Aúllan nigrománticos los perros de la guerra, y en las cochiqueras gruñen indiferentes los marranos mientras los jabalíes señorean los sotobosques ingleses. Tienen un feliz presagio los círculos de los cuervos. Mirlos y tordos revolotean anocturnados en las ramas de los abetos. Otro año es fin de año en los abismos de la AngloGalician.
El remedio que por aquí estilamos contra la gula de estos fastos, es el cocimiento de marisco y laurel, como tengo preceptuado en mis marcas atlánticas. ¡Ítem, la hostia a tiempo es saludable y los animales agradecen el tempero, como si fueran personas infusas!
Arrancó el cachicán:
- Pero en Inglaterra...
Saltó el petimetre, abriendo de nuevo el cisma:
- ¡La pérfida Albión!
Otra vez se enzarzaron. El gallo polainero trazó la más pomposa de sus ruedas. Intentaba combatir la tradición de Yule y la ha contaminado de bravuconería. Las espadas se acortaron hasta hacerse cachicuernas, y la culterana undécima se nacionalizó con la gaita del jácaro. Hello, hello, we are the Porcos Bravos.
¡Los galaicos nunca pierden su carácter!
En este tiempo decembrino venían de par por la acera, con amplias pañosas y enchisterados, una gavilla de respetables carcamales frioleros: Apenas asomaban las narices por el embozo. Mike Barja hizo un quiebro postinero recortándolos en corto. A cuerno pasado, asió la punta de un embozo y con clásica rebolera salió a por doce uvas, liándose en la pañosa de la momia, primero alelada, después iracunda. Corrieron los otros burlones y en tropel, cayendo sobre los viejos, les enterraron las chisteras hasta los dientes. En esta trifulca perdió la capa el que aún quedaba con ella. Tremantes de furia senil gritaban dos adamados, arrancándose los abollados sombreros de ciervos de Sheffield:
- ¡Por Willy S!
-Eximio comisario político-
- ¡Os vamos a denunciar a los Lansquenetes del Odio!
El farol colgado del chuzo, en la esquina de una esquina, respondía con un guiño ebrio. Roncaba el administrador del blog soñando horizontes más progresistas. La turba de viejos iracundos deshacían el acordeón de las chisteras bajo el alero, donde un gato gordo mayaba a la luna: Renegaban alternativamente, con la misma bilis y los mismos germanismos del vocablo:
- ¡Esto no quedará impune!
- ¡La puta entrada de fin de año cada racimo de uvas es peor!
- ¡Nosotros estuvimos en Yardley Gobion!
Los dogmáticos asomaban en las esquinas, solazándose con la furia de los viejos catarrosos, que atravesaban la nada, aspados los brazos, negros uniformes y grotescos ademanes. Los alegres camaradas se enfilaron al The Feckless Fucker. Disimulando el jadear de la carrera, se metieron en su pub de referencia, donde nunca faltaban huérfanas, guitarras y cerveza:
- ¿Y a qué hora va a ser el baño de mañana?
- Y yo, ¿Cómo voy si no tengo tractor?
- Acaba de emborracharte, paga las 11 copas, y llamamos al senescal logístico
Este afán suicida, temerario, es la vida Anglogaliciosa al filo, y pasa a través de todos los instantes, se folla 17 años, articulándolos de un modo arbitrario, y vale tanto como el resorte de alambre que un muñeco de trapo esconde en el buche de serrín. Polvo y paja, más peltre enamorado.
Y en 2025, ¿Os Porcos Bravos otra vez campeones de Europa?
La Charcutería Del Abismo Nos Regala Un Cuarto De Siglo.
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60 comentarios:
Ayuda a nuestros ingenieros a solucionar este problema. Indícanos lo que ha ocurrido justo antes de que apareciera el mensaje de error del perfil de 2024.
Olmo ficha por los Stags en Estocolmo y esto ya es el colmo
El agua estaba muy fría
Mismo texto, dos casas.
Chorromocos fue ensayo y expiación.
Aquí es semen y redención.
Tercer movimiento del Concierto para Violín en Do Menor, Opus 47 de Jean Sibelius, de cuando se hacía música de verdad. Que sirva también de homenaje al gran compositor nacionalista finlandés, que como J.R.R. Tolkien entre otros era un ferviente lector del Kalevala y del universo mítico del que surgió la tan amenazada hoy cultura europea.
Se nos ocurrió poner la televisión en busca de las famosas campanadas y tuve que ir cambiando canales pues en todos, el nivel de imbecilidad, baba grupal, buenismo hipócrita y ausencia de sentido del ridículo, resultaba insoportable. Aunque. Visual e intelectualmente el sumun, la cumbre de la vulgaridad, la estupidez y la cima de lo grotesco, fueron una señora gorda y un cretino barbado cuya bazofia mental me resultó francamente repulsiva. Un país que produzca, promueva y exalte (he leído cada cosa) estos engendros televisivos, está condenado a desaparecer. O al menos, a erradicar de su vida cultural, social e intelectual todo vestigio de inteligencia. Cambié de canal enseguida, pero en todos la “despedida del año” era semejante o peor. Incluso había una mujer que se sacaba leche de las tetas (metáfora) y la convertía en euros y lo hacía junto a un enano feo con el pelo empastado y propulsado hacia arriba para hacernos creer que era más alto. Sin éxito.
