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Como Un Conejo Blanco Drogado En Medio De Una Tormenta De Nieve. Hanging On The Old Barbed Wire

No me despertéis, hostia, puercos, no me despertéis, cuidado que muerdo lo veo todo rojo. Iba a ser un tetraplete y quedó a medias. Qué horror otra vez el día de la marmota otra vez la perrera la inestabilidad la acritud. Quiero volver a entrar en el mar ciego basta de relámpagos qué significan esas tormentas continuas quieren hacerme vivir la vida del trueno han cambiado mis orejas por bayonetas hay explosiones de grisú en cada respiración de mi masculinidad tumescente las ovejas mineras galesas huyen hacia las galerías de cerveza estalla estalla más y mejor. Pero no es la claridad es la dinamita. Atraviesan con espadas mis párpados hunden dedos en mi garganta frotan mi piel con la grava del empapado despertar. No arranquéis mis uñas sumidas en el lodo de las pesadillas mi piel se pega a la sombra la perpetua noche lobuna de la Anglogalician está en mi boca mi sangre no quiere fluir. Duermo por la demencial Gloria du Main duermo. Y vuelvo y devuelvo una y otra vez a esa pajiza mañana de septiembre del 2007 en Sheffield.




Si fuese esto una crónica refutable de la II. Si lo fuera:

Sheffield Stags 16 - Porcos Bravos 9



The Sheffield Stags: Dave Moxon (Gk); Thomo; Shabba; Sniper (16*); Snake; Fenners; Oates; Scott; Wilson; Whaley, Gallo; Bowers; Evans y Cundy.

Os Porcos Bravos: Barry Milk (Gk); Le Main (7*); The Killer (2*); Godspeed You! Black Emperor; Cobblepot y Suárez Miramontes.

Venue: Moreton Drax Plunkett Ground en Buckfastleigh, un villorrio en las afueras orientales de Sheffield. Se respira Merry Old England en cada una de las colinas que flanquean el campo. Un aciago día vendrá Netflix, o alguna mierda de plataforma del estilo, a hacer una serie sobre la Anglogalician y lo joderá todo. Cantemos y holguemos mientras podamos. ¡Detente instante, eres tan grasiento!

Attendance: 1280 almas y un violinista en el tejado.

Uniformes: Los stags visten de blanco sucio Leeds United.

Os Porcos Bravos, de azul celeste brewer. A orillas del Trent dejé mi hígado.

Árbitro: Alan Moore. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, hechiza un pajar. Actuó con sigilo, como era de esperar.

El Dato: Os Porcos Bravos mutagénicos se pegan la gran hostia en su debut inglés. Los Stags de Sheffield, con un equipo nada del otro mundo, ya llevan dos de dos. O espabila el equipo celta o esto va ser un monólogo sajón.



Y en el pitido final quedaba yo, testigo de la gesta de mis valientes. Podría lavarlos de las calumnias de adversarios insensibles al heroísmo; decir lo que fue su cabalgata suicida contra los cañones ingleses. Y ahogar a nuestros millones de lectores en un pozo fecal de datos y tecnicismos. O narrar como nunca  perder la cara a un partido pese a la abrumadora suma de las inferioridades.

Pero esta no es una de esas crónicas para onanistas. Ni voy a subrayar que nos regalaron los hados un inesperado momento de quien marque, gana. Baste con saber que un día se repetirían con orgullo los nombres sagrados de nuestros derrotados. Nuestra tribu, al escuchar esa historia de gloria, sentiría hervir su sangre y reconocería a sus hijos. Y se apuntaría en masa para próximas expediciones.

Sí, materialmente habíamos perdido. Y de paliza. Malleira que non ven.
Dispersos, resacosos, volvimos a casa perseguidos por la prensa canallesca y las escolopendras de guardia.

Pero podíamos mirar al porvenir con la frente alta. La semilla plantada, la tormenta convocada. La Historia pesa los méritos de los hombres. Por encima de la abyección de la tierra baldía habíamos tendido nuestras articulaciones, alcanzando los extremos de la sinceridad y del sacrificio.

Tarde o temprano, el mundo del fútbol tendría que reconocer lo justo de nuestra Causa y la pureza de nuestra entrega.

Nunca fue vana la grandeza; quien no se expone no se impone.


Que aquellos que buscan su alimento dejen de importunarme con su cuchicheo.



357 comentarios:

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  1. El Balón Perdido de Nivea dixo...
  2. Esperen a que el trolebus de Sheffield traiga el pescado fresco

  3. Full English Breakfast dixo...
  4. El desayuno en el cuartel consistía en tocino, huevos, café, tostadas y mermelada. Había tres sillas y dos cofres de municiones donde uno podía sentarse.

  5. Saúl González Mendieta dixo...
  6. El 1 de julio de 1916 comenzó la ofensiva del Somme, y todos los soldados y oficiales disponibles debían ir a reemplazar las bajas. Yo tuve el placer de ir al frente en una locomotora, y ayudar al maquinista francés a manejarla, con lo cual cumplía un sueño infantil; pero me decepcionó amargamente saber que había sido incorporado al Segundo Batallón y no al Primero.
    El Primer Batallón se hallaba apostado en las trincheras de Givenchy, del otro lado del canal situado junto a las ladrilleras de Cuinchy. Llegué el 5 de julio, y me encontré con que el combate ya había comenzado. Los prisioneros marchaban por la trinchera con aire atemorizado, conversando entre sí. Eran sajones, recién incorporados a su división después de un descanso en Alemania; llevaban uniformes nuevos, y paquetes llenos de cosas tentadoras. Un prisionero recibió un severo sermón de un sargento de la Compañía C, un soldado de Birmingham, escandalizado ante un paquete de fotografías obscenas que se encontraron en la mochila del alemán.
    Se trataba de un combate de represalia. Sólo unos cuantos días antes, los alemanes habían explosionado la mina más grande que jamás hubiera explotado en todo el frente occidental. La víctima había sido nuestra Compañía B; la B era proverbialmente desafortunada. El cráter, al que se le dio el nombre de Cráter del Dragón Rojo, en homenaje a las insignias del Regimiento Real Galés, debía de tener unos treinta metros de diámetro. Eran muy pocos los supervivientes de la compañía B. Los alemanes embistieron inmediatamente, aprovechando la confusión que reinaba en las filas de las otras compañías, para tomarlas por sorpresa. Stanway, que había sido el sargento de la compañía durante la retirada, y era ahora mayor, reunió a algunos hombres en un flanco y logró hacer que los alemanes se retiraran. Blair, un comandante de la Compañía B, quedó enterrado hasta el cuello por la explosión de la mina, y permaneció el resto del día bajo un fuego graneado. Aunque era veterano de la guerra de los bóers, sobrevivió a la experiencia, se recuperó de sus heridas, y unos cuantos meses más tarde volvió al batallón.

  7. Saúl González Mendieta dixo...
  8. La estación del Somme se hallaba cerca de Amiens; allí seguimos nuestra ruta haciendo escala en Cardonette, Daours y Buire, hasta llegar, la tarde del 14 de julio, a la línea del frente, muy cerca del lugar donde habían muerto Thomas, Richardson y Pritchard. El combate se había desplazado cinco kilómetros. El día 15 de julio atravesamos el camino que va de Méaulte a Fricourt y Bazentin, en el llamado «valle feliz» y llegamos al campo de batalla donde se habían desarrollado los últimos combates. Los heridos y los prisioneros desfilaban delante de nosotros en la penumbra. Me anonadó el espectáculo de los caballos y mulas muertos; los cadáveres humanos me parecían algo normal, en cambio resultaba innoble meter a los animales en una guerra como ésa. Marchábamos por pelotones, a cincuenta metros de distancia unos de otros. Precisamente detrás de Fricourt un bombardeo alemán había imposibilitado el cambio, de modo que tuvimos que abandonarlo y caminamos por un terreno lleno de cráteres producidos por las bombas, hasta las ocho de la mañana, hora en que llegamos a los linderos del bosque de Mametz, a reunimos con los muertos de nuestros batallones incorporados al Nuevo Ejército, que habían contribuido a capturarlo. Allí nos detuvimos en medio de una niebla. Los alemanes habían usado gases lacrimógenos, y la niebla retenía los vapores en el aire, lo que nos producía una tos constante. Intentamos fumar, pero nuestros cigarrillos sabían a gas, de manera que los tuvimos que tirar. Más tarde, nos maldijimos por imbéciles, porque era nuestra garganta, y no los cigarrillos, lo que estaba afectado por el gas.
    Cuando aclaró la niebla vimos un fusil alemán con una inscripción en tiza: «Primer Batallón de los Fusileros Reales Galeses», evidentemente un trofeo. Me pregunté qué habría podido ocurrir con Siegfried y mis amigos de la Compañía A. Poco después encontramos al batallón acampado; Siegfried vivía aún, así como también Edmund Dadd, y otros dos oficiales de la Compañía A.

  9. 60 años al servicio de la Causa dixo...
  10. Ya tenemos sexagenarios en el equipo.
    Felicidades

  11. Esopo Peye dixo...
  12. -La vida es miel -dijo la abeja.
    -La vida es mierda -dijo la mosca.

  13. Anónimo dixo...
  14. A estas alturas de la peli, términos como IZQUIERDA o DERECHA o la oposición entre ellos no parecen tener mucho sentido: tal vez habría que buscar dilemas más cercanos a la realidad, esto es, quienes están en relación con Rusia (o más concretamente, con Putin) en términos de filia o de fobia. En la cabeza de Putin hay muchos elementos que él considera valiosos y que condicionan su accionar, un accionar que, hoy por hoy, de manera directa y/o por carambola, influye en los tiempos por venir a nivel global de manera categórica. Entre esos elementos destacan Dugin, Stalin (el Stalin de la guerra patriótica, la reconstrucción del imperio y el concordato con la clerecía, en contraste con un Lenin cada vez más devaluado por sus errores en administración territorial y por el caos de la etapa bolcheWOKE: consideraciones putinianas de los últimos meses, incluido lo de WOKE), Kissinger (maestro de REALPOLITIK y que sigue negándose en cada nueva declaración al consenso rusófobo liderado por Biden y su burocracia no binaria), Primakov (pilar de la doctrina en asuntos exteriores que ha posibilitado la situación actual), Solzhenitsin (¿qué diría Benet, he, he, he, de la actual consideración del disidente como lectura recomendada desde el Kremlin por el mismo que recuperó la memoria del creador de los Gulag como nunca se hizo en la URSS tras el exorcismo de Kruschev a la vez que reivindicaba a la dinastía masacrada en Ekaterinburgo en una síntesis que habría dejado al amigo Hegel con la temblaera?), Xi Jing Ping, Trump (su posible vuelta), Orban… Estos elementos, cuya síntesis a mí me resulta perfectamente digerible, forman buena parte del motor de pensamiento y estrategia del señor que hoy manda desde Moscú. Yo hice mi autocrítica de fantasmas ideológicos y lealtades con anteojeras hace ya tiempo, siempre atendiendo a Rusia y a China, no por oportunismo sino por lucidez. Resultará más cómodo lo de las lealtades entendidas como escapista frazada de Linus (ya saben, el de PEANUTS) pero en estos tiempos decisivos (que diría Spengler) igual esa comodidad (la autocrítica siempre resulta incómoda) acaba por pasar factura y, más tarde o más temprano, más lecho de clavos que cama de agua. Pero, bueno, allá cada cual.

  15. Jorge Alay Ladreda dixo...
  16. Soy un pésimo publicista.



    No soy partisano ni mercadotécnico ni mucho menos hooligan. Inasequible a la facciosidad… Completamente inepto como PROpagandista (o sea, como profesional del asunto).



    No soy capaz de "vender" porque cada día veo más inútil la tarea de persuadir (sólo los hechos consumados podrán hacerlo, y aun así… -habida cuenta de la extrema alienación del personal-).



    Si fío en algo o en alguien, procuro apelar más a las neuronas que a las hormonas, al juego de paradojas incentivador de sinapsis que al conductismo estupefaciente.



    Procuro atender más al tuétano que al pellejo de los asuntos, cosa que resulta de lo más intempestiva en tiempos cuando los spots y el spam han acabado por ocupar el lugar de los editoriales periodísticos y ya no digamos de los sermones de otrora.



    Si abogo por algún diablo, lo hago desde la honestidad de contemplarlo en sus reales dimensiones, sin pretender travestirlo en el abuelito de Heidi pero tampoco (eso jamás) desde la distancia cobarde de los guantes y la mascarilla.



    Que cada palo aguante su masacre me parece un buen lema, puesto que nadie está libre de culpa en estos tiempos en que la guerra es más democrática y masificada que nunca (antípoda de los torneos de antaño -la masificación y la democracia es lo que tienen: cuando el historiador Mosse enlaza las dinámicas de la I Guerra Mundial con las del Holocausto unas décadas después está poniendo un atinado dedo en la llaga más estridente del pasado siglo-), aunque haya quienes procuran redimirse desde su voluntad de construcción frente a otros (leones herbívoros no son sino corderos licántropos, llámense Perón o Zelensky) que procuran hundirse aún más desde su condición falaz, falacias que ellos mismos acaban por creerse: el eterno combate entre el mago de Oz y Pero Grullo…



    Si me acerco a textos de Historia, me siento bien haciéndolo desde un enfoque “empático” (que no supone complicidad sino aproximarse al tuétano de lo estudiado sin atrincherarse en apriorismos: cada día me irritan más los apriorismos) y, en caso de complicidad por parte del historiador, que ésta sea lo bastante inteligente como para seducirme, sin avasallamientos, sin confundirme con una oca a cebar con didactismos pedestres.



  17. Jorge Alay Ladreda dixo...
  18. Soy bastante hermenéutico y así en no pocas ocasiones mis defensas pueden hacer torcer el morro a quienes suelen ser más papistas que el propio defendido (o incluso al propio defendido si las leyese).



    Pero esa hermenéutica me ha permitido, con un mayor juego de cintura mental, hacer autocrítica (oh, cielos, esa palabra tan estaliniana...) al mirar atrás con decisión y sin reticencias (sin pretender atarme a etiquetas que el viento de los tiempos siempre acaba por trascender -sólo hay dos que no se me caen desde que las asumí, REALPOLITIK y KONSERVATIVE REVOLUTION-) y así descubrir nuevas síntesis y paradigmas con la ilusión del primer día pero consciente de que mis expectativas de hoy son mucho más sólidas, en cuanto a comprensión de lo que me rodea, que los espejismos de antaño. Porque lealtades con anteojeras, cuantas menos, mejor...



    En el plano material, me iba mejor cuando deliraba quijotesco y se me daba carrete (prueba impepinable de lo inocuo de mis delirios -sólo cuando esos delirios, de manera algo más consciente, tocaron el cable pelado de la realidad, fuese en el 86 o en el 97, el establishment me dio con la palmeta, en ambos casos en relación con el GAL-): ahora, que pongo más atinadamente el dedo en las llagas, o directamente no me leen o, si lo hacen (salvo la nanominoría de rigor), suelen ponerse de perfil. Bueno, ya lo dijo Solzhenitsin cuando pasó su cuarto de hora de fama en Occidente (ahora es recuperado en la Rusia que también recuperó al artífice de los gulag y a la dinastía masacrada en Ekaterinburgo en esa inefable síntesis hegeliana que el Putin Amo cristalizó por mor de supervivencia imperial contra un destino declinante): si en la URSS no le permitían expresarse, en Occidente sí pero haciendo oídos sordos a lo que planteaba (prematuramente rusófilo, nada que ver con los disidentes más digeribles tipo Sakharov, mucho más adecuados para quienes deseaban la liquidación definitiva de Eurasia).



    Resumiendo, la satisfacción mayor es sentir que las intuiciones de uno van con el viento de los tiempos. Sólo si esas intuiciones se consuman en el ámbito geográfico en que resido tal vez también repercutan favorablemente en el plano material. No soy muy optimista en ese sentido pero dejo la puerta entornada a tal perspectiva, aunque el presente, insisto, sea más bien escuálido y los años por vivir... ya ni te cuento.

  19. Yajirobe Inoshishi dixo...
  20. Para la mirada del visitante occidental, uno de los mayores misterios del Japón es el eterno e indescifrable encanto de sus mujeres. A mí NO siempre me han vuelto loco las japonesas. Hace unos años, la japonesa no dejaba de ser una etnia exótica no especialmente morbosa a mis ojos. Pero no estuve realmente obsesionado con la mujer japonesa hasta hace relativamente poco, cuando me enamoré perdidamente del alma nipona. Admiro y respeto todo lo que tiene que ver con Japón, pero no puedo ver en el hombre japonés atractivo físico alguno, ni siquiera en samurais, actores de cine o maestros zen. Sin embargo, la mera proximidad de una hembra japonesa hace que estallen todos mis sentidos: La vista (por su delicioso color; aunque algunas son efectivamente amarillas, mis favoritas son las que poseen pieles blancas como la luna, y no lo digo como marisoliano recurso lírico, me refiero a esas pieles adolescentes blanquísimas pero que, como el satélite de la tierra, tienen vetas sonrosadas. También masturban mi mirada sus preciosos ojitos rasgados que velan y congelan la mirada, sus diminutos y encantadores pies y sus delicados y pequeños pechos, amén de su sofisticada forma de vestir: ya no se trata de que sean más o menos modernas, sino que van pulcras y arregladas minuciosamente, como auténticas geishas del nuevo milenio); el oído (por sus muchas veces agudos pero muy musicales timbres de voz que modulan magistralmente la belleza femenina de la lengua japonesa, por sus silencios llenos de significado, porque como gatitas iluminadas no hacen ruido al andar ni aunque lleven tacones de aguja, por los grititos y suspiros que emiten cuando hacen el amor), el olfato (cuando conocí a la novia de Dragó o a otras japonesas fuera de Japón, achaqué su dulce y erotizante olor a la individualidad de la propia chica o a las buenas artes de ciertos diseñadores de perfumes, pero el estado de perpetuo celo o excitación que viví en Tokio me llevó a la conclusión de que estas chicas niponas huelen diferente, huelen mejor, más dulce e intensamente que la inmensa mayoría de las occidentales. Esto no es una impresión subjetiva, es un hecho derivado de que, en general, la mujer nipona aunque es muy aseada, no usa perfume y huele a ella misma: en un país como este, amante de la verdad, ponerse perfume y ocultar el olor propio se considera una falta de respeto y sinceridad. Consecuencia: En el metro, mi pituitaria sufría un perpetuo estado de clímax e incluso llegué a experimentar espontáneos orgasmos nasales, a pesar de que el olor de las niponas no es especialmente fuerte, debido a su sangre pura y a su sanísima gastronomía, en la que las toxinas carnívoras no abundan, precisamente), el gusto (como su olor, el sabor de la piel, de la saliva y del flujo vaginal nipones son almibarados manjares de dioses), el tacto (aunque ninguna raza del planeta está libre de la lacra de las afecciones cutáneas --pude ver más de una y más de dos japonesas con el rostro convertido en pizza por una invasión de enormes espinillas-- por regla general, las japonesas --y los japoneses-- envejecen mucho más lentamente que otros pueblos y es fácil encontrarse con treintañeras que poseen cutis tan suaves como la seda y tan tiernos como el culo de las preadolescentes occidentales). Y, además de los sentidos, está el espíritu. Como mens bella in corpore bello y la cara es espejo del alma, las japonesas no llevan a mujeres fatales debajo de esa fachada, sino que poseen corazones puros e inocentes, guardan la ingenuidad de una niña hasta la muerte, tienen la capacidad de sumisión de una esclava romana (pero siendo siempre esclavas que no sólo escogen a su amo, sino que están orgullosas de servirle) pero todo ello con una forma de ver el amor y una gélida dureza e imperturbabilidad propia de su cultura no judeocristiana. Propia de un pueblo que calla y medita.

  21. Black Decker dixo...
  22. Lo efímero, eso es la eternidad

  23. Yllenia dixo...
  24. "Desgraciados de los cojones. Vuestro odio me tiene amargada, vuestro odio mata. Sois asesinos, drogadictos, degenerados, pedofilia, lo tenéis todo. Dejadme vivir, pesadilla nano. ¿Quién cojones os pensáis que sois?".
    "Tú eres maricón, naciste hombre, no eres mujer, jódete. ¡No eres mujer, jódete! La naturaleza se cebó contigo y no eres mujer, jódete".
    "Acosadores de mierda, misóginos de mierda, estoy hasta la polla. Poco fusil, poco fusil, muy poco".
    "Sí, tengo padres y me educaron bien, no siento que soy un perro, un ñu ni que soy un dragón".

  25. Penewise dixo...
  26. 4 Xullo.

    No hace falta haber vivido allá para saber a qué se refiere cuando habla de esos campos en los que suenan los grillos, del porche con su mecedora (Winchester en el regazo) desde el que ver pasar los días con dieta de Coca Cola y tarta de manzana.

  27. Pretoriano de la Cerilla dixo...
  28. Una y otra vez las cosas arden. No me refiero únicamente a cuando yo misma les he prendido fuego, sino también a que arden por causas naturales. Y así trozos y fragmentos de residuos a veces son arrastrados por el viento y recorren largas distancias o alcanzan gran altura

  29. Don Celta de Estorde dixo...
  30. Hay días pasados que todavía están por llegar

  31. O coello du Main dixo...
  32. La memoria es un monstruo. Uno olvida, ella no. Simplemente archiva las cosas, las guarda, las esconde y las trae al recuerdo con voluntad propia. Se piensa que uno tiene una memoria… No es cierto… la memoria lo tiene a uno.

  33. Søren Schopenhauer dixo...
  34. Lo esencialmente confuso, intrincado, es la realidad vital concreta, que es siempre única. El que sea capaz de orientarse con precisión en ella; el que vislumbre bajo el caos que presenta toda situación vital la anatomía secreta del instante; en suma, el que no se pierda en la vida, ese es de verdad una cabeza clara. Observad a los que os rodean y veréis cómo avanzan perdidos por su vida, van como sonámbulos, dentro de su buena o mala suerte, sin tener la más ligera sospecha de lo que les pasa. Les oiréis hablar en fórmulas taxativas sobre sí mismos y sobre su contorno, lo que indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si analizáis someramente esas ideas notaréis que no reflejan mucho ni poco la realidad a la que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis hallaréis que ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo lo contrario: el individuo trata con ellas de interceptar su propia visión de lo real, de su vida misma. Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad, y procura ocultarla con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus «ideas» no sean verdaderas; las emplea como aspavientos para ahuyentar la realidad.

    El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas «ideas» fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme

  35. Fármacos para la erección más allá de sildenafilo: tadalafilo, vardenafilo y avanafilo dixo...
  36. Creen los ingleses que sólo existen dos especies civilizadas sobre la Tierra: los ingleses y los perros...

  37. Enrique Mortaleña dixo...
  38. Eih bennek, eih blavek

  39. Bebedores de Cruzcampo dixo...
  40. Uno en Almeria, otro en Murcia...pero de venir a Galiza, nada de rien

  41. Crazy Bird dixo...
  42. Los forwards trabajaron en el empuje del scrum y diferentes destrezas en el line y el maul y los tres cuartos, realizaron diferente variantes en el juego con patadas, para finalizar con una charla técnica.

  43. Asclepio Taburdio dixo...
  44. aprendiendo a cabalgar pájaros-nazgûl

  45. Hostias como panes dixo...
  46. Típica entra Primera Comunión.
    Lo pillan?

  47. Mike Rotten dixo...
  48. Se pudrió

  49. procedencia no contenido de la miasma. dixo...
  50. No puedo esperar a leer el resto

  51. Samaniego no lee a Esopo dixo...
  52. Los animales que cazan corriendo son gregarios.
    Son los licaones, los hombres y los lobos y las putas.
    Los animales que acechan son solitarios.
    ¿A qué llamado responde el buitre?
    ¿A qué llamado responde el jaguar?
    ¿A qué llamado responde el interminable
    ciervo follado por el jabalí?

  53. Lord of Pussies dixo...
  54. Se encontraron en los restos del autor la presencia residual de agentes farmacológicos de tipo anestésico

  55. El Sastre de las PeeMeA dixo...
  56. Arrójame semillas. Yo quiero que se enraícen en la greda amarilla de mis huesos menguados

  57. A Besta dixo...
  58. Defecar la pionta 66666 era demasiado tentador

  59. Blas Trallero Lezo dixo...
  60. Una intervención con explosivos destruyó una parte del llamado "Stonehenge americano", las famosas Piedras Guía de Georgia, en la madrugada del pasado miércoles 6 de julio. Los autores de este happening se desempeñaron con tal pericia que, por razones de seguridad, las autoridades del condado de Elberton se han visto obligadas a demoler la estructura entera.
    Ya se sabe que este costoso y extraño monumento, consistía en cuatro enormes lápidas de granito con inscripciones en varios idiomas que, al modo de los 10 Mandamientos bíblicos, aludían al control de la población mundial mediante la eugenesia y en nombre del medio ambiente y de una supuesta "Era de la Razón". Se erigió en 1980, a cargo de un misterioso R.C. Christian (homenaje al fundador de los Rosacruces) que, a no dudarlo se trata de uno de esos magnates malthusianos y globalistas que tanto cuidan de nosotros. Hay quien lo ha identificado con el fundador de la CNN, Robert Ted Turner, masón del grado 33.
    Desde entonces el monumento ha sido un imán para las brujas y demás personajes de la New Age, que han acudido allí en peregrinación y a realizar sus oscuras ceremonias. Pero también desde 2008 las piedras han sufrido ataques por parte de grupos que no comulgan con la agenda satanista que las ha inspirado. Se les llama "conspiranoicos", ya se sabe, aunque las piedras constituyen de por sí una prueba rotunda de que sí que existe una conspiración por parte de la élite globalista contra la humanidad, élite a la que le gusta reírse de nosotros y que de vez en cuando encarga esta clase de caprichos. En todo caso, sería interesante que ahora se sacase a la luz la cápsula del tiempo que enterraron en sus inmediaciones con la intención de que se abriera "después del Apocalipsis", a ver qué pusieron ahí sus promotores.
    Esperemos que otras construcciones similares vayan cayendo próximamente. ¿Alguien se acuerda de los monolitos aquellos con forma de obelisco que aparecieron por todas partes justo antes de la Plandemia?

