Apotemnofilia, Acomoclitismo y Coulrofobia en los Acantilados del Götterdammerung. Fábula Distópica deviene en Auto Alegórico
En el reverso de la imagen grácil del somormujo que se zambulle durante el cortejo de su pájara favorita, la estampa sórdida del Rey Psicopompo encastrado en su trono hace las veces de espejo deformante de la esencia del porcobravismo. Y aunque la mayor parte del tiempo actúa como dovela central o clave contra la que se sostiene la ascendente parabólica de lo esto, gótico de vanguardia, como de lo otro, épico ralo, no podemos seguir callando el anhelo de realización que nos arrasa el pechaso, un imperativo que retumba en el culo de cada carolino llamándonos a completar nuestra tarea: rapaces, hay que matar al padre.
Así es como una entrada empieza. Luego ya pones un punto y aparte y vas pensando cómo seguir la cosa mientras sorbes algún líquido al que se le suponen virtudes estimulantes.
(Parece una caverna. En el centro de la escena, entre tinieblas, se vislumbra el trono. La alas de un albatros descomunal forman el respaldo, cuyo extremo superior se pierde en las alturas. El REY está encaramado a uno de los brazos de su real asiento y bebe cerveza en peltre. A su alrededor merodean criaturas varias que huyen de la luz. Se oyen murmullos, pasos cortos que vienen y van a toda prisa. El REY apura su jarra sin miramientos y frunce el gesto)
REY: ¡Gato! ¿Por qué no hay cerveza de brezo en mi jarra? (GATO le sirve) ¡Dogo! ¿Por qué hace tanto que nadie viene a visitarnos? (GATO sirve de nuevo) ¡Alacrán! ¿No atrapaste a ningún desamparado anoche? ¿Han muerto los usuarios únicos? (GATO vuelve a servir). ¿Voy a tener que bajar yo mismo a la tierra para trajinarnos las almas? En mi eternidad me había visto en una así, ¿qué sucede? ¿qué cojones pasa? ¿lo tengo que hacer todo YO?
ALACRÁN: Mi señor Psicopompo, no es como dices.
REY: Ah, ¿y cómo sería?
ALACRÁN: Pues se está dando mucho el caso de gente que no tiene alma.
REY: ¡Mi sustento!
GATO (aparte): Clientes que perdemos.
REY: ¿Gente sin alma? ¿Cómo es posible?
ALACRÁN: Vienen así de fábrica.
REY: ¡Y tanto! Entonces, ¿ya no se dan a las pasiones?
ALACRÁN: Si se entregasen a otros…
DOGO: Nos enteraríamos.
REY: ¡Pues estaríamos buenos!
ALACRÁN: No hay duda. La gente moderna está naciendo sin alma. Incluso los ingleses.
REY: ¡Gato! (Rellena la jarra) En verdad, Alacrán… cierto es que si entregaran su alma a otros, nosotros lo sabríamos, porque de lo contrario podría llegar a pensar que alguien está haciendo mal su trabajo. ¡Gato! (Más cerveza. Silencio) ¿Y qué pasa con la música esta mañana? ¿Cómo es que no escucho a nuestro trovador? (Se pone en pie sobre el asiento y rebusca con la mirada) Lo extraño.
DOGO: Está de gira por villas y burgos cantando las hazañas de su Excelencia.
REY (suspira, se sienta): Pues contratad a un maldito bardo de guardia. Si me amuermo caigo en la dejación de funciones.
GATO (sirviendo de nuevo, en tono confidencial): Me han hablado de uno de Terranova o del Québec o algo así, Sire, un portento según dicen él y su vanidad matinal. Lo mismo un día te toca la tuba que al otro te hace un fresco como te esculpe un poema en basalto o cava tumbas. Pero parece ser que se muestra reacio a servir a las autoridades.
REY: Ah, ¡un irreverente! Con el extraño país de la integridad hemos topado. Ofrecedle un plato de lentejas.
ALACRÁN (titubeando): Milord, la reserva de lentejas la agotaron los ciervos.
