Gael llamaba a gritos a su progenie.
¡Venga, niños, ya es hora de acostarse! ¡Venid aquí que el abuelo os va a contar una historia!
La estirpe estaba escondida, no quería asomar, la verdad ya estaban aburridos de la vieja historia del viejo abuelo Barrilete.
Lo más curioso es que al principio la fábula era tan entretenida y tan políticamente incorrecta que era su favorita, pero después de escucharla más de 300 veces, devino en muermo y obligación. Y eso que al abuelo Barrilete le había ocurrido una cosa muy curiosa y era que su memoria había quedado tan parada como una de sus paradas en el año 2017, que fue para los que no se coscan y los niputas, el año del X aniversario.
Había acudido a infinidad de médicos, médicos de todo tipo, brujos, curanderos, curas, zahoríes, pero al final el diagnóstico era siempre el mismo: el haber estado más de nueve meses sin tomar ni una gota de alcohol, le había causado ese destrozo en el cerebro.
Desde entonces y por si acaso, a ningún otro miembro de los Porcos Bravos se le había ocurrido ni de cerca, estarse más de 24 horas sin tomar al menos una pinta.
Desde aquel lejano y nefasto año 2017, habían intentado recuperarlo para la Causa.
En los partidos como local, jugó un par de veces como guardameta, pero con resultados negativos, como resulta que había perdido la memoria pero no se acordaba, no sabía a quien pasarle la pelota.
¡A los de negro, joder, a los de negro...!- le gritaban sus compañeros desde el banquillo.
¡A los gordos, fíjate, que los gordos son los nuestros!- le insistían los seguidores porcobravos desde la grada.... ¡cago en...., que se distinguen bien! Pero nada, que Barrilete no acertaba a quien darle el balón y eso le costó que lo echasen del equipo en una de las incontables purgas que se dieron por aquel entonces y que se siguen dando
De vistante, intentó ir a un par de viajes más, pero el problema era que a la hora de embarcar, no recordaba donde iba y una vez tuvieron que ir a buscarlo a un país del Este y otra más a Tailandia. De ir a rescatarlo se encargaron unos buenos y veteranos compañeros del equipo. Aunque sinceramente en este punto siempre hubo muchas, muchas dudas de que Barrilete no supiese a ciencia cierta a donde iba, y de que sus compañeros necesitasen casi una semana para traerlo de vuelta.
Fuese como fuese, Barrilete quedó anclado en el 2017 y por supuesto no se había enterado de las cosas que habían ocurrido en las siguientes cuatro décadas, por ejemplo:
- Que los Stags, que cada dos años, cambiaban de jugadores, llevaban 25 años seguidos sin perder la Cup.
- Que Martín, que se acercaba a los 100 años, aún era el delantero titular de los Porcos y era todavía el máximo goleador histórico de la competición. Y no era el único, al menos 6 de los 9 jugadores que habían visitado Sheffield con motivo del XL aniversario de la competición, habían disputado el partido de la X en el 2.017. El MAIN continuamente decía que iba a renovar el equipo, pero "sempre andas decindo pro ano que ven, e chega outro ano e pasa tamén..." y seguía manteniendo su plan B en la sentina del Pequod.
- Que en Pontevedra, habían sustituido la estatua de los heroes de Pontesampaio, por otra de los Porcos Bravos originales, y que además le habían puesto una calle a su nombre a pesar de sus políticas segregacionistas que ellos llamaban Tradición.
- Que Gael había disputado tres partidos con los Porcos Bravos pero había optado por continuar y acabar su carrera deportiva en el Liverpool, equipo del que era hincha desde pequeño.
- Que con motivo del XX aniversario, habían viajado algunas mujeres propias y extrañas en la expedición de los Porcos Bravos, e incluso alguna disputó algunos minutos en el partido, razón que casi le cuesta la cabeza al mismísimo MAIN, pero que no se sabe como consiguió salir una vez más indemne de este hecho.
- Que el MAIN seguía designando un nuevo delfín cada 12 meses y ahora veraneaba en Corea del Norte.
- Que en la grave sequía de los años 20, se montó un gran revuelo en la ciudad, cuando el río desapareció y aparecieron unos inquietantes restos.
- Que la Anglogalician había sido tomada por la música y ahora consistía en un festival de conciertos tecno-celta que duraba cinco días y donde el partido no era más que una simple anécdota de 10 minutos cada parte y 15 jugadores por equipo.
Pero no, ni estas ni otras muchas cosas podía contarle Barrilete a sus nietos porque su cerebro había quedado anclado en el 2017.
Así que cuando los encontró escondidos no faiado, tras alinearlos, empezó con su sempiterna cantinela
-Niños, os contaré una historia que seguro jamás os habré contado -dijo.
Recuerdo en el año 2007 cuando después de bebernos el río Trent y sus afluentes llegamos a Sheffield una soleada mañana y vimos en un campo de futbol a un francotirador, ese mismo que diez años después me volvía a marcar.
Recuerdo como en un extraña relación, las porterías fueron haciéndose más, más y más estrechitas, mientras que nuestros jugadores fueron haciéndose cada vez, más, más y más anchos.
Recuerdo como los ingleses nos hacían trampas y cambiaban los jugadores de su equipo a su antojo y que cada vez eran más y más jóvenes y delgados, mientras los nuestros seguían siendo los mismos.
Recuerdo todas las millas recorridas por las carreteras inglesas y todas las ciudades y pubs visitados, bueno al menos todos y cada uno de ellos hasta la quinta pinta, que es donde comienzan algunas lagunas y todos los reflejos en el estanque.
Recuerdo el Fat Cat el 23 de Septiembre de 2007, cuando toda esta locura vio las tinieblas.
Recuerdo todas y cada una de la XIV ediciones que se han disputado hasta este momento, (el pobre no sabe que van más de 50 ediciones) y recuerdo, todas las victorias y derrotas, sobre todo la última, en esa fatídica tanda de penaltis (en la poca conciencia de esos Porcos Bravos, tiene que recaer la culpa de que Barrilete esté así, porque de haber tirado bien los penaltis, él se habría tomado la pinta de la victoria y su cerebro no se habría parado).
Recuerdo...remember
Para que no siguiese, el pequeño de los nietos y el único que aún no se estaba haciendo el dormido, le preguntó.
- Sí ya abuelo, pero ¿por qué nunca nos dices que pasó en Yardley Gobion?
- Uhhh, pues no recuerdo yo nada de eso -dijo Barrilete, que se levanta, se despide de los nietos y entonces apaga la luz, y luego apaga la luz.