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O Derradeiro Esquío De Gogburgh



Es este instante exclusivo y asombroso que apunta la escopeta del destino,
por eso comprendo el color de la ley violenta,
las piedras afiladas, los sin sombra, la enfermedad del acero y del andrajo, las cicatrices, las espesuras de mástiles de los barcos fantasmas de Whitby,
la orquesta colérica del terremoto, tan sincero y tan soberbio, la risa ebria del tractor, levantándole los vestidos a las colinas galesas;
recuerdo el estilo de la vieja que vendía marihuana con ojos profundos, y el chófer del microbús cruzando aquel puente
ahora soy quien define los brezos, también los edificios, las tonadas definitivas, y el gesto en agua inmóvil de los cinco arroyos de Sheffield;
lo mismo desembarcan del recuerdo aquellas enfermeras violetas; o las ovejas profanadas de Escocia, o ando buscando al Main desde las alturas del mal, y, aunque me encuentro en sus obras de pesadilla, en los cromos y en las sepulturas de Yardley Gobion, soy lo errante, lo montaraz, lo ausente,
soy el octavo pasajero del viaje, la rueda andariega, ya no tan extranjera, untada de países celtas, la sirena patológica del Mar Germano, arrinconada en las distancias desmejoradas del pretérito, con las cejas llovidas de gaitas; aterrizó en el minuto de los penaltis despellejada, y cerró los ojos,
Ahora, adentro del invierno, y el momento del hueso inútil y abandonado; agarro mi recuerdo, y es frío , agarro mi palabra,
y mi osamenta no ignora cómo se anda andando, para llegar con mi sangre a los muelles de Liverpool







Fue tiempo de canciones en Bristol y Newcastle,
de decapitados en Leeds,
y la ardilla de ceniza, acebo en Worcester y grosella negra
sol plomizo de herrumbre, Crookes Road, en la caída estrafalaria, cosas de locos,
pubs  con mucha tibia, mucha paja,
y un paraguas incontestable para detener excusas,
goteado de siglos y gestos de revoluciones industriales,
volcán en Lincoln,
manada de héroes
 vestida de GRIS confederado,
manada de tribulaciones que engendraron la Causa,
recuerdo que hubo ediciones
en que pedí prestada la danza al diablo
y a los dioses del Norte el valor
hoy  no vendo la Ronnie Farras por quince silencios,
y este juramento negro
que se pasa comiendo estrellas y asuntos,
y bebiéndose, a cada año,
todas las cosechas del lúpulo feroz;
inventar una Anglogalician
echársela a la espalda, en vértice, con toda su Grandeza
y sentir el manto púrpura;
voy a degollar este canto con mi burla;
asumo toda las bajas  atribuidas;
por eso escribo, desde las plataformas de Gogburh, los varios estados trascendentales,
mandato de existir y devenir testarudo;
he aquí que yo corono de laurel las glorias antiguas y futuras, francamente;
además, digo por joder: 3-0, digo: XVI is coming, digo: GALIZALBION PREVALECE ,
y la verdad colosal levanta la cabeza desde Land's End a John o' Groats,
como si se le hubiesen roto las cañerías a la conciencia;
mi sueño define, UNO, con bayonetas, con  heliotropos, en la eternidad honorable u honorable; con Honor se duerme mejor
soy yo, y no van a sollozar las atmósferas por esto, aunque se le perdieron los estilos matemáticos a los agoreros, los estilos que van del ocho para los galaicos al siete para los ingleses; me voy haciendo a la mar, una vez más
y mi tranca talla la estatua innominada a los cobardes