No me despertéis, hostia, puercos, no me despertéis, cuidado que muerdo lo veo todo rojo. Iba a ser un tetraplete y quedó a medias. Qué horror otra vez el día de la marmota otra vez la perrera la inestabilidad la acritud. Quiero volver a entrar en el mar ciego basta de relámpagos qué significan esas tormentas continuas quieren hacerme vivir la vida del trueno han cambiado mis orejas por bayonetas hay explosiones de grisú en cada respiración de mi masculinidad tumescente las ovejas mineras galesas huyen hacia las galerías de cerveza estalla estalla más y mejor. Pero no es la claridad es la dinamita. Atraviesan con espadas mis párpados hunden dedos en mi garganta frotan mi piel con la grava del empapado despertar. No arranquéis mis uñas sumidas en el lodo de las pesadillas mi piel se pega a la sombra la perpetua noche lobuna de la Anglogalician está en mi boca mi sangre no quiere fluir. Duermo por la demencial Gloria du Main duermo. Y vuelvo y devuelvo una y otra vez a esa pajiza mañana de septiembre del 2007 en Sheffield.
Si fuese esto una crónica refutable de la II. Si lo fuera:
Si fuese esto una crónica refutable de la II. Si lo fuera:
Sheffield Stags 16 - Porcos Bravos 9
The Sheffield Stags: Dave Moxon (Gk); Thomo; Shabba; Sniper (16*); Snake; Fenners; Oates; Scott; Wilson; Whaley, Gallo; Bowers; Evans y Cundy.
Os Porcos Bravos: Barry Milk (Gk); Le Main (7*); The Killer (2*); Godspeed You! Black Emperor; Cobblepot y Suárez Miramontes.
Venue: Moreton Drax Plunkett Ground en Buckfastleigh, un villorrio en las afueras orientales de Sheffield. Se respira Merry Old England en cada una de las colinas que flanquean el campo. Un aciago día vendrá Netflix, o alguna mierda de plataforma del estilo, a hacer una serie sobre la Anglogalician y lo joderá todo. Cantemos y holguemos mientras podamos. ¡Detente instante, eres tan grasiento!
Attendance: 1280 almas y un violinista en el tejado.
Uniformes: Los stags visten de blanco sucio Leeds United.
Os Porcos Bravos, de azul celeste brewer. A orillas del Trent dejé mi hígado.
Árbitro: Alan Moore. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, hechiza un pajar. Actuó con sigilo, como era de esperar.
El Dato: Os Porcos Bravos mutagénicos se pegan la gran hostia en su debut inglés. Los Stags de Sheffield, con un equipo nada del otro mundo, ya llevan dos de dos. O espabila el equipo celta o esto va ser un monólogo sajón.
Y en el pitido final quedaba yo, testigo de la gesta de mis valientes. Podría lavarlos de las calumnias de adversarios insensibles al heroísmo; decir lo que fue su cabalgata suicida contra los cañones ingleses. Y ahogar a nuestros millones de lectores en un pozo fecal de datos y tecnicismos. O narrar como nunca perder la cara a un partido pese a la abrumadora suma de las inferioridades.
Pero esta no es una de esas crónicas para onanistas. Ni voy a subrayar que nos regalaron los hados un inesperado momento de quien marque, gana. Baste con saber que un día se repetirían con orgullo los nombres sagrados de nuestros derrotados. Nuestra tribu, al escuchar esa historia de gloria, sentiría hervir su sangre y reconocería a sus hijos. Y se apuntaría en masa para próximas expediciones.
Sí, materialmente habíamos perdido. Y de paliza. Malleira que non ven.
Dispersos, resacosos, volvimos a casa perseguidos por la prensa canallesca y las escolopendras de guardia.
Pero podíamos mirar al porvenir con la frente alta. La semilla plantada, la tormenta convocada. La Historia pesa los méritos de los hombres. Por encima de la abyección de la tierra baldía habíamos tendido nuestras articulaciones, alcanzando los extremos de la sinceridad y del sacrificio.
Tarde o temprano, el mundo del fútbol tendría que reconocer lo justo de nuestra Causa y la pureza de nuestra entrega.
Nunca fue vana la grandeza; quien no se expone no se impone.
Que aquellos que buscan su alimento dejen de importunarme con su cuchicheo.