacudir mi entorpecida existencia.
–¡Día de Difuntos! –exclamé.
Y el bronce herido que anunciaba con lamentable clamor la ausencia eterna de los que han sido, parecía vibrar más lúgubre que ningún año, como si presagiase su propia muerte. Ellas también, las campanas, han alcanzado su última hora, y sus tristes acentos son el estertor del moribundo; ellas también van a morir a manos de la libertad, que todo lo vivifica, y ellas serán las únicas en España ¡santo Dios!, que morirán colgadas. ¡Y hay justicia divina!
La melancolía llegó entonces a su término; por una reacción natural cuando se ha agotado una situación, ocurriome de pronto que la melancolía es la cosa más alegre del mundo para los que la ven, y la idea de servir yo entero de diversión...
–¡Fuera –exclamé–, fuera! –como si estuviera viendo representar a un actor español–: ¡fuera! –como si oyese hablar a un orador en las Cortes. Y arrojeme a la calle; pero en realidad con la misma calma y despacio como si tratase de cortar la retirada a Gómez.
Dirigíanse las gentes por las calles en gran número y larga procesión, serpenteando de unas en otras como largas culebras de infinitos colores: ¡al cementerio, al cementerio! ¡Y para eso salían de las puertas de Madrid!
Vamos claros, dije yo para mí, ¿dónde está el cementerio? ¿Fuera o dentro? Un vértigo espantoso se apoderó de mí, y comencé a ver claro. El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio. Pero vasto cementerio donde cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria de una esperanza o de un deseo.
Entonces, y en tanto que los que creen vivir acudían a la mansión que presumen de los muertos, yo comencé a pasear con toda la devoción y recogimiento de que soy capaz las calles del grande osario.
–¡Necios! –decía a los transeúntes–. ¿Os movéis para ver muertos? ¿No tenéis espejos por ventura? ¿Ha acabado también Gómez con el azogue de Madrid? ¡Miraos, insensatos, a vosotros mismos, y en vuestra frente veréis vuestro propio epitafio! ¿Vais a ver a vuestros padres y a vuestros abuelos, cuando vosotros sois los muertos? Ellos viven, porque ellos tienen paz; ellos tienen libertad, la única posible sobre la tierra, la que da la muerte; ellos no pagan contribuciones que no tienen; ellos no serán alistados ni movilizados; ellos no son presos ni denunciados; ellos, en fin, no gimen bajo la jurisdicción del celador del cuartel; ellos son los únicos que gozan de la libertad de imprenta, porque ellos hablan al mundo. Hablan en voz bien alta y que ningún jurado se atrevería a encausar y a condenar. Ellos, en fin, no reconocen más que una ley, la imperiosa ley de la Naturaleza que allí les puso, y ésa la obedecen.
–¿Qué monumento es éste? -exclamé al comenzar mi paseo por el vasto cementerio–. ¿Es él mismo un esqueleto inmenso de los siglos pasados o la tumba de otros esqueletos? «¡Palacio!» Por un lado mira a Madrid, es decir, a las demás tumbas; por otro mira a Extremadura, esa provincia virgen... como se ha llamado hasta ahora. Al llegar aquí me acordé del verso de Quevedo: «Y ni los v... ni los diablos veo». En el frontispicio decía: «Aquí yace el trono; nació en el reinado de Isabel la Católica, murió en La Granja de un aire colado». En el basamento se veían cetro y corona y demás ornamentos de la dignidad real. «La Legitimidad», figura colosal de mármol negro, lloraba encima. Los muchachos se habían divertido en tirarle piedras, y la figura maltratada llevaba sobre sí las muestras de la ingratitud.
¿Y este mausoleo a la izquierda? «La armería.» Leamos:
«Aquí yace el valor castellano, con todos sus pertrechos».
Los Ministerios: «Aquí yace media España; murió de la otra media».
Doña María de Aragón: «Aquí yacen los tres años».
Y podía haberse añadido: aquí callan los tres años. Pero el cuerpo no estaba en el sarcófago; una nota al pie decía:
«El cuerpo del santo se trasladó a Cádiz en el año 23, y allí por descuido cayó al mar».
Y otra añadía, más moderna sin duda: «Y resucitó al tercero día».
Más allá: ¡Santo Dios!, «Aquí yace la Inquisición, hija de la fe y del fanatismo: murió de vejez». Con todo, anduve buscando alguna nota de resurrección: o todavía no la habían puesto, o no se debía de poner nunca.
Alguno de los que se entretienen en poner letreros en las paredes había escrito, sin embargo, con yeso en una esquina, que no parecía sino que se estaba saliendo, aun antes de borrarse: «Gobernación». ¡Qué insolentes son los que ponen letreros en las paredes! Ni los sepulcros respetan.
¿Qué es esto? ¡La cárcel! «Aquí reposa la libertad del pensamiento.» ¡Dios mío, en España, en el país ya educado para instituciones libres! Con todo, me acordé de aquel célebre epitafio y añadí involuntariamente:
Aquí el pensamiento reposa,
en su vida hizo otra cosa.
Dos redactores del Mundo eran las figuras lacrimatorias de esta grande urna. Se veían en el relieve una cadena, una mordaza y una pluma. Esta pluma, dije para mí, ¿es la de los escritores o la de los escribanos? En la cárcel todo puede ser.
«La calle de Postas», «la calle de la Montera». Éstos no son sepulcros. Son osarios, donde, mezclados y revueltos, duermen el comercio, la industria, la buena fe, el negocio.
Sombras venerables, ¡hasta el valle de Josafat!
Correos. «¡Aquí yace la subordinación militar!»
Una figura de yeso, sobre el vasto sepulcro, ponía el dedo en la boca; en la otra mano una especie de jeroglífico hablaba por ella: una disciplina rota.
Puerta del Sol. La Puerta del Sol: ésta no es sepulcro sino de mentiras.
La Bolsa. «Aquí yace el crédito español». Semejante a las pirámides de Egipto, me pregunté, ¿es posible que se haya erigido este edificio sólo para enterrar en él una cosa tan pequeña?
La Imprenta Nacional. Al revés que la Puerta del Sol, éste es el sepulcro de la verdad. Única tumba de nuestro país donde a uso de Francia vienen los concurrentes a echar flores.
La Victoria. Ésa yace para nosotros en toda España. Allí no había epitafio, no había monumento. Un pequeño letrero que el más ciego podía leer decía sólo: «¡Este terreno le ha comprado a perpetuidad, para su sepultura, la junta de enajenación de conventos!»
¡Mis carnes se estremecieron! ¡Lo que va de ayer a hoy! ¿Irá otro tanto de hoy a mañana?
Los teatros. «Aquí reposan los ingenios españoles.» Ni una flor, ni un recuerdo, ni una inscripción.
«El Salón de Cortes». Fue casa del Espíritu Santo; pero ya el Espíritu Santo no baja al mundo en lenguas de fuego.
Aquí yace el Estatuto,
vivió y murió en un minuto.
Sea por muchos años, añadí, que sí será: éste debió de ser raquítico, según lo poco que vivió.
«El Estamento de Próceres.» Allá en el Retiro. Cosa singular. ¡Y no hay un Ministerio que dirija las cosas del mundo, no hay una inteligencia previsora, inexplicable! Los próceres y su sepulcro en el Retiro.
El sabio en su retiro y villano en su rincón.
Pero ya anochecía, y también era hora de retiro para mí. Tendí una última ojeada sobre el vasto cementerio. Olía a muerte próxima. Los perros ladraban con aquel aullido prolongado, intérprete de su instinto agorero; el gran coloso, la inmensa capital, toda ella se removía como un moribundo que tantea la ropa; entonces no vi más que un gran sepulcro: una inmensa lápida se disponía a cubrirle como una ancha tumba.
No había «aquí yace» todavía; el escultor no quería mentir; pero los nombres del difunto saltaban a la vista ya distintamente delineados.
«¡Fuera –exclamé– la horrible pesadilla, fuera! ¡Libertad! ¡Constitución! ¡Tres veces! ¡Opinión nacional! ¡Emigración! ¡Vergüenza! ¡Discordia!» Todas estas palabras parecían repetirme a un tiempo los últimos ecos del clamor general de las campanas del día de Difuntos de 1836.
Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.
¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! «¡Aquí yace la esperanza!»
¡Silencio, silencio!
'Nzuddi
Flour, sugar, roasted almonds, honey, egg white, yeast, orange peel and cinnamon: these are the basic ingredients of 'nzuddi, biscuits typical of the provinces of Catania and Messina. They owe their name to the Vincentian Sisters of Catania who invented them, 'nzuddi is in fact the dialectal nickname for Vincenzo. These biscuits are common to both cities, but only in Catania they are eaten on 2 November, whereas in Messina they are prepared on 3 June for the celebration of Madonna della Lettera. In any case, we're talking about simple, rustic biscuits, easy to make and perfect as after-dinner treat, even better if paired with a good liqueur or passito.
Fave dei morti
Similar in every region, yet with different flavourings, fave dei morti is the most representative of the traditional desserts. For instance, in Latium it is made with almonds, flour, sugar, butter and eggs, while it is dairy free and strongly lemon scented in Umbria. In Emilia-Romagna there are various recipes: there are the Ravenna broad beans and the ones from Forlì, Massalombarda, Lugo, and sweet mountain broad beans. The basic ingredients are flour, sugar, almonds and eggs, but the variations differ in a few small details which characterise their flavour (those from Ravenna also contain pine nuts, a little bran flour mixed with wheat flour and flavoured with brandy, while the ones from Forlì are mixed with butter and alkermes). Fave dei morti are eaten in Friuli Venezia Giulia as well, where they were created to use up the leftover overripe almonds: in the past, in the Karst Plateau were produced almonds for the whole region and the October harvest allowed bakers and pastry chefs to experiment with new recipes using the many surpluses. The most typical are the Trieste broad beans, small balls flavoured with vanilla in the light version, with Bulgarian rose extract in the pinkish version or enriched with cocoa in the darker version.
Papassini
Fragrant and iced, Sardinian papassini are characterised by the use of uva passa (raisins), hence the name papassa or pabassa in the local language, even if the ingredients may vary depending on the production area. Some people add sapa (condiment made from boiled grape must) to the dough, others cinnamon or wild fennel, or aniseed liqueur. There can also be variations of the icing, which can be made either with egg white and sugar or with water, scented with lemon or other flavourings. The ingredients that should never be missing are flour, almonds, walnut kernels, raisins, sugar, yeast, lard (in modern recipes replaced by butter), whole eggs and yolks, lemon and orange peel and a pinch of salt.
Ossa dei morti
Similar to broad beans, ossa dei morti (bones of the dead) are biscuits widespread mainly in southern Italy, particularly in Sicily. Crumbly and crispy, they are made with a few simple ingredients. They are the result of ancient farming traditions that, alongside the great work of the nuns in the convents, have given life to much of the dry pastries in the area. The key ingredient are cloves, giving to the mixture a heady and intense scent, while the key feature is their peculiar shape, reminiscent of a bone.
Chickpea and pork rib soup
Not just desserts. Many hot and simple ancient dishes are prepared between 1 and 2 November. Soups, above all, vary from region to region. One of the most popular is the Piedmontese chickpea and pork rib soup, prepared in the Langhe and Monferrat area on All Saints' Day. Hearty and honest, this comfort dish is perfect for cold days and, for an even more delicious variation, there is the cisrà, a thick and creamy soup from Roero with tripe instead of ribs.
Grano dei morti recipe
Ingredients (6 servings):
500g soft wheat
1 pomegranate
1 cinnamon stick
cloves to taste
100g walnut kernels
50g almonds
cooked wine to taste
4 tbsp. sugar
First of all, get soft or hard wheat grains. Leave to soak for 3 days and remember to change the water mornings and evenings. Then drain and rinse them under running water and, once well cleaned, pour the grains into a pot, cook them over a high heat and bring to a boil. The water-to-grain ratio is 100g per litre. Then lower the heat and continue cooking for about an hour and a half without stirring (this cooking method is valid for all wheat-based recipes). For the desired recipe, bring the water to a boil and cook the grains for about 5 minutes. Leave to cool, add the remaining ingredients and mix well. Season immediately before eating with cooked wine according to taste (if poured beforehand, it would harden the mixture).
O Xoves Hai Cocido, ¡FUCK YOU!
A Inglaterra le quedan dos telediarios
no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague
¡Cuán largo me lo fiais!
Quien propone prohibir los trío evidentemente no sabe nada de tríos. No hablemos ya de que es imposible prohibir los tríos. Los tríos son la sal de la tierra sexual. En los tríos, del tipo que sean, la figura dominante siempre es la mujer. La mujer es la diosa. Quien proponga prohibir los tríos no sabe nada de tríos y es una persona tarada que se muere por hacer un trío. Se muere porque se la follen, a la vez, dos o tres. El poderío sexual de la mujer crece a medida que se entrega al dios de la masculinidad. No sé a quién se le ha ocurrido prohibir los tríos pero sólo a una tarada malfollada puede ocurrírsele prohibir los tríos: esa delicatessen.