  61. Gonzo Hearst o las Tribulations del periodismo feraz dixo...
  62. Me encantaba fumar, beber whisky escocés y jugar al póquer. No sabía de nada y había elegido una profesión que no requería saber demasiado. Me encantaba la velocidad. Me encantaban los plazos de entrega. Me encantaba que se utilizara el pescado para envolver el periódico del día anterior

  63. El Balón Perdido de Nivea dixo...
  64. A propósito del color negro que adoptaron os porcos bravos, recordemos siempre esta experiencia que se renueva cada día: el fondo del universo se revela cada noche detrás de los astros, de la Tierra, de los planetas, de los cometas. Para los ojos de los mamíferos, el fondo del espacio es la negrura en estado puro. Es el origen de la negrura: el fondo del espacio

  65. A Daisy Chain 4 Satan dixo...
  66. I live for drugs... I'm the white rabbit. I freaked out on acid... I'm the white rabbit

  67. Orson (Falstaff at Midnight) dixo...
  68. Era el Conejo Blanco, que volvía con un trotecillo saltarín y miraba ansiosamente a su alrededor, como si hubiera perdido algo. Y Alicia oyó que murmuraba:

    -¡La Duquesa! ¡La Duquesa! ¡Oh, mis queridas patitas ! ¡Oh, mi piel y mis bigotes ! ¡Me hará ejecutar, tan seguro como que los grillos son grillos ! ¿Dónde demonios puedo haberlos dejado caer? ¿Dónde? ¿Dónde?

    Alicia comprendió al instante que estaba buscando el abanico y el par de guantes blancos de cabritilla, y llena de buena voluntad se puso también ella a buscar por todos lados, pero no encontró ni rastro de ellos. En realidad, todo parecía haber cambiado desde que ella cayó en el charco, y el vestíbulo con la mesa de cristal y la puertecilla habían desaparecido completamente.

    A los pocos instantes el Conejo descubrió la presencia de Alicia, que andaba buscando los guantes y el abanico de un lado a otro, y le gritó muy enfadado:

    -¡Cómo, Mary Ann, qué demonios estás haciendo aquí! Corre inmediatamente a casa y tráeme un par de guantes y un abanico! ¡Aprisa!

    Alicia se llevó tal susto que salió corriendo en la dirección que el Conejo le señalaba, sin intentar explicarle que estaba equivocándose de persona.

    -¡Me ha confundido con su criada! -se dijo mientras corría-. ¡Vaya sorpresa se va a llevar cuando se entere de quién soy! Pero será mejor que le traiga su abanico y sus guantes... Bueno, si logro encontrarlos.

    Mientras decía estas palabras, llegó ante una linda casita, en cuya puerta brillaba una placa de bronce con el nombre «C. BLANCO» grabado en ella. Alicia entró sin llamar, y corrió escaleras arriba, con mucho miedo de encontrar a la verdadera Mary Ann y de que la echaran de la casa antes de que hubiera encontrado los guantes y el abanico.

    -¡Qué raro parece -se dijo Alicia eso de andar haciendo recados para un conejo! ¡Supongo que después de esto Dina también me mandará a hacer sus recados! -Y empezó a imaginar lo que ocurriría en este caso: «¡Señorita Alicia, venga aquí inmediatamente y prepárese para salir de paseo!», diría la niñera, y ella tendría que contestar: «¡Voy en seguida! Ahora no puedo, porque tengo que vigilar esta ratonera hasta que vuelva Dina y cuidar de que no se escape ningún ratón»-. Claro que -siguió diciéndose Alicia-, si a Dina le daba por empezar a darnos órdenes, no creo que parara mucho tiempo en nuestra casa.

    A todo esto, había conseguido llegar hasta un pequeño dormitorio, muy ordenado, con una mesa junto a la ventana, y sobre la mesa (como esperaba) un abanico y dos o tres pares de diminutos guantes blancos de cabritilla. Cogió el abanico y un par de guantes, y, estaba a punto de salir de la habitación, cuando su mirada cayó en una botellita que estaba al lado del espejo del tocador. Esta vez no había letrerito con la palabra «BEBEME», pero de todos modos Alicia lo destapó y se lo llevó a los labios.

    -Estoy segura de que, si como o bebo algo, ocurrirá algo interesante -se dijo-. Y voy a ver qué pasa con esta botella. Espero que vuelva a hacerme crecer, porque en realidad, estoy bastante harta de ser una cosilla tan pequeñeja.

  69. Javier Villafañe dixo...
  70. Pechito para adelante y la cabeza arriba, que somos ganadores

  71. Skurekail Villsvinhode dixo...
  72. EN EL TIEMPO ANTES DEL TIEMPO, CUANDO NO EXISTÍA NADA, TAN SOLO ESTABAN EL ÁRBOL YGGDRASIL Y EL VACÍO.

    Probablemente los nueve reinos originales del universo nórdico eran:

    Asgard – Reino de los Aesir
    Alfheim – Reino de los elfos de la luz
    Jotunheim – Reino de los gigantes
    Midgard – Reino de los humanos
    Muspelheim/Muspell – un gigante del fuego o las fuerzas del caos o su reino
    Nidavellir – Reino de los enanos
    Niflheim – Reino de hielo y niebla, que posiblemente incluya el reino inferior de Niflhel
    Svartalfheim – Reino de los elfos oscuro
    Vanaheim – Reino de los Vanir

    Después de la obra de Snorri Sturluson (mitógrafo islandés que acabó poniendo por escrito las grandes sagas nórdicas) estos nueve reinos cambiaron, ya que parece ser que confundió a los elfos oscuros con los enanos y unió Nidavellir con Svartalfheim en un solo reino, además de añadir el concepto de Hel como el reino más poblado en la vida tras la muerte y algunos otros cambios. Los nueve reinos, según Snorri Sturluson y los que han escrito después son:
    Asgard – Reino de los Aesir, unido con Midgard mediante el Bifrost, el puente arco iris.
    Alfheim – Reino de los elfos
    Hel – Reino de los que mueren de enfermedad o vejez, y más tarde de la mayoría de la gente
    Jotunheim – Reino de los gigantes y los gigantes de hielo
    Midgard – Reino de los humanos, entre Asgard y Jotunheim
    Muspelheim – Reino del fuego, del gigante del fuego Surtr, y las fuerzas del caos de Surtr
    Nidavellir/Svartalfheim – Reino de los enanos bajo la tierra
    Niflheim – Reino de hielo, nieve y niebla cerca de Muspelhei
    Vanaheim – Reino de los Vanir.

    - Y añadimos Galizalbion. Nuestro Reino por un Porco Bravo.

  73. Hannah Hampton a cuatro patas dixo...
  74. En la serie de Niggerflix, Idris Elba hará del Main

  75. Yo había militado (sin gloria) en las recientes guerras egipcias, yo era tribuno de una legión que estuvo acuartelada en Berenice, frente al mar Rojo: la fiebre y la magia consumieron a muchos hombres que codiciaban magnánimos el acero dixo...
  76. Pero, sin embargo, la luz ha cambiado y han visto, se han visto, y lo mismo ya no es lo de siempre. Lo suyo, dure ya lo que dure, terminó. Como en esas miradas de algunas películas de Antonioni que lo dicen todo y es amargo y final.

  77. La enagua cuelga de un clavo en la pared dixo...
  78. I don’t care how many angels can dance on the head of a pin. It’s
    enough to know that for some people they exist, and that they dance.

  79. Brann Rilke dixo...
  80. Gótica feérica de blanquísima palidez (gozosamente cegadora y sinestésica en esos aromas a coco y vainilla que mi retina retiene), hosca pero sin mal rollo de rumias biliosas (más bien gatuna, distante flema -palabra que siempre he encontrado paradoxal en su doble acepción de serenidad y esputo-), inspiradora en mis noches con ella de ternura entendida como respeto.

  81. cuya cara A parece un disco del futuro y la B el soundtrack sagrado de una civilización perdida. dixo...
  82. Vigilado bajo las luces rojas, entre la izquierda y la derecha, bloqueado. Dando vueltas en el mismo coche. Chocando una y otra vez. Atrapado, acabado, perdido. Hasta que se mete por un túnel y atisba una irresistible luz al fondo. Una luz llamada Anglogalician

  83. El Balón Perdido de Nivea dixo...
  84. Gente inquieta de la ciudad enferma quema sus casas para que el fuego adorne los cielos.

    El Conejo Blanco es el segundo personaje que aparece en el primer capítulo de «Alicia en el país de las maravillas» . Se caracteriza porque lleva un reloj de bolsillo en la mano, siempre lleva prisa, y va vestido con chaqueta y chaleco. La rapidez de este pequeño mamífero se ha convertido en una metáfora popular, «seguir al Conejo Blanco», que significa seguir algo o alguien ciegamente, y cuya persecución desenlaza en aventuras.
    El Conejo Blanco es el título de una canción, «White Rabbit» , del grupo Jefferson Airplane , banda pionera a finales de los 60 del movimiento rock psicodélico influenciado por el LSD. Este tema, con similitudes en los acordes del comienzo del Bolero de Ravel, fue inspirado por esta droga conocida por sus efectos psicológicos, como las alucinaciones, la sinestesia (varias sensaciones de diferentes sentidos en una misma percepción) o la distorsión del tiempo. La canción incluye varios personajes de la historia de Carroll como el conejo blanco, la oruga que fuma, la Reina de Corazones, y los cambios de tamaño por los dulces o las setas.

    -¿Hubo alguna vez una crónica de la II?

  85. Los 8 de Burton dixo...
  86. Conozco a uno que se las da de Porco Bravo Orixinal y ni se le menciona en este relato

  87. Geografía a hostias dixo...
  88. El papel de Cobblepot lo hace un trans de Transnistria.

  89. El nabo de un Porco Bravo dixo...
  90. Si llega a jugar Sergio, ganamos 16-23

  91. Elton Charles dixo...
  92. Se inventó a sí mismo: era casi un personaje de ficción

  93. First of the Fallen dixo...
  94. E iría tal vez de cómo una cajera de supermercado medio analfabeta, devoradora… no, perdón, trepadora, valiéndose de comunistas, cretinos e improvisados, devoradores de almas, llegó a ser ministra, y quiso imponer, e impuso, no la ley de su deseo, sino la ley de sus ovarios, como antaño, en la era de las cavernas, los hombres imponían la ley por sus cojones.

  95. Enrique Mortaleña dixo...
  96. In puñado de personajes chapoteando en un lodazal de vulgaridad nobiliaria. Es un mundo en crisis, hedonista, falso, vanidoso e hipócrita. Y hay una pieza de mierda mayor. Yo también he dormido siestas como un derrotado.

  97. Diario de un Porco Bravo dixo...
  98. Que si, que no, que sí, ¡que no que guaaa! ♫


    Escúchame inglesito ♪
    Tú sabes lo que quiero ♬
    Me dices que no entiendes ♪
    Se que estas mintiendo ♫
    Te pido por favor ♪
    Me tratas como un tonto ♬
    Decide de una vez ♫
    Me estas volviendo loco.... ♬



    El cuento de siempre de los Stags, que vamos, que no, ahora sí, puede que no...

    Es más complicado hacer una planificación con estos, que con la Liga de Tebas y sus horarios.



    Yo, aunque confío en el MAIN ciegamente y en su magia, ya hace tiempo que abandoné cualquier propósito de ponerme mínimamente a tono de cara a una hipotética y remota disputa de la AGCUP.



    Con decir que en estos cuatro días que hemos tenido de verano español, he sudado mucho más que en los cuatro últimos años haciendo algo de ejercicio.



    Y ahora encima, siguiendo las recomendaciones y ejemplo de nuestro querido Líder, comenzaré la desconexión veraniega.

    Así que mi preparación física, pinta más negra que las camisetas violetas de los Porcos.



    Cumpliendo las recomendaciones médicas, no seré yo el que me juegue la vida este verano haciendo algo de deporte.



    Mis objetivos básicos y mínimos para este periodo estival serán:



    Alimentarme bien y llenar los depósitos de cara al crudo invierno
    Hidratarme a gusto a base de cervezas, gintonics y demás brebajes
    Grabar muchas imágenes con las chavalas ligeras de ropa.
    Poner moreno el banano
    Intentar no hacer muchas olas, ni salpicar a mucha gente, cuando me tire en bomba en la playa.
    Hacer algún beer-walking de esos
    Aliviar, en lo posible, a las pobres turistas que llegan muertas de calor, y con la parrocha bien cocida de la capital.
    Visitar al MAIN en las marcas boniatas, y hacerle la pelota hasta el infinito y más allá



    Bueno camaradas, disfrutad mucho del verano

  99. Asclepio Taburdio dixo...
  100. Suárez Miramontes se merece el balón de peltre de la Anglogalician.

  101. Anthony Edward Hope dixo...
  102. Nunca hay que subestimar al azar ni follarse una oveja que no sea galesa.

  103. Good old Gottfried Wilhem. dixo...
  104. la impuntualidad hubiera merecido el último círculo, ya que después de todo era una forma de traición

  105. Emma Frost dixo...
  106. Qué maquinaria compleja es el deseo, que logra saciarse incluso cuando aquello que se desea no ocurre

  107. es como El padrino pero mezclado con magia y kung-fu dixo...
  108. A la telepatía y los viajes espaciales tenemos que añadir que la humanidad ha aprendido a teleportarse. Saltar en el espacio se llama jauntear en honor al pobre hombre que se negó a ahogarse en su puesto de trabajo desafiando las leyes de la física. Tras terribles experimentos con los conejillos de indias que lograron emularlo, las élites de todo el mundo añadieron una nueva materia a la pulcra educación de sus cachorros. También se dieron prisa en establecer cauces para explotar las capacidades más extraordinarias de los jóvenes desposeídos que quisieran dejar de serlo. Luego, ocultaron la ubicación de las sedes de sus corporaciones y sus hogares; establecieron laberintos a su alrededor para desorientar a los espías jaunteadores y, también, para controlar a sus mujeres y a les trans.

  109. Cuando despertó… el tigre seguía allí. dixo...
  110. Los Mitos siguen creciendo, que se pueden dar adaptaciones que pueden resultar extrañas dentro de su ortodoxia más firme, pero que adquieren todo el sentido con el transcurrir del tiempo.

    En el Pueblo del Norte del Bosque, que se encuentra más allá del Cinturón Verde, nos cascaron 16.

  111. En los últimos días de Narnia, muy lejos hacia el oeste, más allá del Páramo del Farol y muy cerca de la gran catarata, vivía un Mono. dixo...
  112. Recuerda que todos los mundos llegan a su fin y que una muerte noble es un tesoro que nadie es tan pobre que no pueda comprar

  113. Selecto y Desopilante Batidor de Conejos Muertos dixo...
  114. Go down a rabbit hole

  115. Calculadora en el ass dixo...
  116. Eran catorce contra seis.
    Que no suene a excusa, pero no me parece muy equilibrada la cosa.

  117. Tortilla de petisco dixo...
  118. Una analcrónica más original que los Porcos Bravos orixinais.

  119. Porko Bravo Turko dixo...
  120. Jugar de celeste y que nos caigan 16, todo en uno.

  121. Guillerme Fróilaz de Traba dixo...
  122. 25 Xullo.
    Main fratresque Gallaecia.

    Resumiendo: Un judío asiático llega a nuestras costas atlánticas en una patera de piedra y, como donde hay patrón no manda marinero, ya tenemos Día Nacional.
    O algo así.

  123. Valeria Solanas dixo...
  124. Las mujeres trans lesbianas son los hombres heterosexuales de siempre

  125. Albert Elms dixo...
  126. una actualización muy descabellada de las crónica refutables; una revisión masiva tremendamente alterada por sus obsesiones, sus desvaríos autorales y el paupérrimo fondo conceptual del que siempre ha adolecido el bueno del autor de esta mierda.

  127. ¡¡¡el Goddamn Batman ha vuelto, bitches!!! dixo...
  128. Esta obra maestra se defiende por sí sola. Indispensable.

  129. Le Main tiene un pájaro azul en una jaula roja dixo...
  130. Algúns veñen xogar aquí porque hai mar, monte e xente pintoresca.

    Apunten donde puedan, preferentemente en las paredes de una letrina: Stags na Galiza do 7 ata o 10 de outubro de 2022.

    ¿Confirmado al 100%?
    Venga, no me jodas.

  131. Xandor Korzybskin dixo...
  132. 1. La Revolución Industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana.
    Ha aumentado enormemente la expectativa de vida de aquellos de nosotros que vivimos en paises
    «avanzados», pero ha desestabilizado la sociedad, ha hecho la vida imposible, ha sometido a los seres
    humanos a indignidades, ha conducido a extender el sufrimiento psicológico (en el tercer mundo también el
    sufrimiento físico) y ha infligido un daño severo en el mundo natural. El continuo desarrollo de la tecnología
    empeorará la situación. Ciertamente someterá a los seres humanos a grandes indignidades e infligirá gran
    daño en el mundo natural, probablemente conducirá a un gran colapso social y al sufrimiento psicológico, y
    puede que conduzca al incremento del sufrimiento físico incluso en paises «avanzados».
    2. El sistema tecnológico-industrial puede sobrevivir o puede fracasar. Si sobrevive, PUEDE conseguir
    eventualmente un nivel bajo de sufrimiento físico y psicológico, pero sólo después de pasar a través de un
    periodo de ajuste largo y muy penoso y sólo con el coste permanente de reducir al ser humano y a otros
    muchos organismos vivos a productos de ingeniería y meros engranajes de la maquinaria social. Además, si
    el sistema sobrevive, las consecuencias serán inevitables: no hay modo de reformar o modificar el sistema
    así como prevenirlo de privar a la gente de libertad y autonomía.
    3. Si el sistema fracasa las consecuencias aún serán muy penosas. Pero cuanto más crezca el sistema más
    desastrosos serán los resultados de su fracaso, así que, si va a fracasar, será mejor que lo haga antes que
    después.
    4. Por eso nosotros abogamos por una revolución contra el sistema industrial. Esta revolución puede o no
    usar la violencia: puede ser súbita o puede ser un proceso relativamente gradual abarcando pocas décadas.
    No podemos predecir nada de eso. Pero sí delineamos de una forma general las medidas que aquellos que
    odian el sistema industrial deberían tomar para preparar el camino para una revolución contra esta forma de
    sociedad. No debe ser una revolución POLíTICA. Su objeto no será derribar gobiernos, sino las bases
    económicas y tecnológicas de la sociedad actual.
    5. En este artículo prestamos atención sólo a algunos de los acontecimientos negativos que han engordado
    demasiado con el sistema tecnológico-industrial. Además, mencionamos tales acontecimientos sólo
    brevemente o los ignoramos en su totalidad. Esto no quiere decir que observemos estos otros
    acontecimientos como triviales. Por razones prácticas, tenemos que limitar nuestras discusiones a áreas
    que no han recibido suficiente atención del público o en las cuales tenemos algo nuevo que decir. Por
    ejemplo, desde que están bien reveladas las tendencias ambientales y desérticas, hemos escrito muy poco
    sobre la degradación del medio o la destrucción de la naturaleza.salvaje, incluso aunque consideremos esto
    de gran importancia.

  133. Xandor Korzybskin dixo...
  134. ACTIVIDADES SUSTITUTORIAS
    38. Pero no todo aristócrata ocioso se convertía en aburrido y desmoralizado. Por ejemplo, el emperador
    Hirohito, en vez de hundirse en un hedonismo decadente, se volvió un apasionado de la biología marina, un
    campo en el que se distinguió. Cuando la gente no tiene que esforzarse en satisfacer sus necesidades
    físicas a menudo crean finalidades artificiales para ellos mismos. En muchos casos persiguen estas
    finalidades con la misma energía y compromiso emocional que hubieran puesto de otro modo en buscar sus
    necesidades físicas. Así, los aristócratas del Imperio Romano tenían sus pretensiones literarias, muchos
    aristócratas europeos hace pocos siglos invertían mucho tiempo y energía en cazar, siendo que no
    necesitaban la carne, otros aristócratas rivalizaban por la posición social a través de elaborados despliegues
    de riqueza, y unos pocos aristócratas, como Hirohito, han girado hacia la ciencia.
    39. Usamos el término «actividad sustitutoria» para designar una.actividad que persigue directamente una
    finalidad artificial que la gente ensalza para ellos mismos meramente con objeto de tener alguna finalidad
    por la que trabajar, o, dejadnos decir, meramente por la razón de la satisfacción que consiguen al perseguir
    dicha finalidad. He aquí una regla fácil para la identificación de actividades sustitutorias. Dada una persona
    que dedica mucho tiempo y energía a la persecución de la finalidad X, pregúntate esto: ¿si tuviera que
    dedicar la mayoría de su tiempo y energía a satisfacer sus necesidades biológicas, y este esfuerzo le
    requiriera usar sus posibilidades físicas y mentales de un modo variado e interesante, se sentiría privado
    seriamente por no alcanzar la finalidad X? Si la respuesta es no, entonces la persecución de la finalidad X
    es una actividad sustitutoria. Los estudios de Hirohito de biología marina constituyen claramente una
    actividad sustitutoria, ya que es bastante seguro que si Hirohito tuviera que invertir su tiempo trabajando en
    tareas interesantes no científicas con objeto de obtener las necesidades de vida, no se hubiera sentido
    privado por no saber todo acerca de la anatomía y los ciclos de vida de los animales marinos. Por otro lado,
    la persecución del sexo y del amor (por ejemplo) no es una actividad sustitutoria, porque mucha gente,
    incluso si su existencia fuera de otro modo satisfactoria, se sentirían privados si pasaran sus vidas sin tener
    nunca una relación con un miembro del sexo opuesto. (Pero perseguir una cantidad excesiva de sexo, más
    de lo que uno necesita realmente, puede ser una actividad sustitutoria).

  135. Xandor Korzybskin dixo...
  136. 40. En la sociedad industrial moderna sólo es necesario un mínimo esfuerzo para satisfacer las necesidades
    físicas propias. Es suficiente el atravesar un programa de entrenamiento para adquirir alguna pequeña
    escala técnica, después llegar al trabajo puntal y ejercer un esfuerzo muy modesto para mantenerlo. Los
    únicos requisitos son una cantidad moderada de inteligencia y, la mayor parte de todo, simple
    OBEDIENCIA. Si uno tiene esto, la sociedad se ocupa de ti desde la cuna hasta la sepultura. (Sí, hay una
    clase baja que no puede garanti-zarse las necesidades físicas, pero aquí estamos hablando de la corriente
    principal de la sociedad). Así, no es sorprendente que la sociedad moderna esté llena de actividades
    sustitutorias. Esto incluye el trabajo científico, las proezas atléticas, el trabajo humanitario, la creación
    artística y literaria, el ascender el escalón corporativo, la adquisición de dinero y bienes materiales más allá
    del punto que dejan de dar satisfacciones físicas adicionales y el activismo social cuando las cuestiones a
    las que se dirige no son importantes para el activista personalmente, como en el caso de activistas blancos
    que trabajan por los derechos de las minorías que no son blancas. Estas no son siempre actividades
    sustitutorias puras, desde que para mucha gente pueden ser motivadas en parte por otras necesidades que
    la necesidad de tener alguna finalidad que perseguir. El trabajo científico puede estar en parte.motivado por
    un impulso de prestigio, la creación artística por una necesidad de expresar sentimientos, el activismo social
    militante por la hostilidad. Pero para mucha gente que las persigue estas actividades son a la larga parte de
    actividades sustitutorias. Por ejemplo, la mayoría de los científicos estarán de acuerdo probablemente en
    que la autorrealización que adquieren de sus trabajos es más importante que el dinero y el prestigio que
    ganan.
    41. Para alguna, si no para mucha gente, las actividades sustitutorias son menos satisfactorias que el
    perseguir finalidades reales (éstas son finalidades que la gente querría alcanzar incluso si la necesidad del
    proceso de poder estuviera ya realizada). Una muestra de esto es el hecho de que, en muchos o en la
    mayor parte de los casos, la gente que está profundamente comprometida en actividades sustitutorias no
    está nunca satisfecha. Así el que hace dinero se esfuerza constantemente por obtener más y más riqueza.
    El científico tan pronto como ha resuelto un problema se mueve al siguiente. El corredor de larga distancia
    se impulsa a correr más lejos y más rápido. Mucha gente que persigue actividades sustitutorias dirá que
    consigue más satisfacción de estas actividades del que consiguen de los negocios «mundanos» de
    satisfacer sus necesidades biológicas, pero esto es porque en nuestra sociedad el esfuerzo necesario para
    satisfacer las necesidades biológicas ha sido reducido a la trivialidad. Más importante, en nuestra sociedad
    la gente no satisface sus necesidades biológicas AUTóNOMAMENTE ya que funcionamos como parte de
    una inmensa máquina social. En contraste, la gente tiene generalmente bastante autonomía persiguiendo
    sus actividades sustitutorias.

