Aúllan nigrománticos los perros de la guerra, y en las cochiqueras gruñen indiferentes los marranos mientras los jabalíes señorean los sotobosques ingleses. Tienen un feliz presagio los círculos de los cuervos. Mirlos y tordos revolotean anocturnados en las ramas de los abetos. Otro año es fin de año en los abismos de la AngloGalician.
El remedio que por aquí estilamos contra la gula de estos fastos, es el cocimiento de marisco y laurel, como tengo preceptuado en mis marcas atlánticas. ¡Ítem, la hostia a tiempo es saludable y los animales agradecen el tempero, como si fueran personas infusas!
Arrancó el cachicán:
- Pero en Inglaterra...
Saltó el petimetre, abriendo de nuevo el cisma:
- ¡La pérfida Albión!
Otra vez se enzarzaron. El gallo polainero trazó la más pomposa de sus ruedas. Intentaba combatir la tradición de Yule y la ha contaminado de bravuconería. Las espadas se acortaron hasta hacerse cachicuernas, y la culterana undécima se nacionalizó con la gaita del jácaro. Hello, hello, we are the Porcos Bravos.
¡Los galaicos nunca pierden su carácter!
En este tiempo decembrino venían de par por la acera, con amplias pañosas y enchisterados, una gavilla de respetables carcamales frioleros: Apenas asomaban las narices por el embozo. Mike Barja hizo un quiebro postinero recortándolos en corto. A cuerno pasado, asió la punta de un embozo y con clásica rebolera salió a por doce uvas, liándose en la pañosa de la momia, primero alelada, después iracunda. Corrieron los otros burlones y en tropel, cayendo sobre los viejos, les enterraron las chisteras hasta los dientes. En esta trifulca perdió la capa el que aún quedaba con ella. Tremantes de furia senil gritaban dos adamados, arrancándose los abollados sombreros de ciervos de Sheffield:
- ¡Por Willy S!
-Eximio comisario político-
- ¡Os vamos a denunciar a los Lansquenetes del Odio!
El farol colgado del chuzo, en la esquina de una esquina, respondía con un guiño ebrio. Roncaba el administrador del blog soñando horizontes más progresistas. La turba de viejos iracundos deshacían el acordeón de las chisteras bajo el alero, donde un gato gordo mayaba a la luna: Renegaban alternativamente, con la misma bilis y los mismos germanismos del vocablo:
- ¡Esto no quedará impune!
- ¡La puta entrada de fin de año cada racimo de uvas es peor!
- ¡Nosotros estuvimos en Yardley Gobion!
Los dogmáticos asomaban en las esquinas, solazándose con la furia de los viejos catarrosos, que atravesaban la nada, aspados los brazos, negros uniformes y grotescos ademanes. Los alegres camaradas se enfilaron al The Feckless Fucker. Disimulando el jadear de la carrera, se metieron en su pub de referencia, donde nunca faltaban huérfanas, guitarras y cerveza:
- ¿Y a qué hora va a ser el baño de mañana?
- Y yo, ¿Cómo voy si no tengo tractor?
- Acaba de emborracharte, paga las 11 copas, y llamamos al senescal logístico
Este afán suicida, temerario, es la vida Anglogaliciosa al filo, y pasa a través de todos los instantes, se folla 17 años, articulándolos de un modo arbitrario, y vale tanto como el resorte de alambre que un muñeco de trapo esconde en el buche de serrín. Polvo y paja, más peltre enamorado.
Y en 2025, ¿Os Porcos Bravos otra vez campeones de Europa?
La Charcutería Del Abismo Nos Regala Un Cuarto De Siglo.
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