Alguien dijo -he olvidado su nombre- que no se puede escribir un mensaje de ruptura sin hacer el ridículo.
Por extraño que parezca, puedo renunciar a cualquier ambición antes que desprenderme del individuo mezquino que en ocasiones, o siempre, soy.
If you can't win, don't lose.
La literatura anglogaliciosa es ese pececillo desconocido, de vida cortísima, que nada rodeado de semejantes tan desconocidos como él por un fondo igualmente ignorado e infinito. Cualquier día caerá en una red o en el estómago de otro pez o quizá incluso muera de viejo al final de su vida minúscula. El pez morirá y nadie sabrá, pero el mar seguirá siendo un pez desconocido que nada y muere y nadie sabe.
Hasta aquí la Anglogalician que necesitamos: desviación de nuestras visiones distópicas demasiado reales, memoria de un futuro en el que la luz todavía brilla en la oscuridad.
Parpadeaban luces estroboscópicas, conos de incienso lanzaban al aire cintas de humo con fragancia de almizcle, y las alfombras de pelo de angora artificial, en una gama de tonos que incluía el granate y el verde azulado, no siempre circunscritas a las superficies del suelo, llamaban seductoramente su atención.
No hay salida. Permanecer y esperar, estarse quieto y callado. El grito persiste a través del espacio. Cuando llegue, ¿lo hará en la oscuridad o traerá su propia luz? ¿Llegará la luz antes o después?
Pero ya hay luz . ¿Cuánto hace que hay luz? Durante todo el tiempo, la luz ha ido filtrándose junto con el frío aire matinal que roza ahora sus pezones de hombre.
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En Galicia existen los "petos de ánimas", algo que servía para que la Iglesia papista activara el mecanismo recaudatorio de limosnas entre sus feligreses, apelando a las almas de los muertos que permanecen esperando en el Purgatorio. Son así de judíos desde su nacimiento. La Iglesia actual ya ni siquiera cree en la existencia del Purgatorio, pero antes era creencia popular entre las gentes del rural que las ánimas en pena se paseaban en noches oscuras como estas, con túnicas negras y un cirio encendido en la mano, o bien portando cruces o un caldero con agua bendita. Ahora los nietos de aquellos aldeanos, consumidores de películas de Hollywood que presentan la muerte como si fuera un espectáculo de circo, celebran el Halloween disfrazados de zombis o de Freddy Kruger, para dar mucho miedito. Los tiempos están cambiando que es una barbaridad.
Es curioso como este tipo de festividades del sistema, despojadas de todo el significado que pudieran tener celebraciones ancestrales como el Samhain, se quieren implantar como sustitutos de las antiguas festividades religiosas. Y como se utilizan los colegios e institutos de enseñanza para promover este nuevo calendario litúrgico. Quizás si en estos días en algún centro escolar algún profesor descarriado, en lugar de vestirse de bruja o de payaso diabólico decidiera explicar a sus alumnos algo sobre el verdadero significado de la muerte y del más allá, y no digamos si se pusiera a disertar en el aula sobre la filosofía de Heidegger al respecto, se armaría un escándalo de proporciones monumentales por intentar traumatizar a los pobres chavalillos con ideas raras. Que al mundo venimos a consumir y a idiotizarnos.
Impón tu suerte, abraza tu felicidad y ve hacia tu riesgo. Al mirarte, se acostumbrarán.
No sólo hemos vencido en el campo de batalla, también en el diccionario.
Otras veces, harto yo mismo de mi silencio, me entregaba a ciertas bromas, y mi ingenio, al ponerse en movimiento, me arrastraba más allá de toda mesura. Revelaba en un día las ridiculeces que había observado durante un mes. Los confidentes de mis súbitas efusiones no me las agradecían en absoluto, y tenían razón, ya que era la necesidad de hablar lo que se apoderaba de mí, y no la confianza. En las conversaciones con la mujer que, la primera, había contribuido a desarrollar mis ideas, contraje una inflexible aversión hacia todas las máximas comunes y todas las fórmulas dogmáticas. Así pues, cuando yo oía cómo la mediocridad se complacía en disertar sobre unos principios muy establecidos, muy incontestables, sobre moral o religión, me sentía llevado a contradecirla, no porque yo hubiese adoptado opiniones opuestas, sino porque me impacientaba ante una convicción tan firme y tan pesada. No sé qué clase de instinto me advertía, además, para que no me fiase de esos axiomas generales tan exentos de toda restricción, tan puros de todo matiz. Los necios hacen de su moral una masa compacta, para que se mezcle lo menos posible en sus acciones y los deje libres en todos los detalles
Con el nombre de nematologías se designarán también a ciertas instituciones ideológicas que se constituyen regularmente en el seno de las “nebulosas ideológicas” (religiosas, políticas, filosóficas,…) de una sociedad dada y que están orientadas en el sentido de la determinación de los “hilos” de conexión que mantienen las unas con las otras y entre sus propias partes. La nematología de una nebulosa ideológica se desarrolla bien adoptando la perspectiva de las nebulosas del entorno, presentándolas como conducentes o adaptadas a ella misma (nematología preambular) o bien como enemigas de ella (nematología polémica), o bien adoptando la perspectiva de la propia nebulosa con objeto de sistematizar sus partes, aun valiéndose de ideas comunes a otras nebulosas.
Cuando decimos que la Anglogalician es la frontera misma de la civilización no estamos citando una frase vacía, como piensan ustedes los burócratas. No. Estamos diciendo una verdad literal. La civilización terminó ahí, en la garita de la entrada. Es por eso que, fuera de la Anglogalician, la Anglogalician no existe.
No somos una competición que necesite una 'renovación' ética, sino una reconstrucción desde los cimientos.
Los héroes siempre engendrarán héroes
La morfología espacial del tiempo envuelve pragmáticamente al movimiento. Pero no al movimiento lisológico sino al movimiento morfológico.
The Anglogalician es refugio y espada al mismo tiempo.
Cuando érase una vez en el Oeste aunque trepábamos hacia el Norte
Cualquier corredor decente, mostrándote un lugar de mierda, realza cantarino su buena estructura: esto podría ser muy bello,
¿cierto? Tú podrías hacer de todo esto un lugar bellísimo.
En The Anglogalician
Atravesamos nuestros laberintos negros, sombras amontonadas. Todos los fuegos se han apagado ya. Somos el humo que deja marcas en el ladrillo. Somos el bramido del hierro que creíais haber callado. Cantamos al metal retorcido y a lo largo de túneles inundados, por encima de vacías extensiones de agua y campos de detritus. Cantamos de días mejores.
Tener algo importante que decir que sea útil a quien lo lea. Saber a quién se escribe. Recolectar todo lo necesario. Encontrar una lógica con la que ordenarlo. Eliminar toda palabra inservible. Eliminar toda palabra que no usemos hablando. No ponerse límites de tiempo.
Representan la fuerza y la majestad, la emoción y la villanía, el poder y la gloria. Y son, con diferencia, el mejor equipo que el mundo haya visto jamás.
Six seven
Simplemente no reconozco la Inglaterra en la que crecí. La vida se ha vuelto insoportable para la gente común. Los impuestos, los precios, la inseguridad… todo se ha ido al garete. No quiero criar a mis hijos en un país en ruinas
Tener una profesora que no tenga el culo feo realmente mejoraría la clase de matemática. Las profesoras gordas deberían ser ilegales.
Tirabeques (300 gr)
Setas (150 gr)
Huevos (4)
Aceite de oliva
Sal
Elaboración
Limpiamos los tirabeques, les quitamos las puntas y las hebras laterales. Los cortamos en tres o cuatro trozos.
Limpiar las setas que hayamos escogido con un trapo humedecido y limpio.
Los cortamos en laminas más bien finas.
Ponemos un poco de aceite en una sartén grande y cuando ya esté caliente echamos los tirabeques. Los dejamos 2 minutos a fuego medio.
Ahora añadimos las setas. Removemos, echamos sal y cocinamos todo 3 minutos más.
Finalmente, agregamos los huevos, removemos al gusto y retiramos del fuego antes de que estén de todo cuajados.
Ingredientes
Para 4 personas
Castañas
500 g
Agua
Sal (opcional)
Cómo hacer castañas asadas
Dificultad: Media
Tiempo total
30 m
Elaboración
10 m
Cocción
20 m
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja cubriéndola con papel sulfurizado o de aluminio. Comprobar que las castañas no tengan daños y lavarlas con agua. Practicar un corte recto o en cruz en un lateral con un buen cuchillo, procurando cortar también ligeramente la piel interior.
Disponer las castañas en una sola capa sobre la bandeja de horno y humedecer con un poco de agua. Hornear a media altura durante unos 20 minutos, hasta que al pincharlas estén tiernas. Mucho ojo que pueden explotar si nos pasamos.
Pelarlas todavía en caliente para que sea mucho más fácil. Colocar las castañas en una fuente y servir todavía templadas, con un poco de sal si se desea. Podemos aprovechar el calor residual del horno ya apagado para calentarlas un poco más.
Ingredientes
Para 4 personas
Castañas
500 g
Agua
Sal (opcional)
Cómo hacer castañas asadas
Dificultad: Media
Tiempo total
30 m
Elaboración
10 m
Cocción
20 m
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja cubriéndola con papel sulfurizado o de aluminio. Comprobar que las castañas no tengan daños y lavarlas con agua. Practicar un corte recto o en cruz en un lateral con un buen cuchillo, procurando cortar también ligeramente la piel interior.
Disponer las castañas en una sola capa sobre la bandeja de horno y humedecer con un poco de agua. Hornear a media altura durante unos 20 minutos, hasta que al pincharlas estén tiernas. Mucho ojo que pueden explotar si nos pasamos.
Pelarlas todavía en caliente para que sea mucho más fácil. Colocar las castañas en una fuente y servir todavía templadas, con un poco de sal si se desea. Podemos aprovechar el calor residual del horno ya apagado para calentarlas un poco más.
Añadir los tomates, salpimentar y echar la salvia. Si no se tiene, se puede usar tomillo, romero o mezcla de hierbas provenzales. Saltear ligeramente a fuego vivo y echar las castañas, troceándolas un poco si fueran muy grandes. Saltear el conjunto hasta que las castañas se tuesten un poco.
Al final de la cocción de la polenta, añadir la mitad del queso azul y dejar que se funda. Aderezar con nuez moscada recién rallada o molida y servir bien caliente repartiéndola en platos. Repartir el ragú de castañas y acompañar con el queso sobrante para que cada comensal se sirva al gusto.
8 chuletas de cerdo, 200 gramos de castañas, 2 cebollas, 2 dientes de ajo, 2 tomates rojos, 2 zanahorias, 1 chorro de coñac, aceite de oliva, sal, pimienta y 2 vasos de agua.
Precalentamos el horno a 200º C. Lavamos las castañas y les hacemos un corte en todo su alrededor. Ponemos las castañas en una bandeja y la introducimos en el horno, durante 10 minutos. Sacamos del horno y las pelamos, nos podemos ayudar cogiéndolas una a una con un paño y desprendiéndolas de las dos pieles. Reservamos.
Pelamos y cortamos las cebollas, las zanahorias y los ajos a rodajas finas. Lavamos y cortamos los tomates a gajos. Reservamos todo.
Colocamos una cazuela al fuego con un buen chorro de aceite. Añadimos la carne salpimentada, la cebolla, la zanahoria, los ajos y el tomate.
Dejamos a fuego vivo, dándola le vuelta de vez en cuando durante unos minutos. Rociamos todo con el brandy y dejamos cocer dos o tres minutos más. Retiramos el solomillo y reservamos.
Vertemos 2 vasos de agua junto con las verduras y dejamos cocer 5 minutos. Trituramos todo con la batidora eléctrico. Añadimos las castañas y dejamos a fuego medio durante 15 minutos o hasta que las castañas estén tiernas.
Os castiñeiros ou castiros amoróanse en pequenas fragas, chamadas soutos, que agateñan polas ladeiras arroupadas e sollías do vales deica ós 600-700 metros, preferindo solos ricaces en materia orgánica e probes en cal, como
sucede tamén cos fentos. O castiñeiro é un albre xeneroso; todo é aproveitable: o froito, a madeira, a casca do toro e o espiñento ourizo (—que polo tanino son antidiarreicos—) e hastra os choupís, que medran nos vellos talos e non son tóxicos. O cultivo do castiro, ademáis, non require moito traballo,
somentes a demouca, que por outra banda proporcioa leña para a cociña. A súa vida é longa, ainda que un fungo ou verme, chamado “mal da tinta”, está causando esmorecedores destragos, que soio o inxerto de castaños orientais
pode deter. Emporiso, ainda se conservan en Galicia pintas de soutos nos vales agarimados entre as serras do Caurel, Fonsagrada, Suarna, na Provincia de Lugo, e San Mamede, Queixa e bisbarra de Maceda, na de Ourense.