  137. Amapola Hanoi dixo...
  138. un niño me pregunta por el Norte de Vietnam…

  139. Pitufo Blondo dixo...
  140. Maillots. En azul, en verde, en amarillo, en negro. Estrictos como una manteleta sobre el vértice de los vientres y las naranjas de las grupas. De hule brillante marmorizado por las caderas, convirtiendo en redondos boliches de hierro los senos apretados. Maillots como un antifaz cínico sobre las ingles. Nuestro siglo se ha rasgado las vestiduras y se ha puesto en maillot. Todos en maillot

  141. Xandor Korzybskin dixo...
  142. DIAGRAMA ORIGEN DE LOS PROBLEMAS SOCIALES
    45. Cualquiera de los síntomas precedentes pueden ocurrir en cualquier sociedad, pero en la sociedad
    industrial moderna están presentes en una escala masiva. No somos los primeros en mencionar que hoy el
    mundo parece estar volviéndose loco. Esta clase de cosas no son normales en sociedades humanas. Hay
    buenas razones para creer que el hombre primitivo sufría menos tensión y frustración y estaba más
    satisfecho con su forma de vida de lo que está el hombre moderno. Es cierto que en las sociedades
    primitivas no todo era un camino de rosas. El abuso a las mujeres era común entre los aborígenes
    australianos, la transexualidad era bastante común entre algunas tribus de los indios americanos. Pero
    parece que HABLANDO EN GENERAL la clase de problemas que hemos nombrado en el párrafo
    precedente eran mucho menos comunes entre las personas primitivas de lo que lo son en la sociedad
    moderna.
    46. Atribuimos los problemas sociales y psicológicos de la sociedad moderna al hecho de que esta requiere
    gente que viva bajo condiciones radicalmente diferentes de aquellas bajo las cuales la raza humana se
    desarrolló y a maneras de comportarse que entran en conflicto con los patrones de comportamiento que
    desarrollaba mientras vivía bajo las condiciones iniciales. Queda claro por lo que ya hemos escrito que
    consideramos la falta de oportunidad de experimentar propiamente el proceso de poder como la más
    importante de las condiciones anormales a la que la sociedad moderna somete a la gente. Pero no es la
    única. Antes de proceder con el colapso del proceso de poder como el origen de los problemas sociales
    discutiremos algunos de los otros orígenes.
    47. Entre las condiciones anormales presentes en la sociedad industrial moderna están la excesiva
    densidad de población, el aislamiento del hombre de la naturaleza, la excesiva rapidez del cambio social y el
    colapso de las comunidades naturales de pequeña escala tales como la familia prolongada, el pueblo o la
    tribu..
    48. Es bien sabido que el hacinamiento incrementa la tensión y la agresión. El grado de hacinamiento que
    existe hoy y el aislamiento del hombre de la naturaleza son consecuencias del proceso tecnológico. Todas
    las sociedades preindustriales eran predominantemente rurales. La Revolución Industrial incrementó
    bastante las medidas de las ciudades y la proporción de los habitantes que en ellas vivían y la tecnología
    agrícola moderna ha hecho posible para la tierra soportar una densidad de población mayor de la que nunca
    hubo antes. (Además, la tecnología ha agravado los efectos del hacinamiento porque pone poderes
    desorganizadores incrementados en las manos de la gente. Por ejemplo, una variedad de aparato que haga
    ruido: un segador potente, radios, motocicletas, etc. Si el uso de estos aparatos no está restringido, la gente
    que quiere paz y silencio está frustrada por el ruido. Si el uso está restringido, la gente que usa los aparatos
    está defraudada por las regulaciones. Pero si estas máquinas no hubieran sido inventadas nunca hubiera
    habido conflicto y frustración generado por ellas).

  143. Xandor Korzybskin dixo...
  144. 49. Para las sociedades primitivas el mundo natural (que normalmente cambiaba sólo despacio)
    proporcionaba un armazón estable y por eso una sensación de seguridad. En el mundo moderno es la
    sociedad humana la que domina la naturaleza al contrario que antes, y la sociedad moderna se transforma
    muy rápidamente debido al cambio tecnológico. Así que no hay un armazón estable.
    50. ¡Los conservadores son unos mentecatos! Se quejan de la decadencia de los valores tradicionales y sin
    embargo soportan con entusiasmo el progreso tecnológico y el crecimiento económico. Aparentemente
    nunca se les ha ocurrido que no puedes hacer cambios rápidos y drásticos en la tecnología y en la
    economía de la sociedad sin causar cambios rápidos en todos los otros aspectos de esta, y que esos
    cambios rápidos inevitablemente rompen los valores tradicionales.
    51. La descomposición de los valores tradicionales a cierto alcance implica la descomposición de los huesos
    que sujetan juntos los grupos sociales de pequeña escala. La desintegración de estos grupos está también
    promovida por el hecho de que las condiciones modernas muchas veces requieren o seducen a las
    personas a moverse a una ubicación nueva, separándolas de sus comunidades. Más allá de eso, una
    sociedad tecnológica TIENE QUE debilitar los lazos familiares y las comunidades locales si quiere funcionar
    eficazmente. En la sociedad moderna la fidelidad personal debe ser primero al sistema y sólo
    secundariamente a una comunidad de pequeña escala, porque si la fidelidad interna a las comunidades de
    pequeña escala fuera más fuerte que la fidelidad al sistema, estas comunidades perseguirían su propio
    provecho a expensas del sistema.
    52. Supongamos que un funcionario público o un ejecutivo de una.corporación nombra a su primo, a su
    mejor amigo o a su correligionario para una posición antes que nombrar a una persona mejor cualificada
    para el trabajo. Ha permitido que la fidelidad personal reemplace su fidelidad por el sistema, y eso es
    «nepotismo» o «discriminación», pecados terribles en la sociedad moderna. Será que las sociedades
    industriales han hecho un trabajo pobre de subordinación de la fidelidad personal o local a la fidelidad al
    sistema, ya que son normalmente muy ineficientes. (Mira América Latina). Así una sociedad industrial
    avanzada sólo puede tolerar esas comunidades de pequeña escala que estén castradas, domesticadas y
    convertidas en herramientas del sistema. Una excepción parcial se puede hacer con unos pocos grupos
    cerrados y pasivos, tales como los *Amish, los cuales tienen pocas consecuencias en la sociedad lejana.
    Aparte de estos, hoy en día existen en América algunas otras comunidades de pequeña escala genuinas.
    Por ejemplo, pandillas de jóvenes y «cultos». Todo el mundo los considera peligrosos, y lo son, porque los
    miembros de estos grupos primeramen-te son leales los unos a los otros antes que al sistema, por tanto
    éste no los puede controlar. O consideremos a los gitanos. Estos comúnmente escapan con el robo y el
    fraude porque sus lealtades son tales que siempre pueden conseguir otros gitanos para dar testimonio que
    «pruebe» su inocencia. Obviamente el sistema estaría en un serio problema si demasiada gente
    perteneciera a tales grupos. Algunos de los pensadores chinos de principios del siglo XX que estaban
    interesados en la modernización de China reconocieron la necesidad de acabar con los grupos sociales de
    pequeña escala tales como la familia

  145. Xandor Korzybskin dixo...
  146. 53. El hacinamiento, el cambio rápido y la descomposición de las comunidades han sido ampliamente
    reconocidos como orígenes de los problemas sociales, pero no creemos que sean suficiente para relacionar
    la amplitud de los problemas que hoy vemos.
    54. Unas pocas ciudades preindustriales eran muy grandes y hacinadas, sin embargo sus habitantes no
    parecían sufrir problemas psicológicos en la misma extensión que el hombre moderno. Hoy todavía hay en
    América áreas rurales que no están hacinadas, y encontramos allí los mismos problemas que en las áreas
    urbanas, aunque tienden a ser menos agudos en las áreas rurales. Así el hacinamiento no parece ser el
    factor decisivo.
    55. En la edad de crecimiento de la frontera Americana durante el siglo XIX, la movilidad de la población
    probablemente se rompió, familias.prolongadas y grupos sociales de pequeña escala, hasta al menos la
    misma amplitud que lo están hoy. De hecho, algunas familias nucleares eligen vivir aisladas, sin tener
    vecinos en varias millas, sin pertenecer a ninguna comunidad; sin embargo, no parecen haber desarrollado
    como resultado ningún problema.
    56. Además, el cambio en la frontera americana fue muy rápido y profundo. Un hombre pudo nacer y crecer
    en una barraca de madera, fuera del alcance de la ley y el orden y alimentarse largamente con carne
    salvaje; y cuando llegase a viejo podía estar trabajando metódicamente y viviendo en una comunidad
    ordenada con ejecución efectiva de las leyes. Éste fue el profundo cambio que típicamente ocurrió en la vida
    de una persona moderna, sin embargo, no parece haber conducido a problemas psicológicos. De hecho, en
    el siglo XIX la sociedad americana tenía un tono optimista y de autoconfianza, completamente diferente que
    en la sociedad actual. Sí, sabemos que la América del siglo XIX tenía sus problemas, y serios, pero la
    necesidad de ser breves nos obliga a expresarnos en términos simples.
    57. Argumentamos que la diferencia es que el hombre moderno tiene la sensación (largamente justificada)
    de que el cambio se le IMPONE, mientras que el hombre de la frontera del siglo XIX tenía la sensación
    (también largamente justificada) de que creó el cambio por sí mismo, por su propia elección. Así el pionero
    arraigado en un pedazo de tierra bajo su propia elección y convirtiéndolo en granja por su propio esfuerzo.
    En aquellos días un condado entero podía tener sólo unos cuantos cientos de habitantes y estaba mucho
    más aislado y tenía más entidad autónoma que un condado moderno. Por tanto el pionero dedicado a la
    granja participaba como miembro de un grupo relativamente pequeño en la creación de una comunidad
    nueva y moderna. Uno puede preguntar con acierto si la creación de esta comunidad fue una mejora, pero
    en todo caso satisfacía la necesidad de los pioneros por el proceso de poder.

  147. Xandor Korzybskin dixo...
  148. CÓMO SE AMOLDA ALGUNA GENTE
    77. No todo el mundo en la sociedad tecnológico-industrial sufre problemas psicológicos. Alguna gente
    incluso declara estar bastante satisfecha de la sociedad tal y como es. Ahora discutiremos alguna de las
    razones de porque la gente difiere tanto en su respuesta a la sociedad moderna.
    78. Primero, sin duda hay diferencias en la intensidad del impulso por el poder. Personas con un impulso
    débil pueden tener relativamente poca necesidad de atravesar el proceso de poder, o al menos
    relativamente poca necesidad de autonomía en el proceso de poder. Estos son tipos dóciles que hubieran
    sido felices en una plantación de negritos en el Viejo Sur. (No queremos burlarnos de las «plantaciones de
    negritos» del Viejo Sur. A su apreciación, la mayoría de los esclavos NO estaban contentos con su
    servidumbre. Nos burlamos de la gente que ESTÁ contenta con la servidumbre).
    79. Alguna gente puede tener un impulso excepcional por perseguir lo que satisface su necesidad por el
    proceso de poder. Por ejemplo, aquéllos que tienen un impulso inusualmente fuerte por la posición social
    pueden pasar toda su vida subiendo de escala social sin cansarse nunca con ese juego.
    80. La gente varía en la susceptibilidad a los anuncios y a las técnicas de mercado. Algunos son tan
    susceptibles que, incluso si ganan gran cantidad de dinero, no pueden satisfacer su constante deseo por los
    nuevos y relucientes juguetes que la industria de mercado pone ante sus ojos. Por lo que siempre se
    sienten financieramente oprimidos, incluso si sus ingresos son grandes. Y sus deseos se ven frustrados.
    81. Otros tienen una susceptibilidad baja a los anuncios y técnicas de mercado. Son la gente que no está
    interesada por el dinero. Las necesidades materiales no cumplen su necesidad por el proceso de poder.
    82. La gente que tiene una susceptibilidad media a los anuncios y a las técnicas de mercado son capaces
    de ganar el suficiente dinero como para satisfacer su deseo de bienes y servicios, pero sólo al coste de un
    esfuerzo serio (haciendo horas extras, teniendo un segundo trabajo, adquiriendo promociones, etc). Así las
    adquisiciones materiales cumplen su necesidad por el proceso de poder. Pero no se sigue necesariamente
    que sus necesidades estén completamente satisfechas. Puede que no tengan suficiente autonomía en el
    proceso de poder (su trabajo puede consistir en seguir órdenes) y algunos de sus impulsos pueden ser
    frustrados (ejemplo, seguridad, agresión). (Somos culpables de simplificar demasiado en los párrafos 1066-1
    porque asumimos que el deseo de adquisiciones materiales es enteramente una creación de los anuncios y
    de las técnicas de mercado. Por supuesto no es así de simple).

  149. Xandor Korzybskin dixo...
  150. 83. Alguna gente satisface en parte su necesidad por el proceso de poder identificándose con una
    organización poderosa o con un movimiento de masas. El poder o las finalidades que le faltan a una
    persona se unen a un movimiento o a una organización, adopta sus finalidades como propias, y trabaja por
    ellas. Cuando se consigue alguna de las finalidades, la persona, incluso si su esfuerzo ha jugado sólo una
    parte insignificante en la consecución de estas, se siente (por su identificación con el movimiento o con la
    organización) como si hubiera atravesado el proceso de poder. Este fenómeno fue explotado por los
    fascistas, por los nazis y por los comunistas. Nuestra sociedad también lo usa, aunque menos cruelmente.
    Ejemplo: Manuel Noriega era irritante para los EE.UU. (finalidad: castigar a Noriega). Los EE.UU. invaden
    Panamá (esfuerzo) y castigan a Noriega (consecución de la finalidad). Los EE.UU. atravesaron el proceso
    de poder y muchos americanos, por.su identificación con los EE.UU., lo hicieron indirectamente. Por
    consiguiente el dilatado público está conforme con la invasión de Panamá; lo que da a la gente una
    sensación de poder. (No estamos aprobando o desaprobando la invasión de Panamá. Sólo la usamos para
    ilustrar un punto). Vemos el mismo fenómeno en ejércitos, corporaciones, partidos políticos, organizaciones
    humanitarias, movimientos religiosos o ideológicos. En particular los movimientos izquierdistas tienden a
    atraer gente que está buscando satisfacer su necesidad por el poder. Pero para mucha gente la
    identificación con una gran organización o un movimiento de masas no satisface por completo la necesidad
    por el poder.
    84. Otra manera en que la gente satisface su necesidad por el proceso de poder es a través de necesidades
    sustitutorias. Tal y como explicamos en los párrafos 38-40, una actividad sustitutoria es una actividad que va
    directamente detrás de una finalidad artificial, que la persona persigue por la razón del «reconocimiento»
    que consigue por perseguir dicha finalidad, no porque necesite alcanzarla en sí misma. Por ejemplo, no hay
    un motivo práctico para desarrollar músculos enormes, golpear una pequeña pelota dentro de un agujero o
    adquirir una serie completa de sellos de correos. Sin embargo mucha gente en nuestra sociedad se
    consagra con pasión al culturismo, al golf o a la filatelia. Alguna gente es más «manipulable» que otra y por
    eso darán más importancia a actividades sustitutorias simplemente porque la gente de su alrededor las trata
    como importantes o porque la sociedad les dice que son importantes. Es por eso por lo que alguna gente se
    pone muy seria sobre actividades esencialmente triviales como el deporte o el *bridge, o el ajedrez, o los
    ejercicios de arcanos eruditos, mientras que otros que tienen la vista más clara nunca ven estas cosas como
    algo más que las actividades sustitutorias que son, consecuentemente nunca les asignan suficiente
    importancia como para satisfacer en esa dirección su necesidad por el proceso de poder. Esto nos recuerda
    que en muchos casos la forma de una persona de utilizar una vivencia es también una actividad sustitutoria.
    No una actividad sustitutoria PURA desde que parte del motivo para la actividad es adquirir necesidades
    físicas y (para algunas personas) posición social y las suntuosidades que los anuncios les hacen querer.
    Pero bastante gente pone en su trabajo mucho más esfuerzo del necesario para ganar todo el dinero y la
    posición que requieren, y este esfuerzo extra constituye una actividad sustitutoria. Este, junto con la
    inversión emocional que lo acompaña, es una de las fuerzas más potentes que actúan hacia el continuo
    desarrollo y perfeccionamiento del sistema, con consecuencias negativas para la libertad individual (ver
    párrafo caca culo pis). Especialmente, para los científi-cos e ingenieros más creativos, cuyo trabajo tiende a ser en
    gran parte una actividad sustitutoria. Este punto es tan importante que merece un.debate propio, que
    abordaremos en un momento

  151. Xandor Korzybskin dixo...
  152. 85. En esta sección hemos explicado cuanta gente satisface su necesi-dad por el proceso de poder en la
    sociedad moderna en mayor o menor extensión. Pero pensamos que para la mayoría de la gente la necesidad por el proceso de poder no está totalmente satisfecha. En primer lugar, aquellos que tienen un impulso
    insaciable por la posición social, o aquellos que se sienten firmemente «enganchados» a una actividad
    sustitutoria, o los que se identifican lo suficientemente fuerte con un movimiento o una organización para
    satisfacer su necesidad por el poder de esa forma, son personajes excepcionales. Otros no están
    satisfechos con las actividades sustitutorias o con la identificación con una organización (ver párrafos 41,
    64). En segundo lugar, el sistema impone demasiado control a través de regulaciones explícitas o de la
    socialización, lo que resulta en una deficiencia de autonomía, y en frustración debida a la imposibilidad de
    conseguir ciertas finalidades y la necesidad de reprimir demasiados impulsos.
    86. Pero si la mayoría de la gente en la sociedad tecnológico-industrial estuviera satisfecha, nosotros (FC)
    aún nos opondríamos a esta forma de sociedad, porque (entre otras razones) lo consideramos rebajarse
    para realizar la propia necesidad por el proceso de poder a través de actividades sustitutorias o a través de
    la identificación con una organización, antes que a través de la persecución de finalidades reales.

  153. Xandor Korzybskin dixo...
  154. 95. Se dice que vivimos en una sociedad libre porque tenemos un cierto número de derechos
    constitucionalmente garantizados. Pero esto no es tan importante como parece. El grado de libertad
    personal que existe en una sociedad está más determinado por la estructura económica y tecnológica de la
    sociedad que por sus leyes o por su forma de gobier-no. Cuando las colonias americanas estaban bajo el
    gobierno británico había menos garantías legales de libertad y de menor efectividad que después de que la
    Constitución americana entrara en efecto, sin embargo había más libertad en la América preindustrial,
    ambas antes y después de la Guerra de la Independencia, que después de que la Revolución Industrial
    tomara asiento en este país. Citamos de Violencia en América: Perspectiva Histórica y Comparativa, editado
    por Hugh Davis Graham y Ted Robert Gurr, capítulo 12 por Roger Lane, páginas 476-478: «El progresivo
    aumento del nivel de propiedad, y con él el incremento de la seguridad en el oficial de ejecución de la ley
    (en la América del siglo XIX)... era común a toda la sociedad... El cambio en el comportamiento social es en
    términos tan prolongados y tan extendidos como para sugerir una conexión con el proceso social
    contemporáneo más fundamental; aquel de la urbanización industrial en sí misma...» «Masachuset en 1835
    tenía aproximadamente una población de 660, 940, el 81% rural, abrumadoramente preindustrial y nativa.
    Sus ciudadanos disfrutaban de una libertad personal considerable. Fueran tronquistas, granjeros o
    artesanos, todos estaban acostumbrados a dirigir sus propios inventarios, y la naturaleza de su trabajo los
    hacía físicamente independientes los unos de los otros... Los problemas individuales, faltas o incluso
    crímenes, no estaban causados generalmente por asuntos sociales lejanos...» «Pero el impacto de los
    movimientos de hermanamiento hacia la ciudad y también hacia la fábrica, simplemente ambas reuniones
    forzadas en 1835, tuvieron un efecto gradual en el comportamiento personal a lo largo de los siglos XIX y
    XX. La fábrica demandaba regularidad de comportamiento, una vida gobernada por la obediencia a los
    ritmos del reloj y del calendario, las demandas del capataz y del supervisor. En la ciudad o villa, las
    necesidades de vivir en barrios estrechamente encajonados impide muchas acciones preliminarmente
    irreprochables. Ambos empleados de cuello azul-y blanco-dependían mutuamente en grandes
    establecimientos de sus compañeros; al igual que el trabajo de un hombre encajaba en el de otro, así el
    negocio de éste no sería por más tiempo propio». «Los resultados de la nueva organización de la vida y del
    trabajo eran claros hacia 1900. Cuando cerca del 76% de los 2.805.346 residentes de Masachuset eran
    clasificados como urbanitas. Mucho comportamiento violento o irregular que había sido tolerable en una
    sociedad ocasional e independiente no fue aceptable por más tiempo en la atmósfera más formalizada y
    cooperativa del periodo más tardío... El movimiento a las ciudades había producido, en resumen, una
    generación más dócil, más socializada y más ‘civilizada’ que sus predecesoras». Muchas de las naciones
    indias de Nueva Inglaterra eran monárquicas, y muchas de las ciudades de la Italia renacentista eran
    controladas por dictadores. Pero leyendo sobre esas sociedades a uno le queda la impresión de que
    permitían más libertad personal que la nuestra. En parte era porque faltaban mecanismos eficientes para
    ejecutar la voluntad del gobernante: no había fuerzas policiales modernas bien organizadas,
    comunicaciones rápidas de larga distancia, cámaras de vigilancia, historiales de información sobre la vida
    de los ciudadanos medios. Por tanto era relativamente fácil evadir el control.

  155. Xandor Korzybskin dixo...
  156. 96. En cuanto a nuestros derechos constitucionales, consideremos por ejemplo eso de la libertad de prensa.
    Ciertamente no queremos acabar con ese derecho: es una herramienta muy útil para limitar la
    concentración de poder político y para mantener a aquéllos que lo tienen en línea exponiendo públicamente
    cualquier mala conducta por su parte. Pero la libertad de prensa es de muy poca utilidad para el ciudadano
    medio.como individualidad. Los medios de masas están en su mayor parte bajo el control de grandes
    organizaciones que están integradas en el sistema. Cualquiera que tenga un poco de dinero puede imprimir
    algo, o puede distribuirlo en Internet o de alguna otra manera, pero lo que tenga que decir será sumergido
    por el vasto volumen de material lanzado por los medios, por tanto no tendrá un efecto práctico. Es por eso
    casi imposible para muchas personas y grupos pequeños el hacer un efecto en la sociedad con palabras.
    Tomémonos (FC) como ejemplo. Si no hubiéramos hecho nada violento y hubiéramos presentado los
    presentes escritos a un editor, probablemente no hubieran sido aceptados. Si hubieran sido aceptados y
    publicados, probablemente no hubieran atraído muchos lectores, porque es más divertido ver el
    entretenimiento lanzado por los medios que leer un ensayo sobrio. Incluso si estos escritos hubieran tenido
    muchos lectores, la mayoría hubieran olvidado pronto lo que habían leído porque sus mentes habrían sido
    anegadas por la masa de material a que los medios las exponen. A fin de presentar nuestro mensaje ante el
    público con alguna oportunidad de crear una impresión duradera, tuvimos que matar gente.
    97. Los derechos constitucionales son útiles hasta cierto punto, pero no sirven para garantizar mucho más
    que lo que puede ser llamada la concepción burguesa de la libertad. Según la concepción burguesa, un
    hombre «libre» es esencialmente un elemento de una maquinaria social y tiene sólo una cierta serie de
    libertades prescritas y delimitadas; libertades que son designadas para servir a las necesidades de la
    máquina social más que aquellas de la persona. Así el hombre «libre» burgués tiene libertad económica
    porque eso promueve el crecimiento y el progreso; tiene libertad de prensa porque la crítica del público
    restringe la mala conducta por parte de los líderes políticos; tiene derecho a un juicio imparcial porque la
    prisión al antojo del poderoso sería mala para el sistema. Esta era claramente la actitud de Simón Bolívar.
    Para él, la gente merece libertad sólo si la usa para promover el progreso (progreso como lo conciben los
    burgueses). Otros pensadores burgueses han tomado un punto de vista similar de la libertad, como mero
    medio para finalidades colectivas. Por ejemplo, es probable
    que muchos izquierdistas del tipo sobresocializado dirían que mucha gente, incluidos ellos mismos, están
    muy poco socializados antes que demasiado, sin embargo los izquierdistas sobresocializados pagan un
    precio psicológico fuerte por su alto nivel de socialización.