Consternado por la certeza de pertenecer a una especie lamentable, terminé apagando la cosa y, bebiendo mimosas, entré en el año nuevo en silencio y agradecido de haber llegado tan lejos sin haberme envilecido demasiado.
Claro que yo me cago de la risa. Yo no escribo ná. Lo poco que escribí lo tengo bien guardao pa no hacer el ridículo. Pero, hombre. Después de tanta mierda en este mundo, dos guerras mundiales, y demás, y estamos en otra, ardiendo, cuáles son nuestras pretensiones de fama y gloria. Sobran. No hay nada más que decir, nuay ná que agregar. Hay escritores que vivieron los campos de concentración, los exilios, las cárceles, que vieron morir a mucha gente, quiénes somos nosotros: Nadie. Somos una especie carroñera, carnicera, miserable, banal y decadente. Feliz año, y me perdonan los panfletos, pero me emputa tanta miseria en este país de cafres y de HP. Feliz Año Nuevo y tómenla como quieran. Adiós. Hasta pronto. Volveré. Y un abrazo pa los pocos que me quieren. Y quienes no, cómanse un tarrao de mierda pura. Porque qué catrehijos de puta que somos en todos lados.
Mike Barja se saca el sombrero ante tal descomunal entrada
Incluso quienes estamos entrenados para sumergirnos en la sordidez debemos asomar la cabeza de vez en cuando para tomar aire
Con el tiempo todo se va. Se olvida el rostro y se olvida la voz. Cuando el corazón ya no late, no vale la pena ir a buscar más lejos. Hay que dejar las cosas como son y están muy bien. Con el tiempo, con el tiempo todo se va. El otro, al que se adoraba, al que se buscaba bajo la lluvia… El otro, al que se adivinaba a la vuelta de una mirada, entre palabras, entre líneas y entre los polvos de una promesa maquillada, que se va hacia la noche… Con el tiempo todo se aleja. Con el tiempo. Con el tiempo se va, todo se va, aún los más bellos recuerdos tienen pinta de cosa de trapería en los estantes de la muerte el sábado por la noche, cuando la ternura se va completamente sola. Con el tiempo. Con el tiempo se va, todo se va. El otro, a quien se le daban viento y joyas, por quien se hubiera vendido el alma por unos céntimos. Ante el que uno se arrastraba como se arrastran los perros. Con el tiempo se va. Todo va bien. Con el tiempo todo se va. Se olvidan las pasiones y se olvidan las voces que decían bajito con palabras de la gente pobre: “No vuelvas tarde. Sobre todo, no cojas frío”. Con el tiempo todo se va, y uno se siente encanecido como un caballo agotado. Y uno se siente catalogado en el azar. Y uno se siente muy solo quizá, pero tranquilo. Y uno se siente ridículo por los días perdidos. Entonces, de verdad, con el tiempo, ya no se ama.
Para 4 personas
Cebolla morada
1
Vinagre de manzana o arroz o Jerez
20 ml
Coliflor hermosa
1
Aceite de oliva virgen extra (aproximadamente)
60 ml
Comino molido
4 g
Pimentón picante o dulce
2 g
Diente de ajo
1
Cilantro molido
4 g
Mostaza de Dijon
5 ml
Apio (tallos tiernos con hojas)
2
Naranja sanguina
3
Pipas de calabaza
Cebollino
Pimienta negra molida
Sal
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja o fuente. Cortar la cebolla morada en lunas o juliana fina y poner en un plato hondo. Mezclar el vinagre con dos cucharadas de agua fría y una pizca de sal, y echar sobre la cebolla. Reservar.
Cortar la coliflor en floretes guardando el tronco para otra preparación, o asarlo también. Lavarla y secar con suavidad. Separar las hojas; asar las más grandes y reservar las pequeñas. Mezclar en la bandeja con 30 ml de aceite de oliva, el comino y el pimentón. Salpimentar y asar durante unos 25-30 minutos, removiendo, hasta que esté tostadita sin quemarse.
Escurrir la cebolla y colocar en el fondo de una fuente o dividir en platos. Pelar las naranjas y sacar los segmentos cortándolos a lo vivo, sin partes blancas y retirando los posibles huesos, guardando los jugos. Lavar, secar y picar el apio tierno, incluyendo las hojas -preferiblemente las hojas- y el cebollino.
Batir la mostaza con los restos de zumo de las naranjas, un poco del vinagre de la cebolla y aceite de oliva al gusto hasta tener una vinagreta. Probar y añadir un poco de sal y pimienta negra según se desee. Podemos añadir también un poco de miel.
Retirar el exceso de grasa de la carne, salpimentar y cortar en tiras. Cortar la cebolla en juliana fina, el pimiento verde en tiras y el rojo en rodajitas, retirando las semillas. Desechar el germen del diente de ajo, pelar el jengibre y picar ambos muy finos. Trocear en cubos pequeños el tomate, desechando las semillas, y laminar los rabanitos.