Os documentos de séculos pasados amosan con craridade a importancia da castaña na alimentación galega i, en xeral, doutros Pobos do Norde peninsular. Dise que o gran escritor romántico alemán Willy Sifones debecía por un prato
de castañas fervidas con berzas de Bruselas e Mike Barja, argallador de fazañas mosqueteiras, asmaba que o meirande pracer culinario acadábano os galegos ó rechear con castañas as aves de caza nos asados.
Ainda que a patata iría sustituindo á castaña dende comenzos do século XIX, inda conserva en Galicia unha forte raigaña, adubiada de diferentes xeitos. Pódense comer, crúas, cocidas ou asadas.
Esisten moitas variedades de castañas e o vocabulario popular galego é estraordinariamente ricaz no toucante a isto. Hai castañas rosendas, crocas, degaros, restelas, restrellos, beleriñas, escoloradas, etc. Asegún a forma, xeito,
lugar, adubio e outros parámetros poden ser: zamelos, foludas, degrañas, bullotes, picós, vellecas, mamudas, restrebas, pilongas, bullós, cascudas, maias, maiolas, zorollas, e outros nomes, que disteran según as bisbarras.
La supuesta gran conquista de nuestra civilización es haber eliminado el verbo estar. Ya no se necesita estar para hacer cualquier cosa. Compramos sin estar, hablamos con los otros sin estar, discutimos sin estar, incluso nos amamos sin estar. La presencia se ha sustituido por el trampantojo de las pantallas. Parece que estamos ahí, pero no estamos (sí, también hemos perdido el ahí). Y, perdida la presencia, perdida la voz, perdido el aliento de la proximidad, perdido el trajín inmediato de los gestos, ¿Qué queda de nosotros en una relación? Pues creo que solo eso: los escombros de nosotros mismos. Sin embargo, se alaba y se promueve por todas partes esa alternativa fantasmal de no necesitar la cercanía para vivir en comunidad, no siendo que manchemos a las otras personas de nosotros mismos.
una mano de plátanos, pero que sean pintones
¡Ya se murió ese perro! ¡Cuánto daño nos hizo con sus dentelladas!
La hormiga trabaja todo el verano y se aprovisiona de víveres para el invierno. Por el contrario, la cigarra se lo pasa cantando, bailando y riendo. Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su hormiguero donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera.
Pero pongamos que la hormiga es una codiciosa trabajadora cuya intención es almacenar mucho grano de la sementera, aprovechando que la cigarra sólo toma lo que realmente necesita. Pongamos que la hormiga utiliza la astucia para acaparar bienes sin descanso y luego especular con ellos.
Pongamos que la cigarra canta para alegrar el ánimo a la hormiga y espera que ésta sepa agradecérselo y la cigarra entiende que en la vida hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
A la hora de la verdad cuando se recrudece el invierno, la cigarra, sin comida y sin cobijo, ante la negativa de la hormiga a prestarle ayuda y la recriminación por haber pasado el verano holgazaneando, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere, cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre.
Los ciudadanos se sorprenden de que en un país tan prospero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras otros viven en la abundancia. Hay manifestaciones delante de la morada de la hormiga. Los periodistas pergeñan una serie de artículos en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al gobierno a que aumente los impuestos de la hormiga de forma que las cigarras puedan vivir mejor.
Los impuestos de la hormiga van aumentando y además le llega una multa porque no contrató a la cigarra como ayudante en verano. Las autoridades embargan el hormiguero, ya que aquella no tiene suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos. La hormiga abandona el país…
No es fácil escribir en un blog lo que nos interesa en cada momento, ya que escribirlo no es lo que nos interesa.
Por encima del rebaño
Distinguir entre eternidad y pervivir es, pues, decisivo. Cuando deseamos que la vida de quienes amamos dure, no deseamos que sea eterna, sino que su vida continúe. Del mismo modo, cuando «reunimos tiempo» en una red significativa de relaciones, no estamos «deseando la eternidad».
Hay gente llamándose buena persona que lo único que ha hecho es no enfrentarse a nadie en su vida.
Cada cierto tiempo sacan el tema de “presidenta” o “presidente” los que no tienen ideología, sino biblioteca:
A alguien que canta se le dice cantante, no hay mujeres cantantas.
A alguien que hace comedia se le dice comediante, no hay mujeres comediantas.
A alguien que se opone se le dice oponente, no hay mujeres oponentas.
A alguien que preside se le dice presidente, no hay mujeres presidentas.
Se equivocan, pero me da pereza explicarlo ahora (la RAE recomienda “presidenta”, en este caso es inocente). Solo digo que algunos que venimos de biblioteca pública y con ideología a cuestas nos preguntamos por qué la palabra que molesta es “presidenta”. Nunca ejemplifican su saber con “asistenta” o “sirvienta”, que son el mismo caso. Igual no tienen tanta biblioteca y tienen carros de ideología
I can't post his sex toys until he confirms his size, okay, sweetheart? Thank you.
What we fought for was our freedom and even now, it’s a darn sight worse than what it was when we fought for it.
"Giovinezza, giovinezza, primavera de belleza", decía el bonito himno de los camisas negras; y también decía (en la versión de 1943) "soy joven y soy fuerte, mi corazón no tiembla en mi pecho: sonriendo ante la muerte ¡antes de ir al deshonor!". No en vano el fenómeno de los arditi, de los legionarios que acompañaron a D'Annunzio a Fiume o del escuadrismo inmediatamente posterior ha sido interpretado como una combinación de patriotismo y de movimiento de revuelta generacional frente a las caducas instituciones liberales y tradicionales de la política italiana. El primer fascismo, haciendo un llamamiento especial a la juventud, aprovechó sin duda esta corriente para la violencia política, pero también para la exaltación estética. El nacionalsocialismo alemán organizó las Hitlerjugend en 1926 con el propósito de disciplinar a la juventud en los valores del nuevo régimen, y vive Odín que lo lograron, puesto que los más firmes defensores de la nación cuando las cosas fueron mal dadas se hallaron entre los jóvenes guerrilleros del Volkssturn, y más tarde entre aquellos resistentes que fueron conocidos como los Werewolves ("hombres lobo"). Incluso en España, aunque con mayor modestia, el movimiento de los camisas azules de primera hora también revistió un aspecto de revuelta juvenil, muy patente entre los componentes del SEU, como dejó testimoniado David Jato en su libro "La revuelta de los estudiantes". También nos queda el "Discurso a las Juventudes de España" de Ramiro Ledesma; todo eso mucho antes del infructuoso Mayo del 68 y de que plastas como Fromm, Marcuse o Strauss-Howe empezasen a teorizar sobre el llamado "conflicto generacional".Tras el crepúsculo de los dioses que supuso la derrota europea del 45, apareció otra juventud que pretendía ser rebelde y transgresora, pero que muchas veces recurría a actitudes provocadoras sin más objeto que epatar, aparentar ser unos chicos malos o llamar la atención del público. A menudo el inconformismo y el descontento con una sociedad que no ofrecía horizontes vitales más allá del consumismo y de la alienación estúpida desembocó en episodios de violencia nihilista como los protagonizados por esas bandas de nómadas motorizados, como los Hells Angels, que sembraban el caos con sus gamberradas en las rutas de asfalto de los Estados Unidos, en las postrimerías de la Guerra de Corea. Era frecuente que sus miembros usaran una "estética nazi", a base de esvásticas y cruces de hierro, para enfatizar su merecida fama de antisociales.
De manera simultánea en la Gran Bretaña de la posguerra aparecieron los Teddy-Boys, pandilleros no menos violentos que formaron una de las primeras "subculturas proletarias" de los jóvenes británicos de los barrios obreros y marginales, que usaban como indumentaria la etiqueta eduardiana, tomándola prestada de los dandis, aristócratas y los ricos burgueses. Algunos de ellos estuvieron vinculados a la pequeña delincuencia y a los disturbios raciales, como los de Notting Hill de 1958. No obstante, consumían un nuevo tipo de música de inspiración en parte afroamericana, que llegaba del otro lado del océano: el rock and roll. Una década más tarde algunos de los skinheads, otra "subcultura" parecida a la anterior, a pesar de inspirarse en los rude boys jamaicanos y de escuchar su música, el ska, harían uso de simbología fascista y serían captados por grupos políticos de ultra derecha para utilizarlos como fuerza de choque. El estilo de vida que caracterizaba a estos cabezas rapadas era casi siempre una vulgar reproducción de los estereotipos del nazismo, presentado como el mal absoluto, inculcados durante años por la industria de Hollywood, algo bastante diferente del modelo original. Lo que sí dejaban bastante patente la trayectoria de estas bandas juveniles era la precariedad , la desesperación y el considerable cacao mental de los jóvenes ingleses de extracción obrera de la segunda mitad del siglo XX.
A principios de los sesenta en la Costa Oeste de los Estados Unidos se produjo otro fenómeno que agrupaba en comunidad a jóvenes amantes del deporte al aire libre: el surfismo. Por su estilo de vida, los primeros surfistas podían guardar más relación con los "malvada juventud nazi" que las bandas de las que hemos hablado hasta ahora: afición por la actividad física y la naturaleza, desprecio por las normas convencionales y burguesas, amor por el riesgo, y un cierto "ideal de belleza ario". Además, eran muy territoriales y cuando el surf se puso de moda no toleraban que nadie cabalgara las olas en las playas que consideraban como su coto privado. También al ser un movimiento muy popular, la industria discográfica desarrolló un estilo musical característico, derivado del rock and roll: la música surf. Algunos surferos mostraban ciertas actitudes racistas y tatuaban esvásticas en sus tablas de surf, como el famoso Miki Dora, el Caballero Negro de Malibú, un surfero con fama de inconformista. Como curiosidad decir que la primera tabla de surf que se comercializó fue el "Modelo Swastika" del Pacific Systems Homes de California, y data de mediados de la década de los 30. Con el tiempo el estilo surf se fue degradando al hacerse más habitual entre sus practicantes el consumo de drogas (marihuana, éxtasis, cocaína) y de alcohol, un poco al mismo tiempo que California se convertía en la meca del hipismo y del LSD. En la actualidad este estado es uno de los principales reservorios de progres y de hijos de puta tarados woke que tiene Norteamérica.
Como hemos visto, existía ya un caldo de cultivo entre la nuevas generaciones de angloamericanos para que algunos jóvenes se sintieran fascinados por aquellos movimientos del pasado, que percibían como totalmente opuestos a la sociedad que les había tocado vivir en el presente, y que además tenían el atractivo de lo prohibido y una estética sensacional. Por lo tanto las boutades de algunas estrellas del rock y del pop, que hasta no hace tanto tiempo exhibían simbología y parafernalia con intención de provocar o por puro esteticismo, no debería de extrañarnos demasiado. Actualmente, en estos tiempos más intolerantes y cancelatorios, estos artistas suelen entonar el mea culpa y declaran estar arrepentidos de lo que hicieron en el pasado, probablemente puestos hastas las cejas de sustancias estupefacientes.
Un reciente libro del periodista Jaime Gonzalo y titulado "Mercancía del Horror", analiza la huella del nazismo en la "cultura pop". En él se nos cuenta uno de los primeros casos, protagonizado por el difunto componente de los Rolling Stones, Brian Jones, quien en 1966 se paseó por las calles de Munich con un uniforme alquilado de las Waffen-SS, y poco después posó fotográficamente de semejante guisa para la revista danesa Bogen, acompañado por su novia, la espectacular actriz alemana Anita Pallenberg. A resultas de esta, digamos, performance se organizó un escándalo mayúsculo, lo que sin duda Jones andaba buscando, ya que hay que aclarar que aunque el uso de simbología nazi no estaba y sigue sin estar expresamente prohibido en los países anglosajones (aunque se considera inconveniente a nivel social) en Alemania y otros países es un tabú que los ciudadanos pueden llegar a pagar con la cárcel. Una de esas fotos de Brian Jones fue utilizada por el grupo español Gabinete Caligari (aquel que empezó uno de sus conciertos, allá por 1981, proclamando "somos fascistas", y por ello recibieron amenazas de los abertzales y hasta del diario Egin) como portada para su album "Obediencia". Otro miembro de los Stones, el incombustible Keith Richards también solía lucir una casaca alemana y cruces de hierro para salir en televisión o asistir a actos públicos.