(Llaman a la puerta. Se hace el silencio. El REY, uneasy lies the head that wears a crown, desciende despacio y cabizbajo del trono, expectante y filoso, y derrama sin querer su cerveza. Ordena por gestos a GATO que le sirva más. DOGO está a su lado. Los dos miran hacia la puerta)
REY (fulmina con la mirada a Dogo): ¿A qué esperas?
(DOGO camina hacia la puerta aojando al REY, que le impele con aspavientos. El contenido de su jarra se derrama de nuevo y GATO cumple con su tarea una vez más, con su eficacia habitual. Al fin, DOGO abre y la luz irrumpe en lo que resulta ser una habitación lúgubre, con dos ventanas al fondo tapiadas con tablas y las paredes surcadas por chorretones de humedad. Hay lámparas de gas extintas, aparadores con las lunas rotas, pergaminos flotando en el charco que cubre el suelo de toda la estancia, y del techo, cuelgan estandartes raídos de campañas pretéritas, cuando el Jabalí Rampante dominaba el Mundo. En el lado opuesto a la puerta, a la derecha del trono, un gran objeto anguloso se oculta bajo un manto de terciopelo que alguna vez fue granate. Todos se protegen los ojos. Al otro lado del umbral, TAPIR espera)
REY: ¿Qué sucede? ¿Quién es?
DOGO: Milord, es Tapir.
REY: ¿Qué me dices? ¡Tapir! ¡Mi amigo, mi consuelo! Dime, ¿cómo has estado? Traerás buenas nuevas, seguro. Pero pasa, deja que te abrace. ¿Qué haces ahí parado? ¿No ves que la luz nos arruina el ambiente?
TAPIR (desde fuera de la escena): Mi buen Rey, no puedo pasar.
REY: ¡Por el Tártaro Lazslo Toth donde caga Ægir! ¿Qué ha sido de la moral de mis tropas? ¡Zorro! ¿Dónde está el entrenador de mis lansquenetes? Tengo uno aquí que necesita un correctivo.
ZORRO (asomando con su elegancia habitual el hocico por debajo del trono): Mi señor, hace un mes que le cortamos la cabeza, como tú ordenaste.
REY (mirándose los pies): Mi memoria se ha vuelto vaga; y yo más ligero. Refréscame los cargos, Zorro.
ZORRO: El éxito le nubló el juicio, sire. Creyó tener criterio propio y consideraste preferible dejar la plaza vacante un tiempo a exponernos a todos al libre albedrío.
REY: ¡Magnífica decisión, como todas las mías! El orgullo es el padre del desastre. Unciré a otro. Traedme a Incitatus si ya acabó con las yeguas.
TAPIR (carraspea): Sire… No es instrucción lo que me falta, más bien…
REY: ¡Ah, Tapir! Sigues sin traspasar el umbral de mi casa. Muy bien. ¿Será que has engordado? ¡Que traigan la vaselina!
TAPIR: Señor, no es el grosor lo que me impide entrar.
REY: No te entiendo, pero habla entonces. Nada has de temer. ¿Qué sucede?
TAPIR: Nada he de temer… ¿tengo tu promesa de que respetarás mi pelaje?
REY: ¿Qué es esto? ¿Tu pelaje, Tapir? ¿Por qué habría de tocarlo?
TAPIR: Descubrid la pecera y hablaré.
REY (visiblemente incómodo agarra un hacha): ¿Pones condiciones a tu lealtad, Tapir? Habla ahora o vete por donde has venido.
(TAPIR entra en escena, atraviesa la estancia sin detenerse y llega hasta el objeto cubierto por la tela enmohecida. La toma entre sus dientes y con un giro de cabeza descubre un gran tanque de vidrio en el que se agolpan cuatro criaturas de morfología indefinida. Las contempla brevemente y se vuelve con pesadumbre)
REY: ¿A qué viene esta insolencia, Tapir? Sabes bien que nadie puede tocar a mis delfines.
TAPIR: ¿Delfines? He visto delfines, Psicopompo, y esto que tienes aquí no se parece en nada a lo que yo conozco.
REY: Quien cree haberlo visto todo, o se ha quedado ciego o es tonto.
TAPIR: Los delfines no son obesos.