  157. Xandor Korzybskin dixo...
  158. LA SOCIEDAD TECNOLÓGICO-INDUSTRIAL NO PUEDE REFORMARSE
    111. Los principios precedentes ayudan a ver lo desesperadamente difícil que sería reformar el sistema
    industrial como para prevenirlo del estrechamiento progresivo de nuestra esfera de libertad. Ha habido una
    tendencia consistente, retrocediendo al menos a la Revolución Industrial, en el fortalecimiento del sistema
    con ayuda de la tecnología a un alto coste de libertad individual y local. Por tanto cualquier cambio diseñado
    para proteger la libertad de la tecnología, sería contrario a la tendencia fundamental en el desarrollo de
    nuestra sociedad. Consecuentemente, tales cambios serían transitorios pronto serían sumergidos por la
    corriente de la historia o, si fueran lo suficientemente gran des como para ser permanentes, alterarían la
    naturaleza de toda nuestra sociedad. Esto por el primer y el segundo principio. Además desde que la
    sociedad fuera alterada de una manera que no puede predecirse de antemano (tercer principio) habría un
    gran riesgo. Cambios suficientemente grandes como para hacer una diferencia duradera en favor de la
    libertad no se iniciarían porque desorganizarían gravemente el sistema. Así que cualquier tentativa de
    reforma sería demasiado tímida como para ser efectiva. Incluso si se iniciaran cambios lo suficientemente
    grandes como para conseguir una diferencia duradera, se eharían atrás cuando sus efectos
    desorganizadores se hicieran aparentes. Así cambios permanentes en favor de la libertad pueden atraerse
    sólo por personas preparadas para aceptar alteraciones radicales, peligrosas e impredecibles de todo el
    sistema. En otras palabras, por revolucionarios, no por reformistas.
    112. La gente ansiosa por rescatar la libertad sin sacrificar los supuestos beneficios de la tecnología
    sugerirán ingenuos esquemas para alguna nueva clase de sociedad que reconcilie la libertad con la tecnología. Aparte del hecho de que la gente que hace sugerencias rara vez propone algún término medio
    práctico por la que la nueva forma de sociedad pueda ser levantada en primer lugar, se sigue del cuarto
    principio que incluso sin la nueva forma de sociedad pudiera ser en principio establecida, puede colapsarse
    o dar resultados muy diferentes de aquellos esperados.
    113. Así que, incluso en terrenos muy generales, parece improbable que se pueda encontrar alguna forma
    de cambio social para reconciliar la libertad con la tecnología moderna. En las siguientes secciones
    daremos razones más específicas para concluir que libertad y progreso tecnológico son incompatibles

  159. Segismundo Malatesta dixo...
  160. Ho cominciatoa piangere per gioco e poi ho creduto che fosse il destino.

  161. Segismundo Malatesta dixo...
  162. Il camaleonte conosce solo il prezzo del suo piacere.

  163. Lansquenete de la Lefa dixo...
  164. Con el fin de sumar paradojas, ocurre que casi siempre cuando se gana se pierde, y en el ámbito político las victorias son una derrota asegurada, para quienes serán los gobernados, por supuesto. ¿Quién es el triunfador en la hazaña bélica? ¿El atacante, el defensor? ¿Le atañen las consecuencias de la conquista al usurpado o nada más se lamenta de ello por honor?
    “Otra victoria como ésta, y volveré solo a casa”, p

  165. (aún peor desde la institucionalización de la demagorrea zetapodemita) dixo...
  166. Si es posible transformar un lobo en perro en una sola generación mediante la cruza de ejemplares menos agresivos de cuyos cachorros, ya educados como animales domésticos se logra que respondan a un nombre y convivan, dóciles, con el hombre, cómo no pensar que cambios menos espectaculares, pero igualmente intensos, se produzcan en los humanos a los que se les ofrecen situaciones novedosas, tentadoras e irreversibles, exaltadas como progreso. Si al lobo podemos quitarle sus hábitos agresivos, cómo no podrá privarse al hombre de rasgos que hoy le suponemos propios, peculiares y así, en parte, deshumanizarlo. Ante esa sospecha, cómo dudar de mutaciones que ya nos distancian sin remisión.

  167. ¿No prefieres que te domine yo? dixo...
  168. La historia anglogaliciosa no reconoce imposibilidades sino campos de experimentaciones infinitas. Y porque no hay síntesis que no sea de inmediato una tiranía.

  169. Anónimo dixo...
  170. Podrá colmar de honras al benemérito autor. Podrá hacer que en sus dominios ni se escriba, ni aun se hable contra él, y que se tribute un exterior respeto a sus obras. Pero, ¿podrá embarazar que la ignorancia, la mordacidad o la crítica descontentadiza no las muerda y no las despedace a sus solas? ¿Podrá estorbar que fuera de sus estados no broten contra ellos tantos catamitas como verdolagas?

  171. Agustín Montiano Luyando dixo...
  172. Qué esta crónica sólo falta, como otras muchas sobran

  173. Deacon Sangriento dixo...
  174. En vez de predicadores, tenemos rábulas, charlatanes, papagayos, delirantes, vocingleros

  175. Deacon Sangriento dixo...
  176. También una vieja que chochea habla, habla un delirante, y un papagayo habla. ¿Y son predicadores éstos? Sí, como nuestros predicadores..., que no son más que unos habladores, y nada más

  177. Cerdito empalado dixo...
  178. Quien tiene tejado de vidrio, no tire piedras al de su vecino

  179. Las Raíces Profundas de Don Catrín Da Fachenda dixo...
  180. ¡Éste nos quiere instruir! ¡Este nos quiere reformar! ¡Éste se nos viene ahora a burlarse de nosotros! ¡Oh tiempos! ¡Oh costumbres!

  181. Red Olifantshoek dixo...
  182. ¡Bello modo de atajar el fuego! ¡Echar mano de la flauta y ponerte a tocar una gaita gallega!
    Feísmo urbano en versión Yorkshire. ¿Galicia no es diferente?
    Los que tenemos la suerte de combatir regularmente en Sheffield, podríamos perorar largo y tendido sobre el asunto, pero antes nos invitan a unas pintas en el Brown Bear.

  183. Beyerlinck dixo...
  184. Amistad y cumplimientos no caben en un saco.

  185. Conejo tumescente dixo...
  186. ¿Si a las armas? Míresele continuamente con el cuchillo en la mano, tajando plumas, como pudiera moros, turcos o judíos. ¿Si a las letras? ¿Quién formó más, ni con más airosos rasgos, en toda la redonda? Regístrense, si no, esos inmensos protocolos. ¿Si a las demás heroicas virtudes que hacen reventar el clarín de la fama por lo más ancho de la bocina? Señáleseme siquiera una en que no hubiese sido el non plus ultra nuestro plangibilísimo Conejo.

  187. Así se llaman aquellos teólogos de reata que van en recua a escuelas mayores y menores. dixo...
  188. Iba a responderle un porco bravo orinal, cuando al revolver el cercado de una viña por donde atravesaba una senda que guiaba a Tras de Conejo, famoso sitio del monte de Valdeperas Copiosas, se apareció un mocito afeminado como de veinte y cinco años, con todo el aparato de cazador crudo: redecilla con borla a medio casquete; tupé asomado, con sus dos caídas de bucles; chambergo y cinta de plata y oro, con su lazo o roseta entre si trepa o no trepa a la copa del chambergo; capotillo de grana hasta la cintura; chupa verde, bien cumplida de faldillas; calzón de ante fino, ajustado a la perfección; asomada por la faltriquera, hasta bien entrado el muslo, una cinta de oro con sello y llavecita del reloj; botines de lienzo listoneado de azul, que ni pintados, y sus zapatillas blancas; escopeta, bolsas, dos podencos y cuatro perdices, que llevaba en una red de hilo harto bien tejida, pendiente de un cordón de seda, que a manera de banda le cruzaba desde el hombro derecho hasta el ijar izquierdo, eso se supone, y se ofreció a jugar con los puercos bravos.

  189. Full English Breakfast dixo...
  190. ¿Para qué quiero yo las gallinas, sino para estas ucasiones? Palominos siempre los hay en casa, gracias a Dios, que el mi Antón tiene un palomar muy aventajado. Así no fuera por las garduñas, ¡malditas ellas y qué descomulgadas que son! Un salpicón de vaca, cebolla y huevos duros le sé yo componer, que lo puede desayunar el mismo Main

  191. Las Raíces Profundas de Don Catrín Da Fachenda dixo...
  192. Con la concordia todo crece, con la discordia todo se deshace.
    Traducción: con vaselina, todo cabe.

  193. Todos los culos en -ana se arrimen donde está la ipecacuana dixo...
  194. Las ruedas gamadas de los dioses norteños tardan en moler, pero hacen buena harina

  195. Las Raíces Profundas de Don Catrín Da Fachenda dixo...
  196. Aquello de «El Sol de Sheffield que ofusca Brillos a los Brillos del Sol», no tengo con qué ponderarlo.

  197. El Grito de Gypo Nolan dixo...
  198. Henry Robertson Bowers (29 July 1883 – c. 29 March 1912) was one of Robert Falcon Scott's polar party on the ill-fated Terra Nova expedition of 1910–1913, all of whom died during their return from the South Pole.

  199. El Grito de Gypo Nolan dixo...
  200. Petty Officer Edgar Evans (7 March 1876 – 17 February 1912) was a Royal Navy officer and member of the "Polar Party" in Robert Falcon Scott's ill-fated Terra Nova Expedition to the South Pole in 1911–1912. This group of five men, personally selected for the final expedition push, attained the Pole on 17 January 1912. The party perished as they attempted to return to the base camp.

  201. El Grito de Gypo Nolan dixo...
  202. Captain Lawrence Edward Grace "Titus" Oates (17 March 1880 – 17 March 1912) was a British army officer, and later an Antarctic explorer, who died from hypothermia during the Terra Nova Expedition when he walked from his tent into a blizzard. His death, which occurred on his 32nd birthday, is seen as an act of self-sacrifice when, aware that the gangrene and frostbite from which he was suffering was compromising his three companions' chances of survival, he chose certain death for himself in order to relieve them of the burden of caring for him.

  203. El Grito de Gypo Nolan dixo...
  204. Edward Adrian Wilson FZS (23 July 1872 – 29 March 1912) was an English polar explorer, ornithologist, natural historian, physician and artist.

    In 1897, he met Oriana Fanny Souper at Caius House, Battersea, while he was conducting mission work.
    They married on 16 July 1901,three weeks before setting off for the Antarctic as a member of Robert Falcon Scott's expedition.The wedding was in Hilton, Huntingdonshire, where her father was vicar

  205. El Grito de Gypo Nolan dixo...
  206. Captain Robert Falcon Scott, CVO, (6 June 1868 – c. 29 March 1912) was a Royal Navy officer and explorer who led two expeditions to the Antarctic regions: the Discovery expedition of 1901–1904 and the ill-fated Terra Nova expedition of 1910–1913. On the first expedition, he set a new southern record by marching to latitude 82°S and discovered the Antarctic Plateau, on which the South Pole is located. On the second venture, Scott led a party of five which reached the South Pole on 17 January 1912, less than five weeks after Amundsen's South Pole expedition.

    A planned meeting with supporting dog teams from the base camp failed, despite Scott's written instructions, and at a distance of 162 miles (261 km) from their base camp at Hut Point and approximately 12.5 miles (20 km) from the next depot, Scott and his companions died. When Scott and his party's bodies were discovered, they had in their possession the first Antarctic fossils ever discovered. The fossils were determined to be from the Glossopteris tree and proved that Antarctica was once forested and joined to other continents.

    Before his appointment to lead the Discovery expedition, Scott had a career as a naval officer in the Royal Navy. In 1899, he had a chance encounter with Sir Clements Markham, the president of the Royal Geographical Society, and thus learned of a planned Antarctic expedition, which he soon volunteered to lead. Having taken this step, his name became inseparably associated with the Antarctic, the field of work to which he remained committed during the final 12 years of his life.

    Following the news of his death, Scott became a celebrated hero, a status reflected by memorials erected across the UK. However, in the last decades of the 20th century, questions were raised about his competence and character. Commentators in the 21st century have regarded Scott more positively after assessing the temperature drop below −40 °C (−40 °F) in March 1912, and after re-discovering Scott's written orders of October 1911, in which he had instructed the dog teams to meet and assist him on the return trip.

  207. HMS Boadicea dixo...
  208. Dieciocho enero de mil novescientos doce
    El capitan Scott acompañado de Evans, Wilson, Bowers y Oates
    Alcanza el Polo Sur
    Pero fracasa en la hazaña de ser el primero
    Sobre el punto de latitud 0
    Ondea ya la bandera Noruega del explorador Amundsen
    Exhaustos y fracasados emprenden el regreso
    Dieciseis de febrero, polo sur
    Cinco ingleses por el desierto azul
    Evans va último de la fila
    Y colgada de su mochila
    Va la muerte dispuesta a demostrar
    Que una vez muerto no se esta mal en aquel lugar
    No hubo lápida
    Sí hubo plática
    Que Main salve la reina
    Gloria eterna a los héroes
    De la Antártida
    Seis de marzo y Oates no puede más
    Son sus pies dos cuchillas de cristal
    De arrastrase en algunos tramos
    Tiene heladas también las manos
    Pero nadie le quiere abandonar
    Y mientras duermen, sale al paso de la eternidad
    No hubo lápida
    Sí hubo plática
    Que Main salve la reina
    Gloria eterna a los héroes
    De la Antártida
    Treinta de marzo
    Aquí acaba el diario
    De Bowers, Wilson y Scott
    Que las ayudas que nunca nos llegaron
    Vayan a los que quedaron
    Nuestros hijos, nuestras viudas
    Como un inglés, mueren tres
    No hubo lápidas
    No hubo pláticas
    No hubo Main ni hubo reina
    Solo nieves eternas
    En la Antártida
    ¿Quién se acuerda del capitán Scott?
    (¿Evans, Wilson, Bowers y Oates?)
    ¿Quién se acuerda del capitán Scott?
    (¿Evans, Wilson, Bowers y Oates?)'
    ¿Quién se acuerda del capitán Scott?

  209. os voy a dar diez hostias al cuadrado a cada uno, o sea cien hostias. dixo...
  210. Los 16 goles del Sniper a la central Lechera deben ser récord mundial.
    Los 7 enanitos del Main, caca de la vaca gallega.

  211. Euro Bolleras 2022 dixo...
  212. Las alemanas blancas han demostrado hacer mejores tortillas que las negras francesas

  213. O Xoves Hai Cocido dixo...
  214. Devoro la sandía muy fría y muy dulce a grandes trozos y se me escurre el agüilla por la barbilla. Mastico su pulpa de agua, azúcar y sol.
    Todo el mundo sabe que comer sandía da la felicidad.
    Su origen está en el Kalahari, en Africa y no concibo mayor contraste que ese calor del desierto con este frescor profundo y pleno (gracias a ese pequeño invento llamado frigorífico). Del desierto pasó a Egipto, de allí a China y a Europa. Pocas frutas hay tan ricas, tan baratas, tan refrescantes, tan antiguas.

    Recuerdo al enormes sandías de mi infancia y ese placer de tener en las manos media sandía fresca, abrir la navaja y comérmela entera bajo la parra del patio.

    Todo el mundo sabe que compartir una buena sandía con quién quieres garantiza la pasión y duración de ese amor.

    Si lo tuyo no es comer la sandía a lo bestia, puedes sacar bolitas con un instrumento de cocina que hay para ese menester y rellenar luego esa media sandía con las esferas. Rayas con un rallador fino un poco de chocolate 99% por encima y punto. lo podéis comer pinchando las bolitas con dos palillos largos de madera de los de hacer brochetas.
    ¿Cuál el mejor refresco para este abrasador julio en Galizalbion?.

  215. Reptilianos y lagartoides dixo...
  216. Hay terraplanistas, teóricos de los antiguos astronautas, gente que cree en los reptilianos; que Elvis está vivo, que Paul McCartney está muerto, que Michelle Obama es un hombre y mil más. Hay un amplio surtido. Por lo general, quien cree en unas cree en varias o en todas. Puestos a creerse cualquier extravagancia, siempre hay manera de hilar. La Tierra es plana y está gobernada por reptilianos, que son los descendientes de una estirpe noble de antiguos astronautas extraterrestres entre los que se encuentra Elvis, y mataron a McCartney y lo sustituyeron por uno de los suyos. Luego hicieron pasar a Michelle Obama por una mujer, la casaron con Barack y lo hicieron presidente para controlar la Casa Blanca. Listo. Todo encaja a la perfección.

    Los seguidores de estas fábulas son cientos de millones. Hay vídeos que tienen millones y millones de visitas y canales de Youtube con millones de suscriptores. Pero surgen desde hace no muchos años, quienes están utilizando a toda esa buena gente para hacer el mal, ésta es mi propia teoría. Lo hizo Trump para malvender su derrota como una conspiración que acabó en asalto con muertos. Ahora los antivacunas, por ejemplo. Están matando a mucha gente, y lo hacen por razones políticas, utilizando como correas de transmisión a todas esas encantadoras personas fantasiosas a las que de pronto les dicen que la vacuna lleva un chip, que no es segura, que dentro de un par de años los vacunados moriremos en masa, que el coronavirus no existe, que las vacunas le cambian a usted el ADN, no sé por qué, si a mí su ADN me parece muy elegante. Y como se lo creen, porque se lo creen todo, se ponen a advertir a todo el mundo de los peligros. Quieren salvarnos la vida, los pobres.

    Pero los que van por ahí diciéndoles que no deben vacunarse porque su libertad y nosequé, son los mismos que niegan el cambio climático o la violencia machista y saben lo que hacen. Saben que tienen un caladero inmenso entre los conspiranoicos que antes eran buena gente que decía que la CIA y la Nasa nos mentían. Aquella querida gente bondadosa hoy se vuelve en masa a la ultraderecha. Vea las manifestaciones que hay en muchos países supuestamente bien educados, bien vestidos y bien planchados contra las medidas anti Covid o contra lo que consideran la vacuna una imposición inaceptable porque han visto en Youtube a una señora que nadie sabe quién es, o a un tractorista australiano explicando con todo detalle que la vacuna lleva un chip y cambia el ADN y es cosa de Bill Gates para dominar el mundo porque la Tierra es plana y él reptiliano, como Soros y todo así.

    Mis compañeras y compañeros conspiranoicos son ahora voceros de la extrema derecha, a la que estas cosas se les da de maravilla, lo de manipular a la gente crédula para enredar las cosas y extender un mensaje ultra entre personas que nunca se habían metido con nadie. Una vez que ya los tienes, creerán que los menores extranjeros son asesinos y violadores, que no hay maltratadores, que los colectivos LGTBI están para imponer su modo de vida, o que a los niños catalanes no les dejan ir al baño si hablan español y les meten piedras en las mochilas. Sí, esto está pasando cada día. Convirtieron a mi buena gente conspiranoica en potenciales asesinos. No tienen perdón du Main.

  217. Velvet Coat dixo...
  218. I've been told that there are cannibals in Africa, but no one is going to persuade my son to eat human flesh.

  219. Ferrotiño dixo...
  220. Mañana se disputa en Leicester la edición número 100 de la Football Association Community Shield, sumando todos sus variopintos y extravagantes formatos, y que para los lectores más veteranos siempre será la Charity.
    -Podemos simplificar diciendo que es la Supercopa de Inglaterra-
    Por un lado, nuestros hombres de rojo, los niños mimados de este E.A.M y que aún no recibieron todas las hostias que se merecen por lo del 28 de mayo.
    Por el otro, el equipo de la progresía camellera, esa que gusta de ir en bicicleta, con o sin sillín.
    El Liverpool lleva 15 títulos (5 de ellos compartidos).
    El Manchester City, 6.
    Que Ricardo III no proteja por una vez a la rosa blanca y que ganen los buenos.

  221. la guita que le vas a tener que poner a la minita para que no te haga bolonqui dixo...
  222. Che sorete ya te acostumbraste a comer polenta hervida?

  223. 0 Comentarios dixo...
  224. A Terra aí abaixo

    devorada polas temperaturas insoportables,

    devorada pola contaminación/degradación/corrupción de todo o existente,

    devorada pola desaparición de case todas as criaturas vivas que antes

    a habitaban fermosa e discretamente,

    devorada por eses 75 millóns de humanos ávidos do infinito e máis (ese 1% do que se fala todo o rato),

    devorada por eses 7.5 millóns de humanos necesitados de 10 planetas cada un para poder seguir vivindo como ata agora (ese 0.1% do que sabemos algo menos)

    devorada por eses 750000 humanos que querrían ter unha nave espacial na porta da casa para ir de vacacións á cara oculta da lúa ou para atoparse a si mesmos no Mar da Tranquilidade (ese 0.01% que case non existe publicamente nin forma parte das bases de datos máis traficadas por parte de google, amazon, meta, microsoft, apple, samsumg ou xiaomi)

    devorada por eses 75000 humanos que querrían ter unha segunda residencia en Marte mentras compran todos os terreos que poden en Nova Zelanda, Noruega, Suecia ou Finlandia (ese 0.001% que aspira a ver o amencer en Xúpiter en directo, a vivir douscentos anos e a ter hoteis na atmosfera terrestre, condominios na superficie da Lúa, unha mansión en Marte baixo un domo xeodésico convintemente presurizado e osixenado e algún tipo de nave que poida desprazarse ao 1% da velocidade da luz nalgún momento)

    devorada por eses 7500 humanos que se consideran semideuses a si mesmos (ese 0.0001% etc)

    devorada por eses 750 humanos que so compiten contra o deus da creación (ese 0.00001% etc etc)

    devorada por eses 75 humanos que (ese 0.000001% etc etc etc)

    devorada por eses 7.5 humanos (ese 0.0000001%)

    devorada por eses 7.5 humanos (ese 0.0000001%)

    devorada por eses 7.5 humanos (ese 0.0000001%)

    devorada por eses 7.5 humanos (ese 0.0000001%)



    Esa Terra é o telón de fondo

    para un bico apaixoado nun voo subespacial de quince minutos en gravidade cero

    entre dous dos seres humanos que forman parte dese 0.0000001%,

    un bico húmido de recoñecemento entre iguais

    un bico que recolle o fin do tempo coñecido e o principio do que virá,

    o anuncio da irreversibilidade da apocalipse

    o son do derrumbamento de todo o que unha vez foi fermoso, amable e discreto



    Tras ese bico sen palabras, collidos da man, mirando cara o espazo exterior, 3LN MSK e JFF BZS sorrín coa inxenuidade que dá o verdadeiro amor e pensan no exército de idiotas que os levou ata alá arriba,

    o exército de tontos que está a agonizar tras eles

    o exército de consumidores que pensaban que

    o exército vencido da humanidade (case) ao completo

    E tanto 3LN coma JFF pensan neles coma os humanos pensan nos años que van ao matadoiro,

    unhas centésimas de segundo de peniña, outras décimas de segundo de compaixón, unha eternidade

    de olvido

    E tras o bico, collidos das mans, apuntando a marte cos ollos fixos na escuridade do espazo

    nunha nube de serena ledicia inesgotable pensan en sincronía neuronal

    "Somos a nova humanidade, o mellor do que queda dela

    e temos dereito a todo

    e nada vai impedir que o consigamos"

    E dende unha Terra agónica con sabor a Marte, a 50 °C de temperatura media no 90% da súa superficie,

    un sospiro de resignación e envexa percorre a mudez do espazo

    dicindo ao tempo nunha onda tridimensional esférica

    "nós, o 99,99999% querriamos ser vós"

  225. Carne de cañón dixo...
  226. Simplemente, te sientas ahí como una piedra sobre la hierba.

  227. Russ Facker dixo...
  228. Caníbales, renegados y unos curiosos hombres alados - un cruce a tres bandas entre humanos, gallos y murciélagos - completan el menú sin olvidarnos de unos carismáticos hombres-mono montados en avestruces.

  229. Klopp en el horno dixo...
  230. Me alegro de que no se fuera antes de tiempo".

  231. No Cometa los errores de Halley dixo...
  232. La sonda quedará posada para siempre sobre el cometa a doce años de una odisea espacial. Pájaro espacial: pájaro posada: sonda europea Rosetta. Sobre el cometa Churiumov-Guerasimenko donde le espera, inerte, su robot de exploración Philae. Aunque es posible que la sonda reciba daños por el choque, «no se estrellará, se posará ligera», explica Francis Rocard, responsable del programa espacial francés. «Tampoco se deshará de mí en mil pedazos», aclara. En el camino tomará fotografías y hará observaciones antes de aterrizar. Yo aterrizaré en mí y tú me verás destruirme. A los científicos en Tierra les interesa recoger imágenes de alta resolución y datos sobre el polvo. Yo soy el polvo y la fotografía del polvo. En el cometa se encuentra Philae, el robot que se posó en noviembre de 2014 antes de enviar observaciones a la Tierra. Nadie sabe qué es la Tierra, cómo se llama ese planeta negro donde los caballos corren al filo de los últimos ríos. Está inerte Philae desde que en julio de todos los inviernos agotó sus baterías, que no pudo recargar por estar sus paneles orientados hacia una grieta de escasa exposición solar. Sol cuello cortado. Sol avenida de luciérnagas. Tras cesar cualquier actividad, los restos de Rosetta y Philae acompañarán por siempre al cuerpo celeste, poniendo fin a una aventura sin precedentes en la historia de la conquista espacial. Un amor de seres muertos flotando en el espacio: un no amor de la materia muerta. Proyectada hace más de 20 años, la misión permitió avances en la comprensión del Sistema Solar desde su nacimiento. Clark y Kubrick consideraron que los cometas son vestigios de su materia primitiva. Yo, Hal 900, me atrevo a disentir.
    Sólo le Main redime.

  233. Scott Walker dixo...
  234. Huele a milagros y suspira cristales de colores

  235. Xandor Korzybskin dixo...
  236. 169. En tercer lugar, no es en absoluto cierto que la supervivencia del sistema llevará a un menor
    sufrimiento de lo que lo hará su colapso. El sistema ya ha causado, y continuará causando, un sufrimiento
    intenso en todo el mundo. Las culturas antiguas que dieron a la gente unas relaciones interpersonales y con
    su medio satisfactorias durante cientos o miles de años, han sido hechas pedazos por el contacto con la
    sociedad industrial, y el resultado ha sido un catálogo entero de problemas económicos, ambientales,
    sociales y psicológicos. Uno de los efectos de la intrusión de la sociedad industrial ha sido que muchos de
    los controles tradicionales de la población en el mundo se han desequilibrado, provocando la explosión
    demográfica, con todo lo que implica. Además, hay un sufrimiento psicológico que está extendido por todos
    los supuestamente afortunados países de Occidente . Nadie sabe lo que pasará como
    resultado de la reducción del ozono, del efecto invernadero y de otros problemas ambientales que todavía
    no se pueden prever. Y, como la proliferación nuclear enseñó, la nueva tecnología no puede mantenerse
    fuera de las manos de dictadores y de las naciones irresponsables del tercer mundo. Te gustaría especular
    sobre lo que Iraq o Corea del Norte harán con la ingeniería genética.