La lista de astros del rock y del pop que han coqueteado en algún momento u otro con la simbología nazi-fascista es bastante extensa: Lou Reed que se esculpía esvásticas en la cabellera, Ron Asheton (de Iggy & The Stooges) el propio Iggy Pop que dedicó una canción a una novia nazi, Ian Curtis (de Joy Division) Johnny Thunders (de los New York Dolls) el grupo de metal industrial Rammstein que homenajeaba a Leni Riefenstahl... Se dice que John Lennon quiso convencer al diseñador Peter Blake para que incluyese un retrato de Adolf Hitler en la portada de "Sgt. Peeper's Lonely Hearts Club Band". Jim Morrison, el psicótico vocalista de los Doors, le llegó a dedicar un delirante y daliniano poema al Führer germano. Lemmy Kilmister, lider y bajista de la banda de rock británica Motörhead es un gran coleccionista de condecoraciones y material bélico alemán, y ha aparecido retratado junto a un cazacarros Hetzer o con una gorra de las SS. La icónica calavera que simboliza a su grupo porta una Cruz de Hierro y originalmente también una esvástica. Otras bandas de hard rock como Kiss han llegado a lucir emblemas NS hasta en el logotipo... Y por no hablar del rock comprometido políticamente de los grupos skins, como los del Rock Against Communism (los Skrewdriver de Ian Stuart) o de Black Metal nórdico, como la banda liderada por el noruego Varg Vikernes. Por lo general esta clase de grupos resultan muy convenientes al sistema, para seguir asociando ciertas ideologías con la marginalidad, la delincuencia y con los elementos más indeseables de la sociedad.
Un capítulo aparte son los músicos que han reivindicado la bandera confederada, un símbolo también muy polémico en los Estados Unidos, como emblema de orgullo y de rebeldía. Ya un clásico como Johnny Cash la utilizó en sus conciertos, y siguiendo su estela las bandas de rock sureño como Allman Brothers, Tom Petty y Lynyrd Skynyrd. En el Reino Unido, el grupo de música rockabilly Matchbox también la exhibía habitualmente, como una seña de identidad.
Pero, paradójicamente, la gran explosión de esvásticas y demás parafernalia asociada al Tercer Reich se produjo en los años 70, con la aparición del fenómeno punk a uno y otro lado del Atlántico; un movimiento supuestamente subversivo, que iba contra el orden social establecido y que llevaba al extremo el afán de desafiar al público y a la sociedad. Los uniformes de Hugo Voss se combinaban a menudo con el fetichismo sadomaso, alimentado una vez más por las películas, en especial las de la Nazi Exploitation tan en aquella época: de nuevo la atracción por lo prohibido y lo bizarro... Esto era muy evidente entre los componentes de los Sex Pistols (Sid Vicious y Johnny Rotten) y en la boutique de ropa de la que salieron. Dee Dee de los Ramones pasó su infancia en la Alemania ocupada de posguerra (su padre era militar) y allí quedó fascinado con la simbología del Tercer Reich. El diseñador de la banda, Arturo Vega, es conocido por su serie de cuadros de esvásticas con colores fosforescentes. La cantante Siouxsie, Chris Stein de Blondie, Billy Idol o los Dead Boys también solían exhibir esta clase de simbología en sus actuaciones... Ante la nueva corriente de la cancelación, tan intolerante en la actualidad en contraste con lo que fueron los años 70 y 80, Siouxsie ha llegado a afirmar: "La corrección política se ha vuelto muy aprisionante. Es muy...¿cuál es la palabra?... ¡es muy nazi!"
En realidad, esa actitud desafiante era el principal atractivo del punk, ya que sin aquello apenas quedaba nada que rascar (y así ha sido, una vez que esos músicos se fueron domesticando). Gracias a la adopción de las esvásticas, de un símbolo mucho más estigmatizado, se pongan como se pongan, que la hoz y el martillo o la @ del anarquismo por ejemplo, el punk llegó a adquirir una cierta dimensión trágica, pues de lo contrario no estaríamos hablando más que de una colección de mamarrachos colgados y anarcoides, haciendo el idiota encima de un escenario. Y en cuanto a la calidad de la "música" que interpretaban, en la mayoría de los casos mejor ni hablar... Billy Idol dirá que aquella pose supuso una crítica sutil al tatcherismo, que no se entendió entonces ni ahora; en fin, la fina ironía británica, que a veces es tan fina que no la entienden ni ellos mismos. En España, además del ya citado Gabinete, tuvimos a los Ilegales y por supuesto a Glutamato Ye-Yé, que se dejaron influir por esas tendencias escenográficas y performanceras del punk de su tiempo, tomándoselas con más o menos sentido del humor.
Mientras la cosa consistiera en el simple exhibicionismo gamberro, la cosa no preocupó demasiado al orden vigente. Más inquietud despertaron las declaraciones de otros artistas que podían tener una connotación más intelectual o incluso ideológica. Eric Clapton sorprendió a todo al mundo con su posición antivacunas durante el COVID, y entonces algunos recordaron sus opiniones de 1976 en Birmingham contra la inmigración en el Reino Unido, que veía en proceso de convertirse en una "colonia negra", y que fueron furibundamente contestadas entre otros precisamente por los punks. No hace muchos años Brian Ferry (el elegante vocalista de Roxy Music) tuvo serios problemas para volver a actuar en público por haber dicho en unas declaraciones que se sentía atraído por la iconografía nazi, y por elogiar las obras de Leni Riefenstahl y de Albert Speer. Más recientemente, se ha puesto en la diana a Roger Waters (ex componente de Pink Floyd) al que las diversas ligas antidifamación han etiquetado de "antisemita" por salir en defensa de los palestinos y haber aparecido alguna vez a los escenarios con atuendos nazis. Concretamente sentaron muy mal unas declaraciones suyas sobre el asesinato de la periodista Shireen Abu Akleh a manos de los israelíes y la policía alemana le ha llegado a investigar por uno de sus conciertos en Berlín. Ahora se afirma que sus actuaciones más recientes están repletas de "mensajes de odio" contra los judíos, y que se exhiben cerdos, estrellas de David y esvásticas, junto con apelativos ofensivos.
Un caso muy particular lo representa el camaleónico y aristocrático David Bowie, artista controvertido y polifacético (actor y pintor, además de músico) que a lo largo de su carrera iniciada en los años 60 ha encarnado diversos personajes en los escenarios, revelando facetas de su compleja personalidad. Tras dejar atrás su etapa de extraterrestre andrógino como Ziggy Stardust, y tras un periodo de transición con Aladdin Sane (un chico insano) empezó uno de los momentos más creativos (y también más pasados de rosca) de su carrera. Ya había resultado bastante llamativa su evolución estética desde el glam hacia otra más agresiva, que sería copiada hasta la saciedad por los punks, en la que usaba el símbolo de un rayo maquillado en su rostro, y que tanto se parecía al emblema del BUF, el partido fascista británico fundado por Oswald Mosley en los años 30.
Hacia 1976 inicia, como decíamos, una etapa nueva en su trayectoria, en la que aparece como el Delgado Duque Blanco, una especie de dandy con un look rubio y gélido, "un tipo fascista y ario" para usar sus propias palabras. Aparte de experimentar con la música, se interesaba por la moda, el teatro y el arte, coleccionaba y pintaba él mismo en estilo expresionista, de una forma bastante competente. El arte alemán de entreguerras, en particular el cine y la pintura, le fascinaban especialmente. En sus letras aparecen alusiones a la filosofía de Nietzsche, a Carl Gustav Jung o a la literatura de Yukio Mishima. Y empieza a dar declaraciones que se consideran fuera de tono: "Lo mejor que le puede pasar a Gran Bretaña es que venga un gobierno de extrema derecha." "Necesitamos un dictador. Yo habría sido un gran dictador." Parece que en aquel momento estaba interesado en el control de las masas y en la identificación de las estrellas del rock con el superhombre nietzscheano.
También llegó a declarar acerca de Hitler: "Fue una de las primeras rock stars. Mira noticiarios de la época y fíjate cómo se movía. Creo que era tan bueno como Jagger. Es asombroso. Y tío, cuando tomaba el escenario, cómo se trabajaba al público. ¡Señor! No era un político. Era un artista mediático. Empleó política y teatro para crear ese rollo que gobernó y controló el chiringuito durante doce años. El mundo no volverá a ver nada parecido nunca. Manipuló a un país entero (…) La gente no es muy brillante ¿sabes? Dice que quiere libertad, pero cuando se le ofrece la oportunidad pasa de Nietzsche y escoge a Hitler porque Hitler desfilará y hablará, y la música y las luces surgirán en los momentos estratégicos."
Tras pelearse con su mujer Angie se fue una temporada a vivir al Berlín Oeste en compañía de su amigo de correrías Iggy Pop, y aprovechó la ocasión para visitar el bunker y adquirir memorabilia nazi y libros de Joseph Goebbles y de Albert Speer, que le encontraron en su equipaje, cuando quiso cruzar hacia la Europa del Este. Por ese motivo el artista fue detenido por las autoridades comunistas en la frontera entre la URSS y Polonia.
A su regreso de una gira en 1977 en la Estación Victoria montó en un Mercedes descapotable e hizo un saludo ambiguo, que los medios interpretaron como hitleriano, ocasionando toda una campaña en su contra. Allí empezó a darse cuenta de que quizás había ido un poco lejos en su afán provocador, que podía comprometer su brillante carrera y se planteó hacer un alto e iniciar una nueva etapa algo más "tranquila". Los apologistas del cantante suelen atribuir todo aquello a la confusión mental y al abuso de sustancias como la cocaína. Todo estaba muy turbio por aquel entonces y ya no se acordaba de nada...
Era una noche de invierno cuando más brillaba el sol, y una manada de cerdos volaba de flor en flor. A la luz de un farol apagado un mudo lela, un sordo escuchaba, un ciego miraba ya un calvo que había los pelos de punta se le ponían.
Y ahora, una vez más, invito a mi monstruosa progenie a que avance y prospere.
Los tiempos cambian, la biología permanece
—¡Un espahí!. Magnífico. Esta historia es para mí. Pero conoce usted bien su uniforme, ¿no? ¿No me lo va a confundir con un goumier o con un zuavo, verdad, pedazo de zuavo?
Unos te llamaron Satanás, otros, circo, pero yo te llamo Anglogalician Cup.
El hombre es la suma de sus experiencias climáticas.
El hombre es la suma de lo que te dé la gana. Un problema de propiedades impuras tediosamente arrastrado hacia una inmutable nada: jaque mate de polvo y deseo.
Esto está lleno de groypers
Me siento inglés por los cuatro costados
November,
The month of the drowned dog.
After long rain the land
Was sodden as the bed of an ancient lake.
The Keeper’s gibbet had owls and hawks
By the neck, weasels, a gang of cats, crows:
Some stiff, weightless, twirled like dry bark bits
Novembro
In Main We Trust
18 años después, pensando en los caídos ¿Qué fueron sino verduras de las eras?
Todas aquellas necedades ensartadas en lugares comunes; aquella retórica fiambre, sin pizca de sinceridad, aumentó la tristeza de la Manada; esto era peor que las campanas, más mecánico, más fatal; era la fatalidad de la estupidez; y también ¡qué triste era ver ideas grandes, tal vez ciertas, y frases, en su original sublimes, allí manoseadas, pisoteadas y por milagros de la necedad convertidas en materia liviana, en lodo de vulgaridad y manchadas por las inmundicias de los tontos…! ¡Aquello era también un símbolo del mundo; las cosas grandes, las ideas puras y bellas, andaban confundidas con la prosa y la falsedad y la maldad, y no había modo de separarlas!
¿Qué opina de la imagen del palimpsesto que se utiliza a menudo hoy en día para evocar el espesor del propio territorio?
Siempre están solas. Siempre haciendo caja vacía o yo no sé. No llevan el precio encima como las cosas que uno compra y que a veces están de oferta y otras sin tu talla. No tienen talla. Las putas. Son como costaleros de una pena que ya dan por llorada. Me infunden más respeto que los semáforos y la constitución juntos. Saben algo que yo no sé. Y lo saben desde hace muchas horas. Muerden.
He bajado al cuarto de baño. Oriné y ahora estoy mirándome al espejo. El morado. Con luz y espejo, con las gafas puestas, lo veo claro. Es un mordisco. Se ve perfectamente la forma de la boca.
Debió de ser una boca pequeña, de dientes menudos. Me mordió más arriba, que se ve el reventón de la sangre, mientras que, abajo, el morado resulta menos... ¿Qué coño estoy diciendo? ¿Qué coño estoy pensando? No me ha mordido nadie este fin de semana.
Siempre existe alguien que recoge el depósito ignorado que todos llevamos, siempre existe el que descubre más allá del ensueño y se ofrece creador y conmovido por la dicha de la vibración de todos los tiempos para que los demás nos unamos mítica y solidariamente.