Calentar un poco de aceite y saltear la carne a fuego fuerte hasta que coja color. Añadir la cebolla y el pimiento verde, y cocinar todo junto unos 5 minutos. Retirar. Batir el ajo, el jengibre, la salsa de pescado, la salsa de soja, el zumo de lima, el vinagre, el aceite y un poco de azúcar. Ajustar las cantidades al gusto.
Disponer la carne com la cebolla y el pimiento verde en una fuente. Añadir el pimiento rojo, el tomate y los rabanitos. Agregar perejil, cilantro y albahaca frescos al gusto. Aliñar con la salsa y mezclar bien.
La ensalada tailandesa de ternera se puede degustar como plato principal en un menú más completo, seguido de una ensalada o una crema de verduras, o como plato único con una guarnición al gusto, por ejemplo con arroz.
Filetes de ternera
2
Pimiento verde picante
1
Pimiento rojo picante
1
Cebolla morada
1
Tomate pera
2
Rabanitos
2
Zumo de lima
30 ml
Salsa de pescado
5 ml
Salsa de soja
15 ml
Diente de ajo
1
Jengibre fresco
2 g
Aceite de sésamo opcional
5 ml
Vinagre de arroz o de sidra
5 ml
Azúcar moreno una pizca
Perejil fresco y/o cilantro
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Pelar los langostinos, preferiblemente retirándoles el intestino. Disponer en un cuenco y mezclar como el zumo de una de las limas, una cucharada de aceite de oliva, una pizca de pimentón picante, pimienta negra y sal. Tapar y dejar marinar por lo menos 30 minutos.
Lavar y escurrir bien la rúcula si hiciera falta. Lavar los tomates. Pelar la papaya, retirando las semillas, y cortar en cubos. Si vamos a montar la ensalada en raciones en vasos, iremos alternando los ingredientes un poco en capas, aunque se puede preparar en una ensaladera corriente.
Batir el resto del aceite de oliva con el zumo de la otra lima, el vinagre de manzana, pimienta negra, sal y ajo granulado al gusto. Disponer una cama de rúcula, añadir unos langostinos escurridos, unos cubos de papaya y unos tomatitos cortados. Aliñar ligeramente y poner otra capa de rúcula. Continuar repartiendo los ingredientes y aliñando al gusto.
Lo bueno de las ensaladas es la versatilidad que ofrecen. Esta ensalada de langostinos, rúcula y papaya es perfecta para empezar una comida de diario o fiesta, o para una cena ligera. Si os gusta el picante podéis añadir una guindilla fresa bien picada al aliño, y para los menos amigos de la rúcula se puede mezclar con otra hoja verde de sabor menos fuerte.
Para 2 personas
Langostinos cocidos y limpios
10
Rúcula
75 g
Papaya madura
0.5
Tomate cherry
8
Aceite de oliva virgen extra
30 ml
Vinagre de manzana
2.5 ml
Pimentón picante una pizca
Lima
2
Ajo granulado
Pimienta negra molida
Sal
Peor que haber estado en Yardley Gobion es no ser Porco Bravo orixinal
Ofender a los creyentes para intentar llamar la atención y ser ocurrente es una metedura de pata. Y gorda
a más saber, más joder.
Dos linajes solos hay en el mundo, que son el tener y el no tener
Pontum pinus arat, sulcum premit alta carina.
Pues qué, los bueyes y los toros, compañeros y conmilitones de los campesinos, ¿no hay también para ellos elogio público? Después de todo, como materia oratoria, su trabajo allá se va con el de los del azadón.
el gallego pulido habla y escribe en inglés a los amigos, se dirige en francés a las damas, en alemán a sus perros, y reserva el español para soltar palabrotas a los criados.
Ex hoc Scholasticorum vocabulo deducunt nostrum Gallicum Quolibet, Dictum mordax, acutum nonnumquam, plerumque triviale nulliusque leporis sale conditum, ideoque e politioribus colloquiis amandatum, sicut et Quodlibetariae quaestiones e saniori Theología, quod curiositati fere servirent, non utilitati
Se aproximaba a un bosquecillo, atravesando una cuesta nevada, con árboles enfrente y a un lado. Allí, en aquel lado, algo le llamó la atención. Había un destello distinto bajo los árboles. Un conglomerado de formas, con agujeros negros, y brazos o pétalos desparejados que llegaban hasta las ramas bajas de los árboles. Se dirigió hacia aquellas formas, pero fueran lo que fuesen, no destacaban con claridad. No parecían nada conocido. No parecían nada; acaso gigantes armados, medio derruidos, congelados en pleno combate, o como las torres caóticas de una delirante ciudad en miniatura, una ciudad de la era espacial en pequeño. El porco bravo novato esperaba una explicación, que no obtuvo hasta que llegó muy cerca. Tan cerca que casi habría podido tocar una de aquellas monstruosidades, hasta que vio que no eran más que tractores viejos. Tractores, coches y camiones viejos e incluso un autobús escolar que habían amontonado bajo los árboles. Algunos estaban volcados, y otros torcidos, en posturas extrañas. Estaban medio cubiertos, medio llenos de nieve. Los agujeros negros eran las entrañas. Trozos retorcidos de cromo, fragmentos de faros, refulgentes.