  237. Xandor Korzybskin dixo...
  238. DOS CLASES DE TECNOLOGÍA
    207. Un argumento que probablemente se planteará contra nuestra propuesta de revolución es que tiene el
    deber de fracasar, porque (pretenden) a través de la historia la tecnología ha progresado siempre, nunca lo
    ha hecho al revés, así la regresión tecnológica es imposible. Pero esta pretensión es falsa.
    208. Distinguimos entre dos clases de tecnología, que llamamos tecnología de pequeña escala y tecnología
    dependiente de organizaciones. La primera es la que pueden usar comunidades de pequeña escala sin
    asistencia exterior. La segunda es la que depende de organizaciones sociales de gran escala. No somos
    conscientes de casos significativos de regresión de tecnología de pequeña escala. Pero en la tecnología
    dependiente de grandes organizaciones Sí que hay regresión cuando la organización social de la que
    depende se colapsa. Ejemplo: Cuando el Imperio Romano cayó, su tecnología de pequeña escala
    sobrevivió porque cualquier artesano inteligente de una aldea podía construir, por ejemplo, una rueda de
    agua, cualquier herrero hábil podía obtener acero por métodos romanos... y así sucesivamente. Pero la
    tecnología dependiente de organizaciones Sí que sufrió una regresión..Sus acueductos se desmoronaron y
    no se reconstruyeron nunca. Se perdieron sus técnicas de construcción de calzadas. El sistema romano de
    saneamiento urbano se olvidó, por lo que no se hizo hasta tiempos más bien recientes el de las ciudades
    europeas igual a aquél de la antigua Roma.
    209. La razón de por qué la tecnología parece progresar siempre es porque, puede que hasta un siglo o dos
    antes de la Revolución Industrial, la mayoría era de pequeña escala. Pero la mayor parte desarrollada
    después es tecnología dependiente de organizaciones. Tomemos como ejemplo la nevera. Sin industria que
    haga las partes o sin las facilidades de una tienda postindustrial de maquinaria sería virtualmen-te imposible
    para un puñado de herreros locales construir una nevera. Si por algún milagro tuvieran fortuna en
    construirla, sería inútil sin una fuente segura de energía eléctrica. Por lo que tendrían que embalsar una
    corriente y construir un generador. Éste requiere grandes cantidades de hilo de cobre. Imaginaintentarlo
    hacer sin maquinaria moderna. Y, ¿dónde conseguirían un gas indicado para la refrigeración? Sería
    muchomás fácil construir una casa de hielo o preservar los alimentos secándolos o recogiéndolos, como
    hacían antes de la invención de la nevera.
    210. Por lo que está claro que si el sistema industrial fuera una vez profundamente colapsado, la tecnología
    frigorífica sería rápidamente perdida. Lo mismo pasaría con otras tecnologías dependientes de
    organizaciones. Y una vez se hubiera perdido por una generación o así llevaría siglos el reconstruirla,
    simplemente como costó siglos el construirla la primera vez. Los libros técnicos supervivientes serían pocos
    y dispersos. Y la sociedad industrial, si fuera construida desde el principio sin ayuda externa, sólo se podría
    hacer en una serie de etapas: necesitas herramientas para hacer herramientas para hacer herramientas
    para hacer herramientas... se requiere un largo proceso de desarrollo económico y en la organización social.
    E, incluso en ausencia de una ideología opuesta a la tecnología, no hay razón para pensar que alguien
    estaría interesado en reconstruir la sociedad industrial. El entusiasmo por el «progreso» es un fenómeno
    particular de la forma moderna de sociedad, y parece no haber existido antes del siglo XVII o por ahí.

  239. El follador del zodíaco dixo...
  240. CAPRICORNIO
    Te van a entrevistar varios autores
    en activo
    (la criogenia es un cuento de hadas
    como los nazis
    en el centro de la Tierra)

  241. Selecto y Desopilante Batidor de Conejos Muertos dixo...
  242. ESCORPIO

    Les diremos una historia sobre conejos cuya finalidad es ofender.

  243. el follador de zodíaco dixo...
  244. CÁNCER

    Mira al conductor
    que va en el vehículo a su izquierda:

    Es un pollo de goma gigantesco
    que recita
    en francés.

  245. Selecto y Desopilante Batidor de Conejos Muertos dixo...
  246. GEMINIS

    ¿Quién cuida,
    a fin de cuentas,
    a los lirios del campo o les enseña
    los chistes
    de monjitas lascivas a un conejo enpericado?

  247. Bravo Padilla dixo...
  248. Jabatos: Alarico, Atanagildo, Leovigildo, Recaredo I, Witerico, Gundemaro, Sisebuto, Recaredo II, Suintila, Sisenando, Chintila, Chindasvinto, Recesvinto, Wamba, Égica, Witiza, Rodrigo...

  249. Ferrotiño dixo...
  250. Liverpool, vigente campeón.
    Manchester City, no la gana desde 2021.
    Manchester United, desde 2017.
    Chelsea, desde 2015.
    Swansea City, desde 2013.
    Birmingham City, desde 2011.
    Tottenham Hotspur, desde 2008.
    Middlesbrough, desde 2004.
    Blackburn Rovers, desde 2002.
    Leicester City, desde 2000.
    Aston Villa, desde 1996.
    Arsenal, desde 1993.
    Sheffield Wednesday. Desde 1991.
    Nottingham Forest, desde 1990.
    Luton Town, desde 1988.
    Oxford United, desde 1986.
    Norwich City, desde 1985.
    Wolverhampton Wanderers, desde 1980.
    Stoke City, desde 1972.
    Swindon Town, desde 1969.
    Leeds United, desde 1968.
    Queens Park Rangers, desde 1967.
    West Bromwich Albion, desde 1966.
    La sexagésima tercera edición de la Copa de la Liga Inglesa ya encara hacia su segunda ronda, y aún estamos bebiendo en la primera quincena de Agosto.
    Conformarse es someterse y vencer es conformarse, ser vencido. Por eso, toda victoria es una grosería. Los vencedores pierden siempre todas las cualidades de desaliento ante el presente que les condujeron a la lucha que les dio la victoria. Se quedan satisfechos, y satisfecho sólo puede estar quien se conforma, quien no tiene la mentalidad del vencedor. Sólo vence quien nunca consigue. Sólo es fuerte quien pierde el ánimo siempre. Lo mejor y lo más púrpura es abdicar. El imperio supremo es el del emperador que abdica de toda vida normal, de los demás hombres, en quien la preocupación de la supremacía no pesa como un fardo de joyas.

  251. Xandor Korzybskin dixo...
  252. One person with a belief is equal to the force of 100 000 who have only interests

  253. 0 Comentarios dixo...
  254. Una vez comienzas a acercarte a la treintena hay una parte de ti que se apaga de forma paulatina. Lo veo en las personas que me rodean en esta mesa. Si vuelves la vista hacia atrás no eres capaz de determinar cuándo comenzaste a ser otra persona, pero sabes que has cambiado. Dejas de entender a los adolescentes y tu móvil se convierte en tu enemigo. El fueguito que se te enciende de joven se empieza a apagar. Yo lo noto: cómo me voy volviendo más insegura, más dudosa. Antes no vacilaba ante nada, era imparable. Se te parte el corazón en dos y comienzas a perder poco a poco todas las cosas que te han entusiamasdo alguna vez. Toca pagar facturas, hacer la declaración de la renta, ir al médico una, dos, tres, cuatro veces porque no se te cura la cistitis. Te haces adulto. Te vuelves gris. Solo es una teoría.

  255. Shit Culture dixo...
  256. El niño no experimenta repugnancia alguna por sus excrementos, a los que considera parte de su propio cuerpo, se separa de ellos contra su voluntad y los utiliza como primer regalo con el que distingue a aquellas personas a las que aprecia particularmente

  257. 0 Comentarios dixo...
  258. OUTRAS ESPECIFICACIÓNS:

    A máquina revive os patróns de enerxía do condutor,
    que teñen pouca relación co traballo realizado:
    "Fixemos algo entón?
    Non pode ser. O sentiríamos.

    Como a televisión,
    O peculiar ritmo do coche
    Succiona as ondas cerebrais nunha resonancia artificial
    Atención xestionada e manexable
    Televisión de viaxes.

    A vibración de cada coche
    Aumenta unha impregnación de información sen son,
    Unha liña de base universal, sexa cal sexa a melodía,
    Convertendo o cerebro da túa audiencia nun mantillo de dobre cristal,
    A súa capacidade de atención redúcese á lonxitude dun coche que pasa.
    Os infrasóns,
    Rezumados dos compresores dos modelos "con calefacción" (e con aire acondicionado).
    Tratarase con aqueles que digan encollerse de ombros que non lles afecta,
    Mentres os seus precapilares cerebrais rebentaban silenciosamente,
    E convéntense en varices.

    Mira pola fiestra de calquera cidade:
    Os coches cortarán os teus pensamentos e os levarán
    De ningún xeito.

    Párate en calquera rúa
    Erizado de pirañas pintadas
    Xogando ao muzak flatulento e choiroso do estrés,
    E verse obrigado a absorber todos os seus movementos...
    Unha espada de Damocles producida en serie múltiple
    Plana inesgotablemente sobre cada acción.
    As rúas que eran universidades abertas
    agora son os sumidoiros abertos do culto do automóbil.

    Pero, se todo isto é demasiado abrumador,
    Tes permiso
    Para igualarche con quen queiras-
    Incluíndoche-
    Cunha impunidade calmante...

    O visitante segue os informes xudiciais:
    Golpea a alguén na cabeza cun gardabarros cromado e mátao-
    A vida.
    Ten a precaución de poñer o gardabarros cromado nun coche,
    Golpea a alguén na cabeza con el e mátao-
    Suspensión de seis meses. Licenza mantida brevemente.

    "Vou democratizar o automóbil", dixo Henry Ford.
    "E cando acabe, todo o mundo poderá pagar un,
    E case todos terán un...

    ESTA é a metade da casa.
    A metade dos salarios mundiais están relacionados co coche,
    A metade dos recursos mundiais adícanse ao coche,
    E medio mundo estará implicado nun accidente de tráfico
    Nalgún momento da túa vida.

  259. Javier Villafañe dixo...
  260. Hemos estado pensando en ti, querido Yeti,
    en las justas razones que tuviste para darnos la espalda
    y avanzar empinando tu lomo lunar por las escarpadas montañas

    Ni entre los monjes hallaste paz
    Solo la nieve te vio como igual y te abrigó el corazón descalzo

    Las cosas han cambiado desde entonces
    han bajado de los cerros
    han emergido de los lagos otros seres abominables
    maravillosos e indispensables como tú
    para desdibujar los límites de la imaginación humana

    Si vuelves
    juntos podemos esperar la navidad
    y aunque acá no hay nieve
    podremos reflejarnos en las vidrieras rotas de los escaparates saqueados
    ya no tendrás que volver a esconderte
    Yeti, nunca más

    El mundo del que huiste se está acabando
    El mundo que dejaste atrás está devorando al águila
    se está comiendo el sol
    Prometeo desatado camina con su fuego bajo el mar
    Los bosques arden y muy pronto el último glaciar de tu desvelo
    arderá inevitablemente

    El único nido posible será el del corazón

    Y si vienes, si vienes pronto
    podrás verlo arder también, querido Yeti

    Ahora, si estimas en más la vanidad de tu destierro
    lo entenderé

    Existe la probabilidad de que Wislava tuviera razón
    quizás la esperanza no sea más que un síntoma del olvido
    y las mujeres sigan pariendo hijos entre las ruinas

    Pero ahora es distinto
    eso queremos creer mientras te escribo estas líneas

    La paratopía solo es posible
    si regresas, querido Yeti para que te purgue el puto Main.

  261. Japo Celtic dixo...
  262. nadie vio la final ante la Juventus (gol en posición adelantada), final ante el Atlético (codazo de Bale en gol de Ramos) final ante el Atlético (posición adelantada de Ramos) sin contar goles en posición adelantada de Cristiano al Bayern, penal inventado ante Juventus, lesión a Salah inmune, gol de Benzema que viene de falta a Donna, supuesta mano contra Chelsea, penal inventado ante City y se puede seguir, pero robo es no pitar ¿penales¿.

  263. Mapache dixo...
  264. Trabajamos macizo

  265. Fouciño Fodedor dixo...
  266. Fauna: polbos, sepias, luras, nécoras, centolas, bogavantes, estrelas de mar, esponxas e mesmo mans de morto, e protección a bancos de fanecas, robalizas, congros, sargos, sollas e outros peixes. Flora: varias especies de algas verdes coma as ulváceas e codiáceas, e pardas coma a Laminaria sp. ou Saccorhiza polyschides

  267. El Sármata Borracho que fue Samurái Vagabundo dixo...
  268. Main montando una yegua. Dios. Por favor, dime que no has hecho un puto Grupo salvaje y te has cargado la puta tapadera con Cuervo Rojo

  269. Australchanchada dixo...
  270. Alejandro Scopelli, Enrique Lúpiz, Roque Olsen, Pedro Dellacha, Carlos Aimar, Eduardo Berizzo, Antonio Mohamed y Eduardo Coudet.

  271. Vate con un váter dixo...
  272. ¡Tened hijos Porcos Bravos! / ¡Que os destruyan con las ideas / nacidas de vuestras ideas! / ¡Con el odio / nacido de vuestro odio!».

  273. Selecto y Desopilante Batidor de Conejos Muertos dixo...
  274. Four kids in three years? Like rabbits. It's disgusting.

  275. Handicap Salazar dixo...
  276. La pesadilla más trágica de la historia del Olimpismo había comenzado a las 4.30 de la madrugada, una media hora antes. Ocho terroristas en chándal habían saltado la ridícula valla de protección de la Villa Olímpica muniquesa. "Era la primera vez que todos los deportistas estábamos juntos", recuerda Carballo. Parte del equipo de waterpolo canadiense que se había escapado a la ciudad para ver en un bar un partido de hockey hielo vía satélite le habían ayudado incluso. Llegar hasta la entrada era un trecho y muchos de los deportistas que vivían en ese ala atajaban por allí. "Cuando escuchamos los disparos, pensamos que eran petardos de alguien celebrando una medalla", recordaron muchos años más tarde al 'Toronto Star'.

    Los asaltantes pertenecían a la organización Septiembre Negro. Había sido fundada un año antes, escindiéndose de la Fatah de Yaser Arafat. Se habían dado a conocer por el el asesinato del primer ministro de Jordania, Wasfi al-Tal, en noviembre de 1971. Semanas antes del crepúsculo del verano de 1972 habían planificado el asalto. Habían llegado con mucho dinero en metálico a Múnich y, debido a la magnitud del evento, se habían hospedado en distintos hoteles por la escasez de habitaciones. Algunos vivían dentro del país, como estudiantes o cocineros y habían sido contratados como personal de la Villa. Se sabía que Alemania, que quería mostrar una imagen bien distinta a la de 1936 y los Juegos de Hitler, rebajaría la presencia policial. No tenía cuerpos de seguridad adhoc para un acto terrorista, un error clamoroso. Sus temores previos a los Juegos apenas se ceñían al tráfico y cómo evitar riñas.

    Un tercer héroe formó parte de la escena. Fue el el árbitro de lucha libre Yossef Gutfreund, un hombre de 135 kilos y el primero que entendió qué estaba pasando. Observó cómo la puerta comenzaba a abrirse en el primer apartamento asaltado y vio a los hombres enmascarados. Gritó a los demás del piso mientras lanzaba su peso contra la puerta. Con su fuerza contuvo el empuje de tres terroristas del otro lado de la puerta durante unos 10 segundos y en la confusión permitió que dos de sus compañeros del bloque 1 rompieran los cristales de las ventanas y pudiesen huir. Gutfreund también perdería la vida en el fatal desenlace en el aeropuerto de la noche del día siguiente.

  277. Handicap Salazar dixo...
  278. De vuelta al bloque 2, donde Israel compartía edificio con Hong Kong y Uruguay, Ladany recuerda que abrió la puerta del apartamento. "Y vi a un hombre a la derecha con la cara pintada de negro. Yo estaba a su espalda y él hablaba con un par de oficiales. Una mujer le estaba pidiendo que permitiese que la Cruz Roja fuera avisada para atender a los heridos. Que tuviesen algo de humanidad. Él se negó. "Los israelíes no son humanitarios". Uno de los uruguayos vecinos de la masacre fue Julio Cësar Maglione, entonces responsable de la natación de su país y ex presidente de la Federación Internacional hasta 2021, que ocupaban los duplex del 7 al 10. "Todas las mañanas me despertaba y lo primero que hacía era salir al balcón porque era muy hermoso ver el colorido de los deportistas de todos los paises pasando hacia la piscina o la pista de atletismo", recuerda por teléfono. "Pero esta vez lo único que había era policías y otra gente de la seguridad con trajes celestes diciéndome: "entre". De repente miré a los costados y allí estaban unos tipos con la cabeza tapada, con unos trajes oscuros y que con la punta de un arma nosécuál la movían indicando que me fuera para dentro. Claro que escuché los disparos antes, pero era un ruido que nunca podia imaginar que se podian asociar con lo que pasó. Por eso seguí durmiendo".

  279. Handicap Salazar dixo...
  280. El marchador Ladany y sus compatriotas huyeron por el jardín hacia las habitaciones de los estadounidenses -él se refugio en la del famoso entrenador Bill Bowerman- corriendo en zig zag mientras el desconcierto se apoderaba de la Villa. "Al principio se llegó a decir que no había muerto nadie, que todo era un invento", expone Carballo. El resultado en esos momentos era de dos muertos y 9 rehenes. Se acordonó la zona. "Todo fue un poco surrealista, desastroso. Los alemanes no tenían una policía organizada de gran entidad. Y todo estaba siendo televisado. Los secuestradores podían saber perfectamente los movimientos de intento de rescate en el tejado del edificio con sólo encender el televisor", insiste el español, que 50 años después sigue sin entender por qué no se cortó el suministro eléctrico del edificio. Las cadenas conectaban con los teléfonos de los pisos asaltados. "Con nosotros estaba Luis Friedman, uno de los traductores, que hablaba alemán y era el que hablaba con la policía y la prensa. No recuerdo por qué había pasado la noche fuera del edificio,pero cuando llegó se cruzó con los terroristas. Como era así, muy grueso, dijo que pertenecía al equipo uruguayo de halterofilia y le dejaron pasar", rememora Maglione.

    Muchos de los deportistas alojados en la Villa pasaron aquel 5 de septiembre asistiendo a un reality desde sus terrazas. "La Villa cobró un aspecto triste. Toda la alegría que había invadido las calles de ella días antes, ese cosmopolitismo que la había convertido en una especie de feria se convirtió en un paisaje de silencio", recuerda Carballo. La gente se limitaba a pasear siguiendo las tuberías de colores que servían de guía a cada equipo. El celeste para el equipo español. "Incluso en esa psicosis nos llegaron a encañonar mientras entrábamos en un pabellón. ¡"Achtung, Achtung"!, nos gritaron y nosotros no sabíamos muy bien qué estábamos haciendo mal", explica el velocista español.

  281. Søren Schopenhauer dixo...
  282. Lo propio de los regímenes en agonía es permitir una mezcla confusa de creencias y de doctrinas, y crear, al mismo tiempo, la ilusión de que se podrá retrasar indefinidamente la hora de la elección...
    De ahí, y únicamente de ahí, deriva el encanto de los períodos prerrevolucionarios.

  283. Cosaco Dipsómano dixo...
  284. Me gusta tomarme un vodka. Dos como mucho. Después del tercero estoy debajo de la mesa. Después del cuarto estoy encima de la anfitriona

  285. La relación del revolucionario con sus camaradas dixo...
  286. Para un revolucionario, un amigo es sólo aquél que ha probado con sus actos
    que también él es un revolucionario. La amistad, dedicación u otras obligaciones
    hacia ese amigo depende de su utilidad para la causa revolucionaria.

  287. León Saint-Just dixo...
  288. La solidaridad entre los revolucionarios no requiere discusión. La fuerza del
    trabajo revolucionario depende de ella. Los camaradas que estén en el mismo
    nivel de comprensión y pasión revolucionaria deben, en la medida de lo posible,
    discutir juntos las principales acciones y alcanzar conclusiones unánimes. Sin
    embargo, durante la ejecución del plan cada uno debe confiar sólo en sí mismo.
    Al realizar las diversas acciones destructivas, cada uno deberá actuar solo, y
    buscará consejo o ayuda de sus amigos sólo si ello es necesario para el éxito.

  289. León Saint-Just dixo...
  290. Cada camarada tendrá a la mano a varios revolucionarios de segundo o
    tercer rango, no tan completamente dedicados como él. Debe considerarlos como
    parte del capital revolucionario puesto a su disposición, y procurará sacar de
    ellos la máxima utilidad posible. Debe considerarse a sí mismo como un capital
    condenado a ser invertido para el triunfo de la causa revolucionaria, pero no
    tendrá derecho a disponer personalmente de ese capital sin el consentimiento de
    otros camaradas plenamente iniciados en la causa revolucionaria.

  291. León Saint-Just dixo...
  292. Cuando un camarada tenga problemas, y haya que decidir si salvarlo o no, el
    revolucionario no se guiará por sus sentimientos personales, sino solamente por
    los intereses de la causa. Por tanto, debe sopesar cuidadosamente la utilidad del
    camarada en problemas contra el costo del esfuerzo necesario para salvarlo, y
    debe decidir qué tiene mayor peso.

  293. Rey Pollas dixo...
  294. No me preocupa haber perdido el trono porque dentro de unos años en el mundo solo quedarán cinco reyes: los cuatro de la baraja y la reina de Inglaterra

  295. Hijo de la gran manzana dixo...
  296. El conflicto es atención. La atención es influencia.

  297. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  298. Arriesgaron la vida por su causa, que es también la mía. Cuando medito esto vuelve a fluir la sangre veloz por mis venas y golpeo con mi puño el agua de la bañera, y digo: «Hay que seguir, no importan los riesgos». Pero al momento vuelven a mí presagios y temores. Pienso que quizá no tengo a nadie a quien recurrir para que me diga lo que tengo que hacer. Y pienso que no es cuestión de consultas. Soy yo el que tiene que decidir.

  299. Abanderado dixo...
  300. De la bandera, siempre me llama la atención cómo se ondea para que moleste.

  301. Radical Porco Bravo dixo...
  302. Folklore, legends, myths and fairy tales have followed childhood through the ages, for every healthy youngster has a wholesome and instinctive love for stories fantastic, marvelous

  303. Don Celta de Estorde dixo...
  304. el optimismo activo es la antesala fatal del porcobravismo mainiano

  305. Don Celta de Estorde dixo...
  306. No hay duda, desenterrar a los muertos es pasión nacional. ¿Qué incentivos secretos tienen para el gallego los horrores de ultratumba que no se satisface con ponderarlos a solas y ha de ir a escarbar en los cementerios a cada momento? ¿Vocación de sepultureros, realismo abyecto, necrofagia? De todo hay en esta manía. Aquí la hemos denunciado más de una vez

  307. Manfredo Mensfeldt Cardonnel Findlay dixo...
  308. El reaccionario no es el soñador nostálgico de pasados abolidos, sino el cazador de sombras sagradas sobre las colinas eternas.

  309. Sláine dixo...
  310. Obedece y recuerda que la hubris siempre atrae a la némesis, so burro

  311. Por ejemplo desprecian la cobardía y la obediencia servil a la moda, características señeras de la Postmodernidad, Posmodernidad o Pusmodernidad. dixo...
  312. La naturaleza humana se rebela ante la creación del hombre nuevo, porque está hecha para la trascendencia. Tan solo es necesario que existan rescoldos -por eso la tradición es revolución

  313. Emma Frost dixo...
  314. Cuando algún humano logra entrar casi siempre vomita por el olor. Eso es lo que hace débiles a los humanos: que siempre están a vueltas con el dolor, el asco, la muerte y todas esas ideas ineficientes y anticuadas.

  315. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  316. Cuando le preguntaban quiénes eran los mejores escritores norteamericanos de su tiempo, decía que todos habían fracasado, pero que el mejor fracaso había sido el de Thomas Wolfe, y el segundo mejor fracaso el de William Faulkner. Lo dijo y lo repitió durante muchos años, pero no hay que olvidar que Thomas Wolfe llevaba muerto desde 1938, es decir, durante casi todos aquellos años en que William Faulkner lo decía y estaba vivo.

  317. Castelao dixo...
  318. Os estudosos que defenden as teses celtistas consideran que Galicia e a Bretaña francesa --entre outros territorios-- gardan un vencello antergo nos seus costumes e form as de vida. Unha cousa é segura: co porco bravo teñen os mesmos problemas. Os ataques de xabarín que diariamente sofre o agro galego semellan ter o seu paralelismo nesta península do occidente francés, que nas últimas semanas espertan cada día coas leiras desfeitas, a terra revolta e o cú esnaquizado.

  319. Cholista dixo...
  320. no necesitamos ninguna liga de futbol llena de monos irrespetuosos que no saben ni como bajaron del arbol,hay cosas mas importantes en la vida,como la educación y el respeto antes de una liga de monos ricachones que no saben ni hablar español

  321. Cronosodomiza dixo...
  322. una nostalgia alérgica a la demagogia

  323. León Saint-Just dixo...
  324. Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño físico y el verbal se les evita al máximo, a esto último ellas no corresponden. Es más, se las protege y respeta y se les cede el paso, se las escuda y ayuda si llevan un niño en su vientre o en brazos o en un cochecito, les ofrece uno su asiento en el autobús y en el metro, incluso se las resguarda al andar por la calle alejándolas del tráfico o de lo que se arrojaba desde los balcones en otros tiempos, y si un barco zozobra y amenaza con irse a pique, los botes son para ellas y para sus vástagos pequeños (que les pertenecen más que a los hombres), al menos las primeras plazas. Cuando se va a fusilar en masa, a veces se les perdona la vida y se las aparta; se las deja sin maridos, sin padres, sin hermanos y aun sin hijos adolescentes ni por supuesto adultos, pero a ellas se les permite seguir viviendo enloquecidas de dolor como a espectros sufrientes, que sin embargo cumplen años y envejecen, encadenados al recuerdo de la pérdida de su mundo. Se convierten en depositarias de la memoria por fuerza, son las únicas que quedan cuando parece que no queda nadie, y las únicas que cuentan lo habido.