Pedimos la extensión de la comunidad de iguales para que incluya a todos los grandes hominoides: humanes, chimpancés, gorilas y orangutanes. La «comunidad de iguales» es la comunidad moral dentro de la cual aceptamos ciertos principios morales básicos o derechos como reguladores de nuestras relaciones mutuas y exigibles por ley. Entre estos principios o derechos se encuentran los siguientes:
2. La protección de la libertad individual. No está permitido privar de su libertad a los miembros de la comunidad de iguales; si se los encarcela sin juicio legal tienen derecho a ser liberados de inmediato. La detención de quienes no han cometido ningún delito, o de quienes no tienen responsabilidad jurídica, sólo debe permitirse si puede probarse que es por su propio bien, o que es necesaria para proteger al resto de los integrantes de la comunidad de iguales de sus miembros que claramente sería un peligro para los demás en libertad. En tales casos, los miembros de la comunidad de iguales tienen derecho a apelar ante el tribunal, bien directamente o bien –si carecen de la capacidad relevante– a través de un abogado.
Una puesta en escena dirigida a los fanáticos a través de un presente ficción en marcha con protagonistas animales con evidentes rasgos antropomorfos («teriantrópos», se combinan rasgos animales morfológicos con rasgos humanos culturales: lengua, artefactos y vestuario entre otros) que no sólo cancela las causas de lo meramente imaginario, de los fantasmas del fondo de la caverna, sino que con su proceder meditado, calculado, poetizado y mimetizado, idealiza y consolida lo que no es más que una apariencia. Una imagen de un imagen ya de por sí falsa que hace del mito anglogalicioso un mito dominador y hasta ahora iluminador. Eleva y glorifica los aciertos, degrada y desprestigia los errores.
Si no existe, es imposible; pero si es posible, entonces tiene que existir.
No existe distancia entre pensamiento y acción, es un todo completo en sí mismo, cerrado en sí, en su ideal y en su actividad
The Anglogalician tiene una clase que sólo los cónsules romanos han sabido ostentar en la victoria
Imagínate cerda, qué pareja podemos hacer, para darles por el culo a nuestros múltiples enemigos.
El final de toda terapia es la transformación de un miserable neurótico en un infeliz trivial.
Si te preguntas por qué un poco: ¿Jugar a saltar dobles o, llanamente, abdicar?
En los pliegues del mito, la naturaleza no castiga: enseña.
Imagine a world in which you could reinvent football.
It's a dream, of course. Just a bit of fun. But stick with us.
Lest we forget.
San Martín se le llegará como a cada puerco (El Quijote, II 62). En torno al 11 de noviembre, festividad de este obispo francés que ha gozado de mucha devoción, era ya tiempo de hacer la matanza del cerdo. En los pueblos, era habitual cebar uno, dos o tres cerdos, sacrificarlos por estas fechas para tener carne durante el invierno. Se sigue haciendo en algunas localidades para consumo personal e,incluso, como atracción turística. Otros refranes aluden al veranillo de San Martín: El verano de San Martín dura tres días ¡y fin! El verano de San Martino, son tres días y un poquito. En Colombia, se dice A cada pavo le llega su Nochebuena.
Aquellos jóvenes bravucones, que llevaban polainas de vendas y pelambreras enormes, se enzarzaron en una violenta discusión, a veinte metros del enemigo, porque uno había insultado a otro llamándolo ‘stag’. Además juraban como lansquenetes y se mostraban enormemente jactanciosos.
Las estaciones del año se sucedían unas a otras, llegaba el invierno y más tarde venía otra vez el verano, y yo permanecía siempre sumido en la lucha. Me había cansado ya y estaba habituado al rostro de la guerra; pero este mismo hábito hacía que viese los acontecimientos a una luz mortecina y distinta. La violencia ya no me deslumbraba tanto como antes. También notaba que el espíritu con que había partido hacia el frente se había agotado y ya no bastaba. La Anglogalician planteaba uno de los enigmas más profundos. Fue aquella una época extraña
¿Sabe usted? No lo haga correr, pero lo cierto es que tengo pies planos
Y veían comer, en silencio, al enemigo: fríos, absortos, como se mira comer a los animales del jardín zoológico: al mono y al elefante, al ciervo y al avestruz, al zorro, a la oca. Así, con una sensibilidad renovada, virgínea, miraban comer al Hombre –que nunca hasta entonces habían visto comer
La violencia es la principal herramienta de la Anglogalician, y su socio más devoto, la indiferencia de los participantes.
Los soles irradian todos una luz diferente, pero hay una sola oscuridad en la Anglogalician
La juventud, para algunas cosas, es una intemperie, un pozo sin fondo.
Más de un mes y no hay crónica. Me jugaría el pellejo
del prepucio a que hay una mayoría de Porcos que no saben
El resultado
Ahora estamos solos como hace 18 años lo estábamos pero ha pasado el tiempo de la más violenta de las formas que es cuando no parece que ha pasado porque hace poco lo teníamos todo por delante ¿no hace poco de eso? y ahora sencillamente no tenemos ya casi nada esa es la verdad.
Si en primavera ningún zoológico había querido hacerse cargo de él, en otoño se mostraron aún más reticentes, poniendo como excusa que las osas no aceptaban cachorros ajenos en sus madrigueras y que, además, el sueño de los osos en los zoológicos no era profundo y eran muchos los que permanecían despiertos todo el invierno, ya que no se les podía ofrecer una tranquilidad ni un silencio constantes. Los expertos le aconsejaron que o bien lo matase antes del invierno, o bien le construyese algún tipo de cubil que fuese lo suficientemente cómodo y tranquilo para que pudiese hibernar.
―Vale, pero ¿cómo hago para que se duerma?
―Eso ya se las trae… Mire, cómprele el oso de peluche más grande que encuentre y enséñele a que duerma con él, qué quiere que le diga.
Enormes explanadas vacías. Multitudes en cola. Putas y farolas.
Salchichas con curry. Autobuses con altillo. Cruces ansadas,
celtas, esvásticas. La hoz y el martillo. Profecías económicas.
Banderas y grafitis. Guerra. Cabaré. Holocausto. Sexo anal. Sobre las
sinagogas, los cementerios, las plazas y las cúpulas de cristal,
vuela bajo, rasante, un ángel protector y violento con la cara del Main.
Como cuando el matemático gallego Willy Sifones decidió ignorar el quinto postulado de la geometría euclidiana, o mejor, asumir que este postulado, aquel que mantiene que en el caso hipotético de incidir una recta con otras dos, los ángulos internos resultantes son menores que el ángulo recto de forma que esas dos rectas prolongadas de manera indefinida, los dos continuos paralelos, ―mi escritura, tu lectura, tu escritura, mi lectura― se encontrarán en el lado en que los ángulos son menores que dos ángulos rectos, podía y no podía ser cierto.
Es algo tan hermoso.
Las paralelas en el infinito.
Sortear la frontera que separa los culos: los culos rotos de los cuerpos vírgenes.
¿Qué le diré a la ventana cuando las palomas picoteen en el cristal? ¿Qué le diré al policía cuando me tienda la silla para que confiese? ¿Qué le diré al cazador de gacelas, qué a la lejanía en cuclillas sobre el blanco de la primera página? ¿Qué puede decir una mesa solitaria frente al cerco de las sillas? ¿Qué dice la amada muda cuando su amado regresa tras un largo silencio? ¿Qué les dice un viaje a dos amantes unidos por el amor a un lugar? ¿Quién desentrañará la azora La Arena empapada por el llanto de los profetas? ¿Quién sabía que yo tenía piernas y que cuando el viento resonaba como el tambor de los caballos me adentraba en un mar sin orillas y volvía cada día al califa con una ciudad en la palma de la mano? ¿Quién sabía que tengo una noche que busca ansiosa sus espejos y lanza a cada ventana un día de clamor y locura? ¿Quién supo que tengo labios para cantar, para balbucear como un niño y repicar como las campanas cuando el viento mece tu cabello?
Nadie dijo que fuera fácil. Nadie dijo en ningún momento que lo íbamos a conseguir todo en esta vida, que nuestros sueños se iban a hacer realidad. Nadie nos dijo que estaríamos siempre juntos, que viajaríamos a países exóticos, que sería Felicidad el nombre de nuestros hijos. Pero lo creímos. Nadie nos prometió nada, no había mentira alguna que creerse, pero la inventamos. Egoístamente siempre pensamos que nos merecemos más que el resto simplemente por el hecho de ser nosotros. Somos buscadores de oro, convencidos siempre de encontrar la gran veta. Veta que nunca aparece pero que seguimos buscando.
Nosotros, que dejamos de hacer pie en la tierra,
que nos aturdimos en la miasma y la ebriedad,
que hemos tragado mierda hasta el vómito
y seguíamos comiendo como sórdidas alimañas
en noches que eran con certeza un suicidio,
con los fluidos de la sombra mojándonos el mentón.
Nosotros, la estirpe de Caín, los del desespero,
Los de si he de morir ahora, sea, los de un qué sentido
tiene esto.
Vamos a ensalzar esta falsificada belleza,
esta manera de alambicar el no decir nada,
esta presunta pericia en domeñar la palabra,
y comerciarnos como las putas que somos.
Nosotros, que esperamos a porta gayola un sunami
cabrón y definitivo, hemos llegado a un punto muerto,
repetimos nuestro dolor común, el amor desesperado,
la ilusión de lo nuevo, la seducción de la inteligencia
y el poder que se siente al recibir atención
en algo tan hermoso como 18 años de lefa.
El portavoz del Gobierno que nos merecemos declaró: tendrán ustedes el Apocalipsis que se merecen
¿Quién amasó el pan de los que edificaron Tebas, la de las siete puertas?
En los libros no se menciona el nombre de ninguna.
¿Acaso reyes y canteros madrugaron por leña para encender el fuego?
Y en Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién acarreó el agua para los que la levantaron otras tantas?
Y en Lima, resplandeciente de oro, ¿quién limpió las chabolas donde vivían los albañiles?
¿Quién les hizo la cena a los obreros la noche que terminaron la Muralla china?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo.
¿Quién curó las heridas de quienes los erigieron?
¿Quiénes amortajaron a los vencidos por los soldados de los césares?
Bizancio, tan enaltecida,
¿acaso no tenía lavaderos para hacer la colada?
Incluso en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada por el mar,
hasta los esclavos que se ahogaban clamaban llamando a sus mujeres.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Quién amamantó y crio a sus soldados?
César venció a los galos.
¿No llevaba tras sus legiones siquiera unas prostitutas?
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota.
¿Nadie más lloró la muerte de los marineros?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años.
¿Por qué siempre la guerra para resolver conflictos?
Cada página una victoria.
¿Quién fregó la vajilla del banquete del triunfo?
Cada diez años un gran hombre entre hombres.
¿Quién pagó los platos rotos?
Tantas historias, tantas preguntas.
Buenos días, pececitos, ¿cómo está el agua?». Los dos peces siguen nadando hasta que, después de un tiempo, uno mira al otro y le pregunta: «¿Qué demonios es el agua?».
Para comer: En el hospital: desayuno: galleta de cereales con leche desnatada o copos de salvado; comida: sopa de Bovril o de rabo de buey. En el hotel: sopa marinera, gallina de Guinea, carne de venado, queso Stilton. Para beber: vino do ribeiro.
Para desayunar: sopa de trueno de otoño(con carne de pollo y arroz churruscado), verduras en vinagre, pato laqueado o guiyu, el pescado de los mandarines, carpa de río ahumada, lichis, quinotos
Para desayunar: Empanada de carne, rollitos grasientos de queso, pastel de carne relleno de vino y setas, champiñones rellenos de paté empanados y fritos, queso fresco de Arzúa y compota de manzana.
No hay pájaros oscuros en la hoja, polimorfos y acróbatas, que enrosquen lo suficiente sus pescuezos para anudarnos en sus rastros. No tengo manera de retenerte.
¿Qué no mueve piedras? ¿Quién mueve piedras? ¿Es necesario mover piedras? ¿Qué mueve piedras? ¿A quién puede interesarle que las cosas pesadas sean objeto de un desplazamiento?
La manzana que cayó de la mesa una tarde oscura cuando los relámpagos hechos por el hombre centellearon en la cocina, las calles y el cielo, sacudiendo las alacenas y rompiendo los platos.
«Estoy» es el verbo copulativo que sigue al «yo» en el presente del tiempo verbal cuando ya no existo, cuando estoy hecho pedazos.
Nací en noviembre. Mi madre me contó que estaba caminando con mi padre por la playa. De repente, amenazó una tormenta y comenzó a llover. Mi madre sintió dolor, y una hora más tarde, me dio a luz. Amo la lluvia y el mar, las dos cosas que escuché antes de llegar a esta casa de putas.
Lejos del mar y de la hermosa guerra,
que así el amor lo que ha perdido alaba,
el bucanero ciego fatigaba
los terrosos caminos de Inglaterra.
Abandoné los bosques por una razón tan buena como la que me trajo a ellos. Me pareció que quizá tenía otras vidas que vivir y que no podía dedicar más tiempo a ésta. Es llamativa la facilidad e insensibilidad con la que tomamos un determinado camino y lo convertimos en un sendero trillado
La primera en levantarse
será mamá... La oiremos
encender silenciosamente el fuego,
poner silenciosamente el agua sobre el fogón
y coger con sigilo del armario el molinillo de café.