REY: Ya conoces nuestras dietas, Tapir. No te tenía por incrédulo.
TAPIR: Los delfines no tienen la cara chata.
REY: Se la han partido contra la Pérfida Albión. Estás yendo muy lejos.
TAPIR: ¿Dónde están sus aletas dorsales?
REY: Me abanico con ellas. No las necesitan si me tienen como guía.
TAPIR: ¿Y el espiráculo? Porque estos de aquí tienen fosas nasales.
REY: Sabes tan bien como todos que no tolero que se esnifen sustancias euforizantes.
TAPIR: No te creo una palabra, Psicopompo. Haz venir a tu barbero.
REY: Mariconadas las justas, Tapir. Aquí, cada cual usa su bayoneta.
TAPIR: Será una esteticien entonces. Confiesa lo que todos vemos. Estos no son delfines. Demonios de Scunthorpe, ¡son focas rasuradas!
REY (sonríe mientras cubre nuevamente la pecera): Tapir, amigo, ¿no te he hablado de nuestro último proyecto? Estoy seguro de que te parecerá interesante. Está algo avanzado, pero necesitamos mentes preclaras como la tuya para desarrollarlo. Verás, vamos a expandirnos por las Tierras Brunas de los arponeros, adoradores fieles del cruel Crom, pero son gente…¿cómo te diría? ¡Gato, mi diletante predilecto! ¡Sírvenos cerveza con grosella negra, por favor!
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420 comentarios:
«A máis antiga ‹Máis antiga 401 – 420 de 420 Máis recente › A máis nova»
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Gattuso
dixo...
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3 de outubro de 2014, 12:43
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atribulado carnicero de patos de Alaska
dixo...
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10 de outubro de 2014, 17:57
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RODILLO
dixo...
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12 de outubro de 2014, 17:35
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King Main
dixo...
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16 de outubro de 2014, 01:05
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The Great Malcolm Swindle
dixo...
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20 de outubro de 2014, 11:43
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la gota del pantalón
dixo...
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20 de outubro de 2014, 12:01
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el idioma de la Corte
dixo...
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20 de outubro de 2014, 12:27
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Séneca Gón
dixo...
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20 de outubro de 2014, 12:30
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Salvaxemente Mítico
dixo...
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20 de outubro de 2014, 15:38
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Jack Tar
dixo...
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21 de outubro de 2014, 19:02
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Paik Bispo
dixo...
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19 de decembro de 2014, 23:57
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Main Rey o esperando la nada
dixo...
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10 de febreiro de 2015, 10:31
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Nicolás Soneira
dixo...
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11 de febreiro de 2015, 00:05
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yarcund
dixo...
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13 de maio de 2015, 18:43
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su ambición científica no va acompañada de la necesaria habilidad literaria
dixo...
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25 de xaneiro de 2017, 23:40
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Avalancha Celeste
dixo...
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8 de febreiro de 2017, 21:16
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Liam Neeson
dixo...
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30 de agosto de 2017, 09:06
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Rod Sarmiento Height
dixo...
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12 de outubro de 2017, 11:21
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una infancia torcida como un viejo manzano.
dixo...
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12 de febreiro de 2019, 09:29
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Mike Barja
dixo...
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22 de abril de 2024, 08:39
«A máis antiga ‹Máis antiga 401 – 420 de 420 Máis recente › A máis nova»Come il Basilisco soavamente fischiando nella sua caverna
If Main is wise, why is he still,
When these false prophets, call him friend,
Why is he silent, is he blind!?
Are we abandoned in the end?
Su Alteza el Main Psicopompo de la Casa Porca Brava, el Primero de su nombre, rey de los vándalos y los que que rosman y los Primeros Bebedores, señor de los Dos Reinos de Galizalbion y Protector del Reino de la Anglogalician
Cuando era un gran guerrero, resonaban
Los tambores en mi honor.
El pueblo esparcía polvo de oro ante
Los cascos de mi caballo.
Más ahora que soy rey, la gente murmura
a mi paso con disgusto.
Y temo hallar veneno en mi copa, y recibir
una cuchillada por la espalda.