  325. León Saint-Just dixo...
  326. Se le tuvo mayor miramiento, en todo caso, que a María Antonieta dos siglos y medio más tarde, a la que cuentan que se le dio peor trato en su octubre que a su marido Luis XVI en su enero, él la había precedido en la guillotina unos nueve meses. Que fuera mujer no contó para los revolucionarios, o quizá es que la consideración del sexo les pareció antirrevolucionaria en sí misma. Un teniente llamado De Busne, que le mostró cierto respeto durante la custodia previa, fue arrestado y relevado en seguida por otro guardián más desabrido. Al Rey sólo le ataron las manos a la espalda cuando llegó al pie del patíbulo; el recorrido hasta allí lo hizo en un coche cubierto, cerrado, el del alcalde de París según creo; y pudo elegir al sacerdote que lo asistió (uno no jurado, es decir, que no había jurado lealtad a la Constitución y al nuevo orden que cambiaba a diario y lo condenaba). A su viuda austriaca, por el contrario, le ataron las manos ya antes del paseíllo, que hubo de efectuar en carreta, más vulnerable y expuesta al odio desatado en las caras y a los improperios del gentío; y sólo le ofrecieron los servicios de un sacerdote jurado, que ella declinó educadamente.

    Dicen las crónicas que la educación que le faltó durante su reinado la dispensó en los últimos instantes: subió los peldaños con tanta agilidad que tropezó y le pisó un pie al verdugo, con el que se disculpó de inmediato como si tuviera esa costumbre (‘Excusez-moi, Monsieur’, le dijo).

  327. León Saint-Just dixo...
  328. Tiene la guillotina sus preámbulos de oprobio obligado: los condenados no sólo llevaban las manos atadas atrás, sino que una vez arriba se les ceñían los brazos al torso con una cuerda tirante, premonición del amortajamiento; al quedar rígidos y torpes, casi inmovilizados y sin poderse valer por sí mismos, dos auxiliares debían alzarlos como a un paquete (o como se hacía más tarde con los enanos a los que se disparaba desde un cañón en los circos) y deslizarlos o empujarlos boca abajo, completamente horizontales, tumbados, hasta que su cuello encajaba en el hueco asignado. En eso María Antonieta sí se igualó a su marido: los dos se vieron así cosificados en el momento postrero, manejados como bultos o balas de lana o como torpedos de un submarino arcaico, como fardos cuya cabeza asomaba antes de salir rodando de manera imprevisible, sin dirección ni sentido hasta que la detuviera alguien agarrándola del pelo, a la vista de la muchedumbre. A ninguno le pasó, en todo caso, lo que a San Dionisio según un cardenal francés maravillado de que, tras su martirio y decapitación durante las persecuciones del Emperador Valeriano, hubiera caminado con su cabeza cortada bajo el brazo desde Montmartre hasta el lugar de su enterramiento (aligerando consideradamente la labor de los porteadores), donde se erigió luego la abadía o iglesia de su nombre: una distancia de nueve kilómetros. El portento dejaba al cardenal sin habla, aseguraba, pero en realidad enardecía su verbo, de modo que una ingeniosa dama que lo escuchaba lo interrumpió, rebajando con una sola frase la hazaña: ‘¡Ah, señor! —le dijo—. En esa situación, sólo el primer paso cuesta.’

  329. Escoria y escombros dixo...
  330. Te recuerdo que en tu querido Trampas han militado "caballeros" como Juanito ( pisó la cabeza a Mathaus ") al que la gente le gritaba Juanito maravilla. También Salgado ( acabo con la carrera de Jounino), Pepe ( algún ente le poseyó y se lío a patadas con Casquero), Figo (acabo con la carrera de César) o Ramos (defensa más expulsado de la liga). Todo ello con la complicidad de los de amarillo y sus 120 años de pasillo.

  331. N de Aldán dixo...
  332. No hay moros en la costa es una frase hecha y significa que no hay peligro a la vista y que todo está calmado.​ Este es un dicho muy antiguo que tuvo su origen en los constantes ataques de los piratas berberiscos a pueblos ibéricos ubicados en la costa del Mediterráneo, los cuales se prolongaron durante más de dos siglos. En la actualidad se sigue utilizando con un uso adaptado, tanto en sentido afirmativo como negativo. La frase también se utiliza cuando una persona trata de salir de un sitio o lugar sin que nadie se percate.

    Hacer el mono:
    Hacer tonterías. Imaginad que si una persona se comportase como un mono (empezase a saltar de un árbol a otro, levantase los brazos moviendo las manos…). Pues por eso cuando alguien dice que una persona está haciendo el mono significa, metafóricamente, que está comportándose de forma irracional.

    -Música de hoy: Triunfitos, trap, rap, reguetón y demás mierda. ¿Qué opinas de tal escenario?

    -Satán siempre estuvo entre nosotros, pero sinceramente, nunca fue tan hortera.

    El sonido de la gaita nos marca el camino.
    No fue un adiós, fue un toque a rebato.

  333. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  334. Nadie sabe la cara que tuvo Cervantes, y tampoco hay certeza sobre la que tuvo Shakespeare, por lo que el Quijote y Macbeth son textos a los que no acompaña ninguna expresión personal, ningún rostro definitivo, ninguna mirada que los ojos de los demás hombres hayan podido congelar y hacer propia a través del tiempo. Si acaso sólo los que la posteridad ha tenido necesidad de otorgarles, con vacilaciones y mala conciencia y mucho desasosiego, expresión y mirada y rostro que seguramente no fueron de Shakespeare ni de Cervantes.


    Parece como si los libros que aún leemos nos resultaran más ajenos e incomprensibles cuando no podemos echar un vistazo a las cabezas que los compusieron; parece como si nuestro tiempo, en el que nada carece de su correspondiente imagen, se sintiera incómodo ante aquello cuya responsabilidad no puede atribuirse a un rostro; parece, incluso, como si las facciones de los escritores formaran parte también de su obra. Tal vez por eso, anticipándose, los autores de los últimos dos siglos han dejado numerosos retratos, en cuadro o en fotografía, y tal vez por eso yo he ido desarrollando la costumbre, a lo largo de los años, de coleccionar postales con esos retratos. La colección, hecha sin método y meramente acumulativa, consta hoy de unas ciento cincuenta imágenes. Son las que estoy acostumbrado a ver, aquéllas con las que estoy familiarizado. Es con estos retratos, y no con otros (quizá mejores o más llamativos), con los que identifico e identificaré siempre a Dickens, a Faulkner o a Rilke, porque los tengo a mano y a veces los miro. Es significativo que no haya entre ellos el de ningún español, pero da la impresión de que en nuestro país esas imágenes no han interesado, no se venden postales de nuestros escritores, o yo no he logrado encontrarlas. Inglaterra es lo opuesto, ya que Londres cuenta con un museo de retratos tan sólo, la National Portrait Gallery, de la que inevitablemente proceden muchos de estos rostros. En este texto me limitaré a mirarlos una vez más, brevemente, no todos sino unos cuantos, pero ahora con la pluma en la mano. Sería iluso tratar de extraer lecciones ni leyes, o meros rasgos comunes. El único que salta a la vista es que todos son escritores; y por fin artistas perfectos, ya que ahora están todos muertos.

  335. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  336. Pero quizá se podría observar que no son demasiados los que se muestran de cuerpo entero, ni siquiera muchos los que enseñan algo más que su cabeza aislada, como si sólo de ella, y no también de sus manos, hubieran salido las palabras por las que los conocemos. De los pocos que aparecen sentados o incluso de pie o echados y dejan ver parcial o totalmente sus cuerpos por lo general inútiles, tal vez sea Dickens el más extraordinario, pese a que sus poses no parecen demasiado estudiadas y tienen mucho de cotidianas. No cabe duda de que el autor posó, pero podría no haberlo hecho. Las tres veces está sentado, y en dos de las fotos lo está del revés en una silla, esto es, a horcajadas. En la primera, a solas, podría pensarse que la postura es artificial, preparada. Apoya los brazos sobre el respaldo, el derecho elevado hasta conseguir que la mano le sostenga la cabeza, melancólica y graciosamente inclinada. Tiene la mirada ida, pero con coquetería, y es al mismo tiempo una mirada de acero, como si estuviera ante un espectáculo que no le agradara. El pelo algo revuelto, la barba de chivo, los pantalones no tan arrugados. En la segunda foto está con sus hijas, leyéndoles de un volumen tan exiguo que no podría tratarse de ninguno suyo. También aquí está sentado en silla, el respaldo por delante, y dos veces son demasiadas para no pensar que Dickens, efectivamente, tenía que sentarse así casi siempre. En esta segunda foto el pelo y la barba están más canosos y apaciguados, y se le ven los pies, bien pequeños, la ropa más de andar por casa. En ambos retratos está muy erguido, como si fuera de escasa estatura o muy nervioso. En ambos, contra lo esperable, se nos muestra serio, no parece hombre jocoso, ni siquiera alegre, sino un poco respingón y atildado. Sus hijas lo veneran, lo adoran, le aguantan toda manía y toda impaciencia. Tiene algo de petimetre, y sin embargo no logra engañarnos: el hombre que dio vida a Pickwick, a Micawber, a Weller, a Snodgrass y a tantos otros deja ver su verdadero carácter ocurrente y festivo en ese detalle: es un hombre al que no le importa posar con las piernas abiertas y descompuestas, es un hombre que se sienta a horcajadas. No lo hace así en la tercera foto, en la que no obstante ofrece otro rasgo de inteligencia y astucia, ya que no finge estar escribiendo, lo cual sería una vulgaridad y difícil de fingir además, sino que finge estar pensando con la pluma en la mano, ambas tocan el papel. Dickens está parado, cavilando sobre la siguiente frase que no escribirá, con los ojos perdidos y un poco risueños, lo cual no es de extrañar, ya que lo último que podemos creer de él, ni seguramente podía creer él de sí mismo, es que cuando escribía sus velocísimos e inmensos tomos se detuviera nunca a pensar tanto rato.

  337. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  338. Establece textualmente la ley una justa norma de vida que no resulta fácil de cumplir. En más de una ocasión he compartido con un mendigo circunstancias que a los dos nos impedían concluir si el otro era digno. Aún me queda por ser hermano de un príncipe, aunque hubo un momento en el que estuve cerca de alcanzar este parentesco con un hombre que bien pudiera haber sido un auténtico rey y que me prometió la posesión de un reino, con su ejército, sus tribunales de justicia, sus impuestos y su gobierno al completo. Mucho me temo hoy que mi rey haya muerto, y si deseo una corona habré de procurármela yo mismo.

  339. Velvet Coat dixo...
  340. El suelo estaba lleno de agujeros de bombas, algunos tan recientes como las madrigueras de topo en una mañana húmeda

  341. Velvet Coat dixo...
  342. Pese a lo muchísimo que viajó, la figura de RudyardKipling se asemeja a la de un recluso o un ermitaño. Nació en la India, trabajó como periodista, muy joven alcanzó la fama, visitó el Japón, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Ceilán, Sudáfrica (por mencionar sólo lugares distantes), y sin embargo la impresión que transmite su personalidad es la de un individuo recatado y huraño, ensimismado y desdichado sin causa. Uno de sus poemas se tituló «Himno al dolor físico», y su alabanza se fundamentaba en la capacidad de ese dolor para borrar y anular el remordimiento, la pena y otras miserias del espíritu. El hombre parecía hablar con conocimiento de causa, por lo que cabe deducir que estaba desesperado. En otro de sus poemas, titulado «Los inicios», lo que se puede leer es una apología del odio, y por mucho que las circunstancias de la Gran Guerra contribuyan a explicarlos, los siguientes versos no dejan de producir cierto escalofrío: «No se predicó a la masa, / ni lo enseñó el Estado. / Nadie lo pronunció en voz alta, / cuando empezaron a odiar los ingleses». El propio Kipling reconoció en una ocasión que era perfectamente capaz del odio personalizado y lento para olvidar, lo cual no quiere decir, por suerte, que llevara a la práctica sus aborrecimientos, esto es, que se dedicara a maquinar venganzas: más bien, en armonía con el resto de su personalidad, rumiaba sus aversiones y las alimentaba sólo en su reconcentrado pecho.

  343. Velvet Coat dixo...
  344. La verdad es que se le conocieron pocas amistades, tanto entre sus colegas escritores como entre laicos. Quizá su mejor amigo fue Wolcott Balestier, un americano que murió demasiado joven para que se cumpliera aquí el adagio de Wilde: «La amistad es mucho más trágica que el amor: dura más tiempo». Sin embargo Balestier le dejó en herencia un libro que escribieron en colaboración, El Naulahka, y el amor precisamente, en la forma de su hermana Caroline o Carrie, que se convirtió en la señora Kipling. No parece que este matrimonio, con el encantador cuñado ya muerto, fuera muy celebrado ni demasiado alegre, al menos en sus comienzos (el resto pertenece al misterio de los reclusos). Henry James, otro de los escasos amigos de Kipling y veintidós años mayor que él, fue el encargado de entregar a la novia durante la ceremonia, pero su informe posterior al respecto da a entender que actuó con bastante reluctancia, por emplear un anglicismo: «Era la hermana del pobre Wolcott Balestier, y es una personita dura, devota, capaz y sin carácter, con la que no entiendo en absoluto que él se haya casado. Es una unión cuyo futuro no pronostico, aunque la entregué en el altar: una espantosa y pequeña boda, con la sola asistencia de cuatro hombres, la madre y la hermana de la novia postradas con gripe». Más enigmático y preocupante resulta el comentario del padre de Kipling: «Carrie Balestier», dijo, «era un buen hombre demasiado consentido». James no era caritativo, y tras haber saludado a Kipling en sus inicios como a «un hombre de genio (lo cual es muy distinto de un hombre de "fina inteligencia")», luego se sintió defraudado y lo criticó públicamente y por escrito. Pese a todo no dejó de mantener cierta amistad, tanto con él como con la personita dura, si bien no exenta la amistad de ironía ni de un punto de crueldad: no sólo se burlaba de la casi senil pasión de los Kipling por los vehículos motorizados que entonces eran seminovedad, sino que le daba enorme pereza tratarlos. Un día de julio de 1908 James se hallaba muy fastidiado por haber aceptado una invitación del matrimonio a almorzar. Llovía, no le apetecía ir y no esperaba que su anfitrión enviara el envidiado coche a buscarlo. Pero Kipling lo hizo, aumentando así el fastidio de Henry James, que aunque no se mojó, se quedó sin escapatoria.

  345. Velvet Coat dixo...
  346. Más auténtica y menos forzada pareció su amistad con un tercer escritor, Rider Haggard, el autor de Las minas del rey Salomón, quizá propiciada por la coincidencia métrica de sus dos extravagantes nombres; el de pila de Kipling era el de un lago junto al que se habían conocido sus padres, y su apellido algo escandinavo traía a la memoria inevitablemente al vikingo; en cuanto a Haggard, de nombre Henry, sus dos apellidos quieren decir literalmente «Jinete Ojeroso», o no sé si peor, «Jinete Macilento». Sus visitas eran ansiadas en el hogar de los Kipling, sobre todo por los hijos, que le seguían «como sabuesos» para que les contara «más historias de Sudáfrica» (niños insaciables, dicho sea de paso, ya que siendo la ocupación favorita de su propio padre la de relatar cuentos a los niños, aún exigían más al señor Macilento). Pero ambos escritores descubrieron «por accidente» (palabras de Kipling) que cada uno podía trabajar cómodamente en la compañía del otro, de modo que a partir de entonces se visitaban con sus folios bajo el brazo, e incluso tramaban relatos juntos. Parece peligroso que de un mismo cuarto salieran tantas aventuras crueles y exóticas.
    Una de esas historias, «El hombre que iba a ser rey», era al parecer el cuento favorito tanto de Faulkner como de Proust, lo cual bastaría para que su responsable hubiera pasado, si no necesariamente a la historia de la literatura, sí a la de los lectores y los escritores. Pero además de eso, y mucho antes, sus libros de relatos habían sido devorados primero en su India natal y luego en el resto del mundo de habla inglesa e incluso no inglesa. Su popularidad era tan inmensa que cuando en 1898 enfermó de pulmonía al poco de arribar a Nueva York y se temió por su vida, las masas se congregaban a la puerta de su hotel para recibir el parte, como si hubiera sido un padre de la patria. Se recuperó, no así en cambio su hija mayor Josephine, que a los seis años dijo adiós a la vida sin que las masas en realidad lo sintieran más que por persona paterna interpuesta. Muchos años después Kipling perdió en el frente a su hijo John, que acababa de ser reclutado con dieciocho años. Pasaron dos desde que se informó de que había sido herido y había desaparecido en Loos (pero Kipling lo dio ya por perdido) hasta que se supieron las valerosas circunstancias y la muerte fue oficial. El cuerpo no fue nunca encontrado.

  347. Velvet Coat dixo...
  348. Rudyard Kipling no se andaba con bromas: detestaba las intromisiones en su vida personal, evitaba que le hicieran fotografías (aunque se conservan bastantes), se negaba a dar opiniones sobre las obras de sus contemporáneos (por lo que se ignora a quién respetaba y a quién no literariamente) y no consentía en hablar de lo que no le interesaba. El escritor Frank Harris, «en quien descubrí al único ser humano con el que no podía llevarme bien bajo ningún concepto», no es tal vez, por esa misma razón, una fuente muy fidedigna, pero en todo caso contó cómo en una ocasión discutió con él acerca de la inverosimilitud, en uno de sus relatos, de un accidente provocado por la aparición repentina de un indio con una pareja de bueyes y un cargamento de leña al borde de un precipicio. La aparición causaba el despeñamiento inmediato de uno de los personajes y así acababa la historia. Según Harris, «poner fin a una discusión psicológica con un brutal accidente era un insulto a la inteligencia». «¿Por qué?», preguntó Kipling. «En la vida ocurren accidentes». Harris insistió, juzgando que aquél era demasiado improbable y que «en el arte lo improbable es peor que lo imposible». La respuesta de Kipling fue muy simple, pero bastó para poner fin a las objeciones: «Yo veo al indio», dijo.
    Quizá no era tan extraño que él lo viera y no el americano Harris, ya que, según su propia confesión, los años más felices de su vida habían sido los de su primera infancia en Bombay, rodeado de sirvientes nativos que satisfacían sus caprichos y de un mundo de viveza y color que siempre echó de menos en Inglaterra, sobre todo cuando a los seis años fue trasladado a Southsea, cerca de Portsmouth, para su educación británica. El lugar en que él y su hermana Trix vivieron durante varios años, separados de sus padres que habían permanecido en la India, recibió en el texto autobiográfico póstumo Algo de mí el nombre de «Casa de la Desolación», lo cual da una doble idea de la dickensiana infancia que también conoció el joven Rudyard en su país no natal. Tan torturado fue, al parecer, por la mujer que regentaba esa casa y su hijo (un matón) que cuando en una visita su madre se llegó hasta su cama para saludarlo en mitad de la noche, el pequeño Ruddy (así lo llamaban en la familia) tuvo por primera reacción protegerse el rostro con una mano. Es de suponer, por tanto, que allí se lo despertaba a golpes.
    No se sabe bien por qué los padres de Kipling confiaron sus vástagos a tan dañina institución, pero cabe recordar (aunque eso no los exculpe) que en un cuento Kipling afirmó de un niño de seis años muy parecido a él: «No le entraba en la cabeza que ningún ser humano vivo pudiera desobedecer sus órdenes»; y una de sus tías señaló que era un crío destemplado y dado a chillar incontinentemente cuando estaba enfadado.

  349. Velvet Coat dixo...
  350. Hay que decir, sin embargo, que de su posible despotismo infantil no le quedó, por fortuna, casi nada en la edad adulta, aunque, como antes se ha dicho, no se andaba con bromas: durante una de sus largas estancias en América, su otro cuñado, Beatty Balestier, aún más destemplado y ciertamente proclive a beber, se peleó con él y en el calor de la discusión lo amenazó de muerte. Tanto si la amenaza había de tomarse en serio como si no, lo cierto es que Kipling se fue derecho a la policía y el cuñado acabó entre rejas.
    Kipling pareció siempre más viejo de lo que era: aunque en nuestro tiempo el aspecto juvenil tiende a perpetuarse más de la cuenta y no nos sirve para medir, hay una foto suya con dieciséis años (en el colegio aún) que casi asusta: lleva una gorrilla, gafitas metálicas y un bigote ralo, y se diría un hombre de cuarenta y cinco. Más nobles son sus retratos de la madurez y vejez, con el bigote abundante y blanco, la calva limpia y las gafas metálicas como signo de fidelidad.
    Tenía sólo cuarenta y un años cuando en 1907 le fue concedido el Premio Nobel, que aceptó pese a haber declinado en su propio país el título de Poeta Laureado, la Orden del Mérito y otros honores más o menos nobiliarios. Tuvo sin embargo mala suerte, ya que durante su travesía hacia Estocolmo murió el rey de Suecia, por lo que se encontró con un país desolado y a todo el mundo en traje de etiqueta (el luto oficial), lo cual le impresionó y le aguó la fiesta.
    No era un hombre vanidoso ni presumido, rara vez iba al sastre, aunque se cambiaba para la cena todas las noches, porque, «después de todo, era eso lo que se hacía, y lo que se hacía era probablemente lo más sensato que se podía hacer». Su poema «If» o «Si» fue tan famoso que le trajo más de un disgusto con sus favoritos, los niños, quienes a menudo, cuando iba de visita a los colegios, le reprochaban que lo hubiera escrito, tanta era la frecuencia con que se veían obligados a copiarlo como castigo. Ya en vida fue acusado de escritor «imperialista», a lo cual él respondía que quizá era más bien «imperial». Algunas de sus declaraciones públicas no lo ayudaron mucho, como cuando afirmó que «al final de la guerra no deben quedar alemanes». Padecía úlceras duodenales, y poco después de cumplir los setenta sufrió una grave hemorragia y fue trasladado al Hospital de Middlesex, donde murió el 18 de enero de 1936. Sus cenizas reposan en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster. Fue admirado y leído, tal vez no muy querido, aunque nadie dijo nunca nada en su contra como persona.

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  352. Quizá porque murió prematuramente o porque pasó toda su vida enfermo, quizá por sus viajes exóticos que en la época resultaban heroicos, quizá porque se lo empieza a leer de niño, lo cierto es que la figura de Robert Louis Stevenson se aparece casi siempre teñida de caballerosidad y angelical pureza, hasta el punto de producir empalago en cuanto se cargan un poco las tintas.


    Es indudable que Stevenson era caballeroso, pero no a ultranza, o digamos que lo era de la manera justa: no hay auténtico caballero que no se haya comportado como un rufián al menos una vez en la vida. La vez de Stevenson pudo tener lugar en las cercanías de Monterrey, California, cuando sin querer prendió fuego a un bosque. Se había declarado ya un incendio en otra zona, y se extendía tan rápidamente que Stevenson, con curiosidad científica, se preguntó si la causa sería el musgo que adorna y cubre los bosques californianos. Para averiguarlo, no se le ocurrió otra cosa que aplicar una cerilla a un trozo, pero sin tener la precaución de arrancar antes del árbol el trozo de su experimento. En un instante el árbol se convirtió en una tea, con lo que sin duda Stevenson dio por concluida la prueba, y además satisfactoriamente. Pero su comportamiento poco caballeroso vino después: no muy lejos oyó los gritos de los hombres que combatían el fuego original, y comprendió que no le cabía hacer sino una cosa, a saber: huir del lugar antes de ser descubierto. Al parecer corrió como nunca lo había hecho en la vida y como sólo corren los hombres sabios y los cobardes.
    Había ido hasta California para socorrer a la que habría de ser su esposa, Fanny van de Grift Osbourne, una americana diez años mayor que él, casada con un señor Osbourne que no le hacía caso ni la trataba con consideración, madre de dos hijos y a la que había conocido antes en Europa. Aunque no se sabe en qué términos, ella lo instó a visitarla, y Stevenson, sin decir una palabra a sus padres (era hijo mimado y único), se embarcó en Edimburgo y luego, desde Nueva York, recorrió el país entero en míseros trenes para emigrantes. La aventura le supuso un empeoramiento general de su siempre débil salud, ya que desde niño había padecido toses y hemorragias debidas a una mal diagnosticada tuberculosis, que le obligaban a pasar las noches en vela y lo tuvieron más de una vez al borde de la muerte. Sus relaciones iniciales con Fanny van de Grift son bastante oscuras, ya que después de tan largo viaje Stevenson no se quedó con ella, sino que, tras ayudarla en lo que quiera que fuese que debiera ayudarla, se marchó solo a un rancho de cabras, y no fue sino hasta más tarde, y en frío por así decirlo, cuando contrajeron matrimonio. A partir de entonces ella se convirtió no sólo en una muy conspicua y aun ubicua esposa, sino también en su enfermera y aya. Stevenson dijo en una ocasión que de haber sabido que viviría como un inválido no se habría casado. Dijo asimismo: «Una vez casado, a uno ya no le queda nada, ni siquiera el suicidio, sino ser bueno». Y añadió otra vez: «No era mi felicidad lo que me interesaba cuando me casé, fue una especie de matrimonio in extremis; y si estoy donde estoy, es gracias a los cuidados de esa dama que se casó conmigo cuando yo no era más que una complicación de tos y huesos, mucho más adecuado para emblema de la mortalidad que para novio». A su mujer, sin embargo, no parecía molestarle tanto esa «complicación»; o es más, le sirvió para sentirse útil, orgullosa y sacar algún provecho. La verdad es que, a excepción de Henry James, que siempre fue muy respetuoso con ella, los demás amigos de Stevenson la detestaban, ya que Fanny, con el pretexto de que todo era nocivo para la salud de Louis, se dedicaba a organizarle en exceso la vida y a apartarle de esos amigos, cuya compañía de vino, tabaco, canciones y charla consideraba peligrosa.