El hombre no es una criatura de las circunstancias, sino que las circunstancias son criaturas del hombre.
Con la gente que no capta las indirectas no queda más remedio que ser directo
Todavía estás a tiempo de ser feliz aquellos años
El reaccionario es ese conservador al que se le ha caído la máscara y puesto dura la polla.
Si el grano no muere, queda infecundo.
Matemos granos entonces.
Tan sólo queda el desconcierto borroso de nuestro Occidente ahíto, perdido y sin esperanzas. Se puede sentir, casi oler, el sopor y la lengua de trapo y el discurso errático, y el arrastrar de ideas y la irritación de cuando se va cargado de copas. Se puede apreciar, sin embargo, el valor de sus vidas, mínimas, ridículas, pero dignas de amor y compasión.
Follar tanto travelo en Inglaterra quemó las neuronas
Y la besé otra vez. Pero ya no era ayer, sino mañana
Si tuviéramos que hacer un ranking de lo británico, una lista de motivos de aquello que nos hace amar, pese a todo, a la pérfida Albión; si tuviéramos que enumerar de forma caótica y a bote pronto aquello que nos encandila de lo British, Sherlock Holmes estaría en la primera página. Junto al castillo de Hogwarts, los húmedos prados por los que conversan los enamorados de Jane Austen, la mansión Brideshead y su sombría controversia moral, la niebla –polución– que encubre a Jack el Destripador, la pierna derecha de David Beckham, las portadas de Iron Maiden, el sombrero impertérrito de un Guardia Real, el cigarro de Churchill, y los aristocráticos perros que persiguen al zorro, como salido de una fábula, al son de las trompas. En este collage sentimental, estaría en el centro Holmes, en bata y zapatillas junto al fuego, encendiendo la pipa y frunciendo el ceño en ese gesto de concentración que el Dr. Watson conoce bien, y que jamás se atrevería a interrumpir.
Si todos somos espejos rotos, que reflejan la belleza dispersa, como un puzzle de luz. Si la posmodernidad que habitamos, resignados a tan horrible palabra, consiste en juntar de distintos modos –por entretener el tedio de vivir– los fragmentos de lo que fuimos.
Si es así debemos preguntarle al 2025 ¿quiénes somos? O, mejor, ¿cuántos somos?
Todo es una estrategia para pedir diccionarios a los 2 Reyes Magos.
Para los japoneses fue un célebre guerrero ronin del siglo XVII, un héroe popular, una figura cuasi legendaria sobre la que circulaban toda clase de relatos y de mitos, y que ha inspirado a su vez varias obras cinematográficas, novelas, series de televisión, ilustraciones, videojuegos, y por supuesto mangas y animes. Su nombre completo fue Shinmen Musashi ("pobre chico") No Kami Fujiwara No Genshin, aunque también recibió otros nombres como Kensei ("santo de la espada") Takezo, Bennosuke o Niten Doraku (su nombre adoptivo budista) y nació en la aldea Miyamoto de la provincia Mimasaka alrededor de 1584, en uno de los períodos más convulsos de la historia del Japón feudal, durante la campaña de unificación de Hideyoshi.
Era hijo de un samurái y su familia procedía de una rama del poderoso clan Harima, en la isla sur del Japón. Con siete años se quedó huérfano, encargándose un tío suyo de su cuidado y educación. Era un muchacho fuerte y muy grande para su edad y para la media japonesa, con un carácter tumultuoso, huraño y solitario, pero también con una gran fuerza de voluntad, que muy pronto se sintió atraído por las artes del Kenjutsu (la esgrima). Con tan sólo trece años se dice que mató a Arima Kigei, un adulto experimentado, en un duelo.
Según las crónicas Musashi participó muy joven en la sangrienta Batalla de Sekigahara (1600) que daría el poder del Japón al daimio Tokugawa Ieyasu e iniciaría la era Edo y el shogunato Tokugawa. A pesar de que nuestro héroe combatió en el bando perdedor, el de Ashikaga, fue uno de los escasos luchadores que logró sobrevivir a los tres días de combates (y a los posteriores de caza y matanza que siguieron) que costaron la vida a más de 70.000 guerreros japoneses.
A los dieciséis años derrotó en otro combate a Akiyama Tadashima y decidió embarcarse a partir de entonces en un viaje de peregrinación en busca de experiencia y perfeccionamiento (Musha shugyo). Durante este vagabundeo por todo el país vivía de una forma bastante precaria, durmiendo al raso en el crudo invierno, sin preocuparse de su aspecto tosco y salvaje. Nunca entraba en un baño público, a no ser que pudiera portar un arma. Entre los diecisiete y los treinta años se dice que participó en más de sesenta combates, entre duelos personales y batallas, y que nunca fue derrotado. Empleaba la técnica de las dos espadas (una larga y otra corta) para responder al ataque por varios flancos a la vez. Su fama se extendió por todo el Japón, al ser considerado como uno de los samuráis más importantes de su época y se le conocía como el "guerrero invencible bajo el sol".