Reluciente concha de una vieja mentira,
Fábula de derechos divinos,
Tú ganaste tu corona por herencia,
Pero la sangre fué el precio de la mía.
El trono que yo obtuve con sangre y sudor,
Por Crom, que jamás lo venderé,
Ni por un valle lleno de oro, ni ante la
Amenaza de los fuegos del infierno.
¿Qué se yo de los usos cultos, del lujo,
de sutilezas y mentiras?
Yo, que nací en una tierra inhóspita
Y que fuí amamantado bajo el cielo.
El lenguaje sutil, la astucia, todo fracasa
Cuando cantan las espadas.
Venid a morir, perros.
Sabed que fuí un hombre,
Antes de ser rey.
England! awake! awake! awake!
England! awake! awake! awake!
England! awake! awake! awake!
England! awake! awake! awake!
El mito de la caverna de Platón es el relato más popular de la filosofía platónica. Con él, el autor griego explica su concepción dual del mundo y cómo un hombre virtuoso será capaz de superar la frontera de lo terrenal para alcanzar la idea de Bien.
La alegoría presenta a un grupo de hombres, encadenados en el interior de una cueva. La única luz que ilumina la gruta procede de una hoguera que proyecta en la pared las sombras de lo que ocurre en el exterior. Dado que los prisioneros nunca han salido de la cueva, creen que la realidad es todo aquello que ven proyectado sobre la pared. Dentro de la cueva, se escuchan también los ecos de los sonidos que proceden del exterior. Sin embargo, los prisioneros, superados por su ignorancia, creen que son las sombras las que hablan.
Para Platón, éste es el primer grado de conocimiento de los seres humanos, el más banal, que es el que proporcionan los sentidos. Los que permanecen en este estado de ignorancia viven en un ‘mundo sensible’.
El relato continúa, y narra cómo uno de los prisioneros consigue liberarse de las cadenas que lo mantienen atado a la caverna. Al salir, ve la luz del sol y los objetos reales. Aunque en un principio, el hombre se resiste a creer que hasta entonces ha vivido engañado, con el tiempo consigue darse cuenta de que lo que ahora ve es la auténtica realidad.
La luz del sol representa así el conocimiento verdadero, el que Platón denomina ‘mundo inteligible’. Para el autor griego, quienes consiguen librarse de las cadenas son los filósofos, aquellas personas que han conocido la idea de Bien y con su virtuosismo han demostrado ser aptas para gobernar el Estado.
Cuenta el mito de la caverna que una vez que el hombre ha conseguido elevar su conocimiento por encima de lo sensible, teme volver al interior de la caverna y que el resto de prisioneros lo tomen por loco, pues en el interior de la caverna los ignorantes pasan el día entre disputas por lo que ven en las sombras.
Para Platón, la enseñanza filosófica es el camino de aprendizaje para alcanzar la liberación del alma. Una vez conocido el mundo ininteligible, Platón reconoce que es difícil mantener el interés por las cosas humanas. Sin embargo, es deber del filósofo encargarse de las tareas de gobierno y velar por que todas las clases sociales contribuyan, en mayor o menor medida, a la consolidación del Estado.
Pedicabo ego vos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex versiculis meis putastis,
quod sunt molliculi, parum pudicum.
Nam castum esse decet pium poetam
ipsum, versiculos nihil necesse est;
qui tum denique habent salem ac leporem,
si sunt molliculi ac parum pudici,
et quod pruriat incitare possunt,
non dico pueris, sed his pilosis
qui duros nequeunt movere lumbos.
Vos, quod milia multa basiorum
legistis, male me marem putatis?
Pedicabo ego vos et irrumabo.
Una suerte de comedia sin trama e insulsa en lo que los que practican griego denominan esticomitia
Finjan ser otra persona
Utilicen un nombre falso
No representen a una persona
¿Es la cola?
¿Para qué?
Es que soy el siguiente para que le corten la cabeza
¿Ya no os ahorcan?
No. Se quedaron sin árboles en la orillas del Bann.
Not where he eats, but where he is eaten. A certain convocation of politic worms are e'en at him. Your worm is your only emperor for diet. We fat all creatures else to fat us, and we fat ourselves for maggots. Your fat king and your lean beggar is but variable service—two dishes, but to one table. That’s the end.