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  354. Él mismo, siendo niño, y junto a fuertes sentimientos religiosos que le hacían perorar de noche, solo en su cama, sobre la Caída del Hombre y la Furia de Satanás, se había tomado el mayor interés en cometer actos ingenuamente «pecaminosos», un interés, según confesó, como no había vuelto a poner en ninguna otra cosa durante su edad adulta. Ya casi en ella tuvo a bien frecuentar prostitutas, a las que quería y defendió mucho, y participar en concursos de blasfemias de los que solía salir triunfante, y practicó lo que él mismo bautizó como Jink, consistente en «hacer los más absurdos actos por mor de su propio absurdo y de las risas consiguientes». Pero todo esto no era nada al lado de las fechorías de algunos de sus amigos: durante un tiempo acompañó a un satírico, la lengua más vitriólica que había pisado su Edimburgo natal, quien le ayudó a ver el aspecto negativo de todas las personas, todas las ideas y todas las cosas; aquel satírico inagotable era, al parecer, condescendiente hasta con Dios, a quien desdeñaba por la pésima concepción de uno o dos de los mandamientos; despachaba a San Pablo con un epigrama y hundía a Shakespeare valiéndose de una antítesis. Más graves eran, con todo, los delitos de su amigo Chantrelle, feliz solamente cuando estaba bebido. Era un francés que había abandonado Francia por asesinato; luego Inglaterra, por asesinato; y desde que se hallaba en Edimburgo, más de cuatro y cinco personas habían sido víctimas de «sus pequeñas cenas y su plato favorito de queso fundido y opio». El asesino Chantrelle era hombre, sin embargo, de inquietudes literarias, dispuesto a traducir a Molière de viva voz y de corrido. Según Stevenson, podría haber triunfado en esa profesión o en cualquier otra, deshonesta u honrada. Pero al parecer siempre abandonaba sus planes y volvía al «más simple proyecto» de matar a otros. Al final fue condenado, y sólo entonces supo Stevenson de sus hazañas. Es de suponer que hay que creerle y que, de haber estado él enterado, no lo habría tratado tanto, pero en todo caso laexperiencia pareció dejarle una cierta tolerancia para con los crímenes más abyectos; de otro modo no se explica su comentario en una carta sobre el jefe Ko-o-amua, con el que se llevó muy bien en su exilio polinesio: «… gran caníbal en su día, ya se iba comiendo a sus enemigos mientras volvía andando a casa tras haberlos matado; y sin embargo es un perfecto caballero y excepcionalmente afable e ingenuo; ningún tonto, por lo demás».

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  356. Aunque Stevenson le fue muy leal y la defendió con decisión cuando ella empezó a hacer sus ejercicios literarios y un amigo la acusó de plagio, no debió de resultarle fácil aceptar estas imposiciones, a juzgar por lo mucho que al final de su vida, ya en los Mares del Sur, se quejó en carta a James por no poder probar el vino y el tabaco (ante una vida sin ellos, dijo, no cabe sino «aullar, y dar patadas, y salir huyendo»). Y pese a su lealtad, una vez se permitió comentar una foto de su mujer en la que, admitía, Fanny había abandonado la categoría de «preciosidad» para ingresar en la de «pálidas, penetrantes e interesantes». A decir verdad, si uno mira esa y otras fotos desde un siglo después, se observa que Fanny van de Grift iba siempre vestida con una especie de saco y tenía un rostro tirando a antipático, autoritario, huraño y aun avinagrado.

    Pero quizá, más aún que del tabaco y el vino, a Stevenson debió costarle prescindir de los amigos si tenemos en cuenta que antes de su matrimonio había llevado una vida francamente bohemia e incluso pandillera. Aparte de sus viajes varios, las más de las veces efectuados según el patrón de los vagabundos, y de su aspecto e indumentaria, tan desastrados que en América hizo huir a transeúntes que lo confundían con un pordiosero, Stevenson tuvo numerosas amistades que sus adinerados y estrictos padres habrían desaconsejado. Si se piensa en Long John Silver y en Mr Hyde, en el señor de Ballantrae y en el ladrón de cadáveres, no hay por qué sorprenderse de que su creador tuviera una moral ambigua, si no en lo referente a sus propios actos, sí al menos como espectador y oyente. El Mal le interesó siempre mucho, y no rehuía ciertas compañías por lo que éstas hubieran hecho.

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  358. Los últimos años de su vida, pasados en los Mares del Sur, provocaban la irritación de uno de sus mejores amigos positivos o al menos no delictivos, Henry James, quien en numerosas cartas le pedía que volviera a Europa para hacerle compañía y se dejara de necedades. Tras haber revocado Stevenson el anuncio de un regreso en 1890, James lo acusó de haber tenido un comportamiento cuyo único paralelo en la historia lo ofrecían «sus más famosas coquetas y cortesanas. Eres la Cleopatra varón o la Pompadour bucanera del Piélago, la Libertina errante del Pacífico». Lo cierto es que, aparte de sentirse mejor de salud gracias al clima, aguantar a su mujer, a su madre, a sus hijastros y demás séquito con el que siempre viajaba, y recibir por parte de los nativos nombres idiotas como Ona, Teriitera y Tusitala, poco más puede contarse de su estancia en las islas, la parte más anodina de su existencia. Echaba mucho de menos Edimburgo hacia el final de su vida, y sabía que nunca regresaría.
    La figura de Stevenson es muy huidiza, como si su carácter no se hubiera definido del todo o fuera tan contradictorio como el de sus personajes ya mencionados. Era muy generoso, y se privó de comodidades, sobre todo a partir del éxito de La isla del tesoro, por enviar dinero a sus amigos más necesitados, que a veces resultaban serlo menos y no lo comunicaban. Éste fue uno de sus más famosos proverbios: «Corazón Grande fue engañado. "Muy bien", dijo Corazón Grande». Tenía mucho sentido de la dignidad, pero también podía ser jactancioso e impertinente. En una ocasión, hablando del talento emergente de Kipling, le escribió a James: «Kipling es, con diferencia, el joven más prometedor aparecido desde que —ejem— aparecí yo».

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  360. Y en otra misiva, todavía al principio de su amistad, exigió a James, siete años más viejo, que en la siguiente reedición de su novela Roderick Hudson tachara los adjetivos «inmenso» y «tremendo» de dos páginas concretas. Los dos se admiraban enormemente, y James consideraba a Stevenson uno de sus escasos interlocutores en el campo de la teoría. Pero casi nadie se molesta en leer los ensayos de Stevenson, que se cuentan entre los más penetrantes y vivos del pasado siglo. Cuando aún vivía en Bournemouth, tenía un sillón que nadie ocupaba porque era «el sillón de James»; y éste le echó en verdad de menos cuando se fue para no volver. En 1888 le escribió: «Te has convertido en un hermoso mito, una especie de antinatural, desasosegante e insepulto mort».
    Robert Louis Stevenson se convirtió en un muerto natural, sosegado y sepulto el 3 de diciembre de 1894, en su isla, Samoa. Al atardecer abandonó el trabajo y jugó una partida de cartas con su mujer. Luego bajó a la bodega por una botella de borgoña para la cena. Salió al porche con Fanny, y allí, de pronto, se llevó las dos manos a la cabeza y gritó: «¿Qué es eso?». Y a continuación preguntó rápidamente: «¿Tengo un aspecto raro?». Al tiempo que decía esto cayó de rodillas al lado de Fanny, víctima de un derrame cerebral. Inconsciente, lo llevaron hasta su cama, pero ya no recobró el sentido. Tenía cuarenta y cuatro años.
    Al escribir acerca de Stevenson se debe acabar con su «Réquiem», que había compuesto muchos años antes y está inscrito en su tumba en lo alto del Monte Vaea, en Samoa, a cuatro mil metros de altura:
    «Bajo el inmenso y estrellado cielo,
    cavad mi fosa y dejadme yacer.
    Alegre he vivido y alegre muero,
    pero al caer quiero haceros un ruego.
    Que pongáis sobre mi tumba este verso:
    Aquí yace donde quiso yacer;
    de vuelta del mar está el marinero,
    de vuelta del monte está el cazador».

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  362. Lo más triste de la más bien triste historia de Giuseppe Tomasi di Lampedusa es la publicación de su única y mundialmente célebre novela El gatopardo, porque puede decirse que es lo único extraordinario que le ocurrió en su vida, y en realidad le ocurrió en su muerte, dieciséis meses después de que dejara el mundo. Por eso es uno de los pocos escritores que nunca se sintió escritor ni vivió como tal, y lo fue todavía menos que otros que tampoco lograron publicar nada en vida porque él ni siquiera lo intentó hasta casi el final de sus días. Por no intentar, ni siquiera hasta entonces intentó escribir.


    Fue más bien un lector, insaciable y obsesivo. Las pocas personas que lo trataron de cerca se quedaban asombradas de sus exhaustivos conocimientos de literatura e historia, materias de las que poseía sendas bibliotecas descomunales. No sólo había leído a todos los autores importantes o imprescindibles, sino también a los segundones y a los mediocres, que, sobre todo en novela, consideraba tan necesarios como los grandes: «También hay que saber aburrirse», decía, y leía, con interés y paciencia, la literatura mala. La compra de libros era casi su único gasto o su único lujo, aunque las posibilidades que ofrecía Palermo en este aspecto a un hombre que sabía inglés, francés, alemán y ruso (más español en el último año de su vida) eran desesperadamente limitadas. Con todo, en la desocupada existencia de señorín de provincias que llevaba, todas las mañanas había al menos un par de horas dedicadas a la inspección de librerías, principalmente la llamada Flaccovio, que visitó a diario durante diez años. La verdad es que las mañanas de Lampedusa debían de parecer a sus conciudadanos las mañanas del perfecto ocioso, lo que sin duda eran. Mientras Licy, su mujer psicoanalista y letona, recuperaba en la cama las horas que por su propio gusto dedicaba al trabajo de madrugada, Lampedusa se levantaba temprano y se llegaba a pie hasta una pastelería en la que desayunaba durante largo rato y leía: en una ocasión no se movió durante cuatro horas, las que le llevó una gruesa novela de Balzac, de cabo a rabo. Luego hacía su demorado recorrido por las librerías, para pasar después a un segundo café en el que se sentaba pero no se mezclaba con algunos conocidos de inquietudes semiintelectuales. Allí escuchaba («las estupideces») y apenas hablaba, para regresar en autobús tras sus tremendas sentadas y sus débiles caminatas. Se lo recuerda siempre trasladándose pesadamente, con aire distinguidísimo y descuidados andares, la mirada despierta y en la mano una bolsa de piel cargadísima de libros y de dulces y pastas con los que debía sobrevivir hasta la noche, ya que en su casa no se celebraba el almuerzo. Esa famosa bolsa la acarreaba con naturalidad, no importándole en absoluto que junto a los tomos de Proust asomaran golosinas o incluso calabacines. Al parecer, la bolsa albergaba siempre más libros de los necesarios, como si se tratara del equipaje de un lector que sale de largo viaje y teme quedarse sin lectura durante su ausencia. No faltaba nunca alguna obra de Shakespeare, según su mujer porque «podía consolarle si veía algo desagradable» en sus trayectos.

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  364. Tan encendido era el aprecio de Lampedusa por los libros que hasta los usaba como cajas fuertes: tenía por costumbre arrojar entre las páginas de diferentes volúmenes pequeñas cantidades de dinero, para luego olvidar, obligadamente, en cuáles se hallaban aquellos billetes. Por eso decía a veces que su biblioteca contenía dos tesoros.
    El dinero, como puede suponerse, no constituyó nunca una preocupación para él, pero no tanto porque fuera muy rico cuanto por su falta de ambiciones. Bien es verdad que era lo bastante adinerado para no deber trabajar en toda su vida, pero una herencia repartida y las crisis del siglo hicieron de él un noble absolutamente venido a menos. Sus costumbres eran modestas: librerías aparte, consistían en ir mucho al cine y comer de vez en cuando en algún restaurante; ni siquiera viajaba, aunque lo había hecho con cierta frecuencia en su juventud. Anotaba en su agenda las películas que veía (dos o tres a la semana), junto con un adjetivo: cuando vio 20 000 leguas de viaje submarino, el elegido fue spettacolare .
    En 1954, tres años antes de su muerte, señaló: «Soy una persona muy solitaria. De mis dieciséis horas de vigilia diaria, al menos diez transcurren en soledad. No pretendo, sin embargo, pasarme todo ese tiempo leyendo; a veces me divierto elaborando teorías literarias…». Esto no era del todo exacto, ya que lo que se dice teorías literarias no dejó tras su muerte. Lo que sí dejó fue alrededor de mil páginas sobre literatura inglesa y francesa, y lo asombroso del caso es que en principio esas páginas tenían un solo destinatario, Francesco Orlando. Éste era un joven de la burguesía (hoy eximio profesor y crítico) a quien Lampedusa se ofreció, en sus últimos años, a enseñar inglés y a darle un curso completo de literatura en esa lengua. En algunas ocasiones el único alumno no estuvo solo, pero fueron las menos. Tres veces por semana, a las seis de la tarde, Lampedusa recibía a Orlando en su casa y hacía que éste leyera en voz alta y pausadamente la lección que el príncipe había redactado al efecto, o bien llevaban a cabo lecturas conjuntas, sobre todo de Dickens y Shakespeare. Esta generosa, desinteresada y extravagante enseñanza cambió la vida de Lampedusa, y en ella puede estar, en parte, el origen de su tardía decisión de escribir. En todo caso, el contacto con personas jóvenes y la posibilidad de «transmitirles» algo (si no las clases, las charlas literarias se fueron extendiendo a otros amigos de la edad de Orlando) lo revivificó y le ocupó las tardes en algo que no fuera la mera y solitaria lectura. Estas lecciones se las tomaba muy en serio, hasta el punto de que se conservan anotaciones suyas en las que lamenta haber preparado alguna tan mal y tan apresuradamente: «las peores páginas jamás escritas por pluma humana», así calificó lo que había redactado sobre la vida de Byron, «una abominación infinita». Con su amable ironía, hacía creer a su discípulo que el destino de aquellos textos, una vez leídos por el propio alumno y en cuanto éste abandonara la casa, era el fuego inmediato y no otra cosa. Por fortuna Lampedusa los conservó, y recientemente han empezado a publicarse, páginas en modo alguno científicas pero llenas de sabiduría, humor, seriedad y finura.

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  366. Le interesaban mucho las vidas de los escritores, convencido, como Sainte-Beuve, de que en ellas, o en sus anécdotas más secretas, se hallaban las claves de sus obras. Tal vez por eso, y para dificultar la labor de exégetas, él no dejó demasiadas anécdotas, y si en su vida hubo secretos procuró que lo fueran, es decir, guardarlos de veras. De los aspectos maliciosos que él gustaba saber de sus ídolos, el único que podría comentarse de Lampedusa es su posible impotencia, insinuada por el hecho de que careció de descendencia (pero hay que pensar que cuando se casó su mujer tenía treinta y siete años) y por su aparente falta de pasión hacia Licy, con quien en los primeros años, cuando ella toleraba mal Sicilia y pasaba gran parte del año en su palacio natal de Letonia, mantuvo lo que se ha llamado un matrimonio epistolare. El resto de sus anomalías no le pertenecían a él, sino a sus antepasados, la más próxima el asesinato de una tía suya, apuñalada en un mísero hotel romano por un barón que era su amante.
    Lampedusa era exagerado y maniático como todos los escritores, aunque él no supiera que era esto último: detestaba el melodrama y la ópera italiana, que consideraba un arte de zulúes; en realidad detestaba todo lo explícito. Su obra favorita de Shakespeare era Medida por medida, pero sobre ella aún prefería el soneto 129. Padecía de insomnio y de pesadillas, pero sólo al final de su vida se dignó relatarle una a su mujer psicoanalista: en ella recorría pasillos solicitando los datos de su inminente ejecución. Sólo bebía agua, pero comía bien (era grueso) y fumaba mucho, sin reparar jamás en la ceniza que iba lloviznando sobre su chaqueta. Estrechaba la mano de quien le presentaran sin mirarle a la cara, en sociedad era tímido, taciturno, solitario y triste, hasta el punto de que mucha gente creía que, en según qué circunstancias, simplemente se negaba a hablar. En privado, en cambio, con sus pocos íntimos y aún más escasos discípulos, tenía una conversación brillante y precisa, amable y siempre algo sarcástica. Podía ser pedante: a cada uno de sus perros le hablaba en una de las lenguas que conocía. Orlando dijo de él que tenía un aire de «enorme felino absorto».
    Poco se sabe de sus ideas políticas, si es que las tuvo claras, pero sí de su odio a Sicilia y a los sicilianos, aunque era un odio superficial, esto es, con buena mezcla de amores. Pero condenaba a todas sus clases sociales. Era anticlerical, a la antigua usanza, y en todo caso creía que todo terminaba «aquí abajo». De maneras suaves, encajó con ironía y dolor los iniciales rechazos de su novela por algunas editoriales, mientras que su mujer anotaba expresivamente en su agenda: «Refus de ce cochon de Mondadori». Según Lampedusa, lo que por fin le hizo decidirse a escribir fue ver que uno de sus primos, Lucio Piccolo, asimismo tardío, obtenía un premio y el aplauso de Montale por un volumen de poesías: «Con la certeza matemática de no ser más tonto, me senté ante mi mesa y escribí una novela», dijo en carta a un amigo. Estaba convencido de que El gatopardo merecía ver la luz, pero le entraban dudas: «Es, me temo, una porquería», le dijo a Francesco Orlando, y, según éste, se lo dijo de buena fe.
    Giuseppe Tomasi di Lampedusa murió de cáncer de pulmón en casa de unos parientes en Roma, a donde había ido a tratarse, la madrugada del 23 de julio de 1957, a la edad de sesenta años. Estaba dormido, y fue su cuñada quien lo halló muerto.

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  368. Lampedusa creía que a los demás siempre había que dejarlos en sus errores. Él, desde luego, quedó en el suyo, y no conoció el éxito que no quiso esperarle. Una de las desgracias de su vida, decía, había sido la dureza de corazón, y contra ella previno una vez a su querido primo Gioacchino, cuarenta años más joven que él y a quien acabó adoptando: «Ten cuidado», le dijo. «Cave obdurationem cordis» .

  369. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  370. La imagen verdadera de Isak Dinesen fue durante mucho tiempo la de una anciana espectral, elegante y teñida de enigma, hasta que el cine la suplantó, con excesivo romanticismo y algo de ñoñería, por la de una sufrida y colonial aristócrata. No es que la Baronesa Blixen no fuera romántica y aristocratizante, pero es más justo decir que jugaba a serlo, al menos desde que fue Isak Dinesen, esto es, desde que empezó a publicar, con ese y otros nombres, y regresó a Dinamarca tras sus largos y fracasados años en África. «En verdad llevamos máscaras según vamos envejeciendo, las máscaras de nuestra edad, y los jóvenes creen que somos como parecemos, lo cual no es el caso».

    Cuando en 1959 visitó por primera vez América, el país en el que sus libros habían tenido más éxito y consideración, su figura llegó precedida de rumores y misterios inacabables: ella es en realidad un hombre, él es en realidad una mujer, Isak Dinesen son dos, hermano y hermana, Isak Dinesen vivió en Boston en 1870, ella es en realidad parisina, él vive en Elsinore, ella pasa la mayor parte del tiempo en Londres, ella es una monja, él es muy hospitalario y recibe a jóvenes escritores, es difícil verla y vive como una reclusa, ella escribe en francés; no, en inglés; no, en danés; no, en… Cuando por fin se la vio, en las numerosas fiestas a que fue invitada y en las sesiones públicas y multitudinarias en las que relataba sus cuentos de viva voz sin ayudarse ni de un guión, se supo que era una anciana frágil y extravagante, llena de arrugas y con brazos como cerillas, vestida de negro, con turbantes en la cabeza, diamantes en las orejas y grandes cantidades de khôl alrededor de los ojos. Sin embargo, la leyenda continuó, aunque por cauces más concretos: según los americanos, sólo se alimentaba de ostras y champagne , lo cual no era exacto, pues también admitía de vez en cuando gambas, espárragos, uvas y té. Cuando Isak Dinesen expresó su deseo de conocer a Marilyn Monroe, la novelista Carson McCullers pudo arreglar un encuentro, y, en un famoso almuerzo, las tres mujeres mencionadas compartieron la mesa con Arthur Miller, el marido por antonomasia, quien, sorprendido por las costumbres de la Baronesa, le preguntó qué médico le había impuesto semejante régimen de ostras y champagne . Cuentan que la mirada de desprecio de Isak Dinesen no se había visto nunca en aquel país: «¿Médico?», dijo. «Los médicos están horrorizados, pero a mí me encanta el champagne y me encantan las ostras y me sientan bien». Miller aún se atrevió a decir algo sobre las proteínas, y al parecer la nueva mirada de desprecio es seguro que no volverá a verse en suelo americano: «No sé nada de eso», fue la respuesta, «pero soy vieja y como lo que quiero». Con Marilyn Monroe la Baronesa se llevó mucho mejor.
    Lo cierto es que Isak Dinesen vivía normalmente en Rungstedlund, la casa de su infancia danesa, y llevaba una vida muy sedentaria debido a sus múltiples males, entre los cuales nunca olvidaba el más antiguo y el que nada tenía que ver con la edad, la sífilis, que había contraído al año de su matrimonio con el Barón Bror Blixen, de quien se había divorciado en su día no sin grandes vacilaciones. Este marido era el hermano gemelo del hombre que ella había amado en su primera juventud, y quizá los vínculos por persona interpuesta sean los más difíciles de desatar.
    Por causa de la sífilis hubo de renunciar a su vida sexual desde muy temprano, y al ver que para aquello no había posible ayuda de Dios, y considerando lo terrible que resultaba para una mujer joven verse privada del «derecho al amor», Isak Dinesen le prometió el alma al Diablo, y éste le prometió a cambio que cuanto ella experimentara a partir de entonces se convertiría en una historia.

  371. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  372. Eso fue al menos lo que le contó a un no-amante al que doblaba en edad y triplicaba en inteligencia, el poeta danés Thorkild Björnvig, con quien hizo un extraño pacto cuando ella tenía ya sesenta y cuatro años y a quien dominó y sometió de manera absoluta durante cuatro. A este no-amante le gustaba asustarlo con sus cambios bruscos, con sus calculados actos sorprendentes, con sus hechizos y sus opiniones desconcertantes pero siempre convincentes. En una ocasión lo asustó explicándole la índole de su ser: «Tú eres mejor que yo, ése es el problema», le dijo. «La diferencia entre tú y yo es que tú posees un alma inmortal y yo no la tengo. Así sucede con las sirenas o las hadas del agua, tampoco ellas la tienen. Viven más tiempo que los que poseen un alma inmortal, pero cuando mueren desaparecen completamente y sin dejar ningún rastro. Pero ¿quién puede entretener y agradar y extasiar a la gente mejor que el hada acuática cuando está presente, cuando juega y hechiza y hace a la gente bailar más enloquecidamente y amar más ardientemente de lo que nunca es posible? Pero mira, ella desaparecerá, y sólo deja tras de sí una línea de agua en el suelo».
    Cuando este poeta (al que ella instaba a dejar de lado a su mujer y su hijo para pasar largas temporadas «creando» en su casa de Rungstedlund) no se mostraba a la altura adecuada (y eso solía ser casi siempre), la Baronesa se indignaba y lo maltrataba, como asimismo hacía cuando él se atrevía a poner reparos a alguno de sus escritos. Pero Isak Dinesen no era nunca constante, y tras una descomunal reyerta era capaz de comportarse encantadoramente al siguiente encuentro, como si nada hubiera pasado, o aun de felicitar al no-amante por su sentido crítico insobornable. Eran muy propias de ella estas transformaciones, y el poeta Björnvig ha contado cómo una noche, por razones que a él mismo se le escaparon, Isak Dinesen montó en cólera y se convirtió en una furia gesticulante y decrépita, encogida por la ira, que lo dejó hundido y paralizado. Al rato, cuando el poeta ya se había acostado, la Baronesa se deslizó en su cuarto y se sentó al borde de su cama: pero ahora él la vio radiante, metamorfoseada, con la belleza de una joven de diecisiete años. Bien es verdad que el propio Björnvig confesó que, de no haber asistido a la transformación, no la habría creído posible.
    La Baronesa, con todo, proporcionaba también, a su no-amante y a sus amigos, maravillosos ratos de placer y embeleso y trance. En una ocasión, y en medio de una velada dichosa, se levantó y salió de la habitación. Regresó al poco con un revólver, lo alzó y apuntó con él al poeta durante largo rato. Éste no se inmutó, según sus propias palabras, porque en aquel estado de felicidad la muerte no habría importado. Quizá no esté de más añadir que el poeta Björnvig no logró publicar nada durante los cuatro años de su arrebato.

  373. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  374. Isak Dinesen decía no tener muy buena vista, pero era capaz de distinguir tréboles de cuatro hojas por el campo a una distancia inconcebible, y de ver la luna nueva cuando ésta era aún invisible. Cuando la descubría, tenía por costumbre saludarla con tres reverencias, y aseguraba que había que discernirla sin cristal de por medio, pues eso traía mala suerte. Tocaba el piano y la flauta, preferentemente Schubert con el primero y Haendel con la segunda, y al atardecer rememoraba con frecuencia poemas de Heine, su favorito, y a veces de Goethe, a quien detestaba pero recitaba. A Dostoyevski lo aborrecía, aunque lo admiraba, y era incondicional de Shakespeare. De Heine citaba a menudo estos versos: «Quisiste ser feliz, infinitamente feliz o infinitamente desdichado, corazón orgulloso, y ahora eres desdichado».
    Sus ojos rodeados de khôl estaban llenos de secretos, según cuantos los miraron: nunca parpadeaban ni se apartaban de lo que estuvieran mirando. El padre de Isak Dinesen se había suicidado cuando ella tenía diez años, y ella había contado cuentos desde la infancia. Su hermana menor le imploraba a veces al acostarse con sueño: «¡Oh, Tania, esta noche no!». En su vejez, en cambio, sus anfitriones o sus invitados le rogaban que contara alguna historia. Ella se prestaba a veces, como quien hace un regalo. Todos los jueves cenaba con un niño al que había comprado un traje apropiado para la ocasión; era el hijo de su cocinera, a quien una noche había sorprendido escondido, acechante, espiándola mientras ella cenaba a solas. Gustaba de provocar, pero suave e irónicamente, como cuando ponía objeciones a la democracia absoluta, temiendo por la suerte de las élites: «Ya saben, debería haber siempre unos pocos versados en los clásicos». Decía gobernarse en su vida por las reglas de la tragedia clásica, y según ellas habría educado a los hijos que nunca tuvo.

