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La Peregrinación Salvaje De Stroll Northwood. Una Distopía Flâneur En Las Trazas De La Psicogeografía.

El frío nórdico es leyenda. Le Main afirmó en Yardley Gobion que el frío puede tener valores morales. Le creímos. Sólo tres regresamos a Galiza. Y no podemos contar lo que pasó. Pero podemos vengarnos. En la sociedad postmoderna, la tribu es el medio hooligan de comunicación, la pantalla para comunicarnos con este mundo agonizante y combatir la basura de albañal que nos amenaza. Por tanto, debemos convertirnos en minoría étnica con conciencia de sí misma, y luego seremos una minoría cultural. Se globalizarán los objetos, los ordenadores, los móviles, las putas redes sociales, los programas de la tele, y demás embudos de pastoreo ideológico. Pero nosotros, en cambio, nos tribalizaremos en las aceras y en los pubs. Seremos tribu. La tribu es la posibilidad, es una estética y un destino en lo bestial. Lo folk inviste lo urbano desde adentro y le vuela la cabeza.

Los calendarios de los antiguos nórdicos eran nocturnos: contaban el tiempo por noches. Ellos eran sabios. Nosotros pagaremos gustosos nuestras cuotas de sangre, gelidez y oscuridad. El hombre moderno está buscando ahora un alma, en un viaje introspectivo, ante su naturaleza neurótica y dividida. Odio eterno a ese hombre blandengue y al fútbol moderno.

Cada distancia tiene su silencio.

Trafagar por la ciudad. Pasar cerca de un cementerio, cruzar un puente. Olvidarse de contar concellos o de medir cantidades de cerveza. Ser un enunciatario lúdico. Un arrogante privilegiado encantado de conocerse. Y de repente, un flâneur engendra una criatura ctónica en el burdel de la psicogeografía. Tanto ocio acarrea vicio. El tráfago en las ciudades brumosas es un vasto depósito de historias que pueden ser leídas como un mal libro si se afronta con la conducta apropiada; como esos sueños colectivos cuyo contenido latente no se debe descifrar. Y así nace otro mito del folclore anglogalicioso.

Escenario: Ciudades galegas o británicas que tengan entre 25.000 y 460.000 habitantes.
Duración: Comprendida de sol a sol. De orto a ocaso.
Distancia: 13 kilómetros mínimo de displicente paseo. Nada de emplear bestias mecánicas.
Abrevaderos: Con 8 basta. Pero pueden y deben ser más. Mejor que sea la primera vez.
Brebajes: Alcohólicos de cualquier pelaje. Sin más especificación.
Imprescindible: Alcanzar al menos una de las fronteras donde muere la ciudad.
Número: 1 es soledad y 3 es vicio.
Obligatoriedad: Un Porco Bravo debe praticar el Weer Balking. Esto es sólo optativo.
Denominación de orina: Stroll Northwood.

No hay erección en los residuos de la ira. Este nuevo vagar no fue abrasado por un viento, no fue raído por un rebaño.
Cada distancia tiene su descanso.


Permitámosle a Stroll Northwood que comience a vagar no más nacer, y a regresar no más partir. Démosle fecundos días, poblados de anécdotas, amores fugaces, camaradas, fuego y sed. Y que nos devuelva una traza de la infancia, y con ella el bello rostro de la eterna nostalgia. Toda vuelta a casa es otra creación del mundo.

Donde acaban todas las calles, el camino de un Porco Bravo nunca termina.