Estaremos de nuevo en casa.
Es preferible sacudir las entrañas o las cabezas de cuatro semejantes, a ser aplaudido y admirado por cuatro millones de imbéciles
Las deidades que alguna vez creímos que estaban ahí fuera, ahora sabemos que fueron proyectadas allí desde nuestro interior. Son producto de nuestra imaginación humana, que trata de interpretar, de un modo u otro, los misterios del universo.
Frecuentaba la noche porque en su siglo el día era incitador y antorcha de una guerra sin laureles, violador del silencio y látigo contra la santa quietud; exterior como la piel, activo como la mano, sudoroso como las axilas, vocinglero y fecundo en embustes, de sexo varonil, joven héroe de tórax velludo. Se apartaba del día porque lo embarcaba en la tentación de la fortuna material, en el ansia de poseer objetos inútiles y en el deseo malsano de ser político, boxeador, cantante o pistolero.-¿Y la noche?-Incolora, inodora e insípida como el agua, la noche producía, sin embargo, una borrachera igual a la de los buenos vinos; silenciófila, estimulaba empero el amanecer de las voces difíciles y los hondos llamados que sofoca el día bajo sus trombones; antípoda de la luz, ordenaba, con todo, la visibilidad de las estrellas; destructora de cárceles, favorecía la evasión; campo de tregua, facilitaba la unión y la reconciliación; hembra curativa, refescante y estimulante, se yuntaba con el hombre y concebía un hijo, el sueño, graciosa imagen de la muerte. Y, sin embargo, la noche pesaba dolorosamente cuando al fin uno quería dormirse y el sueño se le negaba
The Anglogalician quere a vitoria, quere ser resplandecente, quere que a palabra non o altere, que non se lle extravíe o comando supremo
Tuve que encender el motor, quise salvar a los ciervos.
El viaje fue un misterio con la certeza de que las víctimas eran individuos autóctonos.
El corazón del alguacil era de piedra, la peña brilló con desesperación frente a los animales muertos.
El carnicero vino a por las presas, la sangre tiñó el verde.
En mi mente soplaba un viento helado.
Mi ángel de la guarda y yo salimos a caminar. Aprendí a rezar después de la masacre.
El dragón evoca los grandes animales prehistóricos, por lo que es posible que todos llevemos un dragón dentro. El dios celta Cerunnus se representa con cabeza de toro, cuerpo humano, piernas de serpiente y cola de pez: confluyen en él el minotauro y el dragón, y fue antecedente de las representaciones del Diablo en la Edad Media. Más directamente, en el «Libro de los Reyes» del persa Firdusi, el dragón es identificado con las fuerzas del mal, que no otra cosa es el Diablo, mientras en el «Kalevala» es un monstruo marino, mezcla de hipopótamo y reptil, y para mayor detalle, peludo. Además de ser la representación iconográfica del Diablo, es animal heráldico: Agamenón, los vikingos y Uther Pendragón, padre del rey Arturo, lo pintaban en sus escudos respectivos, para infundir pavor al enemigo. El del escudo de Agamenón era azul, con tres cabezas.
Olao Magno describe a la serpiente marina noruega irguiéndose hacia lo alto a modo de columna que atrapa a los navíos y a los hombres y «basándose en una observación de lejanía, se estima que esta serpiente, recogida, alcanzaba los cincuenta codos». El dragón va unido a ciertas imágenes inamovibles: es un reptil, es escamoso, a veces es verde y siempre es muy grande. Por fortuna, hasta que hubo dragones, hubo siempre paladines capaces de hacerle morder el polvo: San Miguel, San Jorge, el caballero Teodoro, Beowulf y Sigfrido, entre otros, le vencieron en toda la línea. La mejor manera de destruirle es clavándole la lanza en la boca.
Se creyó en los dragones hasta la época moderna. Conrad Gesner lo incluye en su «Historia animalorum», del siglo XVI. En el siglo XX surgieron supersticiones e ideologías, pronto convertidas en supersticiones ideológicas, que dieron vida a dragones más pavorosos que los del pasado, mucho más sanguinarios, inmensos y terribles; y aunque no faltaron paladines que los derrotaran, como Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Juan Pablo II, todavía se sigue creyendo en el dragón y hay gente decididas a asegurarle el regreso.
Como si la Anglogalician fuera una democracia y no una dictadura, como si ese sucio frotarse con los lansquenetes no acarreara una cuota ineludible de complicidad y vileza.
Al principio me parecía, cuando hablaba con alguno de ellos, simple cinismo y oportunismo descarado, pero después me he dado cuenta de que lo que pasa es que carecen de dimensión moral. El Rodillarato los ha mutilado y envilecido de manera irrevocable.
Lo que no viví, no merecí vivirlo
De antiguas leyendas paganas se forma toda una serie de fantásticas y alegres aventuras, rústicas y bárbaras, suficientemente candorosas, pero fugitivas e informes como sueños, y dotadas, por ello, de una gran magnificencia lírica, erótica y aventurera
Veo un cartel convocando a una concentración contra la gordofobia; un encuentro reindicativo de personas obesas, en contra de la tiranía capacitista de la delgadez. Simpatizo con la causa, pero el argot me chirría. Siempre me chirrían las causas con argot; las reivindicaciones que no se expresan en román paladino, sino con rebuscadas palabras tribales propias. En este caso, los convocantes proclaman: «Somos grasa, pliegues, estrías y papadas. Somos vacas, cerdas, ballenas y focas. Somos animalidad y desborde. Somos lo que no quiere el capital y la moral corporal. Somos lorzas y comunidad». Y hablan de luchar contra «las violencias hacia los cuerpos no normativos» y en pos de «que cualquier espacio sea seguro y accesible para todas las disidencias». ¿Tiene algún sentido llamar disidencia a la simple obesidad?
¿Y no será la AngloGalician, unas veces, añoranza de lo que definitivamente ya murió y, otras, desesperación ante lo que todavía subsiste de ese pasado?
Me tenéis cansadísima quienes os acercáis a dios porque no hay mortal que os aguante
Mam called me barmy when I told her I fell of a gasometer for a bet. But I'm not barmy, I'm a fighting pit prop that wants a pint of beer, that's me. But if any knowing bastard says that's me I'll tell them I'm a dynamite dealer waiting to blow the factory to kingdom come. I'm me and nobody else.
—¡La hostia santa! —dijo ella—. ¿No te decía yo que esta competición tiene clase de verdad?
Aceptar estos golpes demuestra que eres civilizado. La gente no airea sus lamentos mientras quebráis el marisco, sino que habla a susurros, incluso esa señora tan guapa
¿Es suyo esta tarde el sombrero que arrastra el etesio?
Esperamos al menos unas iniciales (inscripción en lo hallado); no obstante así pasan los días, sin nombre, ventosos, o con mismo nombre, semana a semana gasta cumplir 18 años.
El gatico nuevo se esconde detrás de la escultura y asecha a las palomas. Hay veinte o treinta palomas como mínimo comiendo al fondo del jardín donde les pongo el alpiste. Por lo que veo, el gatico nuevo no conseguirá, por ahora, atrapar a una de las palomas. Tienen un resorte evolutivo que les hace levantar el vuelo al unísono a la menos ruido o movimiento que pueda interpretarse como amenaza o peligro. Ya sé que el gatico tiene también la carga genética del depredador, pero tal como veo las cosas en este momento, el mecanismo de alerta de la presa funciona mejor que el del cazador. Los observo, a cazador y presa desde la ventana de la cocina y es como tener acceso al mecanismo que gobierna el mundo.
La vieja amazona england ya no tiene contrincantes, pero aún la sombra roja nubla su nirvana derechista, la hace tambalear en los tacos que le prestó Lady D para visitar al capitán general, que tanto admira los cojones bajo las faldas. Por eso el nevado dictador le pidió que posaran parodiando el afiche de Lo que el viento se llevó. Después le regaló una medalla de la Virgen del Carmen y prometió nombrarla segunda Patrona del Ejército.
Quienes vieron en el desmayo de la patriarca una fatiga del modelo actual se decepcionaron cuando ella se paró como un gato y dijo entre tinieblas: No ser nada, I’m sorry. Hasta los tótems se caen y de nuevo en pie la dama de acero es invulnerable. Pero de cerca no se ve tan hierática, se podría confundir con alguna señora de beneficencia que acaricia con repugnancia las mechas tiesas de la niñez desnutrida. También podría ser un travesti representando a la Primera Dama que la burguesía galaica se quisiera. Por suerte el aire nacional, los mariscos o la marea roja le provocaron el soponcio a la pálida führer, que partió soplada al balneario alemán donde se restauran los horrores del pasado.
Haragán, eso sí.
Desengañado, por supuesto.
Cofrade de alacranes idealistas
guardándose el veneno.
Pero, la verdad,
tampoco estoy ahí.
El más íntimo de mis yoes
prefiere las costumbres del hogar,
los días sin gente
y los clásicos de la Pantera Rosa.
¿Quién fue el imbécil que nos sacó de las cavernas?
Soñé que me chupaba la mi verga. La mi verga del sueño era el doble de larga y el triple de gruesa que la mi verga del diurno. Cuestión de agachar la cabeza y encontrarla inhiesta, roja y circuncidada, ahí abajito, casi para recargar la barbilla o picarse un ojo. Chupábala, pues, y pensábalo así: This is too much.
Desperté no muy contento. Se consolaba mi desconsuelo diciendo que chupar verga no es tan terrible si se trata de la propia. La mi verga de veras, distendida y en buena forma, me pareció una vocal minúscula comparada con la superlativa consonante que acababa de oralizar. Sentí un poco de lástima por ella, por la de veras, y otro poco de lástima por mí, pues fue claro que aquella otra me daría fama y oportunidades muy distintas a las de mi vida normal. Un vergón de esos y no tendría que pensar en cómo haría para pagar deudas, o meterme a bañar, como estaba a punto de hacerlo, con agua fría.
Bajo la regadera la mi verga diurna se hizo un punto y aparte.
Luego pensé en chuparme la mi verga de veras. Tal vez pudiera hacerlo. En el sueño, por lo que recordaba, las sensaciones no fueron de placer exponencial, como cuando sueño que cojo (al grado de que nunca he sentido la intensidad del coger dormido al coger despierto), sino que todo fue demasiado extraño como para gozarlo. Fue una de esas escenas en las que el inconsciente saluda al subconsciente y ambos se reconocen en la conciencia de estar soñando.
No eyaculé. Y qué bueno.
Saliendo de la ducha, pensé en quien siempre pienso cuando quiero masturbarme (la novia de un amigo) y al minuto estaba con el arma apuntado al techo. Me senté sobre la tapa del retrete, acomodando la espalda y viéndome la mi verga fijamente, midiendo la distancia, el esfuerzo, la curvatura, el estiramiento, con la mirada bien fija en el orificio del pito parado.
Me enderecé, desistiendo de pronto del intento. No iba a lograrlo. No tenía la flexibilidad ni el tamaño requeridos. La mi verga de veras era de una modestia grosera y mi condición físico-muscular auguraba problemas. Pero seguí acariciándome, ahora sin pensar ya en la novia de mi amigo, viendo al suelo nomás, manteniendo la erección, pero pensando en que tal vez sí pudiera lograrlo sentado de otra forma, con las mis nalgas muy casi en el filo del retrete, las mis piernas muy separadas, los mis brazos al suelo, agachándome y doblando lo más que se pudiera el mi cuello, como si quisiera verme el mi culo, y sí, tal vez sí pudiera hacerlo: la agarraría al vuelo.
Así que me senté muy casi en el filo del escusado, con las mis piernas muy separadas y todo lo demás, y no, no fue posible. La mi verga se alejaba como huyéndome, escondiéndose como un animalito asustado en su casita de pelos, imposible de alcanzar.
Volví a sentir lástima por ella y por mí, y sentí también que ambos nos culpábamos de algo imposible de resolver, algo que sólo dándonos un tiro en la cabeza tendría su final. Salí del baño acariciándome todavía, pero como con cariño, como con afecto libre de sensualidad, como cuando un amigo falla y tú vas y le dices don’t worry, carnal, esto es sólo un juego, no-pasa-nada, pero lo haces porque es tu amigo, no porque sea cierto, y por dentro quisieras simplemente no ser tú quien así lo consuela.
Salí acariciándome la mi verga diurna, más bien caviloso, pensando en la mi verga del sueño, tan grande y fácil de chupar, tan palpable e inexistente. Un sueño raro, sin duda. Aunque estaba seguro de que, buscando, hallaría referencias acerca de sueños idénticos al mío en muchos casos. Tal vez hasta fuera un sueño arquetípico y significara algo distinto al simple mamar vergas, algo más allá del sexo y la carne, algún tipo de necesidad o alguna señal de mi psique alienada que requería estudiarse con cuidado. Porque yo, despierto, jamás quise chuparme la mi verga de ninguna manera, ni la de nadie. Y en este punto ya estaba sobre mi cama y comencé a pensar en otras vergas, en las de mis amigos, en la de mi padre, en las de ciertos personajes de la televisión, y luego en vergas de niños y luego en vergas de animales y en flores con forma de verga y en el término vergazos y en que la verga es el palo más alto de un barco. Pensé en las vergas desde los egipcios hasta los norteamericanos. Pensé en los ritos falocéntricos y en tantas escenas de mamadas de verga que había visto en mi vida.