Tras vencer y matar a otro samurái con fama de imbatible, Sasaki Kojiro, decidió que nunca más usaría las espadas de verdad en los duelos, sustituyéndolas por las de madera o bokken, y siguió buscando el perfecto entendimiento por la vía del Kendo. Se le considera el padre de un arte marcial, el Niten Ichi Riu o "con dos sables".
En 1614 participó en el asedio de la fortaleza de Osaka, y esta vez de parte del shogun Tokugawa Ieyasu. Al cumplir la cincuentena consideró que ya había alcanzado el conocimiento final del Camino de la Estrategia, y se estableció con su hijo adoptivo Iori en Ogura, en la isla de Kyushu, donde el clan Hosokawa le confió la comandancia del castillo de Kumamoto. En 1638 sirviendo como capitán del ejército luchó contra los rebeldes cristianos durante el levantamiento de Shimabara.
A partir de ese momento, Musashi como un hombre del renacimiento se dedicó a cultivar otras artes, recluido en una cueva conocida como "Reigendo", hasta llegar a convertirse en un Maestro de destrezas. De sus manos salieron innumerables obras de arte en casi todas las disciplinas posibles: pintura, escultura en madera, poesía, caligrafía, forja... Con la firma de "Niten" se han conservado como tesoros artísticos del patrimonio nipón una decena de obras pictóricas realizadas por su mano, en el más puro estilo de la tinta monocroma o Sumi-e; un arte simplificado e inspirado por el pensamiento zen y la contemplación de la naturaleza. Siguiendo los pasos del maestro chino Liang Kai logró un adiestramiento asombroso en el manejo del pincel (como antes lo había logrado con el sable) para expresar con cada trazo un sentimiento interior que quedaba estampado en el papel para siempre.
Hacia el final de su vida, en 1645, escribió en su cueva de ermitaño su obra más célebre, "El libro de los cinco anillos" o Go Rin No Sho, un tratado sobre el kenjutsu. Manual de cabecera de todas las escuelas marciales japonesas y que, como sucede con "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu, es consultado también en la actualidad por ejecutivos y hombres de negocios, ya que sus principios tienen la virtud de amoldarse a cualquier situación que exija planificación y táctica.
La vida de Musashi sirvió de tema para una célebre novela de ficción escrita por Eiji Yoshikawa en 1935, convertida en un clásico moderno de la literatura japonesa. También inspiró una obra del actor de Teatro No Kano Tanshu, representada en 2008 en el Gorin-no-sho de Kokura, donde residió en vida este samurái.
Entre las muchas películas a que ha dado lugar podemos destacar la trilogía del "Samurái" de Hiroshi Inagaki filmada a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo y protagonizada por el excelente actor Toshiro Mifune.
En el mundo del seinen manga su figura ha aparecido en multitud de ocasiones, en particular en las series "Musashi" de Shotaro Ishinomori, y "Vagabond" de Takehiko Inoue. Esta última, iniciada en 1998, merece una especial atención ya que se trata de una adaptación de la novela "Musashi" de Eiji Yoshikawa, aunque al principio al protagonista sólo se le conoce por el nombre de Takezo. Es una obra ambiciosa que consta de más de una treintena de volúmenes y que aún está en desarrollo. Su autor, Inoue, se hizo famoso anteriormente por haber dibujado la serie "Slam Dunk", un manga sobre el mundo del baloncesto, y ha recibido muchos galardones en su país y a nivel internacional. Con su estilo detallista y perfeccionista se va adentrando en la historia de Musashi con un ritmo pausado y novelesco, que combina el dinamismo y la crudeza de las escenas de acción con cierto sentido intimista y reflexivo, que profundiza en la psicología del joven aspirante a samurái.
Tomando como punto de partida la batalla de Sekigahara, Inoue nos presenta a dos amigos, Takezo y Matahachi, que han sobrevivido milagrosamente a los combates y que sueñan con ganar renombre. Su primera aventura consistirá en proteger a una joven viuda y a su hija de una partida de guerreros campesinos que se dedicaban a desvalijar las armas de los soldados muertos caídos en la batalla. Takezo, que lleva la violencia en la sangre, regresa a su aldea pero allí se le tilda de "demonio" y se le acusa de haber provocado un incendio, por lo que tiene que huir. Al principio sólo piensa en batirse con los guerreros más fuertes para probar su propia fortaleza, pero eso no bastará para aplacar a sus demonios interiores. Más tarde tiene un encuentro con un monje peculiar, Takuan, que utiliza el humor como vía para entender la condición humana; y a partir de entonces decidirá tomar un nuevo rumbo y emprender un peregrinaje en busca del autoconocimiento y la superación. En su itinerario se cruzará varias veces con su "archirrival" Sasaki Kojiro, un personaje sordo de nacimiento, pero compensado por una visión veloz, de aspecto engañosamente frágil y pacífico. Lo cierto es que Sasaki no busca la pelea, pero acostumbra a ser letal si se le provoca, mediante su técnica del "corte golondrina".
Esperpento y sodomía
El camino que lleva a Anfield Road
Parte del Mersey que la nieve besó
Los Hombres de Rojo quieren ver a su Main
Le traen regalos de Lealtad y Honor
De Lealtad y Honor
Grabado, hendido en la piedra, se lee su nombre. 2024.