Callada, en oscuras cavernas, sangra una porcallada muda
Forjando con durísimos metales el rostro que ha de redimirla
Un dogma es un postulado que se valora por su condición de firme y verídico y al cual se reconoce como una afirmación irrefutable frente a la cual no hay espacio para réplicas.
Teatro del absurdo, más teatro del bueno.
Felicidades por 7 años follando al zorrerío progresita.
La patología psicológica resulta menos frecuente entre pintores y compositores que en el mundo de la literatura, pues “la escritura es un crimen para aspirar a la existencia”, y alude como argumento a la proliferación de fenómenos de pseudonimia y heteronimia en este ámbito, apenas anecdóticos en la música o las artes plásticas o en las putas
Sorry to hear Marcos has decided to end it all - I know 6-1 was bad but to chuck yer boots away seems drastic to me. However, you've beaten me to the same decision Marcos but I'll be trying to go a few more years. I can feel the fear in the ranks of the Porcos at that statement. Only having a laugh, which is what most people did when they saw me play. Hope we keep seeing you Marcos and good luck amigo!
GÖTTERDÄMMERUNG LSD
todo aquí es teatro
vodevil
olvido
Hamlet: ¿Veis esa nube más allá, con una forma parecida a un camello?
Polonio: Por Main que sí es idéntica a un camello
Hamlet: Diría que es una comadreja
Polonio: Tiene el lomo de comadreja
Hamlet: ¿O más bien como el de una ballena?
Polonio: Sí que se parece a una ballena
It was a coda from Götterdämmerung and enough to make you scrap your disbelief in the sympathetic fallacy
Hace unos siglos, los bufones eran personas tan respetadas que se institucionalizaban. Los reyes tenían en la Corte a bufones oficiales y les ponían un sueldo grandioso. No es que tuvieran el derecho de reírse de los poderosos; era su deber. Les pagaban por ello cantidades obscenas. Con el tiempo, su papel se fue desdibujando y el bufón, como luego el payaso, se convirtió en un personaje despreciable. La explicación es sencilla: mientras el bufón era mantenido y designado por el rey, sus bromas eran permitidas y escucharlas era obligatorio. A medida que la democracia fue avanzando, los objetivos del bufón fueron adquiriendo poder y el bufón fue perdiendo influencia en la misma medida en que la ganaban sus víctimas.
Apenas si le aguardaba cuando él llamó a la puerta del pasillo. Me pareció que se había frotado los ojos, las mejillas, los labios. Todo brillaba. “Quítese la ropa”, me dijo, casi malévolo. Nos tratábamos de usted porque siempre nos veíamos al caer la noche. “Quítese la ropa”, repitió, “vamos a casarnos.” Obedecí. Él se desnudó también y me dio la espalda. Yo me tendí sobre la cama; podía oír el latido de mi corazón, pero no tenía miedo. Él subió a la cama. Veía su miembro como otras veces había visto el de otros chicos en los barreños los sábados por la noche, cuando llegaba de improvisto a la hora del baño. “Cierre los ojos,” me dijo él. Los cerré y adiviné que él avanzaba de rodillas, evitando hacerme daño. Sentí el roce de la suave carne sobre mi frente, sobre mi mejilla, sobre mi otra mejilla, sobre mi párpado, sobre mi otro párpado, sobre mi boca cerrada, allí donde estaban mis senos, sobre mi pubis sin vello. Ligero, se tendió sobre mi cuerpo desnudo y me advirtió: “No respiremos.” Le obedecí. Sus cabellos mojados enfriaban el hueco de mi hombro. Mucho después, respiró y yo lo hice con él. “Me he casado con usted,” dijo. Se incorporó, se vistió nuevamente dándome la espalda y se marchó sin decirme adiós. Alisé la sábana y reabrí los postigos: la luz era un regalo. Volví a casa y lloré sin aflicción, me preguntaba por qué lo hacía. Él me ignoró cada vez que volvió a nuestro barrio con su compañía de teatro.
Esa abnegada y teatral tarea que es ver transcurrir el tiempo
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