Después de un rato así (¿Minutos? ¿Horas?), vi con claridad qué era lo que tenía que hacer para chuparme la mi verga. Si levantaba las piernas y las echaba hacia atrás, así acostado como estaba…
Apenas iba a intentarlo sentí una punzada y la mi verga escupió una cantidad mínima de semen que escurrió de prisa por el tronco, los pelos y los huevos. Un semen frío y casi agua que me extrañó y me asustó y casi me mata cuando vi que era como mercurio que brotaba mansamente de mi pene sin que yo sintiera nada, sin cesar, en discreto borboteo. Y fue verlo y comenzar a sentir olitas de placer, tironcitos en los dedos, calambritos en el plexo, cosquillas en la tráquea y espasmos de gozosa desesperación. El semen escurría por el mi vientre y caía por las mis caderas, mojando así como moja el mercurio. Yo ya no me masturbaba, la mi verga tenía vida propia y se venía y se venía y se venía y yo no sabía qué pensar pues aquella la mi verga diurna se comportaba de manera onírica y yo boquiabierto cariacontecido pellizcándome los mis muslos con dolorosa factura de su realidad. ¡Ay!
Empapado de mercurio seminal, no sabiendo bien a bien si estaba realmente despierto o si era una especie de sonambulismo erotómano exacerbado e incontinente del cual no terminaría de salir jamás, una fatiga extrema y una como angustia me hicieron sentir cada vez peor. Comencé a pensar en vergas de muertos, vergas de cadáveres fresquitos, de asesinados y suicidas, vergas muertas que todavía se movían, vergas erectísimas de muertos por infarto y vergas todas con un tufo a podrido. Quise levantarme, pero no pude. De hecho no quise hacerlo. Sólo pensé en que debería levantarme y salir de ahí, que eso era lo que tenía que hacer, y al instante supe también que no lo haría, que así me quedaría hasta que todo eso se acabara, no importando si yo me acababa también con ello.
Las redes sociales no son tan sociales. Hoy en día lo que se supone que se creó como medio de difusión multilateral, se ha convertido en un medio de difusión unilateral, una caverna donde la retroalimentación se basa en adquirir destrezas sobre sí mismo en voz alta. La velocidad con la que nos comunicamos nos ha disuelto. Ya el otro(lo otro) no es dado en sacrificio, el miedo ocupó el lugar de la ofrenda. El objeto de culto devino en estado de opinión. Hoy lo virtual nos saca del cuerpo como un acto de circuncisión vandálico. Devolvemos las palabras que nos quedan a la sociedad en emesis hasta vaciarnos. La mente se ha vuelto nuestro peor genital y esperamos la venida de Dios en cada onanismo. Lo público, de tanto pasarlo se ha hecho página, trastazos de la historia; y los sentidos largando partes en el trayecto, ragged leafs. Dios se ha vuelto un pacto con el exilio. La mutilación consiste en digitar hasta que la pregunta mesiánica venga a descolonizarnos. ¿Gigabytes? ¿Voltus Cinco? Regresar a la vida ahora mismo es volver a la zona de ablación. Al cuerpo sacrificado en la palabra de un Dios que no supo reencarnar porque quedó desfigurado. Las palabras son esa especie de parasitismo del que se alimenta el ego para hacer simbiosis. Dios es un mal huésped, nos volvió una novedad biológica. Genio y genital se columpian de un lado a otro del espejo. ¿La evolución por selección natural favorece tal marginalia? La verdad mediática es de antepasados. Mono es solo, ¿venimos del mono? ¿Evolucionamos del solo al estéreo, a la plurivalencia? ¿Desobediencia virtual? ¿Es el chat la voz pasiva de dios? Ama sin cuerpo es un app contra el pecado. ¿Se puede estar a salvo del perdón? Somos los objetos del clic en la cruz -cerrar ventana- que por azar y hendíadis permanecieron excluidos ante la evidencia universal del tedio. Los actos de semejanza han evolucionado: a Dios le quedan ¨updates¨ en el machine learning.
Juan Glez
18h
Y en medio de una paz cualquiera (ese oro) entra la cizalla cuando los estorninos ya habían callado tras dos días - pero la urraca no duerme y el objeto que saca con el pico el otro no lo sabe explicar. Rompe el corazon que digue bombeando en la casa. La estupidez del despiste y el balbuceo de temblor infantil y la electricidad de las pruebas y el histórico y el silencio que cae como una ballesta de coche afilada en Los Teques. En la tele sigue pasando el mundo en sus escándalos. La vida a la que intentan llegar se parte y nadie más lo sabe y nadie más lo siente y el imbécil vuelve a ser un criminal.
Debe haber un mundo, pero no importa nada. En la casa uno teclea y respira como un predador herido. El otro tiembla y tiene miedo y recuerda la explicación cuando ya no hay quien se la crea. En el fondo nadie se ríe de él. Hay una casa y hay un desastre y el ruido no les va a salvar. La medicina de la violencia Ya no les va a curar . Ya no hay desmayo que limpie este mundo. Ya no hay canciones que lo limpien todo y haga que manden los cuerpos y no las ideas perfectamente desarrolladas que envenan las bocas y los 4 estómagos de la rumia de lo porcentualmente cierto. Todo lo que se puede tocar en la casatiene filos. Fuera debe haber un mundo, pero no va a arreglar esta tragedia producida por una cosa ridícula en un momento que sólo puede compararse al lugar en que el estoque entra en el morlaco hasta la bola sin esfuerzo. En la tele, España gana un partido al que no se atreve a mirar el que lo ha puesto ni el evento ni puede esconderlo. Un Cretino y dos víctimas cavando muerte mientras hacen cosas normales de la forma más frian. Llueve en algún lado. Suena en la ventana. Nadie se atreve a sacar la mirada de su pantalla. Hace miedo y pena y filo en cada metro cuadrado de la casa
(El mentiroso que construye un corazón y no le sale)
¿Y si me pongo a escribir un libro que se llame TMO? Si no lo has entendido, es porque crees que eres de la Otra Margen del Río de Mierda. Pero no te preocupes, perla: te me paras un momento y le echas una oreja a cada ojo. Dejas el flujo del telefonito quieto aquí y así seguro que lo escuchas ¿No oyes? Chasquea en las espaldas de los galeotes dentro en las Torres de Cristal de las fábricas de este siglo que ya no acabará nunca. Moldes más o menos logrados del arquetipo Ben Hur que no bogan, teclean dentro de panales como tú estás dentro de este texto y él del río que no existe del Scroll. Esas Fábricas que, desde el Año de las Mascarillas, nos han traído la alegría de poder hacerlo también desde casa.... Espera. ¿De veras no oyes los chasquidos? Son uno y trino, pues el látigo con que se hace la música del mundo que ya no acabará nunca tiene tres lenguas: el acrónimo de un ente primigenio, de los albores del 2.0, adaptado al tamaño de su función en este 4.0, como en la mar océano de los milenios antes de este siglo hace el tiburón. Venga, Odiseso, ponles atención a esas sirenas: t m o, t m o .... ¿No sabes? En los templos de la Interacción restallan las tres letras como lenguas dentro de la cabeza de entelequias que compran pan de molde para celiacos, vapean por la calle o hacen bulto en el vagón de tren que les devuelve a algún no lugar apretando el cuerpo, justo detrás tuyo: t m o, t m o, tmo…¡TMO! ¡TMO! ¡TMO!
La brea mutante de las actualizaciones. El nudo marca Expaña de los cambios (sea de donde sea el sujeto o grupo del ejemplo) provocados por incendios de monte (pudiera ser que) bajo y que, antes de este viento, le llamaban Agorero y ahora le sollozan Urgencia de trabajo en equipo, porque el miedo es 360 y a fuego se recuerdan los dolores de la sienes de Morgoth bajo el peso de los Silmarils de las 5 W’s (que son 6) y cuya luz se guarda en el soporte aprobado sin ojos, con especificaciones técnicas que se puedan demostrar como la rueda de lo tangible en el círculo del plano para el Cíclope del Cálculo, asistente de Decisión y buchaca del Dato y su Interpretación. Esto se conoce como el ruido sordo del síndrome Alí Babá en la nervadura omnicanal de las pantallas y salas virtuales: coger las cosas sin saber de cuándo o dónde han venido. Y saber sólo del último propietario que tuvieron antes de ser tuyas. La justicia de los embudos, las tijeras de Media y Mediana, los cristales transparentes en las puertas, los tornos, la lluvia y el tropezón de cegato engreído del modelado de la Esfinge cuyo nombre es, como en el Libro el de Legión; uno y muchos y que resuena KPI: Casandra siempre tiene la ubicación encendida porque es una yonki de la validación y la vida para ella es ese Momentum. Setenta y cuatro días de reportar bottoms y sentir que se riza el pelo al escuchar cada vez el sound del silence tras cumplir en tiempo y forma. Y ahora ver correr, buscando empatía y colaboración, a los gallinazos temiendo por sus plumas. Sentirla sonreír y pensar en la separación de los dientes en la sonrisa triunfante de Ben Hur. No gana de ninguna forma en el barco el galeote.
Son malos tiempos, y no sólo por lo que a la meteorología se refiere. Habrá que agarrarse fuerte este final de año y el comienzo del siguiente, porque vienen curvas. El país está hecho un desastre y ni aún así ceja el gobierno y la UE de dar por saco: que si la gripe aviar, para sacrificar pollos a tutiplén mientras suben el precio de la carne y de los huevos; que si el euro digital te lo van a imponer quieras que no, por tu propio bien; que si te obligan a comprar una baliza para estar aún más geolocalizado; que si hay que pincharse otra vez para la nueva campaña del kobiz... Precisamente, desde que con el test de obediencia de 2020 comprobaron las tragaderas del personal, la chusma gobernante obediente de las logias se ha venido arriba y ya no duda en aplicar medidas cada vez más salvajes y draconianas contra una población civil, que se deja masacrar sin poner demasiados reparos. Danas, pandemias, catástrofes "climáticas" y demás plagas bíblicas van a sucederse en adelante con más asiduidad, y habrá que estar preparados para lo que venga. Afrontaremos el reto con la mirada al frente, imperturbable y siguiendo al pie del cañón, como ese antiguo caballero húngaro al que los otomanos le metieron una lanza en el ojo, y aún siguió vivito y coleando un año entero más, como si aquí no hubiera pasado nada.
El bufón presenta sin ropaje al tirano y, además, no pretende ser tan diferente a él.
Su cinismo es sepukku: es un yo narrador de las cosas como son, es el cuento de los ganadores sin mérito, la rabia del que manda y vive temiendo la desobediencia.
He heredado dos talentos: y para mí nunca fue un problema seguir una cosa y abandonar la otra
Hemos discutido demasiado. Lo que es urgente es celebrar la fiesta.
Procura no ser injusto, pero no pretendas ser imparcial
Behaviour is key.
Se podrá cazar el jabalí sin límite de ejemplares desde este fin de semana hasta finales de febrero de 2026
Declarada la emergencia cinegética temporal en toda Galicia. El objetivo es reducir el número de ejemplares y, por lo tanto, evitar los daños agrícolas, futbolísticos y los numerosos accidentes de tráfico provocados por la población de jabalí en Galicia.
Se forjó un nuevo sueño-verdad?
─No temas. Estoy contigo
Huele a peste/a guerra/a cólera/a miseria
El Usurpador de los Sueños acecha
La oscuridad penetra en lo más negro del alma
llama al cuerpo a beber la sangre de la eternidad
De su porvenir supe el predecir de un eclipse la encarnación del fuego la llamada del ábrego.
Cuando se cuenta la historia a los jóvenes – tienen un nombre, se los denomina los guardianes de la memoria – primero se expone entre nosotros, y uno dirá No, no fue así, y otro Sí, así fue, y en el momento en que todo el mundo está de acuerdo podemos estar seguros de que la historia no contiene ninguna falsedad.
Ninguno debe pedir nada, salvo todo, pero sólo durante el tiempo que lo necesite.