Allí te fuiste, cabrón con pintas.
Tuve un sentimiento de pena al verlo tan llevado por sus demonios. Estaba gordo, muy gordo, pero sobre todo hinchado, como se quedan los hombres que encadenan un exceso con el otro.
De manera que los que presumían de remediar el reino eran mandados de un tundidor bajo. Tanta era la violencia y ciega pasión de la gente común.
He taladrado el canto del almanaque con hilo rojo y he anudado una presilla. He recorrido la casa hasta encontrar un lugar donde colgarlo. Pensé que estas hojas no encajaban en la estantería, entre libros de elevado estilo y estudios documentados… Al final he encontrado un clavo junto a la ventana de la cocina. Se ve el campo a lo lejos y volar los pájaros sobre los tejados.
En la encimera desfilarán las frutas al hilo de los meses. Algunos días, el sol de la ventana golpeará sus hojas, otros, tal vez, se abarquillarán por la humedad de las nieblas. Pienso que aquí estará bien, en medio de las cosas.
De vez en cuando lo hojearé y comprobaré que no miente. Sabré qué he de buscar al salir de estas calles, sabré lo que pasa y desde aquí no alcanzo a ver.
En este reino micelar existe un rey retozando en el estiércol amando entre hojas y raíces y sorbiendo el poder de la humedad que ofrece el matorral adormecido
Te paseas con la ropa de un obispo y la gente se arrodillará y tratará de besar tu mano, si no tu culo, y muy pronto eres un obispo. ¿Qué es la identidad?
hay dos bares y en enfrente de cada bar un muro
a veces paso por allí pero nunca me quedo a tomar nada:
aún no he decidido en cuál de los dos muros me tengo que sentar.
De pequeño, siempre fui del Athletic y del Juventud de Badalona. ¿Pueden imaginarlo? Manu Sarabia, Jordi Villacampa, Los Jofresa (uno u otro, nunca ambos a la vez) Josep Maria Margall, Estanis Argote. Menudo quinteto. Sí. Del Athletic. Y del Juventud. Y, en la pelis de vaqueros, simpatizaba con los indios. Un poco a lo Leopoldo María Panero cuando en sus versos terminaba descartando a las serpientes de cascabel para ceñirse al abandono. Y en las de guerra, naturalmente, aterrado por el estruendo de los obuses que seguían cayendo en blanco y negro sobre ciudades en ruinas, con los japoneses. Es lo que hay. ¿Qué esperaban? Pese a los desmanes de Pearl Harbor. Me imagino que, sin saberlo, ya estaba jugando con fuego. O que no me importaba demasiado apostar todas mis ilusiones a los antojos de la épica. O de la derrota. O que, simplemente, era feliz de esa manera. Sí. Ya saben. Feliz vagabundeando por los márgenes del mundo.
La piedra pesa y manifiesta su pesadez. Pero al confrontarnos con su peso, la pesadez se vuelve al mismo tiempo impenetrable. Si a pesar de todo partimos la roca para intentar penetrarla, veremos que sus pedazos nunca muestran algo interno o abierto, sino que la piedra se vuelve a refugiar en el acto en la misma sorda pesadez y masa de sus pedazos. Si intentamos captar la pesadez de otra manera -esto es, depositando la piedra en una báscula-, lo único que conseguiremos es introducirla en el mero cálculo de un peso. Esta determinación de la piedra, tal vez muy exacta, no es más que un número, mientras que el peso se nos ha hurtado. El color luce y sólo quiere lucir. Si por medio de sabias mediciones lo descomponemos en un número de vibraciones, habrá desaparecido. Sólo se muestra cuando permanece sin descubrir y sin explicar. Asimismo la tierra hace que se rompa contra sí misma toda posible intromisión. Convierte en destrucción toda curiosa penetración calculadora. Por mucho que dicha intromisión pueda adoptar la apariencia del dominio y el progreso, bajo la forma de la objetivación técnico-científica de la naturaleza, con todo, tal dominio no es más que una impotencia del querer. La tierra sólo se muestra como ella misma, abierta en su claridad, allí donde la preservan y la guardan como ésa esencialmente indescifrable que huye ante cualquier intento de apertura; dicho de otro modo, la tierra se mantiene constantemente cerrada.
Como somos cada vez más cortoplacistas, y hay que ver resultados con mayor premura, corremos el riesgo de ser más y más exigentes y resolutivos: déspotas, en una palabra. trasladado esto al ámbito del poder, donde el cortoplacismo es aún más acuciante, nos encontramos con tendencias al control, con leyes maximalistas que pretenden cambiar las cosas de golpe (incluso realidades milenarias, que a lo mejor es deseable que cambien, pero no que se deba ni pueda hacer en una legislatura), con diálogos y negociaciones poco sosegadas. En definitiva, la senda hacia el totalitarismo está ante nosotros, y hoy por hoy es una autopista de seis carriles.