  375. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  376. Al final pasaba varios meses al año en una clínica, y el resto, como siempre, en Rungstedlund, donde murió quedamente, tras haber escuchado a Brahms durante la tarde, el 7 de septiembre de 1962. Fumó sin parar hasta el fin de sus días, que dejó a la edad de setenta y siete años, y fue enterrada al pie de un haya que ella misma había escogido, junto a la costa de Rungsted. Según Lawrence Durrell, habría lanzado una mirada amable e irónica a quien se hubiera atrevido a llorar su muerte. «En realidad tengo tres mil años y he cenado con Sócrates».
    Isak Dinesen hizo suyas estas palabras: «En el arte no hay misterio. Haz las cosas que puedas ver, ellas te mostrarán las que no puedes ver».

  377. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  378. El pesimismo de las novelas y cuentos de Ivan Turgueniev, que algunos de sus colegas llegaron a reprocharle, debió de ser el tributo mínimo y menos dañino de cuantos pudo pagar a un entorno familiar ominoso, por no decir resueltamente malvado. Su acaudalada y célebre madre, Varvara Petrovna, era de una crueldad, mezquindad y barbarie sólo superadas por las de su propia madre, la abuela de Ivan, de quien éste relataba el siguiente episodio: aquejada de parálisis ya en la vejez, se pasaba la mayor parte del tiempo inmóvil en un sillón. Un día se enfadó enormemente con un muchacho, el siervo que la atendía, y en medio de su acaloramiento cogió un leño y le golpeó en la cabeza con tal fuerza que el chico quedó inconsciente en el suelo. Esta visión resultó tan desagradable a la anciana que atrajo al muchacho hasta sí, le colocó la sangrante cabeza en el sillón que ella ocupaba, le puso un almohadón encima y, sentándose sobre él, lo asfixió, es de suponer que para que dejara de perturbarla con su improcedente chorro de sangre.

    Hay que reconocer que, con semejantes antepasados, Turgueniev tuvo mucho valor y mérito al escribir su primera obra narrativa, Notas de un cazador, sobre la que se forjó la leyenda de que el zar Alejandro había decretado la emancipación de los siervos tres días después de leerla. También se decía que la zarina, al menos en dos ocasiones, había ordenado a los censores que no intervinieran los libros de Turgueniev, aunque es difícil saber si esto último era también un mérito o un oprobio. Sin embargo, pese a estos inicios y a sus numerosos escritos sobre la cuestión rusa, Turgueniev hubo de sufrir a lo largo de su vida el frecuente odio y desprecio de sus compatriotas, quienes veían en él a un ruso anómalo, occidentalizado y distante, ateo y frívolo, que pasaba demasiado tiempo en Francia, Inglaterra o Alemania, ocupado principalmente en cazar perdices. Es cierto que adoraba la caza, pero no lo es menos que nunca se desentendió de los asuntos de su país natal, y por ello resulta injusto que un amigo le recomendara una vez la compra de un telescopio para observarlos.

    La verdad es que a este respecto Turgueniev parecía un hombre escindido, o tal vez necesitaba hacerse perdonar su duplicidad por sus dobles allegados: en sus cartas a amigos eslavos se dedicaba a denostar el mundo occidental, con particular rechazo hacia las convicciones y convenciones francesas; en las que escribía a gente como Flaubert, Maupassant, Merimée o Henry James, se quejaba amargamente de lo que se han quejado todos los rusos, a saber, de lo ruso. En París pasaba casi por un autor francés, aunque con un elemento aristocrático que lo delataba como extranjero; en este sentido no había cambios cuando se hallaba en su propiedad de Spasskoye o en San Petersburgo, donde tanto los siervos como los demás escritores lo veían asimismo como a un extranjero. Tanto era así que en una ocasión, cuando llegó a Spasskoye acompañado de su traductor al inglés, Ralston, se produjo una confusión muy significativa. Ralston se parecía mucho físicamente a Turgueniev, ambos de gigantesca estatura y pelo y barba muy blancos. Cuando los siervos vieron aparecer a su amo acompañado de una especie de doble extranjero que sin embargo sabía ruso, y que para mayor pánico se dedicaba a visitar cada casa y cada choza haciendo preguntas meticulosas y anotando en una libreta toda clase de datos y vocablos, creyeron que todo aquello no podía sino obedecer a un propósito siniestro, maligno y aun sobrenatural. Acabaron por convencerse de que la misteriosa presencia era el anuncio de un castigo: muchos de ellos embalaron todas sus pertenencias y, con sus pobres carros, formaron fila en la carretera, a la espera de la orden de marcha: habían llegado a la conclusión de que iban a ser deportados a Inglaterra con el satánico doble del amo, para que sus lugares fueran ocupados por una población más sumisa, previsiblemente traída en extraño trueque de la propia Inglaterra.

  379. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  380. Aunque Turgueniev fue un amo moderado y humanitario, no es raro que sus siervos fueran capaces de imaginar las más alambicadas represalias, dada la tradición familiar. La madre, Varvara Petrovna, no le iba a la zaga a la abuela: hablaba de «súbditos» y los trataba peor que a tales. A modo de ejemplo, y para no relatar demasiadas atrocidades, prohibía tener hijos a sus sirvientas, ya que les hacían descuidar sus obligaciones, y los pocos vástagos que pese a todo llegaban al mundo por un desliz, los abandonaban inmediatamente, recién nacidos arrojados a una charca. A sus hijos (Nikolai e Ivan) no los trataba mucho mejor Varvara Petrovna, ya que los siguió azotando hasta que fueron casi hombres, ni tampoco a sus nietos, sobre todo a la ilegítima hija de Ivan y una costurera al servicio de la casa, a la que su abuela, aprovechando los continuos viajes de Turgueniev, torturaba y se entretenía en vestir a veces como a una señorita para mostrarla a sus invitados; cuando preguntaba a éstos a quién se parecía la niña y la respuesta unánime era que a su hijo Ivan Sergueyevich, hacía que la nieta fuera despojada de sus lindos vestidos y enviada de nuevo a penar en la cocina, donde pasaba la mayor parte del tiempo. Con todo, Ivan era su favorito, como lo prueba el hecho de que, tras una descomunal discusión con él, Varvara Petrovna estampara contra el suelo el retrato juvenil de quien la había ofendido, impidiendo que ninguna criada lo rescatara de entre los cristales rotos durante todo un año.
    La relación de Turgueniev con las mujeres no parece, así pues, haber sido nunca muy fácil, pero sería demasiado simple pensar que, detestando como detestaba a su madre, no tuvo más remedio que reproducir el mismo modelo de dominación y vehemencias. El gran amor de su vida fue la cantante Pauline Viardot, también conocida como «La García», sin duda su más verdadero nombre habida cuenta de que se trataba de una gitana (o sucedáneo) española. Estaba casada con Monsieur Viardot, veinte años mayor que ella y al que nunca abandonó, ni cuando rechazó durante un lustro los avances de Turgueniev ni cuando por fin los aceptó. Es más, fue Turgueniev quien hubo de amoldarse a la situación, y se sabe que llegó a pasar largas temporadas conviviendo con el matrimonio, en términos «fraternales» con Monsieur Viardot y más o menos conyugales con «La García». Ésta era una mujer fea pero magnética, de fortísimo carácter y no privada de talento, y de ella existe un retrato literario debido al mismísimo poeta Heine en el que su encendida admiración adquiere tintes de espanto si se piensa que Turgueniev, a diferencia del retratista o del pintor Delacroix, no se limitaba precisamente a admirarla en escena: «… hay momentos en sus apasionadas actuaciones», dice con entusiasmo Heine, «sobre todo cuando abre de par en par su enorme boca con su deslumbrante dentadura blanca, y sonríe con tan cruel dulzura y tan deliciosa ferocidad, en que uno tiene la sensación de que las monstruosas plantas y animales de la India y África estuvieran a punto de aparecerse».

  381. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  382. La Viardot o García acabó por serle infiel a Turgueniev con un pintor, y la relación quedó cortada, pero no para siempre ni mucho menos: hacia el final de su vida, el novelista escribía libretos para las operetas que ella componía e interpretaba, y no sólo eso, sino que actuaba en ellas, arrastrándose por el suelo rodeado de odaliscas y disfrazado de sultán turco. La Emperatriz Victoria, que asistió a una de estas representaciones familiares, disfrutó mucho, pero expresó sus dudas acerca de la «dignidad» del comportamiento de tan gran hombre.
    Tales dudas las compartió Tolstoi con ella tras haber visto a Turgueniev bailar el cancán con una niña de doce años en el transcurso de una animada fiesta de cumpleaños. El conde Tolstoi, severo, anotó esa noche en su diario: «Turgueniev… el cancán. Triste». Claro que entre ambos había habido bastantes diferencias y bastante amistad. Las primeras tuvieron su punto culminante cuando, tras una encarnizada discusión sobre la conveniencia o no de la occidentalización de Rusia, Tolstoi lo retó a duelo y, para evitar que el lance acabara en rasguños y brindis con champagne, exigió que el arma fuera escopeta. Turgueniev se disculpó, pero al oír que Tolstoi andaba tachándolo de cobarde, fue él quien lo retó a su vez, posponiendo sin embargo el encuentro hasta su regreso de un viaje al extranjero, en aquel momento inminente. Fue Tolstoi quien se disculpó entonces, y así se pasaron diecisiete años, al cabo de los cuales dejaron de aplazar el duelo para cancelarlo por fin y reconciliarse. Tanto Tolstoi como Dostoyevski recurrieron a Turgueniev cuando, viajando por Occidente, lo perdieron todo en el juego (Dostoyevski hasta el reloj). Turgueniev les prestó dinero, lo cual no fue obstáculo para que Dostoyevski lo atacara frecuentemente, amén de tardar nueve años en devolverle el préstamo. Turgueniev lo disculpaba por sus ataques epilépticos y lo trataba como a un enfermo, esto es, con desdén y tolerancia.

  383. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  384. No cabe duda de que Turgueniev se encontraba más a gusto con sus colegas franceses, que lo veneraban. Cuando visitaba a Merimée o Flaubert se pasaban las noches en vela, charlando. Algunos ingleses fueron menos cálidos: Carlyle se echó a reír cuando Turgueniev le relató una anécdota que él juzgaba triste, y lo mismo hizo el grosero Thackeray al oírle recitar en ruso un poema del adorado Pushkin. Cuando Maupassant fue a visitarlo dos semanas antes de su muerte, Turgueniev le pidió que la próxima vez le trajera un revólver: tenía cáncer de la médula espinal y sufría atroces dolores. Sus últimos días los pasó delirando, llamando Lady Macbeth a Pauline Viardot y reprochándole que le hubiera negado la dicha del matrimonio. De hecho se refería siempre a su relación con ella como a su «matrimonio oficioso». Entró en un coma del que sólo salió para decirle a Pauline: «Acércate más… más. Ha llegado la hora de despedirse… como los zares rusos… He aquí a la reina de reinas. ¡Cuánto bien ha hecho!». Es difícil saber si podía haber alguna ironía en estas últimas palabras. Ivan Turgueniev murió el 3 de septiembre de 1883, a la edad de sesenta y cuatro años, en Bougival, cerca de París. Su cuerpo fue llevado a San Petersburgo y enterrado, según su deseo, junto al de su viejo amigo Belinski, muerto muchos años antes.
    Turgueniev era tan confiado que se pasó la vida dejándose engañar, sobre todo por sus compatriotas, a los que prestaba dinero y ayuda si los veía en apuros, aunque fueran desconocidos. Pese a ser considerado frívolo y ateo, practicaba la seriedad literaria y unas cuantas virtudes con bastante mayor rigor que sus contemporáneos. En su no muy conocido texto «La ejecución de Tropmann», sobre un ajusticiamiento que presenció en París en 1870, cuenta cómo al acercarse el momento de que el asesino Tropmann fuera guillotinado, «la sensación de alguna transgresión desconocida cometida por mí mismo, de alguna vergüenza secreta, creció dentro de mí con cada vez más fuerza», y añade que los caballos del carromato que esperaba para llevarse el cadáver le parecieron en aquel instante las únicas criaturas inocentes que allí había. Esa narración es uno de los más impresionantes alegatos jamás escritos contra la pena de muerte. O quizá, mejor, uno de los más tristes. No en balde Pauline Viardot o «La García», que tuvo que conocerlo bien, dijo de Ivan Turgueniev: «Era el más triste de los hombres».

  385. Lángara dixo...
  386. Me parecen pocos los 7 goles du Main.
    Yo le ví una vez marcar mil goles en el mismo partido.

  387. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  388. Cuando era niño e impresionable, mi mayor miedo nocturno era al Mau Mau. Extravagante, supongo, pero en los pánicos imaginarios siempre hay un elemento de azar. Entre mis compañeros era más frecuente el temor a Drácula, o al llamado Sacamantecas que se decía que sacaba las tripas a los niños y actuaba en la madrileña colonia de El Viso, y cuyo rostro figurado coincidía con el del actor alemán Gert Froebe, que encarnó a un asesino de niñas en aquella rara película semiespañola, y extrañamente apta para todos los públicos, titulada El cebo; o incluso al Anthony Perkins de Psicosis, que en cambio era para mayores pero que algunos chicos lograban ver en los cines de verano más permisivos. A mí me dio por el Mau Mau, y se lo debí a dos películas: Safari, con Victor Mature, y Sangre sobre la tierra, con Rock Hudson y Sydney Poitier, de 1956 y 1957 respectivamente. Sin duda lo que más me aterraba era comprobar que los mau maus (una guerrilla anticolonial que utilizó métodos terroristas contra los británicos en Kenya, entre 1951 y 1960) no se detenían ante nada en sus asaltos a las tierras y casas de los colonos blancos, y mataban a golpe de machete hasta a los niños. No sé los de ahora, pero los de mi época teníamos la sensación, posiblemente errónea, de estar a salvo de las atrocidades precisamente por ser niños, y ver que ciertos grupos e individuos no nos respetaban la vida era lo que podía infundirnos mayor pavor.

    Durante largos meses –o así es en mi recuerdo– me acostaba con la idea de que los sanguinarios mau maus iban a colarse en mi casa aquella misma noche. “Pero están en África, muy lejos”, me decía. Y me contestaba: “Sí, pero pueden venir en canoas y barcos”. “Tardarían mucho en llegar”, me argumentaba. Y me respondía: “Sí, pero, ¿quién sabe si no partieron hace un mes y esta es la noche en que ya están aquí? Quizá estén ahora trepando por la fachada”. Y pasaba horas de duermevela vigilando la ventana, sin poderme dormir del todo, temiendo ver aparecer a unos negros despiadados con machetes en las manos. Creo que por eso ésta es el arma que me produce más escalofríos.

  389. Las rodillas maltrechas dixo...
  390. Pero la cosa no termina aquí, sino que yo la veo unida a una creciente incapacidad, por parte de demasiadas personas, para aceptar los hechos cuando no son como ellas desean. Como si la negación de la realidad, o su incomprensión, fuera en aumento cuando la realidad nos contraría. Es como si se hubiera generalizado y hecho literal aquella antigua frase de las novelas y las películas: “No aceptaré un no por respuesta”. Durante la interminable agonía del anterior Papa (bueno, más interminables fueron sus exhibicionistas pompas fúnebres), en varias ocasiones vi la reacción de peregrinos de visita en el Vaticano en aquellas semanas. Una señora española, por ejemplo, decía a la cámara con gesto de perdonavidas: “Bueno, en fin, pues si está enfermo, qué se le va a hacer, lo comprendo. Pero la verdad, ya que he venido hasta aquí podía haberse asomado al balcón, aunque fuera un segundo”. Se notaba mucho que a esa señora le traía sin cuidado la salud del Papa, lo único que le importaba era poder contar a su regreso que lo había visto, y sin duda fotografiarlo con un buen zoom desde lejos. Tengo una conocida que, tras una complicada operación de rodilla, lleva tres meses sin poder apoyar el pie en el suelo; pero hasta sus mejores amigas parecen no comprender la situación ni aceptarla: la llaman para salir, y al explicarles ella por enésima vez su imposibilidad hasta para ir al cuarto de baño, se encuentra con que es como si no la escucharan. “Bueno, ya está bien, ¿no? Cómo no vas a poder salir después de tanto tiempo. Pero si es aquí al lado de tu casa, donde hemos quedado”. Hay una progresiva resistencia a encajar los reveses, por mínimos que sean, a admitir que las cosas se salgan de lo normal o fallen, a aceptar la fuerza mayor y las imposibilidades. Más de una vez, cuando no he podido atender tal o cual petición de una institución o una revista, me he encontrado no sólo con gestos y voces adustos ante mis disculpas, sino también con represalias más o menos encubiertas (por ejemplo, la revista “desairada” ha optado por no hablar de mis libros, de los que escribo o edito). Y, desde luego, a casi nadie se le ocurre pensar que a uno pueda no apetecerle o interesarle lo que se le propone. Estoy convencido de que no anda lejos el día en que, cuando se le solicite algo a alguien que acaba de morir –a través de su agente–, y ésta dé la noticia de la imposibilidad por fallecimiento, los interesados no lo entiendan del todo e insistan: “Ya, ¿pero no podría hacer una excepción con nosotros?”.

  391. Erich Hartmann dixo...
  392. ¿Adónde irán esos aviones?

  393. La ficción, sin embargo, le permite descansar del mundo. Contó lo que pasó con el presidente Chaves, cuando fue a ver a Cristina Kirchner, cuando vio cerca de la Casa Rosada la estatua de Colón: "¡Qué hace ahí ese genocida!" dixo...
  394. Es que tú estabas entonces dándole la negra espalda a la realidad

  395. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  396. Según Thomas Mann, toda novela resultaba insulsa sin ironía, y desde luego él creía que a las suyas las recorría ese don de arriba abajo, creencia un tanto extraordinaria si se conocen algunos de sus novelones más célebres. Quizá su afirmación se comprenda un poco más si se tiene en cuenta que Mann distinguía claramente entre el humor y la ironía, y que juzgaba a Dickens sobrado de lo primero y escaso de lo segundo. Tal vez eso explique que Mann sólo obligue a sonreír a veces (uno percibe que él se estaba sonriendo al escribir) y que Dickens haga reír abiertamente cada pocas páginas.

    Lo cierto es que donde jamás parece haber hecho sonreír Thomas Mann (ni siquiera a la fuerza) es en su vida personal, a juzgar por sus cartas y diarios, de una seriedad temible. Estos últimos, como es sabido, sólo pudieron verse a los veinte años de su muerte, en 1975, y, una vez leídos, la demora sólo es explicable por tres motivos: para hacerse esperar y darse importancia; para que no se supiera demasiado pronto que se le iban los ojos tras cualquier jovenzuelo; para que no se supiera lo mal que andaba del estómago y lo fundamentales que le parecían sus vicisitudes (las del estómago, quiero decir).
    Cualquier escritor que deja sobres cerrados que no deberán abrirse hasta mucho después de su muerte está convencido de su tremenda importancia, y eso suele corroborarlo la apertura de los dichosos y decepcionantes sobres al cabo de la paciente espera. En el caso de Mann y sus diarios, lo más llamativo es que todo lo que le ocurría le parecía sin duda digno de ser registrado, desde la hora a que se levantaba hasta el tiempo que hacía, pasando por lo que leía y sobre todo lo que escribía. Acerca de tales cosas rara vez, sin embargo, hace alguna reflexión sagaz, de modo que más parecen los diarios de alguien dispuesto a facilitar a la posteridad la minuciosa reconstrucción de sus incomparables jornadas que los de alguien interesado en relatar hechos secretos o verter opiniones privadamente. Dan la impresión de que Mann pensaba en un futuro estudioso que exclamaría tras cada entrada: «¡Caramba, caramba, así que el Mago escribió aquel día tal página de El elegido y a la noche leyó versos de Heine, cuán revelador es esto!».

  397. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  398. Más difícil resulta quizá prever la posible revelación y asombro que provocarían los insistentes informes sobre sus evoluciones estomacales: «Indispuesto; dolores de cintura causados por el colon y el estómago», anota un día de 1918. «Ligeros dolores abdominales», considera oportuno destacar en 1919, y el mismo año precisa: «Pude hacer mis necesidades después del desayuno». En 1921 las cosas no han mejorado, pero son igualmente dignas de reseñarse: «En la noche, taquicardia y retortijones de estómago», o bien: «Indisposición, irritación intestinal». Más adelante, en 1933, Mann sigue obsesionado, y con razón: «Desayuné en la cama. Propensión a la diarrea». No es de extrañar que un año después se queje: «Me duelen los intestinos», ni que en 1937 tenga la suficiente lucidez para reconocer: «Tengo el estómago sucio», para añadir: «Tuve dificultades al tragar la comida, que tuvo que ser pasada por el colador». En 1939 se han invertido las tornas, por lo que le parece juicioso señalarlo: «Estreñimiento». Menos mal que un año antes, en 1938, nos encontramos con un apunte más variado, aunque no menos asqueroso: «Pasé largo rato sin la dentadura postiza. Padecimientos».

    No hay que creer, sin embargo, que los diarios se ocupen sólo de tan prosaicos malestares: amén de informarnos de si tomó o no un ponche, le devolvieron por fin del tinte sus alfombras o visitó al pedicuro tras pasar por la manicura, hay expresivos comentarios sobre la atormentada sexualidad de Mann. Por ejemplo: «Ternura». O bien: «Noche sexual. Pero no se puede, quand même, desear la calma en ese campo». O aún más problemático: «Ayer sufrí un ataque de índole sexual, poco antes de irme a dormir, lo que tuvo muy graves consecuencias nerviosas: gran excitación, miedo, insomnio pertinaz, fallo del estómago, manifiesto en acidez y náuseas». Y otra vez: «Excesos sexuales, los cuales, sin embargo, pese a que me impidieron durante mucho rato reconciliar el sueño debido a la excitación nerviosa, resultaron más bien soportables a un plano intelectual». Esa mención del «plano intelectual» tal vez ayude a descifrar este otro comentario, francamente enigmático: «Perturbación sexual y perturbación en mis actividades ante la imposibilidad de negarme a hacer el artículo necrológico sobre Eduard Keyserling». Finalmente, el estómago y el sexo aparecen de nuevo unidos en esta optimista o más bien crédula anotación: «Tuve que dejar de beber esa cerveza fuerte que se hace ahora, no sólo porque atacaba al estómago, sino porque actuaba también como afrodisíaco, excitándome y haciéndome pasar noches intranquilas». Sea como fuera, el tono general es éste: «Anoche y también esta tarde: atormentado por el sexo».

  399. ¿De dónde vienes, digno Thane? dixo...
  400. Aunque, como se ve, Mann no especificaba mucho, es de suponer que los ataques, excesos y perturbaciones debían de estar relacionados con su mujer, Katia, madre de sus seis hijos. Sin embargo, las demás mujeres parecen haberle resultado del todo invisibles, a diferencia de los muchachos. Cuando fue a oír un recital de Rabindranath Tagore, se le confirmó la impresión que tenía de él: «Me parece una vieja dama inglesa muy distinguida», pero en cambio no le pasó inadvertido que su hijo era «moreno y musculoso, de aspecto muy viril». En el mismo acto quedó «cautivado por dos jóvenes que me eran desconocidos, guapísimos, quizá judíos». Unos días después la compañía de un «joven lozano de dorados cabellos» lo sumió «en un dulce embeleso», y unas semanas más tarde un joven jardinero, «lampiño, de brazos morenos y pecho descubierto, me dio mucho que hacer». Agradecía enormemente al cine alemán de los años treinta que, a diferencia del americano o el francés, ofreciera «el placer de contemplar cuerpos jóvenes, sobre todo del sexo masculino, en su desnudez». Aunque despreciaba en general ese arte, poco dado a la palabra y representativo sólo del hombre vulgar y corriente, por suerte le reconocía sus «efectos sensuales sobre el alma».
    Es de temer que Thomas Mann, lejos del humor y la ironía que le atribuían algunos de sus lectores y conocidos, estaba siempre aquejado de melancolía, indolencia, ataques de nervios, pánico y torturas psicológicas de variada índole, entre las que ocupaba un lugar destacado la irritación. A excepción de Proust (pero tan de otro modo), nadie como él explotó la asociación entre enfermedad y artisticidad, y en ese sentido puede decirse que desde siempre fue un anticuado, ya que dicho vínculo tenía al menos un siglo de vida cuando él publicó su primera novela, Los Buddenbrook en 1901. Lo curioso del caso es que sus males y sus angustias eran de lo más estable: no lo abandonaban en ninguno de los lugares en que se vio obligado a vivir, exiliado de Alemania desde antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque después del Nobel, que recibió en 1929 con mucha naturalidad. Lo que hace a su figura más noble es, a la postre, su inequívoca oposición al nazismo, desde el principio y hasta el final, aun cuando sus ideas políticas o apolíticas no fueran nunca muy claras ni quizá muy recomendables: lo que le parecía más deseable, en oposición tanto al fascismo como al liberalismo, era una «dictadura ilustrada», expresión en la que el adjetivo es demasiado vago y connotativo como para que no sea el sustantivo lo que prevalezca en todo caso.

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