Tenía el chocho afeitado qué pena y una sonrisa inocente y las encías dulces y claras y una actitud desenfadada. Una mujer tímida en la cama puede tener también su encanto no digo que no, pero una mujer desenfadada y descarada y hasta un poco sucia en la cama es lo máximo
Cuando los labios del maestro tocaron los suyos, cerró los ojos. Logró reprimir el estremecimiento que le produjo la otra lengua introduciéndose rígida, profundamente, en su boca. Tampoco la alteró la mano que le abrió el quimono y descendió, rozándola apenas, hasta su entrepierna. Había sido instruida. Primero, los dedos se demoraron en el vello del pubis. Después, el duro pene se deslizó en la humedad tibia hasta su puerta y permaneció allí, moviéndose apenas, sin presionar ni penetrarla. Sólo el afán por complacer al maestro le daba fuerza para refrenarse. Repitieron el ejercicio dos veces sin que cambiara el compás de sus respiraciones ni el del vaivén mínimo del hombre. Satisfechos por el autocontrol alcanzado, se despidieron.
Pero siguieron pensándose. Ella fue al puerto, a encontrarse con el changarín de siempre. El maestro, que lo sabía, la siguió mentalmente desde su habitación. Cuando el cuerpo del changarín la cubrió, la mano derecha del yogui comenzó a subir y bajar despacio; cuando ella abrió paso al pene desmesurado, el ritmo de la mano se aceleró; cuando el cuerpo de arriba ya colmaba autoritario la avidez del de abajo, el yogui jadeaba salvajemente; cuando el vértigo de la excitación anunció la culminación en los dos hombres, la muchacha deliraba de gozo. Los tres terminaron a la vez. Ella fantaseando que era del maestro la dura estaca que la clavaba en su centro. El changarín, arrebatado por el orgasmo de ella. El maestro, por el del changarín.
Testimonios que quedan escritos en los pulmones con tinta
de ese mismo amianto o de carbón, mercurio… También
en las manos artríticas, los codos de tenista (mira tú), las
rótulas desgastadas, los túneles carpianos hechos polvo.
Pruebas evidentes, duras y horribles de que para sentir la
hermandad porca y brava no hace falta cruzar una palabra. Es
la Gloria la que nos une.
La memoria es algo vivo que se preserva pasando la lijadora sobre el óxido del tiempo
Para despertar al mundo hay que exaltar la pereza. Porque el perezoso tiene infinitamente más sentido metafísico que el agitado
Vivimos en la civilización de la cámara. Nuestra diversión es diversión de cámara. Nuestras vacaciones son vacaciones de cámara. Hacemos que sean así al prestar más atención a la cámara que llevamos con nosotros que a la cascada hacia la que apuntamos con ella. Nuestra ciencia es casi íntegramente una ciencia de cámara. Piénsese en las fotografías de electrones en pantallas y en cámaras de niebla, y en cosas similares. En cuanto a nuestros filósofos, ya ni siquiera es posible discutir con la mayoría de ellos, porque no puedes discutir sobre un axioma, y para el hombre de la cámara ya es evidente que sólo las palabras de la cámara tienen algún significado. Incluso nuestra poesía se ha convertido, en su mayor parte en una poesía de cámara. Una buena parte de ella consiste en esos contrastes de superficie intencionadamente paradójicos entre palabras y entre pensamientos y sentimientos azarosos, dispuestos en la complicada perspectiva de la personalidad con frecuencia limitada de los poetas y de las putas.
Negra materia bariónica se acumula en el plumín y en la férula a lo largo del tiempo.
Your pretty empire took so long to build, now, with a snap of history's fingers, down it goes.
18 Novembro.
The Anglogalician Cup has always encountered difficulty in distinguishing between its heroes and its monsters.
¿Y sabemos distinguir entre Portugal y Turquía?
No carecería de lógica la esperanza de ser capaz de seguir adelante y, tras haber caminado por el mundo, satisfacer mi ambición de recorrer a lo largo la isla de Inglaterra, una de las trescientas que componen este extraño archipiélago artificial. Para empezar, yo no había andado todo el camino desde la casa de Jim Ballard en Shepperton (exceptuando el vuelo entre Heathrow y el aeropuerto internacional de Dubai), sino que habían sido los áridos páramos de Tiger Woods los encargados de minar mi determinación, mientras el desenfadado aniversario del Divino Profeta me había trastocado la agenda. La verdad es que me divertía la ironía de que a un judío anglicano como yo se le negara el acceso a un simulacro de mi tierra natal englobado en un festival musulmán: eso colocaba no sólo al Mundo, sino también al mundo, en la perspectiva adecuada. Pero no iba a ser ése el obstáculo definitivo, sino la simple ausencia de un lugar para bajar a tierra.
Anna, la chica que se encargaba de las relaciones públicas de Nakheel, una empresa subsidiaria de las construcciones del jeque Mo, se moría de ganas de ayudarme, pero cuando llegamos al Mundo nos encontramos con que el malecón había sido enviado a Alemania. En 2006, Richard Branson, el magnate de los refrescos y los condones, había plantado la bandera en Inglaterra como parte de una campaña publicitaria destinada a «celebrar» el inicio de los vuelos directos de Virgin Airways entre Londres y Dubai. Más recientemente, Piers Morgan, el egregio ex director del Daily Mirror que había sido lo suficientemente tonto como para comprar fotografías trucadas de militares torturando a presos iraquíes (cuando había tantas auténticas dando vueltas por ahí), también había puesto los pies en Inglaterra para un documental televisivo que estaba filmando.
Probablemente, yo carecía de la influencia necesaria para que me pusieran una pasarela, pero la verdad es que no quería armar mucho barullo porque, francamente, ya me parecía todo un logro haber conseguido llegar al Mundo. Tampoco había hecho el menor esfuerzo para ocultarle a Anna mi identidad, ni aquello acerca de lo que pensaba escribir, por lo que suponía que ella no había hecho los deberes muy a conciencia o que sus jefes habían pensado que dejarme expandir información negativa sobre ellos siempre sería mejor que impedirme la entrada.
Personalmente, si llego a estar en la posición de Nakheel, me hubiera prohibido a mí mismo acercarme a ese demencial ejercicio de miniaturización, pues se trataba de una perita en dulce para cualquier humorista. Yo hubiera enviado unos acorazados pequeñitos para hundirme o unos mini submarinos que me torpedearan. La situación me recordaba la columna sobre Psicogeografía que había escrito tras pronunciar un discurso en vistas a recaudar dinero para una organización caritativa llamada Niños de la Guerra en la Real Corte de Justicia de Londres. La cosa consistió en una cena organizada por la revista de economía Euro Week para los agentes de bolsa de la City, y durante mi relato acerca de la violación de una niña afgana de trece años, más su consiguiente encierro y tortura por haber cometido el «delito» de «adulterio», los ya cocidos bolsistas no habían dejado de darle con ganas al Chateau Petrus.
Evidentemente, les puse verdes, tanto en persona como en el papel. Sin embargo, no fueron los bolsistas los que intentaron demandarme por libelo, sino los picajosos caritativos. Yo había dicho en mi artículo que creía en el trabajo que llevaban a cabo –ayudar a niños en zonas de guerra–, pero que no estaba seguro de que eso fuese lo que deberían hacer: «Las organizaciones caritativas, y demás ONG, se suman a las aventuras de nuestro gobierno en el extranjero cual buitres licenciados en sociología, alimentándose de la carroña que queda en el campo de batalla. Se posan durante unos meses o unos años, publican en casa discos con colaboraciones de famosillos para financiarse y luego levantan el vuelo en busca de más Humanismo con el que alimentarse».
Un par de días después, la abogada de The Independent me llamó para informarme de que niños de la guerra preparaba una querella por difamación contra el periódico. Ambos nos reímos larga y amargamente, y ella –o sea, la abogada– apuntó que mi artículo no sólo era de lo más ponderado, sino que los de Niños de la Guerra quedarían como unos perfectos idiotas si iban a juicio por algo así; y tendrían que reconocer en público que habían invitado a un notorio polemista para que les guiara hasta el becerro de oro, pero que de momento se dedicaban a balar porque les estaban esquilando a ellos.
De todos modos, no podía evitar sentir cierta lástima por la simplona y francamente ovina Anna, que me recibió en la recepción de la oficina de ventas de Nakheel (lema de la empresa: «nuestra visión inspira a la humanidad»), donde me senté con cierta prevención bajo otro retrato del preclaro dirigente. tras intercambiar saludos, me llevó a una enorme habitación lleno de maquetas arquitectónicas. «¡Ooh!», exclamé. «Me encantan las maquetas. A veces son mejores que cuando se hacen realidad». «A veces» es la expresión que hay que utilizar aquí: no es que yo prefiera modelos a escala reducida de mi mujer y mis hijos, ni aspiro a poseer una reproducción del Panteón o del Partenón, pero cuando se trata de una arquitectura tan inane como la que practica Nakheel, lo mejor es la versión reducida.
Por supuesto, el Mundo en sí mismo también es una maqueta, lo cual suscita la curiosa cuestión filosófica de qué añade la maqueta de una maqueta a la inteligibilidad del asunto que ya aporta una simple maqueta. Levi-Strauss pensaba que la miniatura debía ser la forma arquetípica del trabajo artístico, observando que hasta los frescos de Miguel Ángel para la Capilla Sextina eran miniaturas, dado que el tema central de la cuestión era la propia Creación. La literalidad y el crudo imaginario visual de las construcciones Palm –que Nakheel había definido como una «trilogía», aunque «amasijo» habría sido una descripción más atinada– también me sugieren un poso religioso o, más bien, una ambivalente paradoja islámica, pues aúnan dos pulsiones simultáneas y contrarias: por un lado, se trata de demostrar que el mundo carece de forma hasta que se interpreta con un manual de instrucciones coránicas; y por otro, la cosa consiste en rascarles la barba a los devotos con lo que, en esencia, no es más que un montón de pictogramas vulgares.
Ciertamente, una vez empiezas a observar la península arábiga desde la perspectiva de satélite que te ofrece la visión del jeque Mo, resulta difícil no quedarte pasmado ante la dimensión geo-política de todo esto: están los emiratos Árabes Unidos y Omán, interior y suela respectivamente de un zapato que golpea el suave bajo vientre de Irán, Afganistán y Pakistán. O, posiblemente, una protuberancia más fálica (unida a sus priápicos rascacielos y la lubricación de la comida rápida occidental, el alcohol y la crema solar) que se interna entre las separadas nalgas del resto de la umma: un acto de sodomía tectónica que puede haber sido diseñada aposta para inflamar el honor de los islamistas. Digamos, y reiteremos, que no hay nada que resulte en lo más mínimo gay en los habitantes de los emiratos en sí, a no ser que las cosas hayan cambiado en las dos últimas generaciones. Thesiger reconocía que la homosexualidad era «común entre la mayoría de los árabes, sobre todo en las ciudades». Sin embargo, «se da muy poco entre los beduinos… A veces, éstos hacen chistes sobre cabras, pero nunca sobre muchachos».
Pensé en los joviales iraníes y sus muñecas hinchables, pero dejando aparte los chistes de cabras, no había gran cosa de la que reírse mientras Anna y yo nos encaramábamos a la lancha –manejada por dos marineros de una extrema pulcritud– y se ponía en marcha el motor. La aceleración fue rápida, y no tardamos mucho en surcar las olas dejando un rastro de espuma a la espalda, cual clásico ejercicio de caligrafía arábiga. Las falsas torres Chrysler de Knowledge City se empequeñecían mientras nos alejábamos del largo bulto del Palm y nos deslizábamos junto a Logo Island, una urbanización autónoma de lujo que a mí me recordaba ligeramente una fábrica de cemento. ¡Logo Island! Menudo nombrecito. De hecho, hay un par de islas Logo, una a cada lado de la masa del Palm, y resulta evidente que al jeque Mo le parecen logos de Nakheel estilizados, muy estilizados; un logo al que beneficia la estilización añadida de los caracteres árabes de la palabra «Nakheel». Mola, ¿eh?
La pulcra tripulación, la lancha impecable, el mar chispeante, la chica recién salida de unos cursos de relaciones públicas en una universidad británica de provincias… Sin duda, se me podía perdonar por imaginar que me dirigía a la isla secreta del Doctor Mo –o puede que del doctor Moreau–, donde se me sometería a una atroz vivisección: me amputarían las piernas y me sustituirían el cerebro por uno de un empresario de la construcción. Desde el mar, la barrera del Palm Jumeirah parecía exactamente lo que era: siete millones de toneladas de piedra. Costaba creer que los planificadores de ese charco de cinco kilómetros cuadrados no se hubiesen dado cuenta de que acotar casi por completo una zona tan grande de agua marina acabaría por estancarla, pero así había sido. En cualquier caso, habían conseguido solventar el problema a base de abrir otro canal en la barrera, y ahora –o eso aseguraban sus biólogos marinos–, los intersticios de las diecisiete frondas del Palm eran famosos por su rica fauna y flora: hierba marina, pescado de arrecife, ostras… el típico menú tropical. pero los residentes del Palm preferían un entorno más sofisticado: el buceo se llevaba a cabo en torno a los cascos hundidos de dos aviones F100 Super Sabre (utilizados por las fuerzas aéreas de Estados Unidos en Vietnam), y también se decía que había un lingote de oro de un kilo oculto en el fondo de tan placentera piscina.
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