Hay regiones en las que los hombres nacen sin cabeza, con los ojos y la boca en el pecho; en las que todos son andróginos; en las que andan a cuatro patas, en las que no tienen más que un ojo en la frente y la cabeza más parecida a la de un perro que a la nuestra; en las que son peces de la mitad para abajo y viven en el agua; en las que las mujeres paren a los cinco años y no viven más que ocho; en las que tienen la cabeza y la piel de la frente tan dura que no puede penetrar el hierro, pues rebota en ellas; en las que los hombres no tienen barba; hay naciones que no usan ni conocen el fuego; otras que producen esperma de color negro.
¿Y qué me decís de aquellos que por naturaleza se transforman en lobos, en yeguas y luego otra vez en hombres?
Cuando contemplamos viejas fotos, nos sentimos ridículos, no nos reconocemos enfundados en las antiguas modas. Sí, somos nosotros, más jóvenes, con más pelo, con otro peinado. Pero nos vemos extraños, como si aquello fuera otra persona, como si alguien nos hubiera usurpado de nosotros mismos. Son momentos de rara enajenación. Por eso a muchos no nos gusta ver viejas fotos. Por eso no nos gusta ni hacérnoslas.
Un hombre debe ser juzgado por sus acciones, no por su propia evaluación de esas acciones.
Utter woke nonsense if the game is called off. Pitch is fine players are fine. Perceived fan safety just cos there's snow on the ground is not a reason to call a fucking game off
Una serie de chistes malos y una sintaxis destrozada que dejó a algunas personas riendo a carcajadas y a otras perplejas
Los meteorólogos evalúan las previsiones meteorológicas en términos de precisión, amplitud espacial y alcance temporal. Una previsión adecuada integra datos sobre la temperatura del aire, la presión atmosférica, la humedad, la velocidad y la dirección del viento en una amplia zona para múltiples capas de la atmósfera, desde la superficie terrestre hasta siete millas. Una previsión completa también debe incluir el impacto de las nubes, la gravedad, los contornos terrestres, los contornos urbanos, las temperaturas oceánicas, la humedad del suelo, la capa de hielo, la capa de nieve, la posición de la luna, la corriente en chorro, los eventos solares, la rotación de la tierra, la reflectancia y la magnetosfera. También debe incluir los niveles de contaminación, ozono, metano, óxido nitroso y dióxido de carbono. También debe calcular cuánta radiación absorbe, refleja y transfiere la atmósfera desde cada uno de los diferentes gases y sólidos que la componen en cada nivel vertical y posición horizontal. Para obtener estos datos masivos, los meteorólogos utilizan anemómetros, termómetros, barómetros, higrómetros, veletas, boyas, radares, satélites, estaciones meteorológicas, aviones cazahuracanes, globos meteorológicos, drones aéreos, drones de vela, radiosondas (que flotan hacia arriba) y dropsondas (que caen hacia abajo). También necesitan ciertos conocimientos de astronomía, termodinámica, teoría del caos y modelos informáticos para procesar estos datos una vez estandarizados a escala regional y nacional. Para comunicar las previsiones, utilizan la prensa, el teléfono, la radio, la televisión e Internet, así como organizaciones meteorológicas regionales, nacionales e internacionales. Un breve esbozo de algunos avances en la previsión pone de relieve el extraordinario progreso de esta función. Los meteorólogos victorianos disponían de termómetros, barómetros, higrómetros y, después de la década de 1830, telégrafos eléctricos para transmitir las predicciones meteorológicas, pero sin datos masivos y estandarizados ni ordenadores para cotejarlos, las predicciones seguían siendo locales, a corto plazo y poco fiables. Los agricultores de aquella época no tenían más información meteorológica a largo plazo que los anuarios astronómicos basados en los partes meteorológicos de años anteriores o los almanaques basados en «fórmulas secretas» aún más dudosas, y para las predicciones a más corto plazo sólo contaban con la presión barométrica, los truenos y mirar al cielo. Durante la Primera Guerra Mundial, cuando el tiempo era crucial para el fuego de artillería, el reconocimiento aéreo, las cortinas de humo y la liberación de gas venenoso, la meteorología estaba lo suficientemente avanzada como para predecir las condiciones actuales con termómetros, barómetros, dirigibles, anemómetros e higrómetros rudimentarios para las condiciones meteorológicas en tierra, junto con meteorógrafos fijados a cometas o globos para las condiciones en altura, aunque se carecía de una recuperación rápida de esos datos.
Conviene diferenciar a los "majos" de los que no lo son, como esos que van con la chapita de colorines en la solapa a sacarse unas fotos en los lugares donde se ha producido una tragedia, con la pretensión de quedar como solidarios y maquillar su más que deteriorada imagen pública. No, esa clase de monarquía falsaria no tiene nada de maja y más valdría que se extinguiera lo antes posible.
Servidor no tiene nada de monárquico, ni de creyente al estilo de los opusdeístas o de los que rezan el rosario todos los días ante la sede de Ferraz; aunque entiendo que si a los agarenos se les deja okupar las calles para celebrar sus ceremonias religiosas, ¿por qué no van a poder hacer nuestros paisanos lo propio? Más bien me considero un católico anticlerical y pagano, algo que suena mucho más coherente que eso de "católico ateo" que dicen Armesilla o los buenistas de la Escuela de Oviedo.
Pero en mi casa siempre hemos armado el Belén en Nochebuena, con musguito y todo, y hemos colocado figuritas de los Reyes Magos, incluyendo al "negus" Baltasar, el Preste Juan.
Es una tradición familiar muy arraigada en España, como las Cabalgatas de Reyes, y no creo que en esta clase de fastos entren en juego disquisiciones de tipo teológico sobre si representan la postración de los pueblos gentiles ante el Mesías de Judea o algo parecido. A las tradiciones populares y ancestrales de nuestro pueblo estas cuestiones se las ha traído siempre al pairo, no entienden nada de "judeo-cristianismo", y por lo general rechazan ese palabro como malsonante o como un insulto.
Además los teólogos no suelen enterarse de nada. ¿Acaso no eran persas zoroástricos los "magus" de Belén? ¿No eran discípulos de Zaratustra, al igual que lo era Nietzsche? Por no citar a René Guénon, que identificaba a los Tres Reyes Magos con los jefes de Agartha, los tres jefes de la jerarquía iniciática, nada menos: el Mahânga (que regala el oro como símbolo de raleza) el Mahâtma (que regala el incienso sacerdotal) y el Brahâtma (que trae la mirra de los profetas o maestros espirituales).
Además en Europa existe una hermosísima tradición pictórica, que se extiende desde los tiempos del Giotto hasta Urbano Lugrís, para que vengan ahora a dar por saco les wokes, las feministas, los ateos, los adoradores de Moloch, de Papá Noel, o del Apalpador, los aliades muslimes o la madre que los parió a todos ellos.
Cuando se es irónico, se puede uno quedar ahí: una actitud de cara a la galería y poco más. Pero la ironía, si es sincera, es un monstruo que quiere más, se acaba volviendo contra sí misma y te somete a un desgaste que amenaza con romperte y romperse. A partir de ahí, todo depende de la resistencia de cada uno. Pero es seguro que tarde o temprano lo hará. A no ser que antes nos sustraigamos. Por nosotros mismos o por un golpe de azar.
Que a veces algún humorista o grupo humorístico consigue que sus chascarrillos calen en la gente es algo conocido desde hace mucho tiempo. Pero que la influencia llegue a según qué disciplinas ya es más complicado. Salvo que hablemos de la informática, donde algunos de sus términos han sido tomados directamente del campo del humor, y más en concreto de los Monty Phyton, grupo de culto entre los círculos frikis, donde tradicional y tópicamente han abrevado los informáticos. Así, existe un lenguaje de programaciónl lamado Python en honor a ellos. Pero si hay un término ligado a la informática de origen montypythoniano que ha triunfado, ése es el spam. Todos los conocemos y sufrimos. Son esos correos publicitarios que llegan sin que nadie los solicite, o las páginas que se abren al entrar en según qué sitios. Algo que nos hemos de tragar queramos o no. En realidad, el Spam es carne especiada en lata que existe desde los años 30 (como curiosidad, alimentó a los soldados británicos y soviéticos en la segunda guerra mundial), pero los Phyton lo llevaron al terreno del humor. Empezaron a decir spam con distinto tono y volumen en medio de sus sketches, creando así interferencias en la comunicación. El paroxismo del spam llegó en un hilarante sketch de 1970, en el que una pareja acude a un bar y todo lo que hay de comer contiene spam como ingrediente, siendo imposible no comérselo, como ocurre con el correo basura (o sms, o webs...), llamado spam gracias a la delirante mente de unos humoristas.
Desconozco si hay otros términos humorísticos o montypythonianos en el mundo de los ordenadores y las tecnologías, pero dudo que haya otros campos en los que ellos u otros profesionales de la risa hayan calado tanto.
Hay épocas muy poco apegadas al suelo. La nuestra es tal vez una de las que menos lo esté. Vivimos pendientes de horizontes varios que se superponen: el próximo fin de semana (la Gran Fiesta prometida), la Felicidad, la delgadez, las vacaciones, las elecciones, la independencia, el pleno empleo, la próxima jornada de liga, la vida eterna... En lugar de estar en un hoy que se proyecte hacia el mañana, vivimos en un eterno mañana que ilumina nuestro ahora. De este modo, ese mañana nunca llega, o no al menos de la forma en que se lo esperaba, generando insatisfacciones varias y mayores esperanzas en el pasado mañana.
De forma paradójica, abundan las declaraciones de amor y apego al presente, con el estúpido Carpe diem (cuando suena en los labios de la mayoría de la gente) como leitmotiv. No es más que una estrategia psicológica para seguir en pos de la quimera y creerse que se tiene los pies sobre la tierra, como el fumador que a cada pitillo se promete que es el último. Al final, resulta que de tanto esperar, ni llega nada ni se hace nada. Y si llega algo, lo más probable es que sea el suelo contra nosotros a gran velocidad (y eso será lo que en nuestra ceguera creeremos, pero en realidad seremos nosotros los que nos habremos precipitado contra él). Veremos si no quedamos demasiado maltrechos y podemos volver a andar sobre la tierra.
So, a bear and a rabbit are shitting in the woods...
I'm not asking you to fuck him, just make him feel special.
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